La casa nueva.
—Es un bello día. —pensó con una blanca sonrisa posada en su boca. Deslizó hacia abajo su pantalón pijama seguido de la ropa interior, con mucha paciencia sacó su camisa para dormir; no pudo evitar estremecerse al sentir el frío ambiente chocar bruscamente con su cálida piel.
Pensaba en todo lo que había pasado, el gel de baño corriendo por toda su anatomía… Realmente habían sido momentos muy difíciles, gracias a su padre y hermano mayor había podido superar todo, su padre y hermano todavía lo hacen.
—¡Kakarotto! ¡Baja ya, el desayuno está listo! —se escuchó hasta el segundo piso donde estaba duchándose el mencionado.
—¡Enseguida bajo, papá! —contestó casi de inmediato. Terminó de enjuagarse para tomar al azar unas de sus prendas favoritas, pantalones sueltos grises, una camiseta de algodón muy ancha de color azul y unas vans grises.
…
—Hola papá. —mencionó recibiendo por parte del aludido una sonrisa—. ¡Hiciste los pancakes de mamá! ¡Genial! —muy rápidamente se sentó para comenzar a engullir con ansias su desayuno, acompañado de un suave chocolate caliente con malvaviscos.
—Raditz, deja esa maldita cosa de inmediato. —amenazó con la mirada ensombrecida.
—¡P-Pero… papá! —lloriqueó aun mirando su consola portátil, estaba a pocos puntos de lograr un récord histórico en toda su ‘carrera’ de gamer profesional. Bardock apretó con fuerza la cuchara sucia de mezcla para pancakes, crujiendo sus dientes en la ira.
—¡SUELTA-ESA-MALDITA-COSA-DE-INMEDIATO!
—¡Ay! —Raditz soltó de pronto la consola al ver el cucharón acercándose rápidamente a su cabeza—. ¡Y-Ya lo siento, papá! —rogó arrodillándose de manera dramática.
—Hmm… —miró por el rabillo del ojo—. En poco tiempo vendrá su madre. Un mes si somos exactos. —lavaba el plato en el cual había desayunado.
—Eso es mucho tiempo, ¿por qué dices ‘poco’? —protestó el joven de cabellos negros revueltos con la boca llena.
—Papi, ¿me haces otro pancake? —pidió dulcemente Raditz con una sonrisita ‘tierna’ que en vez de conmover a su padre, lo que hizo fue perturbarlo. Una vez superado el trance, Bardock devolvió:
—Para todo el tiempo que ha pasado, es poco —miró ahora a su hijo mayor—. Hice los suficientes, y si quieres más, hazlos tú mismo. —recalcó la última frase, el menor de todos mostró una risita burlona hacia Raditz.
—Grr... ¡PAPÁ MIRA A KAKAROTTO!
—¡MADURA YA, RADITZ! ¡TU HERMANO SÓLO TIENE QUINCE AÑOS!
—¡ES QUE TÚ LO CONSIENTES MUCHO! —Bardock volteó lentamente.
—¡¿DISCULPA!? ¡PARA TU INFORMACIÓN YO SÉ CÓMO CRIAR A MIS HIJOS Y TAMBIÉN SÉ QUE NO ESTÁ SOBRE-CONSENTIDO! —el joven se hallaba muy incómodo en una de las típicas peleas matutinas de su padre y hermano, era algo raro, pero así, en cierta forma, era como ellos se demostraban su cariño y aprecio fraternal.
—¡OH, CLARO QUE SÍ, DESDE QUE ‘ESO’ PASÓ LO HAS ESTADO CONSIENTIENDO DEMASIADO! —Bardock y su otro hijo se colgelaron en mención de ‘ese’ suceso—. ¡MÍRALO! ¡NO SABE LAVAR UN PLATO!
—…
—… —la mirada de Kakarotto se oscureció bajo la sombra de su flequillo abundante.
—Y-Yo… Lo siento, no debí mencionar eso… —cayó en cuenta de aquello, bajó el rostro apenado.
—…Tranquilo, eso me sirve para recordar… Kakarotto, te traje una camiseta y unos pantalones nuevos, están en la repisa superior de tu armario. —habló con un tono neutro.
—S-Sí, gracias… —sonrió levemente con algo de incomodidad.
—Mañana empiezas clases, hoy ve con Raditz y conoce el sector.
—Sí, señor. —asintió rápido con una sonrisa algo emocionada, siempre le fascinaba el hecho de poder conocer cosas nuevas de mano con su hermano, como los viejos tiempos…
—Bueno… creo que me va a tocar bañarme… —se quejó de manera graciosa, a su padre le recorrió una gota de sudor por la sien.
—Oh, hazlo, por favor, y lávate ese repugnante pelo ‘roquero-metalíco’ que ahora decides usar. —mientras Kakarotto subía las escaleras a su habitación, todavía podía escuchar a su padre y hermano difiriendo nuevamente en opiniones.
—¡E-Es ‘metalero’! —exclamó sonrojado por la vergüenza.
—Ajá… —contestó Bardock con pesadez mientras dejaba a un lado el delantal de cocina. Kakarotto dejó brotar una risita de su boca antes de seguir a cambiarse de ropa para salir con su hermano.
…
—Antes de salir… Raditz, ¿tienes las llaves?
—Síp.
—Mmm… Okay, saldré un momento, sé que es domingo pero Tomma me solicitó en la comisaría para ayudarle con unos papeles, fue muy bueno al trasladarse conmigo…
—Está bien, papá, tú ve tranquilo que con el grandote e hipermusculado de mi hermano dudo mucho que quieran hacerme daño. —sonrió con mucha gracia, Bardock se contagió de ésta y no pudo evitar reír un poco.
—Claro que sí, hermanito, de paso vamos a ver si puedo conquistar algún doncelito. —le brillaban los ojos en decisión.
—Suerte… —mencionó Bardock dándose vuelta y riendo solo. Raditz gruñó sonrojado.
—Nos vemos, papá. —se despidió el menor de todos mientras Raditz le tironeaba para salir de ahí lo más pronto posible.
…
—Otro día más… —talló sus ojos desperezándose, un bostezo, un gruñido y arriba para enfrentar nuevamente su realidad.