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Perfect Illusion por Witch Chameleon

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Notas del fanfic:

 

Llegando con un nuevo fic a pedido, probablemente de los pocos que me quedan por presentar (?) Admito que al principio pensé algo distinto para este fic, pero de repente se me ocurrió jugar un poco con la persona que acostumbro a usar en cada escrito. Así que espero que sea de su agrado, puede que el Tora que vean aquí sea un verdadero idiota y ojala no lo maten por eso.

Notas del capitulo:

Estoy muy agradecida a todos por los comentarios del anterior fic, leí todo los RW y me han hecho muy feliz, ya que temía mucho del final y de como la historia se fue dando. Así que gracias por el apoyo y para todos aquellos que lo leen.

Por otro lado este fic pertenece al pedido que me han hecho, por eso es que va dedicado a Geno, Natty, Sabri y Yesi.

Aunque dado por que comparto esta OTP con Haru y Saiki, también se las dedico a ellas J

Disfrútenlo!

 


 


Llevo dos semanas de abstinencia y esto es inconcebible. Sé que quizás me lo merezco pero saber la verdadera razón de mi falta de actividad sexual, daña a mi orgullo de hombre. Mucho más cuando mi propia mente se tortura con esas imágenes tan sensuales de mi pareja. Seguro él se reiría en mi cara, aludiendo que soy un masoquista. Lo soy, no puedo ocultarlo aunque ello puede nacer dentro de mí desde mi inconsciente. No lo sé, pero me torturo.


 


 


 


Llevamos tres años de noviazgo y dada nuestra condición de vivir cada uno en su departamento nuestros encuentros son esporádicos pero tan fogosos que realmente no me importa la no convivencia. Al contrario alimenta nuestra pasión y el amor, al fin de cuentas trabajamos juntos todo el tiempo, siempre estamos comunicándonos por el trabajo o por los amigos en común, no hay necesidad de convivir, si así nos entendemos.


 


 


 


En verdad agradezco que él no viva conmigo porque sí mi pareja encontrara la colección de revistas que tengo de él, probablemente pensara que soy un completo idiota. Eso sin contar todas las fotos que he robado o comprado a fotógrafos de distintas sesiones, incluso las que Hiroto me facilitó a cambio de algunos favores. Todas ellas están secretamente guardadas para mis momentos en soledad o de intimidad absoluta, pero ello no se compara a poder estar con él, piel a piel. Algo que si las fans supieran me envidiarían, aunque asumo a que ya lo hacen dado que compartimos  hasta parte del escenario. Y una vez más parezco un obsesionado por su belleza, pero es imposible no estarlo. Comprendo a sus admiradoras e incluso a las mujeres y hombres que le pretenden. Incluso a mí, que tengo la posibilidad de hacerlo mío, de besarlo, a veces no me lo creo.


 


 


 


 


 


 


Asumo que no soy un tipo poco atractivo pero él tenía la posibilidad de elegir a cualquiera, y de repente terminé siendo su elegido. Todo suena casi como un cuento de hadas barato, sino fuera porque Sakamoto es en realidad un completo y vil demonio cuando se trata de reglas y más si las mismas contienen sentimientos.


 


 


 


 


Lo amo, pero mi sangre hierve de deseos hacia él y qué hace, me ignora. En pocas palabras Takashi es adorable, celoso  y algo obstinado en romper las reglas que el mismo impone. Pero si se trata de castigarme su severidad es implacable, discutir con él es casi una guerra perdida, tiene respuesta para todo y para lo que no, sabe exactamente  cómo explicar por qué el sale perdiendo de esa situación. Y yo que soy un estúpido, terminó cediendo.


 


 


 


Ahora mismo llevamos dos semanas sin dormir en la casa de uno o del otro, por una sola razón, él  estaba “enamorado” de la última versión del Winning Eleven. La razón de su enamoramiento nació cuando me fui a casa de mis padres para compensar mis faltas con ellos y al volver Ohara me solicitó para estar con DIAWOLF en distintos eventos. Al teléfono, Takashi no parecía enojado, incluso actuó con total normalidad, pero cuando regresé al cabo de unos días y quise visitarlo, aludió que estaba demasiado cansado.


