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Thirteen por CloneTrooper99

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Notas del capitulo:

Primer Oneshot, espero les llegue a gustar tanto como a mi, jamás me llegué a sentir satisfecha por un escrito. 


Deja tu review si te gustó, y si no te gustó también.

No podía olvidarlo tan fácilmente, aunque recibiera apoyo de todos a quienes les tenía un gran cariño, inclusive la obligación de tomar medicamentos. Estaba más lúcido que los días anteriores, eso creía, podía oír mis pensamientos cosa que antes no podía. Mi habitación era sumamente extraña, pero me gustaba, se diferenciaba de muchas, como las de un hotel tanto como la de mi departamento. No tenía una cama en donde dormir, el suelo era tan cómodo como una almohada grande, las paredes protegidas por el mismo material que el suelo. Sentía tantas ganas de saber cómo se sentía debajo de mis manos, imposible curiosidad de saciar. Algo me sujetaba con fuerza cada noche, impidiéndome que utilizara mis brazos, ¿por qué tenía algo así? Mis párpados me pesaban y lo único que hice fue arrojarme en el confortable suelo, esperando a que lentamente Morfeo terminara por consumirme por completo, mientras miraba fijamente la luz de la luna que atravesaba la pequeña y única ventana que existía en ese cuarto de cuatro paredes, débil pero alcanzaba a iluminar una parte de la pared, hasta que mis párpados cayeron finalmente.

 ¿Qué me has hecho, Akira?

 

 

