— ¿Qué haces? —preguntó con la taza de café entre sus labios.
—Me aburro—profirió, conservando la extraña posición.
Él, Anthony Edward Stark, estaba con el fugitivo Loki Laufeyson. En una de las tantas propiedades que tenía, no sabía o no quería pensar realmente en cómo habían terminado de esa manera; ambos frecuentándose más de lo que piensan, comenzaba a ser riesgoso, pero no les importaba. Sólo querían salir de sus rutinas, viendo lo parecidos que son.
Normalmente estarían haciendo alguna de sus travesuras, ya sea Loki dejándose atrapar y Tony ofreciéndose a cuidarlo en la torre, ahí molestarían a los inquilinos con precaución. Para después elaborar una fuga milagrosa, Stark no quería pensar en las consecuencias que aquello le traería, sólo se dedicaría a disfrutar el momento. También estarían en la cama o en cualquier otro objeto que soportara su peso, teniendo sexo, sin embargo, hoy no se sentían con ganas para hacer eso.
Y como consecuencia ambos estaban jodidamente aburridos, buen día que habían elegido los villanos para descansar.
—Cuernitos, ¿no tienes algún truco de magia?
—Silencio Stark.
Entonces, toda la habitación comenzó a tornarse de verde brillante, los objetos a distorsionarse y a Anthony de verdad le dolía la cabeza, como si hubiese bebido la noche anterior.
Lo último que vio antes de desmayarse fue la sonrisa triunfal de Loki.
…
Despertó, viendo borroso a su alrededor, siéndole todo terriblemente distante. Si no fuese por el agarre férreo en su cintura, pensaría que ese no es su cuerpo.
Observó autos detenidos frente a ellos, personas corriendo, pánico colectivo y humo, muchísimo humo. Parpadeó confundido, no entendía qué sucedía. Se aferró a la persona a su costado, le estaba costando horrores mantenerse de pie y el mundo no dejaba de dar vueltas.
Sujetó su cabeza, cerrando los ojos, intentando mantener una respiración normal.
—No pensé que tendrías tantos problemas con el viaje en el multiverso—admitió ladeando la cabeza, intentando comprender el por qué.
Además sentía culpa por haberlo llevado, se veía tan frágil…Sacudió la cabeza, en un vano intento por hacer que esos pensamientos inoportunos desaparecieran.
Estaba tan ensimismado por aquello, que no sintió cuando Stark se desplomó en sus brazos.
Maldición.
Lo colocó en su espalda, saliendo de ese caos. Sólo había sido un pequeña explosión, los humanos eran tan dramáticos.
Una explosión necesaria para llegar a su destino.
Caminó, buscando una dirección específica, pero pasando por las partes menos transitadas, no quería llamar la atención, teniendo a un hombre desmayado sobre su espalda.
Le había servido bastante el recorrer los mundos en su juventud, mientras Thor perdía el tiempo con sus amigos. Londres siempre había sido uno de sus sitios preferidos.
Sonrió, finalmente lo había encontrado; 221B Baker Street.
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
.