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Amargo Chocolate por Momoka Yuuki

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Notas del fanfic:

Es un pequeño especial por esta fecha en "especial"


Sí, no soy de festejarla, pero me nació la inspiración para escribirlo con estos personajes. Me recuerdan a mi época de estudiante de bachillerato :') 


Sé que san valentín en Japón se festeja de diferente manera que en mi o nuestro país (México), pero como me quise ahorrar la fatiga de investigar mucho más a fondo, lo hice como aquí más o menos se acostumbra. Solo un día y no más :S


Creo que sonó muy rudo... sorry

Notas del capitulo:

Espero que sea de su agrado :D

Los personajes no me pertenecen, son del gran Masashi Kishimoto

Posibles faltas de ortografía y redacción.

Sin más les dejo leer.

Amargo Chocolate

El reloj despertador empezó a sonar a las seis en punto de la mañana, emitiendo el tradicional y fastidioso bip, bip para levantar a la persona que le hubo programado. Una pálida, fina y larga mano se posó sobre el despertador color melón para silenciarlo, descubriéndose unos segundos después, removiendo las sábanas y levantándose perezosamente hasta quedar sentada. Soltando un largo bostezo y estirando sus extremidades, parpadeo varias veces consecutivas para despabilarse e ir a tomar una ducha.

Permitió que el agua caliente relajara cada musculo de su cuerpo, disfrutando como el agua recorría cada parte de su anatomía y diluía el jabón que hace unos instantes estaba impregnado en su delicada y fina piel. Al terminar, enrollo su larga cabellera color negro con matices azules al igual que su cuerpo, dirigiéndose a su alcoba nuevamente.

Con un marcador color rojo, que reposaba siempre en la porta lápices que se encontraba en su escritorio, marco con un círculo la fecha que marcaba para ese día el calendario, catorce de febrero. Esa fecha en el que se festeja el día de los enamorados y de la amistad, fecha a la que nunca le dio la debida importancia, tomándola siempre como un día cualquiera, ya que su grupo de amigos se reducía a solo cuatro personas, dos chicos y dos chicas, nada más. Esperaba y ansiaba que ese día fuera diferente, con tan solo pensar en el chocolate casero que hizo la tarde anterior al llegar a casa e imaginar la expresión de su platónico amor al entregárselo y decirle sus sentimientos siendo correspondidos, lograba y hacia que su corazón bombeara estrepitosamente, sintiendo como si este se le fuera a salir del pecho.

Volteó a ver nuevamente el reloj despertador, notando que ya eran casi las seis con treinta minutos, abrió sus ojos color perla de la impresión, << tan rápido había pasado el tiempo>> pensó, empezando a colocarse rápidamente el uniforme escolar para después empezar a cepillar su cabello.

— Hermana, si no te apuras vamos a llegar tarde— escuchó como su pequeña hermana Hanabi le apuraba del otro lado de la puerta.

No emitió respuesta alguna, no le gustaba gritar o levantar demasiado la voz y todos en su familia lo sabían, así que si no respondía su hermana no tenía por qué molestarse con ella. Tomo su bolso, revisando que todo estuviera correctamente en su lugar, verificando principalmente que aquel sobre color rosa, mismo que contenía una carta con todos sus sentimientos ahí plasmados, estuviera bien guardada.

Saliendo de su habitación, con paso apresurado se dirigió a la cocina, para tomar los pequeños chocolates que hizo para cada uno de sus amigos y también aquel especial que pertenecía a su futuro amor.

— Hinata, papá ya se está desesperando— volvió a escuchar como la menor le llamaba con ese clásico tono de voz irritado. Con sumo cuidado y con una velocidad envidiable guardo los últimos dulces y salió para abordar el auto junto a su hermana menor.

°+°+°

Al llegar notó como el ambiente se pintaba de un color rosa. Los ventanales de cada aula estaban decorados con los típicos corazones representativos de la fecha, al igual que unos cupidos adornando los pasillos, también se podía apreciar a mayor escala las parejitas en ese día, en como la mayoría de los estudiante (por lo general las chicas) cargaban con una bolsita de regalo o como ella, una bolsa con varios dulces para repartir.