Me picó la curiosidad y decidí visitarlo de sorpresa, encontrando al mismo acostado  en el sofá de su nueva casa, con el mando de la Play 4 y  unas cajas de pizzas amontonadas sobre la mesa ratona, unas ojeras prominentes nacían por debajo de sus ojos.


 


 


-       ¿Esto es lo que te tiene tan cansado?— Me atreví a preguntar sin ningún matiz de reproche, más bien era  de sorpresa.


 


 


 


-       Si… Créeme que esto es fantástico. Siéntate y juguemos juntos. — Me ofreció sin siquiera saludarme y mucho menos darme una rápida mirada. Tomé asiento a su lado, pegando nuestras rodillas, hasta recibir el mando. Jugué aproximadamente diez minutos, mientras mi cabeza no dejaba de dar vueltas. La actitud de Takashi era la clásica que usaba para sus enojos cuando buscaba aparentarlo. Recibí el primer gol de su equipo Arsenal, gol que él se encargó de festejarlo. 


 


 


 


-       ¿Qué te sucede? —Pregunté, frunciendo mis labios y observándolo de reojo. Me molestaba no saber que le sucedía, o no comprender porqué de repente se había enojado.


 


 


 


-       Voy ganando… No busques pelea por eso Amano y juega como un hombre. —Exclamó como acostumbraba a hacer, pero opté por detener el juego.


 


 


 


-       Puedo parecer un idiota. Pero te conozco bien, Sakamoto. Dime que te ocurre. — Busqué su mirada, pero seguía esquivándola, y emitió un sonido molesto con sus labios.


 


 


 


-       El tiempo que estuve solo lo invertí en las composiciones y ahora sólo me he relajado con este juego que me encanta.  ¿Cuál es el problema? A caso tu no juegas  Call of Duty… — Takashi se jactaba por no reprochar nada de forma directa, aunque para alguien, como yo que leía entre líneas entendía el significado de aquellas palabras.


 


 


-       Sabes que no me refiero a eso… mírame Sakamoto y dime exactamente por qué me estas evadiendo. — Pedí aún cuando sabía la respuesta a esa pregunta pero su actitud me ponía nervioso.


 


 


 


-       Amano… Tú tienes el derecho de hacer todo lo que desees, yo también. —Me miró con los ojos oscuros, su postura delataba enojo oculto. — Si buscas pelear, ve a otro lado y no me molestes. — Me echo, mientras apagaba la consola, frunciendo su entrecejo de forma molesta.


 


 


 


-       No es lo que quiero… Y no te juzgo por estar jugando. Sólo quiero estar contigo. Te extrañe todo este tiempo…— Atiné a mencionar aquello como quién busca mermar el enojo ajeno pero capte que él no estaba dispuesto a ceder, algo que acostumbraba a hacer a diario.  


 


 


 


-       Seguro puedes conseguir eso en otros. Yo ahora no quiero. — Un puñal que se clavó  justo sobre el pecho. Esas palabras expresaban en código lo que no se animaba a reprochar. Al fin y al cabo Takashi era un hombre y aquel “reproche” figurado en justificaciones y enojos, eran dignos de ver. Amaba su masculinidad  pero odiaba su actitud cuando se enojaba.


 


 


 


 


Así es como termine unas semana en abstinencia absoluta, ello no sólo abarcaba a no tener relaciones, sino también a salidas o encuentros para pasarlo bien. Ambos nos comportábamos como dos adolescentes, bromeando de cosas sucias, jugando a la Play 4 hasta el hartazgo o saliendo a bares, para probar nuevos tragos. Cualquier persona fuera de nuestro entorno entendería que los dos estábamos buscando alguna conquista nocturna para satisfacernos, pero sólo aquellos que nos conocían de verdad, sabían que era nuestro modo de tener un momento juntos. Peleábamos lo justo y necesario, a veces por tonterías y eran casi infantiles y como buen justificativo teníamos largas reconciliaciones.


 


 


 


 


Pero ahora, era una pelea absurda y podía entender que a él le doliese pero llegar al extremo de reemplazarme por un juego y que el mismo jurase que amaba  aquel juego en algunas conversaciones que habíamos tenido por teléfono, era más que suficiente. ¿Y es que acaso él pretendía que yo peleara por su amor con una maquina?  Eso es tan ridículo.


