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Acordes de Libertad por andherezu_rosui1

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Notas del fanfic:

Como saben perdi mi cuenta por cambiar contraseña despues de lo que paso con el ojo feo ese del hacker que nos clausuro la pagina hace unos meses atras.

Despues de mucho meditarlo decidi subir las historias de nuevo con la esperanza de que las lectoras que seguian mi serie pudieran saber que fue lo que paso.

Pido perdon a todas por ser capaz de recordar mi contraseña. (Hace dogueza)

Espero puedan disfrutar de la serie de nueva cuenta. Mi nick solo cambio por un digito no creo que sea dificil reconocerme.

De ante mano gracias y para las lectoras nuevas espero puedan disfrutar la serie y darle una oportunidad.

Notas del capitulo:

Bueno aqui les dejo el primer capitulo... De nuevo...

(=.=)U

Capítulo 1: Solo…

 

 

-¡Ya basta! -Gritaba eufórico un hombre de cabellos oscuros y ojos negros tan vacíos como la oscuridad de la más terrible noche.

 

Sus ojos no reflejaban luz, no decían nada, ni sentían nada. La mirada del patriarca de la familia Uchiha, Uchiha Madara era de temer cuando no se hacía lo que demandaba, aun con el paso del tiempo su condición como jefe se mantenía.

 

Para Fugaku la mirada que le dedicaba su padre cada vez que tenía la desdicha de toparse con él era despreciable. Odiaba que nunca en todo el tiempo que llevaba de vida su padre le hubiera dedicado alguna palabra de aliento o cariño. Cuando era un niño se esforzó por complacerle, hizo cuanto pudo para ganarse un poco de reconocimiento de su padre pero sus esfuerzos cayeron en un saco roto.

 

La decepción y el odio que se acumuló en él; solo pudo salir cuando descubrió... La música… Su mundo gris había cobrado color y le había devuelto el sentido a su existencia.

 

Había comprado una guitarra de segunda mano color ébano y con mucho entusiasmo había aprendido a tocarla; era feliz aun si no tenía el mérito de su padre. Pero ahora ese único atisbo de felicidad se veía amenazado pues su padre había descubierto que tenía una debilidad...

 

-No importa lo que digas no me desharé de mi guitarra.- Dijo con decisión el menor mientras regresaba la guitarra adornada con el emblema de su familia en el centro, a un estuche rígido de color negro.

 

-¡Fugaku, es la última vez que te lo diré! ¡Ese ruido que llamas música no es de utilidad, para el heredero del imperio Uchiha! ¡No seas estúpido!- Dijo el mayor ácidamente observando todos los movimientos de su hijo mientras se desplazaba por la habitación que estaba en completo desorden.

 

Este último se dio la vuelta y cargando con una pequeña mochila, donde había un par de jeans y una chaqueta, en las manos se dirigió a la puerta de la habitación que prácticamente estaba bloqueada por su padre, por un momento titubeo al ver el rostro enfurecido del hombre consiente por primera vez de que sí salía de ese lugar ahora sería imposible regresar.

 

Desde el momento que cruzara la puerta estaría solo....

 

Al notar la breve indecisión en sus ojos Madara decidió lanzar un ultimátum a su hijo; la música le hacía débil. ¡Un Uchiha no debía dudar jamás!

 

-Fugaku...-Le llamó el mayor -Sí te vas asumiré que mi heredero ha muerto. –Sentenció el mayor.

 

Las palabras duras y frías de su padre le golpearon en la cara, o al menos así lo había sentido al notar que su padre había utilizado la palabra "heredero" en lugar de llamarlo “hijo”; sintió frio y un gran vacío acumularse de golpe en su corazón.

 

Para su padre el lazo roto que compartían no significaba nada…

 

Levantó la mirada hacia su padre desafiándolo por última vez, esperando ver algo en sus profundos ojos negros; como incertidumbre o tristeza, tal vez tan grande como la que él sentía; pero lo único que encontró fue indiferencia, tan hiriente como la mirada desdeñosa que su padre siempre le dedicaba.