Luego de despedirse de la más pequeña de su familia, Hinata Hyûga se dirigió con paso lento y elegante a su aula de clase. A pesar de que su hermana y su padre la hayan presionado, llegaron temprano. Al entrar diviso como sus compañeros de siempre (los más aplicados) ya estaban sentados en sus respectivos lugares. Con un simple asentimiento con la cabeza saludo a los jóvenes que le miraron en cuanto entró, apretando contra su pecho la bolsa de chocolates al ver como ella, su platónico amor le dedicaba una bella y discreta sonrisa en cuanto la vio.

Sus mejillas se tornaron de un ligero color rosado y sin querer bajo su mirada al suelo, acelerando el paso para llegar a su respectivo asiento y distraer sus pensamientos hacia ella leyendo un libro. Poco a poco el aula empezó a llenarse, los cotilleos eran más audibles ese día, al parecer gracias al festivo día. Una curiosa voz, algo aguda y chillona le obligó a apartar la vista de su libro de ciencias para ver como aquel personaje empezaba a molestar a su compañero de asiento.

La morena observaba con atención como aquel chico rubio de nombre Naruto Uzumaki molestaba a Uchiha Sasuke, pasando su brazo por la espalda y retándolo a hacer el ridículo, como solo ellos dos juntos siempre lo podían hacer. Admiraba al rubio, como tenía el valor de hacer y decir las cosas, así como también tenía el valor de afrontar las consecuencias de sus actos y nunca retractase de sus decisiones, promesas y juramentos. Como desearía ser como él, alguien extrovertido y con una actitud siempre positiva y segura de sí misma. Algo que desafortunadamente a ella siempre le faltaba, la seguridad en su persona.

La joven Hyûga observo como todos tomaban asiento en sus respectivos lugares correctamente cuando el profesor en turno hizo acto de presencia en el aula de clases. Esperaría pacientemente a que sonara el timbre para el almuerzo, para entregarle a Sakura Haruno el chocolate que le daría un cambio radical a su vida.

°+°+°

La hora del almuerzo por fin había llegado. Todos los jóvenes estudiantes nada más esperaron a que el profesor de biología abandonara el salón, para empezar a reunirse en grupitos e intercambiar o dar su respectivo detalle sobre la fecha.

Hinata solamente observaba desde su lugar como la mayoría de sus compañeros empezaban a repartir sus dulces u obsequios, intercambiando también algunas muestras de afecto. Tomó entre sus manos la bolsa en donde traía sus chocolates, colocándola sobre su regazo y enredando las asas sobre sus dedos. Levantarse y darle su chocolate a su pequeño grupo de amigos hacia que con solo pensarlo una ola de nervios se apoderara de ella. Afortunadamente no tuvo que levantarse, ya que Tenten se acercó con un pequeño regalito en mano.

— Toma, feliz día del amor y la amistad— sonrió la castaña, extendiéndole la pequeña cajita forrada de un papel rojo brillante y decorada con un moñito color plata. La morena le sonrió agradecida y con las mejillas un poco arreboladas, levantándose dulcemente, le entrego uno de los chocolates caseros rellenos de jarabe de cereza que hizo la noche pasada.

La chica de ojos color chocolate la estrecho entre sus brazos, alejándose de ella después de agradecerle verbalmente. De ahí empezaron a llegar más de sus compañeros a entregarle un pequeño presente, Kiba, Shino, Naruto, Ino, Shikamaru y Choûji. Recibiendo del primero una carta anexada en el chocolate de gran tamaño (siendo él la única excepción), dejando a la chica de pálida tez con un gran sonrojo sobre sus mejillas y con la mirada fija en su pupitre.

Vio la hora en su reloj de pulsera, todavía le quedaban quince minutos de receso. En su bolsa ya nada más quedaba el chocolate que había preparado exclusivamente para Sakura. Dedico la mayor parte de la noche en su elaboración. No era un chocolate de gran tamaño (en comparación al que le dio el Inuzuka), ella lo consideraba decente y discreto. No tenía ganas de salir al jardín para tomar su almuerzo, el ambiente empalagoso que se veía dentro del salón le incomodaba, pero estaba más que segura que fuera del mismo estaría aún más rosa.

