En una pequeña ciudad del África...
Un joven pelinegro bastante alto para su edad, azabache por naturaleza, construcción robusta y mirada penetrante caminaba tranquilamente a lo largo de frondosos árboles, sintiendo lo húmedo y fresco del pasto después de una larga jornada donde los cielos se desahogaban y daban paso a numerosos charcos para contemplar su propio reflejo.
No era muy común que lloviera por esas épocas, pero de lo que si estaba seguro era que se venían buenos tiempos. La vegetación la recibía con los brazos abiertos, algunos animales no estaban muy a gusto con eso... y bueno él... él estaba bien, a la madre naturaleza no hay que objetarle nada, eso siempre le decía su madre.
Tenía que admitir que la lluvia traía muchas cosas... algunas buenas y otras no tanto, le fascinaba ver los bosques llenos de vida, los animales saboreando de ese néctar cristalino al que pocos tenían el privilegio pero... para gente como el que vivía en una pequeña choza en medio de un vasto desierto no era muy gratificante la cosa, algunas terminaban colapsando por la fuerte presión de agua o el viento incontrolable, eran momentos donde se jugaban la supervivencia de su familia... pero no se quejaban... así es el destino.
Entre tanto pensamiento no se dio cuenta cuando llego a su hogar, un área desértica con poca vegetación donde un hermoso bosque lo resguardaba, su casa se ubicaba muy cerca de este por lo que convivir con animales era parte de su día, jugaba con pequeños cachorros de leon... esos pequeños siempre terminaban llevándose la mitad de su ropa en el proceso, pero ese era otro tema, además su madre ya estaba acostumbrada a verlo llegar semi-desnudo, si mal no recordaba el joven azabache lo hacía desde los 8 años más o menos, desde que fue a ese lugar tan extraño llamado...
–Tet-chan... ¿Qué haces mostrando la mitad de tu pecho, espalda y pierna derecha en la puerta de la casa? –pregunto una joven de tez clara, de mediana estatura y con unos hermosos ojos negros ladeando un poco la cabeza al no encontrar respuesta ante tal acto.
–Ho-hola ma... –al principio no se percató por estar pensando en cosas como la madre naturaleza pero era verdad, estaba casi desnudo y con un ligero sonrojo al frente de la puerta de su hogar.
–No me digas que...
Solo le quedo hablarle con la verdad a la mujer por la que daría su vida.
–Si... –soltó un leve suspiro, esa mujer se las sabia todas– leones... –soltó bajito y con un gran suspiro que solo dejo riendo a la mayor.
–Ese es mi hijo... MI ORGULLO! –exclamo a todo pulmón con el puño en alto, para después posar esa misma mano en el hombro del más alto para apartarlo de la puerta y comenzar a caminar a paso lento para tomar el picaporte con la mano contraria e iniciar con su tormento.
–Por el cual yo daría mi vida entera... pero sabes, me sentiría mejor la próxima vez que vengas así y me digas que fuiste arrastrado por una chica, que te dejo entre la espada y la pared, lleno de besos, chupetones, arañazos y que caaasiii hubieras sido víctima de una súper vio... pfff Dios deberías de ver tu cara! –soltó una risa para nada estruendosa y disimulada al voltear y encontrarse con su hijo totalmente cohibido, apenado y sonrojado... definitivamente le encantaba molestar a su hijo con eso.
Por otro lado el azabache solo podía encogerse de hombros, él no tenía la culpa de haberse educado en casa, no tenía amigos ni familia a parte de su madre en ese lugar... en ese momento solo quería irse a su cuarto, fundirse con las sabanas y no despertar nunca.
–Perdón cariño... –añadió la mujer al notar que su hijo no respondía, se había pasado– pero sabes... –agrego rápidamente colocando la palma de su mano en el colorado rostro de su hijo para acariciarlo– ya casi no hay jóvenes como tú, tan geniales pero a la vez tan inocentes... deberías sentirte feliz! –golpeo levemente el brazo del mayor para jalarlo hacia el interior de su hogar y consolarlo por dejarlo en tal estado.
Era cierto, por la cara que puso supo que pasaba en ese momento por la mente del mayor, él no tenía la culpa de haberse educado en casa, el trabajo de su padre le quitaba muchos privilegios a ambos, para él era estudiar en una escuela pública y dejarse conocer al mundo y para ella... estar con la persona que amaba, pero así fue el destino con ellos, cruel y despiadado... como cuando un tigre agarra a su presa y la desnuca para saborear su sangre... pero eso nunca le diría a su hijo, el no conocía a su padre de todos modos... o si?
Cuando ingresaron al recinto entre varias disculpas y sonrojos, las sonrisas que tenían plasmadas en sus rostros quedaron en el olvido, el mayor tenía la confusión plasmada en el rostro mientras su acompañante parecía... ilusionada.
