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Barión por Vannar

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Notas del fanfic:

 

Disclaimer: Death Note no me pertenece, juradito, si fuese así, la peli de este 2017 ni en años luz (chiste mata ambiente).  

 

Notas del capitulo:

 

Un regalito para Matt y para mí, que, casualmente, cumplimos en la misma fecha ^^

Feliz cumpleaños para mí, para ti, para tú...

 

 

 

 

BARIÓN

 

 

 

 

Fragor en la mordida por contienda. Una humedad de bolsillo; corre veloz el duelo. Ranking de pisadas, ¿quién corre por el nogal? Mira sus ojos de color avellana. Light Yagami está en la puerta. Se dan un apretón de manos, lo invita a pasar, amigable, y discuten de clima y deporte; su hermana, Sayu, tiene gripe. Le vale menos que nada. Le vale, abreviado. Platican, además, de nanotecnología y su contribución altruista con el mundo: a Yagami le apasiona la idea de cambiar al planeta, sólo si es él quien regenera. Matt le pide disculpas antes de encender un cigarrillo, sin declarar que el motivo de la recaída es su gloriosa presencia. Por fin, Yagami frunce el ceño; tranquilo, hombre, no pasa nada. Tranquilo tú, que ya me lo termino. Acaba la conversación con una llamada de la esposa que, acelerada, le pide, con cariño, dulzura, incrementar la velocidad de huida. Misa le envía saludos, avisa Yagami.

—A ti y a Elle—depone (¡al fin!) Light. Matt le sonríe y le pide tiempo para tomarse el rato entre ambos a las buenas, de la tarde al día, sin su intención vivificada.  

—Te preparo un café…

—No te molestes, Matt, vengo de la casa, estoy harto de café; yo quiero agua.

—Ya vuelvo.

Le entrega el vaso, él se trae una coca-cola y charlan del mundo en ruinas con que cargan, más Yagami, que se lamenta seguido. Ver una lamparita encendida les dibuja una sonrisa cariñosa, y es Matt quien la borra para seguir charlando. Misa vuelve a llamar: su hijo se ha caído del columpio. Light lo calma por teléfono. Matt le promete un dulce a su ahijado, un carro, una motito a control remoto. Gracias. Misa está tan feliz de escucharlo que deja quedarse a Light en su casa. Pura felicidad.

—Ella es adorable—comenta, por decir, y Light se ríe entre dientes, removiendo el cabello sobre los ojos.

Matt le alienta a acompañarlo a preparar la cena. Como Light es huésped, Jeevas prepara papas a la francesa, carne asada y arroz con almendras; el invitado se encarga del jugo de fresa con leche, y Matt reconoce, iracundo (serenidad perpetua), que le queda delicioso. Exquisito, Light, si bien sólo sabe hacer de fresa —punto que Matt le resta, advirtiendo el por qué—. Platican, y el tiempo pasa: la cena está lista. Yagami se ofrece como altavoz.

—Debe estar dormido—lo excusa, mentirilla de por medio—; ya conoces al nene: no lo despierta ni Dios.

Sabrá eso y aparte, sí. Sabrá del nene sobre siesta, postura, comida, jugo de fresa y cómo le gusta que se lo hagan. Matt lo escolta al comedor y sirve para ambos, sin el niño lindo. Hablan de mecánica cuántica, videojuegos (lo mismo en par), moral y espectros. Pasado, aclaración. Recuerdos de sus travesuras, premios, debates y bullying. Light era popular en la escuela, como Matt, posiblemente mejor. Near y Mello, el dueto naval, permanecen juntos, ocho años ahora. Misa y su ahijado no son mencionados por Light, lo que enfurece a Matt (mueca inamovible). Ignora su argucia. Light Yagami se ríe alto, tratando de llamar la atención del otro habitante. Atrevimiento fulguroso que Mail no advierte ni evita, con una risita camuflada a base de chistes perversos. Un ruido en la planta alta calla a los dos amigos.

—Lo hemos despertado—dice, carisma volando por la mesa.

—El nene es así—responde, bajando los hombros—, ya lo conoces.

—Nunca fue mimado—manifiesta, sonriente—, no conmigo.

