Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Change for changes por Karasu_Seiko VI II I

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Autor: bite_to_all136

Publicación original: Change for Changes

Fecha: Mayo 22, 2016

-Oneshot-

Opinión personal: Qué les digo, Uruha y Kai como pareja en un angst que va pasando de poquito a poquito al fluff~

Notas del capitulo:

Dejé un Aoita a medias, soy terrible ; ;

Es sólo que me quedo sin tiempo, pero el DIK se respeta y no puedo quedarme fuera (?)

 

Era un patrón de comportamiento interminable, uno del que Kai asumió que nunca se cansaría.

Peleaban, rompían, y después volvían a estar juntos. Era un círculo vicioso, y él no podía calificarse como nada más que un masoquista por sentir tal deleite en un proceso que a la mayoría no le provocaba más que dolor. Esas peleas le producían una emoción que no podía encontrar en ninguna otra parte, una emoción que ansiaba como a ninguna otra. Los rompimientos le dejaban con un agujero en el corazón tan abismal como para competir con las profundidades del núcleo de la tierra, pero era ese sentimiento de vacío el que siempre le daba una extraña sensación de satisfacción. Cuando estaban finalmente reunidos, cuando por fin habían dado vuelta a todo el ciclo y se perdonaban por sus errores o palabras dichas por enojo, era literalmente el sentimiento más estimulante del mundo. Se recostarían juntos en su cama de noche, se sostendrían el uno al otro, y no serían capaces de controlar las sonrisas de gratitud que amenazaban con aparecer. Y todo porque, una vez más, se estaban dando otra oportunidad. Retomaban la posibilidad de comenzar de nuevo y construir la relación perfecta, de estar unidos y ser fieles, de formar una conexión con la que la mayoría sólo podía soñar.

La sobrecarga de sentimientos que recibía de ese extenuante ciclo era enfermiza, casi acercándose al límite de lo mórbido, y aun así la anhelaba. Ver ese fuego instalado en los profundos ojos de Uruha, saber que una discusión terminaría siendo física o emocionalmente agotadora; todo eso era como una droga para él, y justo ahora se moría de ganas por la siguiente dosis.

Después de sentarse en la cama y estirar sus músculos entumecidos, miró hacia su regazo y tocó a tientas la cadena que descansaba en su pecho, para luego juguetear con el anillo de plata que colgaba de ella. Era un regalo que Uruha le había dado años atrás por su aniversario, y la noche anterior, durante su inevitable pelea, había considerado aventárselo para avivar un poco más el conflicto. De cualquier forma, por mucho que hubiese deseado llevar a cabo sus intenciones, se detuvo. Porque conocía a Uruha mejor que nadie en este planeta. Sabía cómo pensaba y sabía cuánto era capaz de soportar. Kai sabía que arrojarle eso a la cara, algo que simbolizaba su relación antes de que se adaptara al nivel actual de disfunción, era un acto que el otro no podría tolerar.

Amaba a Uruha, se preocupaba por él, pero se sentía incompleto. Por muy fuertes que fueran sus sentimientos por el guitarrista, sin importar cuánto tratara de detener el ciclo destructivo en el que habían caído, simplemente no podía parar. La sensación que alcanzaba mientras sufría por las peleas significaba más para él que los momentos felices e íntimos que compartía con su pareja.

A la vez le hacía sentir repugnante.

Le hacía creer que no merecía el amor de Uruha.

Aun así, no hacía nada por tratar de finalizar la relación por el bien de ambos. Porque necesitaba a Uruha, lo necesitaba tanto como a todas esas emociones indescriptibles que le provocaba ese vínculo tortuoso.

Con un suspiro, Kai finalmente se levantó de la cama y caminó hasta su clóset. Él y Uruha acababan de pasar por la etapa de las peleas, así que no se sorprendió de ver un enorme espacio vacío en el lado derecho, donde casi siempre estaban colgadas las pertenencias del mayor. Al pasar sus manos por la ropa restante, sintió que el agujero de su corazón se profundizaba; lo hizo sentir vivo y determinado a lograr que ésta fuera la separación más corta que hubiesen experimentado.

Después de cerrar la puerta del armario, dirigió su atención a una pequeña cómoda y se agachó para poder alcanzar el último cajón. Tomó un bulto de ropa enredada que estaba guardada dentro, para luego apretar el material contra su pecho y dejar caer la cabeza. Enterró su cara en las prendas, inhalando una combinación de sándalo y lavanda, un aroma particular que sólo Uruha tenía.

