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27. Xero (03) por dayanstyle

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Notas del fanfic:

A LEER NENESSS A LEERRRR... QUE ESTO ESTA QUE ARDEEEE

Notas del capitulo:

...

—Santa mierda Jupiter, el hombre luce bien.

 

Jenissi descansó el mentón en sus manos mientras miraba a Jhonny Deep que giraba a través de la pantalla del televisor. Mantuvo una mirada soñadora hacia los suculentos y dulces labios. Dame cinco minutos y… Jenissi se estremeció. Todo tipo de posibilidades pasaban por su mente de lo que podían lograr hacer en ese tiempo.

 

Apretó su polla contra el cojín del sofá, deseando que otra persona le diera cinco minutos. Jenissi se extendió, boca abajo, mientras observaba la juguetona acción en la pantalla, preguntándose por qué Xero, el feroz Demonio Guerrero, no le daba ni la hora. Jenissi suspiró profundamente, imaginándose que Xero estaba en la pantalla. Hombre, su pene ya estaba duro al pensar a Xero con un traje de pirata. Ah, sí, podría saquear el botín de Jenissi en cualquier momento que quisiera. Jenissi sonrió al pensar en las diferentes formas que Xero podría saquearlo.

 

—Deja de molestar mi cama, —dijo Ryu, dejando las palomitas de maíz en la mesita de cristal.

 

—No tendría que hacerlo, pues estaría en el sofá si cierta persona no se molestara.

 

Jenissi miró sobre su hombro a Xero, quien estaba sentado en la silla frente a él. Cuando el guerrero no le hizo caso, rodó los ojos y miró la pantalla.

 

Levantó la pierna derecha, rascándose la pantorrilla izquierda con el pie mientras se imaginaba a Xero levantándose de la silla en la que estaba sentado y cubriendo su cuerpo con todos esos fuertes y vibrantes músculos. Y Xero tenía muchos de estos.

 

Miró por encima a Xero y luego a la televisión. No hubo suerte. El guerrero no movió ni un músculo. Deprimido apretó un poco más duro el suave cojín, deseando que alguien seguramente le ayudara aliviar su problema de duro—como—una—roca entre sus piernas.

 

¿Cómo se había metido en este lío de todos modos? Era un ser humano. Ellos eran hombres—demonios. Eran de dos mundos aparte, literalmente. Todo lo que había hecho era tratar de ayudar a un amigo. Cuando Ryu vino a él, llorando por estropear la única oportunidad que tuvo con un guapísimo hombre, es decir, el guerrero Jin, Jenissi se sintió obligado a ayudarle a conquistar a su hombre. Pasó de vivir una mundana vida a vivir en un extraño reino.

 

Todo por querer ayudar a un amigo.

 

Sin embargo, no todo era tan malo. Todos los guerreros que vivían en este edificio eran hombres jodidamente calientes que podrías encontrarte en una paraíso balneario, pero Jenissi solo quería uno de ellos, y Xero no parecía estar interesado en lo más mínimo.

 

Ni siquiera estaba seguro que la—fantasía—para—masturbarse sentada frente a él fuera gay. Jenissi se estremeció ante la idea de desear a un hombre heterosexual. ¡Que pesadilla seria!

 

Xero media más de 1,82 mts. No era un experto en medidas, pero imagino que sería 1,98. Era 1,98 mts de puro musculo y piel lamible. Cada jodido centímetro.

 

Jenissi apartó la mirada del Sr. Pon—mi—polla—dura—en—un— segundo y volvió a mirar la película que estaba viendo.

 

¿Por qué no podía tener una relación como la de Ryu y Jin? Jenissi miró a la pareja. Estaban sentados en su lugar habitual. Jin estaba en la silla y Ryu estaba sentado en el suelo entre los pies del guerrero. Jin estaba pasando las manos por el pelo de Ryu distraído de  la película, luciendo feliz de mirar a su pareja.