Con parsimonia empezó a degustar su comida, una que le preparo su hermana. Levanto disimuladamente su vista, para ver si alguno de sus compañeros estaba todavía en el aula, sorprendiéndose que solamente en la misma se encontraban Sakura e Ino, charlando y riendo al parecer de algo. Sin dejar su labor de comer, se volvió a perder en sus pensamientos al observar el perfil de la chica  de cortos cabellos rosas. Le encantaba su respingada nariz, el brillo de esos ojos color jade, la blancura de su piel, su delgada figura y la fuerza y determinación de sus palabras. Pudo sentir con claridad como las mejillas empezaron a tornarse de un color rosado, al notarlas calientes, volvió desviar su atención a la comida, no quería ser descubierta.

Sin ser realmente su intención, empezó a escuchar la conversación que tenían ambas amigas, Hinata logró escuchar algunas palabras que intercambiaban ambas mujeres, sintiéndose algo desilusionada al escuchar como cada una iba a poner en marcha su plan de declaración al final de las clases. Sacudió un poco la cabeza, no se quería imaginar el cómo iba a perder la oportunidad de declarar su sentir, sí era más que obvio que Sakura se sentía irremediablemente atraída por el Uchiha. Volvió a concentrarse en lo poco que le quedaba de comida, no quería escuchar más, no quería que el poco valor que había reunido a lo largo de los años (que habían sido tres) se fuera por unas palabras que probablemente estaba malinterpretando.

— Hinata— le hablaba Sakura, tratando de llamar su atención, siendo ignorada— Hinata— volvió a decir, colocando su mano ahora sobre su hombro, haciendo solamente que así le prestara atención.

— Sakura— salió el nombre de su amor suavemente, apenas como un quedo susurro de anhelo— ho-hola— tartamudeo, sintiendo como sus mejillas empezaban a ruborizarse— ¿pu-puedo ayudarte en algo?

La de cabellos rosas sonrió enternecida, asintiendo lentamente mientras miraba la dulce expresión de la morena. La chica Hyûga bajo su mirada hacia el pupitre, mientras que debajo de este se dedicaba a juguetear con sus dedos, enredándoles entre sí o si no en el borde de su suéter. Solo levanto la mirada cuando escucho como Ino Yamanaka, la mejor amiga de Sakura le gritaba que se apurara antes de que terminara el receso, haciendo que esta última le prestara atención y con una mirada molesta le mando a callar.

— Disculpa, seré breve— se disculpó la Haruno dedicándole una sonrisa nerviosa— si no tienes nada que hacer después de clases, nos podemos ver en el jardín trasero— se rascó la nuca, tratando de disimular sus nervios.

La chica de ojos perlados abrió los mismos de la impresión, estrujando ahora entre sus manos la falda del uniforme y asintiendo efusivamente. Sakura sonrió complacida y con un “ahí te espero” salió en rumbo a la salida del aula para alcanzar a la rubia que estaba caminando ya por los pasillos.

Si no fuera porque en realidad era una chica con una personalidad introvertida, en esos mismos momentos estaría gritando de la emoción al imaginar y casi asegurar que Sakura Haruno, la chica que le ha arrebatado más que solo un suspiro, se le iba a declarar. Con ambas palmas se cubrió el rostro para ocultar su emoción y vergüenza al imaginarse tal posibilidad. El apetito ya se había esfumado, aunque ya casi nada quedaba de su almuerzo, guardo todo con calma empezando a imaginar todas las posibilidades para que ambas vayan a hablar en “privado” detrás del colegio.

La sonrisa que estaba dibujando en ese momento se esfumo enseguida. De las pocas posibilidades que le pasaron en mente, hubo una que la altero de sobremanera y que de cierta forma también era la más razonable. Varias chicas en el transcurso de los días la citaban en lugares un poco más privados para pedirle consejos, información de utilidad o solo tratar de que les diera esperanzas para ver si en una de esas podían conquistar a su primo, Neji Hyûga. Sus esperanzas se vinieron abajo considerablemente, pero aun así esperaría por lo que tuviera que pasar. Por una vez en su vida quería ser alguien valiente y fuerte, queriendo probarlo al declarársele a la persona que más que solo gustarle ya le quería hasta afirmar que se encontraba enamorada.