Como todas las mañanas, muy temprano, debía presentarme en el consultorio para mi cita de todos los días. Solo para chequearme, cómo iba progresando con mi día a día, me resultaba irritante de cierta forma, sabiendo que tenía cosas más importantes que hacer.
— Muy bien, señor Matsumoto, ¿está haciendo lo que le pedí que hiciera? — Cuestionó el hombre que se encontraba detrás del escritorio, dejando de lado una carpeta la cual contenía una cierta cantidad de papeles dentro. Seguido dejó las gafas que utilizaba justo sobre la misma.
— ¿Escribir? Ya le he dicho que no veo la razón de que eso me ayudará, de una u otra forma. — Apoyé mi codo en el descansa brazos de la silla en donde me encontraba sentado.
— Y yo le repito que es una buena forma de distraerse ante una gran pérdida como la suya, al igual que explayar sus sentimientos. Inclusive puede escribir una canción, ¿qué dice? Usted se dedica a eso.
— No es exactamente lo mismo…— Respondí aún no convencido del todo, a mi punto de vista, me parecía una total pérdida de tiempo.
Seguía sin entender por qué me obligaban a ir a terapia, me encontraba bien, pero inclusive mis compañeros de banda me seguían insistiendo que vaya, llegando a tal límite de amenazarme con echarme, era tanta su preocupación que llegó a tales extremos. Por suerte la única persona en el mundo que estaba de mi lado era Akira, no necesitaba ninguna explicación para darle, ni el por qué, siempre estaría conmigo apoyándome en cada momento.
Siempre levantaba mis ánimos, solo necesitaba que sus brazos rodearan mi cuerpo para calmar cualquier problema que se me presentaba y llegara a atormentarme, sin olvidarme de sus dulces labios, aquellos que hacían desaparecer el mundo que nos rodeaba y solo existiéramos nosotros dos.
Al salir del consultorio, siguiendo el camino del pasillo que me conducía hasta afuera del establecimiento, desde lejos podía visualizar la figura de un hombre de cabellos rubios, algo alborotados, de espaldas a la puerta que daba a la calle. Bien podría distinguirlo, gracias a la pequeña ventana que la misma puerta poseía. Apenas crucé el marco de la puerta, directo a la calle, era imposible no reconocer al hombre que esperaba paciente apoyado contra el pilar que se encontraba junto. Me sobrepasaba de estatura por unos cuantos centímetros más, vestido con una chaqueta de cuero y unos jeans algo desgastados en la parte de la rodilla, fumaba un cigarrillo con la vista fija en el cielo gris de ese frío y húmedo 10 de Julio.
— No puedo creer que me hayas esperado. — Rompí finalmente el silencio, sacando del trance en el que Akira se encontraba en ese instante. Solo se limitó a voltearse a verme con una gran sonrisa en sus labios.
— ¿Bromeas, cierto? Te dije una y mil veces que te esperaría, Takanori. — Negó varias veces, dejando caer la colilla del cigarrillo en el pavimento, sin antes haberle dado una última calada a este y que el humo escapara de sus labios.
Lo sabía, aunque era como una rutina de todos los días, no me gustaba dejarle esperando tanto tiempo fuera en el cruel frío del invierno. Akira lo detestaba, contrario a mi siempre disfrutaba de esa época del año, me inspiraba a componer.
Tomé la mano del rubio, haciendo que me siguiera rumbo al estudio. No debíamos ir en automóvil, ya que el consultorio quedaba nada más a unas pocas calles de nuestro estudio siéndome así bastante practico y no llegaría tarde en ningún momento. Pero siempre que lo hacíamos nos llevábamos miradas de disgusto cada vez que nos veían juntos, algunos se paraban a vernos cuando caminábamos de la mano. Trataba de no prestar atención a sus miradas ya que sacaban lo peor de mi, pero Akira impedía a que eso sucediera, buscando una y mil formas de distraerme. Hasta los fans que llegaba a cruzarme en mi camino usual de cada mañana, me detenían para pedir autógrafos, me resultaba extraño que a Akira no le pidieran ninguno, como si fuera invisible delante de los ojos de los fans, siendo que estaba conmigo en la banda, a él no le molestaba en absoluto que lo hicieran.
Me sentía a salvo dentro del estudio, no tenía ninguna de las miradas ajenas posadas sobre mi, como si lo que hiciera fuera un completo delito enfrente de ellos.
Kouyou, Yuu y tanto como Yutaka nos esperaban como de costumbre justo en la habitación donde se llevábamos a cabo la grabación de nuestro próximo single, el cual daría comienzo a un nuevo álbum al igual que una nueva gira por todo el país.
— Nori, te estábamos esperando, ¿dónde estabas? — Se acercó a decirme el líder de nuestra banda, sonaba bastante molesto. Cuando se trataba de trabajo, Yutaka era bastante serio e exigente, no esperaba menos de él cuando acordamos que sería nuestro líder.
Nori era como casualmente me apodaban cuando no estábamos sobre un escenario, cada uno se apropió de un apodo, Yutaka se apodaba Kai, Yuu; Aoi, Kouyou; Uruha y finalmente Akira y yo nos apodábamos Reita y Ruki.
— Lo siento, ya sabes que tengo Terapia. Imaginé que Akira les avisó, ¿no recibieron ninguna llamada? — Dejaba mi abrigo justo en un pequeño sofá que había allí en un rincón. Todos se detuvieron a mirarme cuando nombré a Reita, un silencio el cual duró unos pocos minutos, tomó el cuarto del estudio.
— ¿Qué sucede…? Deberían de preguntarle a Akira…— Finalmente hablé cuando dejé mi abrigo, volteándome para buscar al rubio que se encontraba detrás de mi.
Sentí un leve dolor en el pecho, al segundo en que me había volteado, él ya no estaba. No tenía sentido, estaba allí conmigo esperándome fuera del consultorio, caminamos juntos hasta aquí y ahora…había desaparecido.
— ¿Por qué no te tomas el día libre? De todas formas nos falta grabar la parte de la guitarra rítmica. — Sugirió el hombre de cabellos largos y castaños, estaba parado junto a la batería que estaba al fondo de la habitación.
Tragué saliva, Kouyou tenía razón. Pero algo no entendía, de repente ya no tenía a mi lado a Reita dejándome en un pequeño shock por un instante. La mirada de mis tres compañeros comenzaba a ahogarme de repente, sin tener una excusa de por medio que dar explicando porque el bajista no estaba allí conmigo.

