FRAGMENTOS
—///Ven rápido al hospital. Ya es hora/// —
—///Espera no cuelgues///—
—Maldición, lo sabía, sabía que no debí dejarlo solo por hacer este negocio —Se recrimina un hombre de cabellos rubios, sus ojos azules se quedaron fijos en su amigo que solo asintió para abrir la puerta del auto para que entrara. Sabía por experiencia propia que era mejor no hablar por el momento, conocía muy bien a Arturo y ahora estaba hecho un mar de preocupación, angustia, como un manojo de nervios y no lo podía evitar. Él también estaba así, porque el tonto omega, esposo de su tonto amigo rubio debía estar en esa situación cuando ambos estaban lejos, lo único que podía hacer era manejar lo más rápido posible pero sin matarse porque si no, Morgana la hermana de su amigo lo agarra de las bolas y los colgaría boca abajo desde el edificio más alto…por amor a lo más sagrado que tenia era mejor llegar ileso al hospital.
—Todo va estar bien —trato de aligerar el ambiente, viendo los ojos azules de su amigo con fiereza por su naturaleza alfa, al estar lejos de su omega estaba a la defensiva, solo levanto las manos dejando como zanjado su buena obra del día para mejor manejar a su destino.
—Solo quiero ir donde esta él —respondió viendo la ventanilla del auto, tratando de no perder el control pero no era fácil, estaba angustiado y todo parecía tan surrealista, tan imposible de creer, solo fue unas horas atrás que hablo con su esposo, escucho su risa, la ilusión en su voz como la promesa de esperarlo a él, para que ambos estuvieran ahí en ese momento pero todo cambio, ahora su esposo, su dulce omega estaba en un quirófano sin él.,, Con la mirada perdida en el paisaje dejo que su mente volara, que recordara algunas detalles de su vida, junto a él. Junto a su Merlín. Su hechicero de ojos azules.
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El pequeño Arturo a sus 8 años era conocido como un pequeño niño consentido, egocéntrico, como berrinchudo a la hora de no tener lo que deseaba o en caso contrario si sentía ignorado y siendo el hijo mayor del matrimonio Pendragon dueños de varios parques de atracción como hoteles de temática medieval no era difícil que el niño creyera que era todo un príncipe y su madre, su dulce madre Ygraine le haya puesto el nombre del rey Arturo no ayudaba para que el pequeño príncipe no creyera que era digno de ser llamado príncipe.
Arturo estaba acostumbrado a tener todo lo que deseaba y no fue hasta que cumplió nueve años que conocido al único ser que no solo le llevaba la contraria, sino que era capaz de decir con toda la libertad que era un “Idiota” con toda la confianza de que nada, podría dañarlo. Fue en un verano cuando estaba cuidando a su hermanita Morgana, esa pequeña niña de cinco años que era toda maldad hecha persona, aunque nadie creyera una sola palabra a Arturo, pero su hermana le encantaba hacerlo sufrir (exigía sus juguetes, como la atención de sus padres) pero no la cambiaría por nada, y jugara por su honor, como todo un caballero alfa como lo contaba Gaius, el médico de cabecera de la familia, un señor algo entrado en años pero con una gran sabiduría y paciencia porque solo alguien con mucha de ella podía soportar a Arturo, Morgana y un par de amigos de los pequeños. Pero ese día el infante se quedo observando que detrás de su amigo, venia un niño omega de piel blanca, unos hermosos ojos azules, y en su cuello una bufanda de color rojo pero aunque el pequeño era un ángel no pudo evitar burlarse de esas enormes orejas que poseía…Cabe decir que su hermanita le mordió el hombro por reírse de su nuevo amiguito y este lo fulminara con la mirada.
— ¿Gauis ahora contrastas elfos? —pregunto Arturo con burla a los lejos vio a Lancelot solo negó con la cabeza por lo bruto que llegaba ser su amigo.
—Eres un Idiota…Para tu información me llamo Merlín —rugió molesto el omega para cruzarse de brazos y hacer un puchero. Arturo quedo encantando con ese gesto y se juro que ese niño iba a ser su mago como el hechicero que estaba al lado del rey Arturo.
Su madre desde el balcón supo que su hijo estaba entrado a un mundo de aventuras porque fue cuestión de minutos que Arturo y Merlín jugaban como si se conocieran de toda la vida.
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—Arturo ya llegamos —hablo León observando que su amigo solo le agradeció para salir disparado a la sala de emergencia donde estaría Merlín, lo único que encontró al llegar era a su familia, la familia de su pareja como sus amigos. Gwen se acerco para tomar su mano y darle su apoyo con su mirada, sabiendo que si hablaba los nervios como angustia de saber que estaba pasando en ese quirófano donde estaba su amigo, su hermanito.
