“Había algo… que me recordaba la vida… era ese espejo… ¿era la silla? ¿Qué era?, no puedo recordar la mayor parte, creo que es por el alcohol, creo que son las luces, o este lugar… todo el lugar es ella y ella siempre fue tan diferente de los demás, de todo a lo que yo estaba acostumbrado.”
El hombre que hasta ahora se encontraba tirado en el piso con una botella de vodka en la mano, por fin decidía levantarse y sacudirse un poco, tal vez justo después de 2 días por fin decidiría darse una ducha, o si quiera consideraría dormir en la cama.
-Carajo… se acabó – apenas susurro para sí mismo al ver la botella y luego dirigir la mirada hacia las demás que se encontraban vacías en la mesa.
Tambaleándose hasta la cocina se detuvo justo en el refrigerador en busca de algo que pudiera llevarse a la boca además del alcohol, pero al parecer los días que se había mantenido ocupado intoxicándose, habían sido los mismos que había olvidado conectar nuevamente aquel electrodoméstico, por lo cual todo alimento dentro de él, ahora se encontraba en descomposición.
La realidad es que en los últimos meses solían pasarle ese tipo de accidentes al vocalista, debido a una falta completa de organización en su vida y atención en sus acciones diarias, ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué el que solía tener el propio control de su vida podía olvidar algo tan elemental como conectar un electrodoméstico?... la respuesta era obvia, pero no deseaba tocarla…. El caos.
-Tengo que salir de aquí – susurro para sí mismo, tenía que alejarse de esa cocina, de ese departamento, de esta calle, de la ciudad si era posible, pero difícilmente estaría dispuesto a dejar toda su vida, aun cuando esta se derrumbara lentamente.
El grave problema con las personas solitarias, es que cuando llegaba alguien a prometerles una eternidad a su lado, tomaban esa oportunidad como si fuera lo más brillante, lo único, lo más valioso, olvidaban su propia soledad y decidían compartir su vida, y cuando esta se escapaba de sus manos con esa persona, todo a su alrededor se veía destruido lentamente, se caía como una ilusión que realmente jamás existió.
Todos sus pensamientos se vieron interrumpidos con una llamada que entraba en su celular justo en ese momento, a lo cual volteo a su pantalla suspirando al ver al remitente.
-Un… Soy kyo- susurro apenas
-Kyoooo- escucho del otro lado casi como un lamento que de repente lo hizo saltar.
- ¿eh? ¿si? -
-Vaya hombre me sorprendí un poco cuando contestaste, fue realmente extraño después de un mes sin comunicación, ¿estas apto? -
-Toshiya, tengo solo vodka en el cuerpo desde hace 3 días, ¿me crees apto justo ahora? - dijo un tanto cansado ante el ritmo de la plática que quería llevar el bajista
Escucho por un momento la respiración del bajista del otro lado, sabía muy bien que estaba caminando de un lado a otro, haciendo un silencio dramático antes de preguntar por la verdadera razón por la cual tomo el teléfono ese día.
-Kyo… ¿Hablaste con ella? - dijo después de un rato mientras paraba su nervioso caminar
- ¿Debería? -
-Bueno, creí que esto volvería a la normalidad después de un mes o algo así, después de todo los conocemos, esto suele pasar muchas veces, y luego los vemos juntos de nuevo-
-Esta vez no- dijo simplemente sin querer hablar más del tema, aunque sabía que el bajista no se vería satisfecho con una respuesta así
- ¿Qué sucedió Kyo?.... ella nos dijo que incluso… bueno… habían considerado- hizo otra pequeña pausa- de todas formas, seguro todo se solucionara, ya lo veras-
-Toshiya…- susurro un tanto cansado- ella no volverá y está bien, en serio, era lo mejor-
- ¿Para quién? -
-Para ambos…. Para mí- susurro pensándolo un poco más-ya no quería estar más con ella Toshiya-
-Pero se veían tan felices juntos, siempre hablando de cosas y el futuro, de una casa juntos, de compromisos, de envejecer, nadie puede cambiar de parecer de un día para otro-
-Esa es la cuestión hombre, lo más triste es que no fue de un día para otro, este pensamiento me estaba martillando la cabeza desde hace tiempo-
-Voy para allá- dijo sin más colgando a la conversación, ahora tendría que arreglar el departamento antes de que su amigo llegara.
Pero antes se sentó un momento en su sillón, ¿Qué se supone que le diría al bajista?, ¿Qué quería escuchar de sus labios que fuera tan importante o decisivo para creerle? ¿Cuál era la realidad? Esa tal vez era la pregunta más difícil de todas, podía decir muchas cosas, podía sonreír de forma idiota ante ella, y mostrarse fuerte ante los demás, hacer como que nada pasaba.
Estando solo podía ser sincero, lo necesitaba.
Y la verdad era que… Kyo, el, la persona bajo del escenario, era una persona completamente diferente, tenía miles de máscaras, cada una mejor que la otra, todos conocían estas, porque le era más fácil mostrarlas frente a las personas a su alrededor, a quitarse todas y que el verdadero Kyo se mostrara tan débil como realmente era.