Por supuesto que hice caso omiso a lo que me había aconsejado Uruha, agregando el hecho de que necesitaba aire fresco y no había nada mejor que el frío viento que azotaba esa mañana de lunes. Nuevamente me vi colocándome mi abrigo y salir del lugar donde grabábamos. Anonadado caminaba en dirección a un parque, doble en la esquina justo donde se encontraba un gran edificio, pasando por la entrada principal del departamento apenas pude divisar a un hombre sentado en los escalones. Una punzada en el pecho volvió a hacerse presente justo como la anterior, me detuve enseguida para recuperarme tan solo del dolor.
Cerré mis ojos por un segundo y una vez que el dolor desapareció abrí mis ojos, dejando escapar un suspiro, llevándome un gran susto cuando el hombre ahora se encontraba delante de mi.
— ¿Akira…? — Hablé casi en un titubeo, ahora se encontraba vestido de otra forma. Llevaba puesto un gran abrigo negro y largo que llegaba a sus rodillas, la mitad de su rostro estaba cubierto por una bufanda gris. — ¿A dónde te habías ido?
— Te dije que iríamos a cenar, ¿no lo recuerdas?
Hablaba en un tono dulce y tranquilo, juraba que mis ojos brillaron al momento de tenerlo frente a mi. Tenía las manos heladas al momento en que estás entraron en contacto con mi piel, acariciaba mi mejilla con suma delicadeza, como si estuviera a punto de quebrarme y romperme justo delante de él. Se apartó la parte de la bufanda que cubría su boca tanto como su nariz, acercándose lo suficiente así alcanzar a robarme un beso de los labios, terminando por dirigir ambas manos a tomar su rostro al instante en que toqué los belfos del rubio.
— ¿Qué sucede? Parece que has visto un fantasma. — Dijo al final de aquel beso, dejando escapar una leve risa al final del comentario.
— Nada, solo que…mejor vayamos, muero de frío. — Murmuré con una sonrisa amplia dibujada en mis labios.

Tenía frío, y una brillante luz me cegaba al instante en que abrí mis ojos tanto que me vi obligado a refregar mis ojos hasta acostumbrarme a la visibilidad de la habitación. Una sensación de pánico se apoderó de mi, cuando me percaté en donde me encontraba. Estaba recostado en la cama de mi cuarto, con el torso descubierto, las sábanas solo cubrían la mitad de mi cuerpo. Confundido tomé mi móvil que para mi suerte estaba en la mesa de medianoche. Entrecerré mis ojos cuando la pantalla se iluminó. “10:00 a.m Jueves 13 de Julio
El aire comenzó a faltarme apenas leí la fecha tanto como la hora, << ¿Tres días? ¿Han pasado tres días…pero cómo?>> el móvil terminó por resbalarse de mis manos, cayendo en el suelo. Con rapidez salí de la cama y pude notar el gran desorden que estaba esparcido por todo mi cuarto, tanto como ropa interior y prendas yacían en el piso. Lentamente caminé hacía la sala, tan solo tenía el bóxer puesto cuando quise darme cuenta. Nada cambió, la sala tanto como la cocina se encontraban como mi habitación, el desorden era inmenso, no sabía que ocurrió. De repente un aroma se coló al instante que crucé el pasillo de la sala. Podredumbre, eso era, el aroma a que algo se estaba descomponiendo, caminaba con cuidado ya que era imposible andar por allí. Al descubrir cuál era el punto de origen de aquel olor completamente desagradable, mis ojos se humedecieron rápidamente al ver de qué se trataba. Mi adorada mascota, Koron, yacía en el suelo con la lengua fuera de la boca, y sus ojos negros carecientes de vida.
Me arrodille en el suelo junto al cuerpo de Koron, gritando una y otra vez ante la trágica perdida de mi amada mascota, negando completamente la realidad de esta.
El último recuerdo que tenía de ese fatídico día para mi, era siendo arrastrado fuera de mi apartamento en brazos de unos hombres vestidos de blanco, viendo como mis compañeros de banda se alejaban lentamente…y al final de todo estaba Akira, sonriendo


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