 


 


 


 


Pero al pasar esos días, aquello se volvió casi un martirio. No podía evitarlo cuando lo había extrañado tanto. Mi frustración me sobre cargaba, aquello subía hasta lo límite de lo imposible, pero aunque mi orgullo se veía quebrado, mi necesidad de estar con él eran más fuertes, aquellas revistas no llenaban el vacio que me generaba su ausencia. Nos cruzábamos para los  eventos de la banda, o en ensayos y estudio. Él siempre se mostraba tan frío y distante, que era gélido incluso estar cerca. Oírlo marcar los siguientes pasos a seguir y que ninguna mirada fuese directamente hacía mi, era tan abrumante como desconcertante.


 


 


 


 


Los días pasaban y nosotros seguíamos igual o peor, ya ni siquiera me animaba a ir a visitarlo de sorpresa, porque lo más seguro era que él no me estaba esperando, y sin duda seguía  jugando vía online con alguien de Tasmania o algún lugar remoto. Mientras yo seguía pensando en qué hacer. O que era lo indicado, para bajarle el enojo.


 


 


 


 


 Takashi es una persona muy especial, con una peculiar forma de ver las cosas (una de las tantas razones por la que me enamoré de él) por lo que una simple cita, un ramo de flores o una caja de bombones, sin duda no serviría de nada. Aquellas cosas eran sacadas de un manual, tenía que ser algo que… Algo que a él le sorprenda. Eso no era muy sencillo, porque Takashi no era común ni corriente, tampoco es que el mismo pretendiera demasiado, pero lo tradicional podría parecerle poco interesante. Podría cantarle pero en verdad no es mi fuerte y tocar la guitarra con alguna melodía de sus favoritas, es algo que él ya sabe que hago. Tiene que ser algo más...


 


 


 


Perdido entre mis fallidos pensamientos, mi móvil comenzó a vibrar en mis pantalones. Atiendo sin mirar, seguramente era Hiroto que tenía la percepción justa para distraerme de mis pensamientos en los momentos importantes, aunque era cierto que necesitaba un poco de aire.


 


-       Amano… ¿Vas a responder? Esa voz me trae de vuelta a la realidad, era Takashi. (Sólo él me llamaba por mi apellido y lo hacía cuando estaba enojado). Lo que significaba que seguía molesto.


 


 


 


 


-       ¿Qué? Respondo de forma seca, antes de escuchar un suspiro frustrado del otro lado de la línea.


 


 


-       Te he llenado la casilla de mensajes. ¿Que estabas haciendo que no respondías? — Podría responderte que estaba haciendo, pero arruinaría la sorpresa, pensé. Estaba a punto de responder, cuando él vuelve a hablar. Me da igual, no te olvides del ensayo de mañana, lleva lo que te pidió Hiroto la última vez. Y trata de no llegar tarde. Fin de la llamada. Apreté los dientes, me molestaba lo duro que él era enojado.


 


 


 


 


Por unos cuantos segundos me había emocionad, pensé que me llamaba para hablar de lo nuestro, si es que aun seguía en pie. Pero recordé que Takashi no es bueno con las palabras y probablemente quién deba iniciar una conversación era yo.


Pase la noche pensando en una buena alternativa, un regalo o algo que sirviera para no tirar nuestra relación por la borda y por un estúpido juego de consola. Pero no me rendiría, aquel hombre era mío y no dejaría de serlo, por una pelea tan absurda.


 


 


 


Pronto caí en que mi punto fuerte (y donde precisamente  él  era débil) eran las manualidades, incluso con mis manos toscas, tenía la paciencia suficiente para crear  cosas con mi mano, pero normalmente no usaba esa habilidad porque la sentía innecesaria. No recuerdo cuando fue la  última vez que había creado algo más que música. Y de repente, mi única alternativa quedaba latente.


Era extraño verme visitando papeleras o librerías para encontrar los artículos que necesitaba para crear aquello que había buscado por Internet. Necesitaba algo que sea sorprendente y también hecho a mano. La principal razón de ello nacía porque conozco a Takashi y sé que los detalles amorosos son su fuerte, aunque los considero pura cursilería, en verdad le gustaban.