La amaba… la amo, de esa forma tan idiota, tan increíble, de una forma que difícilmente podría comprenderse, la amo tanto que se perdió, que se dejó llevar, que pensó que ella podría quitar cada una de sus máscaras, cada engaño, cada barrera, y un día la realidad fue… que era solo una mascara más, que ella no lo conocía, y no porque fuera una mala persona, simplemente no era ella, aun cuando deseara tanto estar a su lado, la realidad es que había más razones para irse que para quedarse, y era triste acostarse a su lado cada noche, observarla y darse cuenta que cuando ella se fuera, solo se llevaría un kyo mas, uno de tantos, y siempre quedaría el, la persona solitaria, la persona que nadie podía alcanzar.
Ella solo había reafirmado esa parte masoquista en él, esa parte que dolía, que se sentía sola, y tal vez por eso la había amado, porque ella lo amaba aun cuando fuera un extraño ser depresivo, pero no por amar a alguien significa que esa persona se expondrá por completo a ti, y eso había pasado, entre más trataba de entrar a la fuerza, mas barreras ponía el y más lejanos se encontraban.
“Si me casara algún día, creo que lo haría contigo” ella lo había dicho, y por un momento entre las risas, pensó en esa posibilidad, pensó en ese “juntos para siempre”, y entre más la veía, más la besaba, más la tocaba, se veía tan lejano y ridículo. Él era una persona solitaria, tenía sus propios planes, sus propias metas, su vida, y había olvidado por completo eso cuando ella hablo de la posibilidad de estar juntos. ¿Por qué? Por una razón completamente humana, el miedo a la soledad que lo había envuelto por tantos años.
“Te necesito” había dicho, así fue como el la tomo en sus brazos y le prometió jamás dejarla, jamás olvidarla, y hacer todo lo posible para que ella no sintiera la soledad que lo llenaba todos los días, pero como era de esperarse, el necesitar y el amar eran cosas diferentes, pero era cómodo ¿Cierto?, los dos se necesitaban, así que hicieron un pacto de llenar sus espacios vacíos, olvidándose dentro del otro.
Suspiro un momento al recordarla en las noches y como se aferraba a su cuerpo cuando se sentía triste, como el correspondía a esto cuando se sentía solo, y así se complementaban, así es como eran una pareja feliz, una pareja ideal, hablando de necesidad mas no de amor.
Por un momento su mirada se desvió hacia uno de los sillones de su departamento y una figura familiar parecía de repente haberse sentado sobre él.
“Si pudiera entender la forma en la que le quiero, tal vez las cosas serían diferentes” escucho en un leve susurro y sonrió lleno de frustración al recordar aquella sencilla frase que lo había dejado pensativo ese día.
-Ruki- susurro para sí mismo- seguro ahora debes reírte de mí, tú me advertiste de esto ¿Cierto?, lo sabias… y aun así sonreíste como si no te importara-
Y ahí estaba de nuevo, su mente jugando con él, haciéndole recordar esa sensación extraña de ser observado por aquel pequeño vocalista y como después de eso sonreían como si se hubieran comunicado un mensaje secreto.
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-Lo bese- susurro viéndola directamente a los ojos
- ¿Disculpa? - susurro volteando por un momento hacia el poniendo atención por primera vez a la discusión que estaban teniendo- ¿a shinya? - dijo ella tratando de volver sus sospechas verdaderas.
-No pequeña- vio directamente a sus ojos por aquel espejo en el cual ella se arreglaba para poder irse- estábamos… platicando y solo sucedió, no sé qué estaba pensando realmente-
- ¿A quién Kyo-san? - ella había volteado para verlo directamente y que en sus palabras no hubiera mentiras
-A ruki- susurro sin más, esperando un golpe, un sollozo, todo menos lo que vendría a continuación.
- ¿Realmente no sabes que estabas pensando? ¿Realmente solo sucedió? -
Metió las manos en sus bolsillos y decidió no mentirle, no decir algo consolador, simplemente tenía que hablar, tenía que dejar de tener miedo a que ella se fuera y lo dejara solo.
-Quería besarlo- dijo y suspiro dejando por fin salir parte de el en esa confesión- Yo realmente quería besarlo en ese momento, lo siento-
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-Debería empezar por ahí- se dijo a si mismo mientras veía la figura de aquel vocalista en su sillón mientras le sonreía triste, como solía estarlo cada vez que se veían, la misma mirada, que antes lo veía de forma divertida, que con el paso del tiempo iba perdiendo lentamente el color que le caracterizaba.
Esa noche Kyo había sido cruel como siempre, lo había alejado tantas veces, lo había quebrado durante tanto tiempo, que justo ahora le era tan difícil mirarlo a los ojos, y entonces todo lo que no podía decir y aquello que se había prohibido, todo eso se fue cuando sintió el aliento de aquella persona cerca de sus labios, apenas rozando estos.
Y entonces tomo su nuca y lo beso, quebrándose ahí mismo, muriendo en ese silencio que se había formado en la habitación.