El timbre volvió a sonar, indicando el fin de la hora del almuerzo y de nuevo a clases. Todos o más bien la mayoría de sus compañeros entraron apresurados, ya que la clase que estaba a punto de empezar era impartida por uno de los profesores más extraños y estricto de todos. Sakura se sentaba tres filas más atrás, misma que paso a su lado y le giño un ojo, la morena solo se encogió en su asiento tratando de serenarse cuando vio como el profesor Orochimaru cruzaba la puerta.

Las clases para todos, al igual que ella se le hicieron eternas. No comprendía al cien por ciento por qué se sintió tan ansiosa por salir, sí siempre le había gustado prestar atención a todo su curso sin importarle quien impartiera la materia. Soltó un corto y quedo suspiro, ya había guardado todo su material de estudio, quedando su pupitre reluciente, esperando solamente a que todos salieran para dirigirse al lugar en donde había quedado con Haruno.

Hinata la vio salir acompañada de su mejor amiga, ambas platicaban y reían amenamente, la chica de ojos color jade ni siquiera volteo a verla, quería creer que confiaba en ella en que si se presentaría al jardín de la parte trasera del colegio. Al percatarse de que ya nadie caminaba alrededor del aula de clases se levantó calmadamente de su lugar, tomando su bolso y la bolsa que contenía el chocolate apretándola contra su pecho para dirigirse al lugar destinado.

En cuanto llego miro por todos lados, notando que no había nadie allí. Creyó que por lo mismo de la fecha ese lugar sería punto para las confesiones entre parejas. Tomó asiento en una de las bancas de cemento que ahí reposaban, poniendo sus pertenencias a un lado. Le extrañaba que Sakura no estuviera allí ya que la chica era demasiado puntual. Volvió a soltar otro suspiro, tal vez ella ya sabía de sus sentimientos y le quería jugar una cruel broma. Se abofeteo mentalmente, eso no podía ser posible, debía confiar en ella.

— Lamento la tardanza— levantó la cabeza ya que estaba viendo el movimiento de sus pies contra el pasto— estaba acompañando a Ino a la salida, pero surgió un pequeño inconveniente— se excusó la peli-rosa.

Hinata sonrió comprensiva, haciendo a un lado sus bolsas e invitando a su compañera a sentarse a su lado, algo que ella no se negó en ningún momento. Ambas miraban en frente, sintiéndose a gusto con su mutua compañía, la cara de Sakura mostro una ligera pero bella sonrisa al ver un punto en la nada de aquel jardín, la morena volteó a verla, viendo justamente aquel gesto que logró que su corazón palpitara aún más rápido y la ansiedad y aquel bello sentimiento aumentara dentro de su pecho.

— San Valentín nunca a ha sido uno de mis días favoritos— comenzó diciendo Sakura para romper aquel cómodo y cálido silencio— pero tampoco es una fecha que deteste, me gusta pasar esa fecha con cada uno de mis amigos, intercambiando regalos, yéndonos a divertir a cualquier lado y haciendo bromas estúpidas y embarazosas en la calle— rio, al parecer recordando aquellos momentos, Hyûga la escuchaba atenta— pero al pasar de los meses, me empecé a dar cuenta de que esta fecha puede ser más bella que solo pasarla con los amigos— volvió a sonreír, esta vez girando su cabeza hacia su derecha para ver fijamente a Hinata.

— Yo, yo tampoco soy muy afán de festejar estas fechas— dijo quedito, pero lo suficientemente alto para que su compañera escuchara— pero, pero creo que esta vez puede ser especial.

Sakura abrió grande los ojos, aunque rápidamente los regresó a la normalidad. Soltando el aire de manera entrecortada y atreviéndose, tomo las pálidas manos sobre las suyas, tratándolas con delicadeza, haciendo que la morena se sonrojara completamente y empezara a temblar al parecer de nervios. Sin poder resistirse paso sus dedos sobre una de sus mejillas, acariciándola tiernamente y acomodando su largo cabello detrás de la oreja.

— Sa… Sakura yo…— comenzó a balbucear la más bajita de las dos, sentía todos sus sentimientos a flor de piel, siendo incapaz de contenerlos por más tiempo y más al ver cada uno de los gestos que le dedicaba la Haruno. Estaba a punto de decir aquellas palabras que tanto tiempo permanecieron dentro de su cabeza, pero Sakura poso su dedo índice sobre sus labios, impidiéndole el habla.

