Byun Baekhyun es reconocido a donde quiera que vaya como un excelente Chef. Incluso, como un Chef millonario, no existe nadie quién pueda ganarle a sus especialidades culinarias, muchos han sido quienes los han intentado pero ninguno puede.
Sí, para todos él es así, pero es que nadie lo conoce en realidad
¡Una maldita mierda!
Fue lo que se escucho en toda la cocina del restaurante Draco, eran las 5: 02 Am y no se encontraba ningún alma en todo el lugar exepto por Byun Baekhyun el dueño del lugar, se encontraba ahí desde las 4 am intentando perfeccionar una receta que lo tenía hasta la médula, esa maldita receta no le salía como él quería. Todo era muy frustrante últimamente, no lograba crear nuevas recetas desde hace tanto tiempo, comenzaba a pensar que estaba perdiendo su esencia en la cocina.
¿Por qué no lograba crear nuevos platos?
En unas de sus rabietas término echando a todo su personal, y en pocos horas ya tenía a nuevos empleados. Claro, quién rechazaria un puesto en uno de los mejores restaurante.
Está vez, contrató a gente muy joven esperando que así no serían tan molesto como los anteriores, la mayoría de los nuevos Chef eran muy recomendados excepto por su nuevo sous Chef quién había sido el ganador de una competencia en televisión de un famoso canal de cocina. Ese chico no tenía ni mínima experiencia, aún así lo contrató sólo para probar suerte. …se mismo día lo conoceriá ya que sería el primer día del joven en el restaurante.
-¿Por qué mierda no sales?
Se preguntaba así mismo mientras desechaba lo qué había hecho por la basura.
-Una maldita mierda -gritaba frustrado Byun, levanto la vista al techo y suspiro intentando tranquilizarse un poco.
En estos últimos meses todo iba de mal en peor, problemas con el personal, problemas con el banco, y ¿En serio una demanda por incumplimiento de contrato?
¡A la mierda todo!
Pensaba Byun.
Hace mucho que sus clientes ya le estaban exigiendo nuevas platos para disgustar en sus restaurantes. Porque sí, había algo que no se podía negar, que cada uno de sus platos que se sirvian en sus establecimientos eran unicos y especiales. Pero los humanos siempre se casan, se aburren de siempre lo mismo, aunque, más de una vez haya tenido que mandar a improvisar cualquier plato a uno de sus Chef sólo porque un cliente exegiá algo diferente.
Hace mucho que ya había comenzado a crear recetas en su mente, incluso, casi todos los días creaba nuevas recetas, pero el verdadero problema no era crearlas sino hacerlos realidad, cocinarlas. Por alguna razón no lograba hacerlas como el quería, por ello, llevaba tiempo levantándose a las cuatro de la mañana para ir al restaurante y intentar cocinar esas recetas.
-¡No! Así no es como debe ser -grito.
-¡Tampoco! ¡Mierda! -voto todo lo que había cocinado.
-¿Por qué? No sabe a lo que quiero -llevó sus manos a su cabeza con frustración.
Después de pasar un buen rato allí, limpio todo lo que había hecho como todos los días y se dirigió al estacionamiento. Se detuvo al frente de su auto y dio largos suspiros, se dio la vuelta dándole la espalda al vehículo. Miro al cielo que hace poco terminaba se hacer su brillante espectáculo que era el amanecer.
Se mantuvo ahí unos segundos mientras escuchaba su propia respiración, cerro sus orbes color miel con mucha fuerza, al mismo tiempo que apretaba sus labios. Abrió sus parpados y su vista ya no era igual que hace unos segundos, era más borrosa. Unas traicionerás lagrimas bajaron por sus mejillas.
-Los hombres no lloran -dijó-.
Se agachó y apretó su mandibula.
-¿Quién soy yo para estar llorando? ¿Un niño? -dijo pausadamente.
-No solos los niños lloran, pequeño.
Escuchó una voz ronca dicirle eso, Baekhyun volteó haber de donde provenía esa voz.
Un chico muy alto se podía decir, cabello negro y orbes color café. Su cara no era larga ni tampoco muy pequeña pero si era un hombre guapo bien vestido. Desde el lugar donde sé encontraba Baekhyun se podía percibir el aroma de esa colonia que traía puesto ese sujeto, pues, Baekhyun tenía un gran don que era el olfato.
A penas logró ver al sujeto sé levantó de donde se encontraba un poco avergonzadó, porque esa parte de él que no quería que nadié viesé. Esa tipo lo había visto llorar. Pero había algo en su interior, algo como una clase de chisma o electricidad siento al escuchar esa voz gruesa.
¿Qué se suponía que era ese sentimiento?
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