—Todo va a estar bien, Arturo —hablo seguro Morgana observando el lugar en donde estaban operando a su cuñado y rogando que todo estuviera bien, regreso su vista a su hermano que solo se dejo caer en una de las bancas del lugar para esperar que saliera alguna enfermera y preguntar por el estado de su esposo y solo recordar eso dejo que su mente se perdiera en la primera vez de ambos.
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Si hace siete años atrás, alguien le hubiera dicho a Arturo que estaría literalmente cacheteando las banquetas de las calles. El alfa seguramente se hubiera reído hasta el punto que le doliera la barriga, pero ahora todo era diferente porque estaba cumplió siete años de amistad con Merlín su mejor amigo y futuro esposo porque de algo estaba seguro Arturo Pendragon era que su hechicero seria suyo como su pareja, su omega aunque este huyera de él solo con la escusa de que él fuera un mujeriego de primera…cosa que era verdad a medias, porque él era inocente…bueno le gustaba coquetear con todo lo que tuviera falda (su querida hermana le reprochaba esa forma de actuar) pero realmente amaba a su hechicero, sus amigos los que nombro como los caballeros de la mesa redonda del rey Arturo estaban cansado de verlo con esa aura de depresión por no tener lo que amaba, decidieron ayudarlo…Secuestraron al pequeño omega que no supo que estaba pasando hasta que León, Percival y el hermano de Gwen, Elyan se abalanzaron hacia él, lo amordazaron y amarraron llevándolo como costal de papas a saber dónde.
Arturo juraba que una vez se arreglara con su omega, les regalía a sus amigos un crucero por el mundo. Se acerco a Merlín que lo fulminaba con la mirada, tratando de liberarse de esos amarres como mordaza que le impedía gritar por ayuda.
—Si, te libero no huiras de mí. Merlin y me dejaras hablar contigo —hablo Arturo, observando que el otro solo asintió no muy convencido de dejarlo hablar porque si algo sabia Merlín es que no podía estar junto al hombre que estaba enamorado pero el muy insensible le encantara mostrar sus galas de conquistador a cualquier fémina que se le cruzara.
—Mira cabeza de chorlito, déjame irme, porque no quiero saber ¿Cuál es tu nueva conquista? —hablo antes de sentir como un dedo se posaba en sus labios, haciendo que sus palpitaciones aumentaran —o que vayas a decirme si te gusta la señorita Elena o tu padre te quiera ver casado con una joven de sociedad para que sientes cabeza, porque yo he hecho de todo para que te fije.. Que te comportes —hablaba rápido el omega evitando hablar de sus sentimientos, cuando se sintió librado de tanto amarres caminaba de u n lado a otro, hablando de todas las posibles cosas que Arturo hablaría con él. El otro solo observaba lo nervioso que estaba su omega al darse cuenta que solo ellos dos estaban ahí en ese lugar alejado de la civilización.
—Te amo —declaro Arturo viendo como Merlín se detuvo para verlo con los ojos complemente abiertos, su boca se abrió y su rostro como orejas se tiñeron de un fuerte color rojo.
— ¿Qué dijiste? —pregunto con un nudo en su garganta, porque era imposible que Arturo, su rey le haya dicho esa dos palabras. Era Imposible porque de esos siete años los dos parecían ser agua y aceite, no estaban de acuerdo de muchas cosas, y a veces cuando jugaban al póker apostando ¿Quién serie el sirviente del otro? Apuestas que Merlín perdía y era conocido por sus amigos, como familiares como el eterno sirviente del rey Arturo, que ambos se metían en varios líos por sus travesuras pero junto sus demás caballeros encontraban la manera de salir bien librados de esas travesuras pero ese mismo hombre le estaba diciendo que lo amaba
—Que te amo —declaro seguro Arturo acercándose donde estaba su sirviente, colocar su mano en el rostro contrario para acercarlo lentamente a su cuerpo, sintiendo el estremecimiento de su omega que tenia la vista nublada con las lagrimas de felicidad que deseaban salir. El alfa se acerco para besarlo sintiendo como Merlín pasaba sus brazos a su cuelo intensificando el beso, lentamente caminaron hacia atrás topándose con la pared pero aun así, necesitaban estar más cerca, sentir como la pasión en sus cuerpos se liberaba.