— No digas nada— susurró— déjame terminar— espero a que la chica frente a ella asintiera para continuar— antes pensaba que eras alguien tan cerrada, alguien distante que no era capaz de hacer amigos sin la ayuda de tu primo, pero con el tiempo descubrí que no era así, tú tienes algo especial que hace que la gente se acerque y confíe en ti en la primera. Además de que eres alguien dulce y tímida por naturaleza, haciéndote ver más linda de lo que ya eres— pudo ver su cara se ponía completamente roja— todo de ti, al empezar a observarte con más cuidado, me empezó a llamar la atención y después al pasar de los días me empezó a gustar. No tenía el valor suficiente para decírtelo, pero Hyûga Hinata, me gustas y mucho, me harías el honor de pasar este san Valentín conmigo y los días después de este como mi novia.

Hinata en todo momento la había escuchado atenta, quedando embelesada con su seria y firme actitud. Las lágrimas empezaron a descender por sus mejillas, preocupando a la chica frente a ella. Empezó a asentir con la cabeza de manera frenética para después sin previo aviso abalanzarse sobre su chica y tratar de estrujarla entre sus brazos. Escuchó como Sakura emitía una risa de inmensa alegría, correspondiendo su abrazo con la misma energía, apretujándola contra su cuerpo.

Duraron así un buen rato, hasta que ambas lentamente se separaron para quedarse mirando fijamente a los ojos. Hinata perdiéndose en aquel sendero verde brillante y Sakura en aquellas perlas que emitían un singular brillo. Poco a poco la distancia fue disminuyendo, hasta que sus labios se unieron para dar paso a un tierno y corto beso en donde ambas con tan solo ese gesto decían todo lo que siempre se quisieron decir. De ese beso surgieron más, mismos que expresaban el mismo sentir del primero. Sakura la volvió a estrechar entre sus brazos, escondiendo su rostro en el pálido cuello de su ahora novia.

— Hinata— escuchaba como susurraba su nombre incontables veces, recargando su barbilla en la cabeza de su amada y cerrando los ojos para que ese omento durará para siempre.

°+°+°

— Hinata, Hinata— escuchaba como su nombre era repetido en diversas ocasiones, no reaccionó hasta que sintió como la movían de atrás para adelante, abriendo los ojos y girando la cabeza tratando de ubicarse.

— Parece ser que no dormiste bien—  volteó en dirección a dónde provenía la voz, que en sí era en frente de ella y esa otra persona no era otra que Kiba.

La joven Hyûga al ver el serio rostro de su amigo reacciono, todo aquello había sido solamente un sueño, un sueño que le pareció tan real y mágico. Aunque pensándolo bien, se había quedado dormida en medio de la clase.

— ¿Qué hora es Kiba? — preguntó un poco ansiosa, el castaño que se había visto un poco preocupado volvió a sonreír como siempre al ver como su amiga volvía a actuar como siempre.

— Es la hora del almuerzo— levantó los hombros como si nada— no te preocupes por las clases, puse un libro delante de ti y como la buena estudiante que eres, ningún profesor sospecho nada.

Solo así Hinata prestó atención a su alrededor, notando como el supuesto libro estaba frente a ella. Sonrió, Kiba siempre estaría para sacarla de cualquier apuro. Se inclinó un poco para tomar la bolsa en donde traía los chocolates, sacando el que le correspondía a su amigo y dándoselo. El Inuzuka amplio aún más su sonrisa, apretando el pequeño presente contra su pecho y abrazando a la morena efusivamente, no sin antes también obsequiarle una rosa con un pequeño chocolate y un sobre.

— Me gustaría que la leyeras— dijo el joven, con las mejillas un poco sonrosadas y con evidente nerviosismo— pero preferiría que lo hicieras fuera del colegio.

La chica asintió, dejando más tranquilo a su amigo que la volvió a abrazar y salía corriendo del salón de clases. Hinata soltó un largo suspiro, no pudo evitar sentirse un poco triste al reparar en que todo había sido un sueño. Se tallo suavemente los ojos, al menos esa siesta (a costa de sus clases) había sido recuperadora y se sentía con más energías. Volvió a ver los dulces dentro de la bolsa, sacando los pequeños presentes, pasándolos a su bolso y sacando de una vez el sobre color rosa. Ya no aplazaría más aquella confesión, saldría a buscarla y le diría todo lo que siempre le quiso decir, ya los demás chocolates los entregaría en su momento.