Había aprendido, después de lo que parecía ser su milésimo rompimiento, que el guitarrista siempre olvidaba su conjunto favorito para dormir cada vez que huía furioso y ponía un supuesto fin a la relación. Kai no estaba seguro de si el otro la dejaba ahí a propósito, sabiendo exactamente lo que haría con ella, o si algo de su propio hábito de olvidar las cosas se le había pegado a Uruha con el pasar de los años. Lo único que sabía era que estaba agradecido de que esas prendas estuvieran ahí, porque las pocas veces que había sentido como si la relación hubiera acabado de verdad, esos simples pedazos de tela le consolaban más que cualquier palabra o acción alguna vez podría.

Primero se puso la playera negra, luego se subió la pantalonera gris deslavada y amarró los extremos; la ropa de Uruha le quedaba un tanto grande, pero no lo suficiente como para no poder acomodársela bien.

Luego de lavarse la cara y arreglarse el cabello, se encaminó a la puerta con rumbo al estudio, esperando poder comenzar con la siguiente etapa de su ciclo interminable tan pronto como llegara.

—Oye, líder, ya es tarde —anunció Reita al momento que Kai cruzó la entrada. Recibió en respuesta una mirada gélida que lo dejó callado.

El bajista, al igual que el resto de la banda, ya estaba acostumbrado a la dinámica de sus dos compañeros. Los retrasos de Kai y sus expresiones sombrías significaban que tenían que dejarlo tranquilo; el retraimiento de Uruha y sus constantes errores en las prácticas significaban que no estaba dispuesto a conversar, y que además estaba viviendo en el sofá de Reita. Todos sabían que tenían que dejarlos solos durante esos ratos complicados, así que al batero no le sorprendió en lo más mínimo que, después del comentario del rubio, el cuarto entero se quedara en silencio.

—Lo sé, perdón por eso. Tuve un mal despertar esta mañana —Kai forzó una sonrisa y entró por completo al lugar, cerró la puerta y alzó una bandeja llena de bebidas—. Aunque traje té y café para todos, para tratar de redimirme por llegar tarde. Uru, yo-

—Está bien, yo no quiero —interrumpió Uruha antes de que el otro pudiera terminar su oración.

Kai se quedó mirándolo, para nada sorprendido por su comportamiento, y se limitó a asentir mientras el guitarrista cruzaba el cuarto contando un poco de cambio. Sabía que Uruha estaba contando el dinero suficiente para comprarse un café enlatado en la máquina expendedora, la que se encontraba en el pasillo del estudio de grabación. Sabía que estaba haciéndolo porque eso era lo que hacía cada vez que peleaban, sólo para tratar de fastidiarlo a él y a sus buenas intenciones. Pero por mucho que a Kai le molestara, a una pequeña parte de él aún le atraía ese comportamiento orgulloso.

—No te preocupes, Kai —Ruki caminó hacia el batero, ofreciéndole una sonrisa cálida, y posó una mano en su espalda—. Tu dinero no se desperdiciará. Tal vez Uruha no quiera tu café, pero yo me lo tomaré así como el té que me trajiste. Hoy necesito toda la cafeína extra posible.

Los dedos del menor aplicaron una ligera y confortable presión sobre la espalda de Kai, logrando sacarle una sonrisa apenas perceptible. Mientras que Reita y Aoi prácticamente se habían dado por vencidos con el noviazgo de sus amigos, Ruki siempre se mostraba comprensivo. En múltiples ocasiones había manifestado que esa relación era por demás tóxica, pero cada vez que hacía esa declaración, se aseguraba de acompañarla con un comentario alentador. Siempre decía que, a pesar de no estar de acuerdo con la forma en que se trataban, continuaría apoyándolos siempre y cuando fueran felices.

—Gracias, Ru. Eres el mejor —Le entregó dos de las cuatro bebidas que llevaba en la bandeja, después ofreció las dos restantes a los demás miembros, antes de tomar asiento en el sofá que se encontraba en el centro del cuarto—. Lo siento, chicos, pero ando un poco atolondrado. ¿Podrían recordarme cuál es el programa de hoy?