 

Se iría. No podía quedarse ahí; no quería perder lo único que tenía sentido para él. Su padre podía meterse por donde quisiera sus palabras. Sí iba a ser desheredado no importaba, lo único que siempre necesitó, sólo en la música lo encontró.

 

Pero un último sentimiento insano de esperanza lo hizo probar una vez más.

 

-Padre....-Lo llamó temeroso de mirar su rostro a lo que el mayor sólo respondió con aún más veneno.

 

-¡No creas que sacaras nada de mí llamándome así, después de que abandones esta casa estarás muerto para mí!- Dijo aseverando su rostro en una mueca irascible.

 

- ¿Escuchaste bien?- Dijo serio al descubrir que era un ingenuo irremediable y dolido dijo - Esta es la última vez que te llamaré así....- Hablaba mientras se dirigía a la puerta, al pasar al lado de su padre este le detuvo con la mano sujetándolo por el brazo.

 

-¿Estás seguro?- Dijo sin siquiera mirarlo, a lo que el menor apartándose de su agarre contestó.

 

-No espero que llores por el hijo que perdiste, pero yo lo hare por el padre que nunca tuve- Dijo casi tan triste que dolía, siguió su camino sin molestarse en mirar hacia atrás. Su padre era un monstruo y eso nunca cambiaría.

 

Al llegar a la puerta el grito enfadado de su padre le detuvo brevemente de nuevo.

 

-¡Fugaku! ¡Te ordenó que regreses!- Gritó haciendo eco en las paredes de la mansión. Desde lo alto del segundo piso su padre parecía insignificante casi… Humano. El aludido ni siquiera se molestó en mirar a su padre, nuevamente. Y salió de la casa sin rumbo, sin hogar y sobre todo solo...

 

Divagando sobre lo que haría llegó a un parque, que colindaba con una universidad de mujeres. Se quedó mirando el nombre de la escuela largo rato perdido realmente en sus pensamientos, tenía hambre, el sonido extraño de su estómago lo proclamaba. No tenía dinero y el olor que sentía de los takoyaki que vendían en un puesto cercano a él; le había recordado que necesitaba comer, revisó su cartera encontrándose con solo unas cuantas monedas y un miserable billete de 100 yen, no podría comprar nada con eso, ni siquiera conseguir un lugar para dormir, su estómago protestó una vez más y no pudo evitar soltar un suspiro de resignación.

 

Estaba seguro que el hambre seria sólo el principio de sus problemas.

 

Tan inmerso estaba en sus pensamientos que no se percató cuando las mujeres que salían de la universidad y se dirigían a sus dormitorios le miraban sonrojadas y curiosas, de saber a quién había ido a ver; de quien sería novio, etc.

 

Una joven de cabello negro azulado y mirada esmeralda no era la excepción, le miraba curiosa, y al notar o más bien suponer la situación en la que se encontraba no pudo evitar sentir pena, se dirigió al puesto de comida y compró dos raciones una para ella y otra para el joven moreno que le intrigaba.

 

Mientras se acercaba a el chico se preguntaba cómo darle la comida, parecía solitario y triste pero tenía cierta aura de dignidad que cautivaba a quien mirara demasiado tiempo; pudo notar que era muy guapo, tenía los ojos de un increíble color negro tan sólidos que era imposible no ver en ellos todo lo que soportaba en ese momento, Fugaku ni siquiera notó que se había sentado junto a él.

 

Por un segundo, el hecho de que no la notara, le había molestado pero pensó que no tenía razones para enojarse era obvio que ese chico estaba lo suficiente preocupado como para prestarle atención, pero tal vez no ignoraría una buena ración de takoyaki, por lo que extendió el plato hacia él obteniendo una mirada crispada por ello.

 

-"Lo sabía... Es orgulloso"- Pensó satisfecha la joven; al parecer el chico aún tenía una pisca de orgullo a pesar de su aparente situación.