–Que... Como... Porque... Tú deberías estar cuidándolo... –pequeñas lagrimas salían de las orbes azulinas de la mujer mientras intentaba articular palabra alguna para no asustar a su hijo pero era imposible, esto solo significaba una cosa.
–Akimi-san por favor cálmese... –lentamente se fue acercando a la mujer ante la atenta mirada del menor, no lo culpaba, cuando se lo presentaron solamente era un pequeño de tan solo 5 años que todavía no podía controlar su transformación, tomo a la mujer por los hombros regalándole un pequeño abrazo y continuo– Vine por encargo de Él, piensa que ya es la hora de que se conozcan.
–Pero solo tiene 15 años...
–Lo sé –afirmo calmadamente.
–Es un niño! –se estaba comenzando a exaltar, ese hombre nunca dejaba de sorprenderla.
–También lo sé, pero... –soltó un gran suspiro, lo que venía no sería bonito para nadie– Tienen que volver a Japón, este lugar ya no es seguro... los caters se acercan rápidamente.
Akimi solo pudo tapar su boca tras esa noticia, habían escapado de ellos por años y ahora venían a arruinarles la vida de nuevo, era demasiado injusto... ella no tenía la culpa que su pequeño haya nacido con eso! Pero no se quedaría de brazos cruzados, si querían pelea la tendrían!
– ¡Bien! ¡Nos iremos a Japón! –Akimi volteo para encontrarse con su hijo el cual tenía los ojos bien abiertos y la mandíbula baja, pareciera que hubiera tenido una fuerte pelea con sus neuronas para procesar todo esto.
–....
–Tet-chan empaca tus cosas, nos iremos a Japón en estos momentos... –genial, su hijo no respondía por culpa de uno de sus típicos ataques de estupidez.
–Que...
Al menos había articulado una palabra, bien! Estaban avanzando.
–Es una emergencia, necesito que empaques tus cosas y estés listo en 5 minutos.
–....
<<Dios este niño... A quien habría salido tan lento...>> pensó la mujer.
– Iremos a ver a tu padre... ¡APÚRATE! –no dudo ni un segundo, agarro un pedazo de pan y golpeo de lleno en la cabeza del mayor haciendo que su cerebro hiciera click.
Y con eso nuestro joven protagonista reacciono, su padre... parecía irreal, por fin tendría el agrado de conocer al hombre que los abandono... O sí, cuando lo viera estrellaría su arañado puño es su estética y bien formada cara.
Continuaraw67;
Este es mi primer fic, estoy bastante emocionada! *lanza corazones gays* La idea ya tenía rondando mi cabeza bastante tiempo pero nunca le di el tiempo necesario hasta hoy :V / espero les guste tanto como a mii *3* díganme que piensan en los comentarios 7u7 ya sé que la mayoría de autores piden eso pero es NECESARIO! ¿Como sabemos nosotros que a nuestros lectores les gusta? Pues es gracias a las estrellitas, comentarios y vistas <3 Y bueno... Muchas gracias por leer hasta aquí <3
w67;Andraleew67; fuera :3
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Un pequeño adelanto <3
Capitulo dos~ Titulo: ..................... <- Sorpresa c;
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–No quiero subir –el pelinegro se rehusaba tajantemente a subir en esa cosa que parecía un ave gigante preñada y embarazada.
–Pues lo harás.
–No
–Que? –se fue acercando lentamente al azabache.
–No...? –dios estaba empezando a dudar de su respuesta... su madre daba demasiado miedo!
–Quee? –Akimi coloco su mano al costado de su oído para afinar su audición– Repítelo por favor.
–Por donde ingresamos... –respondió rendido, su madre era imposible.
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–Esa es su habitación –comento un señor de tez blanca, vestía un pantalones negros, camisa blanca, corbata negra con un delicado broche que la sujetaba a estafijamente... en una simple palabra, IMPECABLE.
–Por qué...? –respondió automáticamente, dejando al contrario claramente sorprendido.
<<Eso es lo primero que pregustas tonto! Ojala te quedes sin descendencia!>> se auto-reprendió el menor.
–Bueno... es el hijo del jefe, claramente tenemos que atenderlo como se debe. –puntualizo en lo último para después tomar el pomo de la puerta y comenzarla a abrir, dejando al menor boquiabierto.
–Todo eso es... m-mio? –tragó en seco y señalo la habitación completa... es que era enorme!.
–Sí, joven amo. Todo es suyo.
–Es más de lo que merezco... gracias. –levanto un poco el rostro apenado para regalarle una pequeña sonrisa al mayordomo y comenzar a adentrarse a la habitación, este solo asintió.
–Bueno, en una hora estará el almuerzo, aproveche en bañarse, cambiarse y demás, lo esperamos abajo. –hizo una pequeña reverencia dejando al menor contemplando el lugar, cerró la puerta con cuidado y se dispuso a terminar sus labores.
<<Definitivamente tienes la misma sonrisa, igual de encantadora...>>
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GRACIAS <3