Un resoplido hizo eco por el lugar, y Kai levantó la vista para descubrir que Uruha había regresado; cuando cruzaron miradas, el más alto rodó los ojos. Antes de que pudiera instalarse más incomodidad en el ambiente, Aoi se aclaró la garganta y le respondió a Kai.

—Bueno, nosotros terminamos de grabar nuestras partes ayer. Se suponía que tú y Uruha vinieran a terminar también, pero nadie logró contactar a ninguno de los dos…

Kai sabía la razón. Porque él y Uruha habían estado en el medio de otra de sus intensas discusiones. Se habían gritado, y eso significaba que también se habían lanzado cualquier objeto que pudieran alcanzar sus manos; lo anterior, por supuesto, condujo a que uno de sus celulares (o en este caso ambos) terminara en el suelo, con más que la pantalla destruida y tal vez completamente inservible.  

—Perdón por eso —Kai bajó la mirada, sintiéndose culpable de que su vínculo inestable estuviera comenzando a interferir con el trabajo de la banda—. Si ustedes tres ya terminaron, entonces pueden irse a casa. Uruha y yo grabaremos nuestras partes y después podemos comenzar a mezclar el lunes.

Aoi y Reita asintieron, tomaron sus vasos de café y después se dirigieron a la puerta sin decir palabra. Kai sabía que era un proceso al que ya estaban acostumbrados, y por ello no le molestó que dos de las personas más cercanas a él parecieran no inmutarse ante el hecho de que estuviera angustiado. Después de todo, ellos sabían que en algunas semanas, o menos, todo volvería a la normalidad; ya estaban cansados de los jueguitos que tanto se empeñaban en seguir. En realidad Kai no podía culparlos por mostrarse desinteresados. Él también se habría dado por vencido hace mucho si estuviera en esa posición.

—¿Estás seguro? Puedo quedarme hasta que termines. Sabes que igual me gusta estar aquí mientras todos graban.

La oferta de Ruki desveló un pequeño halo de luz en el mundo ensombrecido de Kai. El vocal daba la impresión de ser insensible y sarcástico, y la mayoría del tiempo sí era justo así. Sin embargo, durante los momentos como éste en los que Kai se sentía inseguro, Ruki siempre sabía qué decir para levantarle el ánimo, aunque fuera un poco.

—Está bien, de verdad. De todas formas, Uruha y yo necesitamos hablar, así que sólo ve a casa y pasa tiempo de calidad con tu rata. Dile a Koron que la siguiente semana le llevaré un nuevo juguete para que lo destruya.

—Por qué no simplemente vas y se lo dices tú mismo, ¿eh?

El tono alegre que Ruki estaba usando casi logró que Kai olvidara su situación actual, pero mientras intentaba responder con un comentario igual de juguetón, sintió la mirada de Uruha quemándole en la nuca, provocando que regresara al ánimo sombrío con el que había llegado esa mañana.

Ruki, al parecer, notó la atmósfera tensa y le dio a Kai un apretón en el hombro, no sin antes dirigirle una mirada de compasión, para luego tomar su bolso y salir del lugar, sin siquiera atreverse a ver a Uruha a los ojos.

—Ya deberías haberte dado cuenta de que nunca me voy a poner celoso de Ruki, Kai. Así que ya paren de coquetear, es asqueroso.

Kai frunció el ceño ante el comentario venenoso. Volteó para poder mirar por encima del respaldo del sofá, con desconcierto esparcido en cada centímetro de su rostro. Lo que Uruha había dicho era algo fuera de lo usual. Después de una pelea, lo normal era que dejara de hablarle, por lo que Kai tenía que insistir una y otra vez hasta que el otro finalmente le daba la oportunidad de discutir de forma apropiada. Así que el comentario sobre Ruki que lanzó con tanto desprecio, provocó que se pusiera alerta.

Ésto era un nuevo trayecto en su ya conocida rutina, y ya no estaba seguro de qué esperar.   

—¿Coquetear? —preguntó Kai, levantándose del asiento para caminar unos cuantos pasos más cerca de Uruha, con los brazos cruzados—. ¿En qué jodida parte de nuestra conversación percibiste coquetería?

Uruha se limitó a rodar los ojos, luego se dejó caer en un banquillo y tomó su guitarra, la cual yacía en una repisa, para comenzar a rasguear notas al azar. —Supongo que no debería importarme que estuvieran tonteando dado el hecho de que ya rompimos.