 

-¿Té importaría ayudarme a comer esto?- Dijo ella con una despreocupada sonrisa- Una amiga me ha pedido que las compre pero me mandó un mensaje donde dice que le salió un asunto que atender- Mintió

 

-...........-Fugaku  permaneció callado unos segundos mirándola fijamente, tenía los ojos verdes y su cabello era oscuro, podía decir que era muy parecido a él, era raro, parecía una familiar y no una extraña vio como ella hacia una mueca de decepción al notar que no tomaba el plato que le ofrecía aun si había mentido tenía hambre y una oportunidad como aquella no podía dejarla ir.

 

Por lo que alargó su mano para tomar el plato y comenzar a comer, ella se sorprendió por un momento cuando le vio comer pero enseguida volvió a sonreír, y ella misma comenzó a comer contenta.

 

-¿Están ricas verdad?- Dijo ella.

 

-Si...-Fue su breve respuesta.

 

-Soy Mikoto Haruno- Se presentó – ¿Y tú? -Él la miro un momento antes de contestar.

 

-¿Porque quieres saberlo?- Le interrogó, consiguiendo otra mueca de sorpresa de la chica, era raro que se le acercara, primero debía saber sus razones para hablarle.

 

-Yo… Solamente tengo curiosidad. Sabes no deberías ser tan desconfiado- Recriminó ella con un puchero.

 

-Pues para alguien que se acerca con mentiras ese argumento es un poco...- Empezó el lanzándole una mirada despectiva.

 

-¿Te diste cuenta? - Se rio brevemente- Pero no fue con mala intención, té vez como una persona cerrada y si te las diera sin razón seguramente te hubieses ido enfadado ¿Verdad?

 

Mientras ella se explicaba, el moreno no pudo evitar darle la razón; aunque ahora que había dejado de ser un Uchiha no tenía motivos para recriminarle nada.

 

- ¿Y bien? ¿Me dirás tu nombre?- Insistió al ver que no decía nada.

 

-.... Uc...Fugaku...me llamo Fugaku- Dijo concentrando su atención en la comida.

 

-Fugaku-kun y ¿Dónde vives? - Comenzó su interrogatorio una vez más la morena- Yo vivo cerca de aquí- Dijo señalando la dirección en la que vivía. Mikoto sonreía y movía las manos mientras hablaba. Aunque él no parecía escucharla no le importó, le conto sobre su trabajo de medio tiempo de que era huérfana y que vivía sola, también le habló acerca de su sueño de convertirse en una corresponsal y sin notarlo la noche iba cayendo y junto con ella la lluvia se avecinaba sobre ellos.

 

No fue sino hasta que una gota cayó sobre su mejilla que ella se dio cuenta de que iba a llover.

 

-Será mejor que vaya a casa antes de que llueva más fuerte- Dijo mientras tendía su mano hacia la lluvia-Tú también deberías regresar- Le sugirió segundos después, sin embargo la reacción del joven le decía que eso no era posible.

 

-No es necesario que te preocupes, estaré bien....- Dijo el moreno sin levantarse de donde se encontraba. Mikoto lo miro un rato y sacó su paraguas mientras se despedía del chico, él solo le despidió con una mano sin verla alejarse y minutos después la lluvia cobro fuerza cayendo sin piedad y mojándolo en segundos.

 

Ella se quedó unos momentos parada donde estaba observándolo; era extraño pensó no podía alejarse, aquel chico y ella no eran amigos ni nada pero le recordaba a si misma cuando supo que estaría sola.

 

Bajo la lluvia, Fugaku se preguntaba ¿Qué haría? Las gotas caían gélidas sobre su rostro, después de todo el invierno se estaba acercando era normal que una lluvia de esas fuese gélida. Se intentó abrigar con sus propias manos, movimiento que detuvo al notar que las gotas no le mojaban más. Alzo su vista y vio las pálidas manos de Mikoto mientras sostenía su paraguas y como hipnotizado, le vio mover sus labios pronunciando las siguientes palabras.

 

-Vamos a mi casa....

 

 

Continuará….

Notas finales:

Bueno aqui tienen nos vemos mañana.

Y si quieren dejen RR


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