Con una firmeza y seguridad jamás vista, busco a Sakura por los lugares que por lo general la chica siempre frecuentaba, no encontrándola por ningún lado. No quería preguntar por ella, sentía que sería demasiado extraño preguntar su paradero si ellas no habían cruzado más que palabras relacionadas solamente a un tema en específico de las clases. Recordó que en su sueño se quedaban de ver en el bonito jardín trasero de la escuela, mismo que estaba rodeado de una magnifica vegetación. Con paso apresurado se dirigió a aquel lugar.

En cuanto llegó fue que la vio. Aquella singular cabellera rosada era indistinguible. Su corazón dio un vuelco, ella estaba de espaldas, al parecer estaba hablando con alguien, pudo ver que en sus manos traía un pequeño presente, causando que sintiera un pequeño vacío en su pecho. Con cautela se acercó más, para distinguir a la persona que le acompañaba, viendo que esa persona no era otra que Rock Lee.

Su fina ceja se levantó de la incredulidad, que hacía Sakura a “solas” con él, si siempre había mostrado cierto repudio hacia el pobre joven de cejas abundantes. Por un momento una cierta ola de alivio le recorrió, aquel chico no podía representar una amenaza para su próxima confesión. Se entretuvo por un momento contemplando el chocolate que con tanto esfuerzo se esmeró en hacer. Era un chocolate de aproximadamente quince centímetros de diámetro y uno punto cinco de ancho que reposaba dentro de una charola de tapa transparente. El chocolate tenía una envidiable forma de una flor de cerezo, la misma que significaba el nombre de su amada. El dulce era de una tonalidad rosada, respetando los tonos de una flor de verdad. Le costó trabajó, pero había valido la pena.

Volvió a fijar la mirada en sus compañeros, logrando que el chocolate y la carta que traía en mano cayeran al suelo. Una lágrima se deslizo por su mejilla, secándola inmediatamente con su antebrazo. De un rápido movimiento levanto ambas cosas, mirando aquel sobre y negando con la cabeza, para después caminar a paso apresurado y encontrando en el camino un bote de basura, empezó a romperlo en varios pedazos y desechándolos en el proceso. Volvió a contemplar el chocolate, una triste sonrisa se dibujó en su rostro, logrando que las lágrimas se acumularan en sus ojos, mismos que volvió a restregar.

— Ni modo— susurró, sin dejar de ver el dulce— ella no es ni será para mí— y sin fijarse en donde dejaba el presente, lo abandono en una de los banquillos del colegio.

Llegó nuevamente al aula de clases, la imagen de Rock Lee y de Sakura besándose se reproducía una infinidad de veces en su cabeza. Las lágrimas comenzaron a salir ya sin poder retenerlas, se recostó en su pupitre y se permitió llorar para dejar a un lado aquellos sentimientos que jamás serán correspondidos. Lo único que le hacía feliz, es que aquel chico si era capaz de hacer feliz a Sakura sin ni siquiera lastimarla y con saber aquello la dejaba ir tranquila.

Se secó las lágrimas nuevamente y sonrió, aunque no se sintiera con ganas de hacerlo, pero lo hacía por la felicidad de ella. Abrió el chocolate que le había dado Kiba, tomando solamente un pequeño pedazo y llevándolo a la boca, aquellos rellenos de leche y crema de almendras eran sus favoritos. Hizo una mueca y se tragó el dulce rápidamente, vio el envoltorio corroborando que eran los mismos que compraba de vez en cuando cada vez que se quería dar un gusto.

En ese momento no comprendió porque aquel chocolate que tanto le gustaba le había sabido tan amargo.

Notas finales:

Algo drámatico, pero desafortunadamente no siempre salen las cosas como queremos o deseamos y mucho menos cuando se trata del corazón.


Espero que les haya gustado este One-shot que en parte se me hizo muy lindo :)


Sin más que agregar me despido y nos vemos luego.


Les quiero ♥


°w°/


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