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La persona correcta en el momento equivocado... Otayurio por konohanauzumaki

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Notas del fanfic:

Otabek X Yurio 

Yuri on Ice

Después de haber salvado Otabek a Yuri de sus fans, en lo alto de Barcelona, los dos se encontraban a solas, llevados ahí por el kazajo, en un momento que los reunía, después de tanto tiempo. Y, tras contarle sobre que ya se conocían de antes,

-Y entonces, para decirme todo eso me trajiste aquí, ¿no, Otabek?- cuestionó, inquieto, el ángel ruso, sin disfrutar esa puesta de sol que cubría el cielo de los dos.

-Bueno, yo, quería platicarlo sin que nadie nos interrumpiera, Yuri- expresó Altin, nervioso, pero, sabía que el ruso no tendría tanta paciencia con alguien a quién "acababa de conocer", no él, no Yuri Plisetsky.

-Lamento no poder recordarte- respondió el ojiverde, ya no tan parco, pero si bastante desconcertado aún.

-No te preocupes, sabía que no lo harías, después de todo, eras muy joven y, yo era solo un alumno más. Pero, yo no podría no recordarte, no cuando nunca olvidé esa mirada de soldado que tenías...- declaró, armándose de valor, Otabek, impactando y sonrojando levemente al rubio.

-Otabek... En serio lo siento- comentó Plisetsky, apenado, viendo un dejo de tristeza en su rival de patinaje.

-¿Sabes? Cuando llegué a la final, pensé mucho en si decirte esto o no. Pero, al final, sabía que no podría patinar contra ti si no te lo confesaba antes. Es algo que no dejaba de pensar... No dejaba de pensarte, no cuando yo te buscaba en cada amanecer, eso es algo que, no puedo contener. Me disculpo por decirte todo esto, ya que no tendrías porqué saberlo, pero, prefiero ser sincero, Yuri- confesó Altin, dejando atónito a Yurio, y aún más al proseguir-.  Aunque hoy, que por fin te he reencontrado, no sé cómo decírtelo...

-¿Decirme qué?- preguntó el ojiverde, ante un momento que jamás había vivido. Con lo que, Otabek, respirando hondo, le confesó, en un color de voz lleno de sentimientos puros y sinceros, hacía el hada rusa.

-No soy muy bueno hablando, pero, mi corazón es el que te ha de hablar... Yuri, todo de ti me gusta, tu talento, tu determinación y dulzura. Cuando creías que nadie se daba cuenta, yo te veía, cuando te esforzabas de más, y caías rendido; cuando tus rutinas eran perfectas pero tú querías más. Perdona por hacerlo, pero, tus pupilas eran las que me atraían a solo contemplarte, oculto entre lo que empezaba a sentir, y lo que tú ibas a pensar de mí. Yuri...

-¿Por qué no me lo dijiste? -le reclamó el pequeño, mordiéndose el labio inferior, respirando fuerte.

-Solo mírate y mírame. Eres hermoso y talentoso. Tus cabellos, tu rostro, todo tú; ¿Cómo te habrías de fijar en alguien como yo? ¿cómo, hace tres años iba a decírtelo, sí sabía de antemano que iba a pasar lo mismo que ahora?- declara, triste, Altin, reflejando en su mirada la distancia entre sus recuerdos y tanto amor, jamás entregado.

-Eres un estúpido por pensar así!- reclamó Yurio, gritando, entre su impacto, su molestia y, bastante tristeza.

Otabek no se movió, atónito ante lo que Yuri le gritó, dolido al escuchar eso de aquél chico que él tanto...

-Yuri, yo...

-Eres casi perfecto, pero, no te das cuenta de eso. Tu poder y determinación, la manera en que te plantas en la pista y haces tu rutina, y tu cuerpo, se mueve  de forma que hace que uno no pueda dejar de mirarlo. Si piensas que no me iba a fijar en eso desde hace mucho, te equivocas...

-Yuri, eso, ¿qué significa?

-Que tienes la culpa por no haberme dicho antes las cosas.

-¿A qué te refieres?- cuestionó el moreno, desconcertado, mirando como se enojaba aún más Plisetsky.

-A que, a que si tú me lo hubieras dicho antes, yo... quizás entonces yo...- contestó, apesadumbrado, mirando el suelo y apretando sus puños- Yo... No me hubiera fijado en él.

La confesión del ojiverde había dejado correr la sangre helada en el cuerpo de Altin de golpe. Lo acababa de entender todo,  en la derrota que significaba lo que no quería aceptar, pero, que esa cara de dolor de esa hada le descubría ese temor que tanto lo había recorrido, a que eso pasara un día... 

-Es Viktor, ¿no?- le preguntó el kazajo en un tono bajo, queriendo al tiempo no escuchar la respuesta. 

-Si, si... ¿Tan obvio soy?- dijo el rubio, desatando la tempestad para el héroe, al descubrir a su rival sin comparación.

-No, pero lo supuse porque es él, y no podría nadie culparte- expuso el alto, agitado por dentro, con un sonido hueco en su interior.- Tú, ¿estás enamorado de él?

-No, él, me gusta, gustaba, pero...- espetó Plisetsky, bajando su mirada y, apretando sus puños, dándole una pequeña esperanza a su nuevo amigo.

-¿Pero? 

-Pero, te reencontré tarde... Yo, desde hace tiempo decidí algo, y eso es que necesito olvidar lo que sea que por él siento. Aunque sea una tontería, pero, necesito hacerlo. Y al tiempo, no te mereces esto, ¿sabes? tú no- confesó Yurio, mirando de nuevo a Otabek, derramando lágrimas tibias y tristes en un momento lleno de tribulaciones para ambos.