Se separaron para verse, y con la miraba de ambos estaban seguros de seguir adelante, Merlin levanto sus brazos sintiendo como su camisa era alzada por las manos inquietas de su alfa que rozaba descaradamente su vientre desnudo como jugar un rato en sus pezones, logrando que gimiera bajo para dejar caer su frente en el pecho contrario. Los dedos de Arturo jugando con su labios para alzarlo de sus muslos, por instinto se aferro a la cintura del rubio con sus piernas sintiendo nuevamente los labios contrarios que solo apretaban su trasero, logrando que todo su cuerpo ardiera y deseara liberarse. No supo en qué momento Pendragon lo aventó a una cama, logrando que se aturdiera un poco pero su mirada se enfoco nuevamente en su cazador, el cual lo observaba con una mirada llena de lujuria.
Para Merlín todo fue un torbellino de emociones, observaba como Arturo se movía con maestría sobre su cuerpo, cerró los ojos al sentir la lengua caliente del alfa recorriendo su rostro, cuello, pezones los cuales mordía, estiraba y lamia consecutivamente, se aferro a su cordura cuando esa lengua simulo penetraciones en su ombligo para gemir en alto, al sentir la mano fría del rubio sobre su pene, estimulándolo hasta que este se puso duro.
Arturo no perdía ningún detalle de ese cuerpo que se entregaba sin restricciones, observar la respiración agitada de Merlín su cuerpo sudoroso, como estremecerse por sus caricias, sus gemidos como ver su rostro distorsionarse de dolor a placer cuando uno de sus dedos estaba estirando su entrada, sentía que estaba a punto de explotar pero no deseaba dañar a su pareja, sabía que Merlín era virgen porque él, alejo a cualquier alfa que deseaba conquistar a su dulce omega, lo cuido y cuidaría siempre porque sabía que ese ángel era una criatura tan difícil de encontrar, con un hermoso corazón como fortaleza.
—Entra, por favor, te necesito —rogo Merlín abriendo mas las piernas, sintiendo como el alfa se acomodaba entre ella para levantarlo y darle un apasionado beso, grito al sentir la invasión en su entrada, por el dolor enterró sus uñas en la espalda de Arturo que solo gruño por sentir esa aleada de placer recorrer por todo su cuerpo, se contuvo de embestirlo a cambio de eso se acerco al hombro de su omega y marcarlo para que todo el mundo supiera que ese lindo hechicero ya tenía dueño y era propiedad exclusiva de Arturo Pendragon aunque sonara duro, el amaba a su omega y daría toda su vida para hacerlo feliz.
Arturo y Merlín se dejaron llevar por la experiencia, de sentirse completos por primera vez, y el alfa juro siempre proteger a su omega, de que sabía que Arturo no sería Arturo sin su Merlín y Merlín no sería él sin su Arturo. Besos de todo tipo, embestidas, gemidos, gruñidos se escuchaban en esa habitación pero sobre todo promesas de amor y una vida juntos.
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Salió de su recuerdo cuando su amigo Lancelot toco su hombro indicando que el doctor salió del quirófano buscándolo, sin esperar un segundo mas se abalanzo a cuestionar por la salud de su esposo.
— ¿Cómo esta mi esposo? —pregunto observando al médico que solo se retiro la mascarilla para colocar una mano en su hombro.
—Todo salió bien señor Pendragon. Su esposo se encuentra estable y es padre de un hermoso varón—felicito el médico observando a la familia del omega estallar de felicidad para desear conocer al nuevo miembro de la familia.
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Cuando Arturo entro a la habitación de su esposo, supo que toda su vida se había preparado para ese momento, porque ahí en esa cama de color blanco estaba su mago, su hechicero con esa enorme sonrisa en sus labios y cargaba un pequeño bultito de cabello rubio, piel morena y de seguro unos hermosos ojos de color azul herencia de sus dos padres.
—Erick saluda a papá —hablo cansado Merlín, sintiendo como su esposo se acercaba a él para cargar a su pequeño hijo, y luego besarlo con todo el amor que se tenían. Y Arturo sabía que eso era otro de sus momentos perfectos en su vida, la primera fue conocer a un pequeño niño que nunca daba su brazo a torcer y daba su opinión sin importar jerarquías, y que ese mismo niño le dijera “Si acepto” cuando ambos estaban en el altar con sus trajes de novios de color blanco en el caso de Merlín y negro en su caso y ahora luego de tres años de casados tenian el fruto de su amor.
Porque los recuerdos son fragmentos de nuestra vida que nos invaden cuando deseábamos revivir un momento que nos ha hecho felices, llenos de paz, amor o en otros casos para recordar cuando algo nos hace falta pero en su momento nos dio felicidad. ¿Quién dijo que la vida no era una gran aventura?
FIN
Hecho con mucho cariño para mi amiga secreta. Fanny Rivera