 

 

—No sé cómo me siento por esta película. No termino de entender como un humano puede recibir disparos en múltiples ocasiones y nunca un golpe, ni una sola vez, —se quejó Xero, encorvándose en la silla.

 

Los ojos de Jenissi se encentraron en la entrepierna abultada del guerrero y luego desvió la mirada. Corría el riesgo de lanzarse a disfrutarla con su boca.

 

—Es solo una película, para entretenerse, —dijo Ryu.

 

Xero agitó su mano hacia la televisión mientras negaba con la cabeza. —Pero debería ser más realista.

 

—Si quieres algo más realista, vete y enfrenta al mundo. Yo, por ejemplo, disfrutare unas vacaciones de fantasía donde todo y cualquier cosa es posible, —respondió Ryu.

 

—Supongo. —Xero negó con la cabeza mientras se recostó hacia atrás de la silla y se quedaba callado.

 

— A mí me gusta, —tiró Jenissi. Esperó una respuesta de su fantasía, pero Xero lo ignoro.

 

Una vez más, por enésima vez, Jenissi se sintió estúpido por tratar de hablar con alguien fuera de su alcance. ¿A quién engañaba? Era demasiado bajo, flaco, y también un nerd. ¿Por qué diablos Xero estaría interesado en alguien como él, cuando el hombre, obviamente, podía tener a sus pies a quien deseara?

 

Y Jenissi, evidentemente, era alguien que no deseaba.

 

Se levantó de la cama, decido a salvar algo de su dignidad, y entró a la cocina donde su Terrier Australiano, marrón y negro, Tulip, dormía.

—. Tú me quieres, ¿no?

 

 

 Tulip le lamió la mano y luego se dio la vuelta, volviéndose a dormir. Jenissi se sentó en el suelo junto a ella, sintiéndose nostálgico. Los guerreros le habían dicho que no podía volver a su casa en el 'Reino Humano', que no era seguro por el momento, ya que algunos hombres estarían buscándolo al verlo con Ryu cuando trataron de matarlo. No solo conocían donde vivía, si no cuál era su apariencia.

 

Tenían miedo de que los hombres malos irrumpieran en su apartamento y lo usaran para llegar a Ryu. No era tanta nostalgia lo que sentía, era frustración. Sabía que podría llegar a ser feliz aquí, tan raro como fuera este mundo, si alguien le diera la hora.

 

—¿Todo calmado aquí?

 

Jenissi miró al hombre de sus sueños. ¿Realmente Xero le estaba hablando? —Extraño mi casa.

 

Xero dejó su vaso en el fregadero y luego se acercó. El corazón de Jenissi latió en su pecho. Podía oír la sangre latiendo en sus oídos mientras el guerrero se arrodillaba a su lado. Inclinó la cabeza hacia atrás y parpadeó hacia el hombre que invadía sus sueños. Se preguntaba si Xero iba a besarlo.

 

—Linda perrita. —Xero alcanzó la barriga de Tulip y la rascó. Sus patas comenzaron a moverse mientras sacaba la lengua. Jenissi estaba envidioso por la atención que Tulip estaba recibiendo de Xero—. Creo que puedes irte a casa cuando organicemos este lío. Simplemente pasa el rato. —Xero le sonrió y se levantó——. No está tan mal aquí.

 

Jenissi le dio una buena mirada al culo de Xero cuando se levantaba y salía de la cocina. Se levantó y limpio el polvo de su trasero. No tenía sentido estar sintiendo lastima por sí mismo. Tenía amigos en el edificio. Bueno, los hombres lo trataban con suficiente amabilidad. Eso era mejor que no tener a nadie con quien hablar.

 

Ryu y Jin se encontraban en su propio pequeño mundo, desde que se habían convertido en pareja. La relación era muy dulce, y todo lo que Ryu hacia era mirar con soñadores ojos a Jin todo el día.

 

Jenissi salió de la cocina, atravesó la sala de estar, y fue a la puerta del apartamento. Salió y tocó. Este era el edificio más extraño que hubiera viso. Los contenedores y armarios habían sido construidos para estos demonios de gran tamaño. Necesitaba de un taburete cada vez que tenía que sacar algo de la despensa o usar el baño.