-No puedes decir qué me merezco Yuri. Al final, por no arriesgarme y aceptarlo, te perdí, de todos los modos posibles. Pero aquí estoy y no pienso alejarme de nuevo de ti- respondió el alto, acariciando la mejilla izquierda del chico al que amaba con todo su ser, siendo fuerte para no llorar.

-Eres la persona correcta en el momento equivocado, Otabek- declaró Yuri, rompiendo en dos el corazón de aquél chico que lo amaba desde que lo conoció, tres años atrás.

-Yuri...- susurró Altin, si apenas con voz.

-Yo no te merezco, no cuando en un momento como este te digo que necesito a él olvidarle.

 -¡Déjame ayudarte entonces Yuri!- exclamó, con determinación, el pelinegro.

-Pero, no es justo para ti- declaró el rubio, llorando aún más,  con lo que, el moreno se acercó y lo abrazó. Un abrazo profundo, duro y hermoso, donde las lágrimas del ojiverde mojaban el pecho de aquél hombre fuerte, quien, mientras más apretaba su cuerpo al del chico, no podía evitar derramar unas solitarias lágrimas.

-Yuri, yo por ti, haría lo que fuera, aún sea esperar todo el tiempo, con tal de verte feliz. Quizás no sepa cómo hacer que Viktor, justamente él, salga de tu corazón, pero, sé que haré todo cuanto esté en mis manos para, siquiera, recuperar esa sonrisa tuya que, llenaría de calor a toda Rusia en el invierno más fuerte, en un solo instante- confesó Otabek, al oído izquierdo de Yuri, impactando al chico, quien, en su pecho, el calor que solo entrega el verdadero amor, podía percibir... aunque, quizás, era su propio calor ante el amor en esas palabras.

No había más palabras. Sin mañanas ni después. En ese mirador donde empezaban a destellar los primeros luceros de la noche, con un cielo fundido de azul y lila. 

-Otabek... - susurró Yuri, mirándose ambos, temblando y abrazando con fuerza al moreno, aferrando su chamarra con sus dedos. Con una mirada tan bella, como si la aurora se hubiera posado en ella, porque, pese a las lágrimas contorneando sus ojos, esta transmitía aquello que, Otabek había mirado esa noche donde, por vez primera, en ese salón de ballet, se habían encontrado los dos... Amor.

-Yuri...- pronunció Otabek, y, sin resistirse, sus labios acercó al ángel, lentamente, con una ternura increíble, para, cerrando sus ojos, en un reflejo que el ojiverde imitó, besarle... Besarse...

En un toque inocente, dulce, que guardaba el cúmulo de muchos sentimientos entre los dos. Dejándose llevar por unos segundos, donde, sus labios no se movían, solamente, el alma del otro rozaban, en ese gesto de amor y dolor, que los hacía al tiempo derramar lágrimas desde el fondo de sus corazones. Haciendo que los dos fueran libres de ese amor no correspondido, pero que se juntaba en ese beso, el primero de los dos.

Al separarse, Otabek aún pudo contemplar por unos instantes, la faz angelical de Yurio, con sus ojos cerrados, tras haber recibido ese beso de verdadero amor...

Entonces, el ruso, saliendo de ese momento, de golpe se separó de Altin, dando un paso atrás, sin saber que decir, pero, conmoviéndose de golpe al mirar la sonrisa llena de amor que Otabek le profería.

-Yo, te puedo amar Yuri... Deja que te enseñe que el amor puede ser felicidad... Déjame demostrarte que soy la persona correcta, en el momento correcto...

-Otabek...

-Yuri, yo, te amo...- agregó el moreno, haciendo temblar a Plisetsky con ello, llenándole los ojos de lágrimas de nueva cuenta, y, haciéndolo sonreír, sanando este pequeño hecho el corazón del kazajo.

-Sigues siendo igual de necio ¿verdad?- contestó el ojiverde, de manera dulce, recordando el pasado, a lo que Altin, afirmó con su cabeza-. Entonces, también sabes que pienso que eres un tonto, por fijarte en mí.

-Hace un momento me reclamaste el por qué no te había dicho antes todo y ahora me reclamas que me fije en ti- contestó el moreno, serio, desconcertando a su joven amor.- Pero, como dices, soy un necio, pero no un tonto y no me rendiré por ti; ganaré ese título, pero sobre todo, voy a pelear contra tus fantasmas y sentires; no me detendré hasta que, un día, seas tú el que me bese... Ese momento, donde sabré que quieres estar conmigo Yuri. 

-Sabes que soy yo quien ganará el Grand Prix final- dijo Yuri, confiado y sonriendo, poniendo un reto entre los dos.

-Y sabes que yo ganaré tu corazón...- agregó Otabek, rozando los cabellos de oro de su amor, volando al viento, moviendo sus dedos hasta dejarlos en la barbilla pequeña y afilada de ese hada-. Y a ti...

-Eso lo veremos, Otabek Altin...- respondió Yurio, ante la determinación de ese hombre, quien, le hizo sonrojarse sin más.- Ahora, vamos a comer algo.

 Y entre dos corazones quebrados pero de cierta forma, más libres, con el peso de la competencia de sus vidas a la vuelta, y sabiéndose menos solos ahora que se habían encontrado, a pesar de tener sentimientos tan diferentes y encontrados, ambos jóvenes, en la moto del kazajo, partieron, a un mañana desconocido para sus carreras y su corazón.

Continuará...

 

Notas finales:

Gracias por leer. Espero tus reviews!! 


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