Pillado. Matt frunce el ceño y cruza los dedos sobre la mesa, sin la PSP entre las manos. Light lo mira, empatía y desdén, con los ojos andesinas. Un ruido en la planta alta. Matt destensa el lance con un comentario ameno, que le vino de maravilla a Light. Hablaron del nene muy cómodamente, si acaso no estuviera. Nene lindo. Matt se pone histérico de ver a Yagami sonriente y listillo, sabiéndolo, presintiendo como genio y señor. Su apodo en la universidad era Kira: las chicas lo veían, mantenían cara de obtusas sin remedio y fingían un ataque al corazón; los varones le detestaban a muerte; materia o deporte, intrascendente, aniquilaba con su primer puesto. Kira.

—¿Qué pasó con esa chica… la morena?

—¿Kiyomi? Se casó con el capitán de equipo, Mikami; agrego, por obviedad, que no me sorprende—Terminó de comer. Fue al baño y enseguida estaba en la sala de estar, con Matt.

Notaba el giro de ojos castaños sobre la habitación, el movimiento mesurado de su mano. Estaba ansioso, aunque supiera que el espacio de tiempo dado por (para) Matt era tetra y no envío. O por ello, ansiedad.

—Matt-kun—llamaron arriba. El nene hacía ruido en su habitación.

—Estoy abajo.

Mira a Light y confirma que ha caído. Yagami calla, creyente fiel de su astucia. Los pasos cansados en la escalera no le tientan lo suficiente; espera.

—Yagami-kun—saluda L, mirando a Matt, con fría curiosidad.

Light Yagami atiende a la cortesía y voltea a ver. Jeevas observa jubiloso el abrir de los ojos mieles. Elle, su nene lindo, está tan pulcro sin ropa (Mail mismo se la quitó, fijo en el acierto) que, hasta él, que desea reírse, se mantiene sin garganta. L se lleva un pulgar a la boca, zafio y mezquino, inspeccionando los caprichos de su amante, los suyos propios y la indecorosa situación que se cierne a sus caderas. Matt se pone de pie, camina hacia L y lo abraza, a sus espaldas; le besa la mejilla. Elle sigue impávido, atisbando un destello siniestro en los ojos de su amigo.

—Yagami-kun—empieza; Light recorre, visualmente, su piel, casi sensualmente, y Matt gruñe en el oído de su nene bonito—, es notorio que las funestas predilecciones de Matt-kun culminaron sobre tu persona, sin motivo racional, aparentemente. Permíteme disculparme y, además, pedirte que escapes de tal tesitura estúpida—Sorprendido, Light observa con cuidado el agarre firme de Matt sobre su… Elle, que nunca decía palabra corriente como “estúpido”, seguido. Al menos, el castigo de la abstinencia.

Light sonríe, camina hacia ellos y muestra su mano.

—Agradezco el ofrecimiento, pero estaba a punto de irme—Elle la toma y Light se descompone por dentro (serenidad perpetua), le suelta galantemente y se dirige a la puerta, con L a su derecha y Matt tras el nene, sin soltarlo. Yagami no despega los ojos de las piernas pálidas y curvilíneas, las caderas y cintura estrecha, estrechísima, blanca, suya, suya, suya. Misa le llama, él aprovecha para despedirse del todo, desapareciendo gratamente.

—Kira estaba babeando—susurra Matt sobre su nuca, sonriendo. L cubre una risa ponzoñosa—, yo igual, si es que pensabas aclararlo, nene—Las manos trigueñas le acarician la cintura mientras le da la vuelta. Le besa la cara entera, los hombros, el cuello. Matt recibe (¡amor!) el rudo beso de su amante; L, desesperado de preámbulos, besa y muerde, hallando lo que bajó a buscar—. Mi nene lindo, lo tienes todo enamorado y dispuesto, ¿me dejarás como a él?

Matt escucha, durante el hacer del amor, la afirmación que dista a Light de él mismo. La promesa a la que Elle acude cuando llora de tanto estremecer en el pecho, y el hermoso afán.  

Te amo, Matt-kun.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

¿Les gustó? 

A la que adivine mi edad le regalo un drabble (al estilo AY, de más de quinientas palabritas) de la parejita que quieran (excepto WatarixNear, eviten a Watari, mejor dicho xdxd). 

Sobre el fic, lo hice porque yo tengo amor por ambos muchachos, digo, con Elle. Light o Matt, me gustan ambos con L, aunque aquí gane por poquito el amor en serio... Matt, al parecer, tu cumple no tiene que ver con el triunfo xD

Espero sus lindos rws (críticas justificadas, ajá, o correcciones).

Un beso :* 


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