 


 


 


 


 


 


Pase tres días trabajando en ello, tres días en los que le dedicaba todo el tiempo que me fuese necesario, hasta tenerlo terminado. Lo coloque en una caja completamente adornada y esta vez estaba decidido a caerle de sorpresa a Takashi de una buena vez. Aunque el reloj marcaba las tres de la mañana, era extraño pero no podía esperar hasta el otro día, mis ojos pesaban a causa de eso, pero no podía esperar más.


 


 


 


 


Abrí aquella puerta del departamento de Takashi dado que yo tenía una copia de la misma. Las luces estaban todas apagadas por lo que me permitió entrar sigilosamente. Estaba bastante ordenado de la última vez que había entrado por  lo que pude entrar sin  tropezarme con nada, mi alto grado de ceguera había empeorado con las manualidades. Camine hasta la mesa ratona a oscuras, haciendo el menor ruido posible para dejar la caja, cuando  de repente las luces se encendieron. Por unos minutos me costó acostumbrarme a la claridad, por lo que no llegaba a distinguir bien nada de lo que me rodeaba.


 


 


 


-       ¿Qué clase de vándalo me deja un presente sin siquiera despertarme? La voz de Takashi sonaba burlona y graciosa. Bueno también puedo imaginarme que un ladrón se cubriría la cara al menos, y tampoco sería tan atractivo.Aquel comentario, me hizo mirarlo fijamente, una vez que logré enfocarlo.


 


 


-       Pensé que dormías, ¿Qué rayos haces despierto?- Exclame cruzándome de brazos.


 


 


-       Me revolcaba con mi nuevo amante.Aquella respuesta me hizo fruncir el entrecejo y mirarlo serio. Takashi efectivamente estaba solo en ropa interior. Pero pronto rió. Eres un idiota si te crees eso. Estaba intentando dormir hasta que oí la puerta. Nadie más que tú tienes la llave y aunque podían ser ladrones, no creo que los mismos den vuelta la llave para entrar. Respondió con toda la tranquilidad que le caracterizaba. Pero dime que tiene la caja… Porque supongo que es para mí.


 


 


 


-       Ábrela, es tu regalo al fin y al cabo.  Pronuncié, simulando mi poco interés porque el mismo descubriese algo allí.


 


 


 


-       Pero… ¿Es un regalo porqué? Pregunto porque no es nuestro aniversario, no es mi cumpleaños y tampoco es san Valentín. Takashi tomó asiento frente a la mesa ratona, para inspeccionar la caja. Su expresión era de sorpresa, la caja era de un color violeta, uno de sus colores favoritos.


 


 


 


-       No tiene que haber un motivo…


 


 


 


-       Pero si lo debe haber uno, para que un novio vándalo aparezca a las tres de la mañana a dejar un paquete.  Una vez más sentí las ganas de callarlo con un beso, pero aun seguía parado y no me animé a sentarme a su lado. Veamos… Pronunció una vez que me dejo sin palabras de réplica.


 


 


 


 


Takashi abrió la tapa de la caja para encontrarse con un cuadro, en el mismo me había encargado de retratarlo. Muchas veces me había tocado dibujarlo y siempre optaba por usar caricaturas, pero nunca le mostré que sí era capaz de retratarlo. Como modelo había usado una foto que tenía de él, tomando un trago. Una foto de nuestras primeras citas. Esperé impaciente su reacción, mucho más cuando el mismo paso sus dedos sobre la hoja, como queriendo atrapar los trazos del lápiz, había remarcado sus labios y ojos, por lo que los trazos más gruesos estaban allí. Takashi me observó con seriedad, sentí un torpe nudo en mi garganta.


 


 


 


 


-       Es increíble… ¿Tu…? Preguntó sin formular la pregunta aunque dejándola librada al azar.


 


 


 


-       Sí, no soy muy bueno pero quería retratarte. Mencioné aquello con calma, mientras me quitaba el abrigo dado que comenzaba a sentir calor.