 

—Oye, amigo, ven aquí. —Phoenyx, otro de los guerreros, se hizo a un lado mientras entraba—. ¿Pensé que era otra noche de cine en casa de Jin?

 

—Ya he visto la peli. Además, Xero actúa como si no existiera, y es difícil estar en una misma habitación con él.

 

Odiaba el hecho de decir todo lo que viniera a su mente. Se hacía difícil mantener sus propios secretos. Había sido de esa manera desde que podía recordarlo.

 

Cuando acababa de cumplir los quince años, él y su madre estaban de compras en un centro comercial cuando soló dejo escapar lo caliente que estaba un tipo. Su madre se había quedado en estado de shock. Así que Jenissi en ese momento supo que era gay.

 

Así era, y eso hacía que la gente desconfiara. ¿Quién quería a un amigo que le dijera a todo el mundo sus problemas? No mucha gente. Por eso, cuando se hizo amigo de Ryu, Jenissi se aferró a él como un salvavidas.

 

—Estaba a punto de ir a la tienda. ¿Quieres acompañarme? — Pregunto Phoenyx mientras cerraba la nevera y cruzaba la cocina.

 

—Depende. ¿Vas a ir por las sombras o caminando? —Los guerreros utilizaban las sombras para ir de un lugar a otro. Cualquier rincón oscuro serviría. Lo habían traído a este mundo a través de una sombra, y había arrojado su comida después. Prefería viajar de la manera normal, a través de puertas reales.

 

Phoenyx se rió entre dientes.

 

—Podemos caminar. —Mantuvo la puerta abierta para Jenissi.

 

—Eso es un alivio. No tenía ganas de abrazar el inodoro.

 

Realmente no las tenía. Todo eso de atravesar las sombras lo enferma, y no era algo que no le fuera de importancia.

 

Sus ojos se agrandaron y su corazón latió más rápido cuando vio a Xero apoyado contra la pared derecha fuera del apartamento de Jin. Sus brazos  estaban cruzados sobre su pecho, y tenía el ceño fruncido.

 

—Podrías informarle a alguien cuando te vayas a ir.

 

—Estaba cansado de comerte con la mirada.

 

Jenissi sintió su rostro rojo mientras miraba sus zapatos. Maldita boca.

 

Oyó a Phoenyx riéndose detrás de él, y Jenissi quiso darse la vuelta y golpearlo. No era divertido. Miro a Xero quien tenía enarcada una espesa ceja.

 

—Debería haberle dicho a alguien.

 

Jenissi cruzo los brazos sobre su pecho, una postura desafiante. —Lo hice mientras cruzaba la sala y llamaba a la puerta de Phoenyx, — bromeó—. Sin embargo no había señal en mi angustioso viaje.

 

Jenissi podía oír a Phoenyx riendo histéricamente detrás de él. Una mano se posó en su hombro y lo sacudió un poco. —Tú eres divertido como el infierno, pequeño hombre.

 

 

—No me llames así. No pude crecer hasta alcanzar proporciones épicas, como ustedes. 1,79 mts es una altura promedio en un hombre humano.

 

Los ojos de Phoenyx se abrieron como platos mientras seguía riendo.

 

—No son 1,79 mts, mi hombre. Más bien 1,70.

 

—nueve apestosos centímetros, que importante.

 

Jenissi comenzó a caminar por las escaleras sintiendo ambas miradas clavadas en su espalda. ¿A quién le importaba? Era el hombre raro aquí, lo sabía. No tenían que estárselo recordando constantemente. Se agarró de la barandilla y camino rápidamente hacia la salida.

 

Esa era otra cosa extraña. Alguien podía salir, pero no había manera de entrar. Si alguien estaba fuera del edificio no podía ver la entrada en la parte inferior de las escaleras. La única manera de entrar era por las sombras. El regreso iba a ser divertido. Jenissi se quejó. Se había olvidado de eso cuando accedió a ir con Phoenyx a la tienda.