Kai se paralizó. Él y Uruha se habían separado incontables veces, pero nunca antes, ni siquiera una sola, ninguno de los dos había dicho en voz alta que ya no estaban juntos.

Porque eso hacía las cosas demasiado reales.

—Uru, yo… —Kai se trabó con sus palabras. Sus pensamientos iban tan rápido que no podía descifrar lo que quería decir—. ¿De qué estás hablando? Nosotros-

—¿Cómo que de qué estoy hablando? ¿No recuerdas lo de anoche? Peleamos durante tres horas, Kai. Tres. Ya no puedo soportar esta mierda, simplemente no puedo. Yo sólo… estoy harto. Te amo, pero de verdad ya no puedo. Se terminó, y esta vez es en serio.

Así no se suponía que fueran las cosas. No se suponía que Uruha dijera eso. Año tras año, mes tras mes, día tras día. No se suponía que el sistema de su relación cambiara nunca. Pelear, romper, regresar. Así era como las cosas funcionaban. Pero al ver los ojos desolados de Uruha, Kai se dio cuenta de que hablaba en serio. Éste no era cualquier comentario cruel dicho para provocar otra pelea entre ellos. La declaración de Uruha había sido dicha por dos únicas razones: para informar, y para lastimar. Y basado en cómo el corazón de Kai se había desplomado hasta el fondo de su estómago, era acertado asegurar que el guitarrista había logrado justo eso.  

Aun así, se forzó a reír con ironía, rodando los ojos. —Lo que tú digas, Uruha. Vamos, terminemos las grabaciones para poder hablar de ésto después…

Porque tenían qué, no había forma de que no lo hablaran.

Horas después, luego de incontables errores por parte de ambos, finalmente completaron las grabaciones. Kai estaba consciente de que no era el mejor de sus trabajos, pero por el momento, con todo el desastre que tenía dentro de su cabeza, ni siquiera le importaba. Quería que esa tediosa sesión terminara lo más pronto posible, porque no sólo el ambiente había estado tenso e incómodo, sino que Uruha no se dignaba ni a mirarlo y eso hacía a Kai sentir como si se sofocara. La rutina a la que se había acostumbrado después de años de perfeccionarla finalmente se estaba desmoronando, y el sólo pensarlo le asustaba sobremanera.

—Uru —llamó suavemente, alzando una mano para posarla en el hombro del más alto, sólo para que éste evitara el contacto a propósito, aún negándose a reconocer su presencia—. Vamos, Uru, necesitamos ha-

—No, Kai, no lo necesitamos —interrumpió Uruha con tono apacible, y Kai sabía que era ridículo, pero esas cinco palabras se habían sentido como si le hubieran tirado agua helada encima—. Terminamos. ¿Por qué no puedes entenderlo?

—Porque sé que no hablas en serio —espetó Kai después de unos minutos, acercándose a Uruha un poco más, esta vez logrando tomarle del brazo antes de que el otro intentara soltarse—. ¿Por cuánto tiempo hemos estado juntos? No vas a terminar las cosas entre nosotros por culpa de una tonta pelea. Yo-

—No —Uruha se soltó del agarre de Kai, y se alejó para tomar su bolsa y comenzar a meter cosas dentro con prisa—. Ni siquiera intentes hacerme sentir culpable para arreglar ésto. Ya me cansé. Te conozco y sé que ésta no es la última vez que vamos a pelear, Kai. Es sólo que… estoy envejeciendo y no quiero lidiar con ésto por el resto de mi vida. De verdad te amo, ¿pero nosotros dos juntos? No está bien. Lo siento, pero ya no puedo. Pasaré en el transcurso de la semana por el resto de mis cosas.

Sin una palabra más, Uruha se echó la bolsa al hombro y se fue, sin siquiera dirigirle una última mirada al otro.

Kai se quedó ahí parado, incapaz de moverse, incapaz de procesar lo que acababa de pasar.

El patrón de comportamiento interminable, del que creyó que nunca se cansaría, acababa de dar un giro inesperado, y no estaba seguro de cómo sentirse. Lo cual estaba bien, porque en ese momento no sentía nada.

Estaba completamente entumecido.  

Notas finales:

Originalmente se trataba de un shot, pero decidí partirlo en cuatro capítulos. Creo que estaré publicando cada cinco días, si es que todo sale bien uwu

@KarasuSeiko


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).