 


 


-       ¿Alguna vez podrías hacerlo de cuerpo entero? Las palabras de él me tomaron por sorpresa. Su tonalidad de voz despertaba su curiosidad e incluso había dejado de lado la broma, lo que significaba que aquel retrato le había gustado.


 


 


-       Claro que sí, me encantaría. Eres muy hermoso, no podría negarme a hacerlo. Una vez más estaba perdiendo ante la belleza de su voz.


 


 


 


-       Me encantaría ser tu modelo, Shin. Esto es un hermoso regalo. Volvió a pasar los dedos y sonrió tímidamente. Apoyó el cuadro al costado, antes de animarse a inspeccionar el resto.


 


 


 


Quedaba el segundo regalo, que era una agenda con fotos nuestras, adornadas con palabras referentes a distintos momentos de nuestra relación, incluso cuando sólo éramos compañeros de trabajo, luego cuando fuimos amigos y desde que empezamos a ser una pareja. Tenía todas las cosas que compartíamos, pero en la última hoja, contaba con un enorme perdón y un pedido de que no me dejará por el Winning Eleven, a modo de gracia. Para cuando Takashi llegó a esa hoja, se rió sin poder evitarlo, marcando aquella hoja.


 


 


 


-       Amor… ¿Cómo piensas que puedo dejarte por un juego, sé que lo amo, pero…?


 


 


-       Me has dejado apartado últimamente y estaba claro que estabas enojado conmigo. Sé que no hice nada bien, pero eran mis responsabilidades, pensé que lo entenderías. Expresé todo aquello, sintiendo de pronto como Takashi se levantaba del sofá y me abrazaba.


 


 


 


-       Eres un verdadero idiota, será por eso que me enamoré de ti. Nos complementamos.Me miro a los ojos, antes de mencionar. Estaba enojado porque durante esos días que estuvimos separados, tú ni siquiera me llamabas. Sabía que estabas ocupado, pero no te costaba nada enviarme algo. Yo no me animaba a enviarte nada, lo sé. Pero no sabía qué hacer. Y vuelves solo para reclamar lo que tú no habías hecho.Al comprender el motivo de su enojo, recordé que era cierto, no habíamos tenido mucha comunicación aquellos días, pero era la costumbre dado que siempre estábamos juntos, no acostumbraba a enviarle mensajes diarios. Hacia mucho tiempo que no pasábamos tantos dias separados...


 


 


 


-       Lo siento... Pero luego tu mencionas lo del juego, no podías reemplazarme por esa cosa o ¿SiCuestione mientras fruncía mis labios, antes de sentir como Takashi me picoteaba las comisuras con su boca.


 


 


 


-       Eres un exagerado… Jamás podría reemplazarte por algo tan frío. Cuando tú eres tan caliente. Exclamó aquello haciéndome reír, mientras sentía como acariciaba mis cabellos. Estás demasiado abrigado… Quiero acariciarte un poco más.Exclamó aquello con el tono seductor que acostumbraba a usar en la intimidad, mientras movía sus finos dedos para desvestirme.


 


 


 


 


Extrañe tanto aquel contacto de sus manos, como extrañe su mirada, su sonrisa. Lentamente fui desnudado por sus expertas manos hasta quedar en bóxers. Nos besamos durante varios minutos, tomando descansos sólo para mirarnos y continuar con besos que se confundían con suspiros. Lentamente caminamos hasta el dormitorio, sentí como mis fosas nasales eran inundadas por el dulce aroma de él, mientras nos acariciábamos.


 


 


 


 


Hicimos el amor entre besos y caricias, hasta quedarnos dormidos cuando el alba comenzaba a hacerse presente, en mis labios se pintó una sonrisa bobalicona, Takashi seguía siendo mío. Repitiéndome que soy su idiota favorito.


 


 


Fin


 


 


 

Notas finales:

 

 

Espero que haya sido de su agrado, sé que fue algo tonto y torpe y que quizás podría haber sido un poco más intenso. También esta semana fue algo complicada para escribirlo, pero intento hacer lo posible. Muchas gracias a todos los que leen y a los que comentan o me dejan sus comentarios por alguna red social, ¡muchas gracias!

 

¡Cuídense Mucho!

¡Besos!


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