 

Jenissi salió a la calle, esperando a Phoenyx para que lo alcanzara. Se sorprendió al ver a Xero saliendo con el guerrero también. Para alguien que no le daba la hora, Xero se mantenía pegado a su lado. Eso lo confundía jodidamente. Era como si Xero personalmente se asignara el papel de ser su guardián.

 

Bueno, no necesitaba a un guardián. Necesitaba algo más. Algo que Xero no estaba dispuesto a dar.

 

—¿Podemos parar en Jake’s Java? Tengo mucha sed, y quiero probar el nuevo sabor, el placer del melocotón. —Pidió Jenissi, mientras se dirigía hacia el café sin esperar una respuesta.

 

Su amigo Jeonghan trabajaba allí. Jeonghan le agradaba. El demonio era muy amable.

 

—Claro, ¿por qué no? — Dijo Phoenyx mientras lo seguía.

 

Una vez que entraron a la cafetería, Jenissi corrió hacia el mostrador. Saber que Xero estaba detrás de él lo ponía nervioso. Con su pie derecho se rascó la pantorrilla izquierda mientras colocaba las manos sobre el mostrador.

 

Sus pantorrillas le picaban cada vez que estaba nervioso o excitado. Era una extraña reacción que su cuerpo tenía desde la infancia. Por un momento pensó que las pulgas de Tulip se le habían pegado cuando conoció a Xero y sus pantorrillas comenzaron a picar en todas direcciones desde el domingo.

 

Había intentado con varias cremas hidratantes, pero nada parecía ayudar.

 

—Hey, Jeonghan. —Le sonrió al demonio—. ¿Puedo tener una de esas bebidas de melocotón?

 

—Jenissi, mi hombre. —Jeonghan le sonrió—. Por supuesto que puedes. Un licuado de melocotón viene directamente.

 

Jenissi tamborileó los dedos sobre el mostrador mientras esperaba su bebida. Cuando Jeonghan le trajo un gran—y—jodidamente—lleno—de— crema—batida—vaso los ojos se le abrieron como platos.

 

—Es una linda gigante explosión.

 

Jeonghan se rió entre dientes mientras se lo entregaba. —Invita la casa, amigo.

 

—Gracias. —Jeonghan tomó un pitillo del vaso del mostrador y desprendió la blanca envoltura. Eso le recordó que necesitaba encontrar un trabajo. Si tenía que quedarse aquí necesitaba dinero—. ¿Estás contratando?

 

—Vas a tener que preguntárselo a Useung, pero te voy a recomendar.

 

—¿Quién es Useung? —Preguntó. Jeonghan señaló a un hombre muy guapo hablando con un cliente—. ¿Es que cada hombre es caliente a morir aquí?

 

—Gracias, no sabía que me encontrabas caliente. —Se rió Jeonghan. Jenissi rodó los ojos.

—Sabes lo que quería decir.

 

—La mayoría de los hombres, pero no le digas a Joshua que dije eso.

— Jeonghan le hizo un guiño antes de irse a atender a otro cliente.

 

Jenissi chupó su batido mientras se acercaba al propietario de Jake’s Java. —Disculpe, ¿está usted contratando?

 

El hombre dejó de hablar con el hombre y lo miró.

 

—¿Ha trabajado en una cafetería antes? —Preguntó.

 

No. Jenissi había trabajado en un aburrido prostíbulo y nunca quería ir por ese camino otra vez.

 

—Soy un aprendiz rápido. —Le sonrió a Useung—. Y Jeonghan es mi amigo. Jenissi señaló a Jeonghan quien levantó los pulgares hacia Useung.

Useung posó vacilantemente sus ojos en Jeonghan y en Jenissi. —Te daré una oportunidad. ¿Por qué no vienes mañana a las ocho? Veremos cómo funcionan las cosas desde allí. ¡Sí! Jenissi comenzó bailar alrededor. Useung lo miró con una expresión de desconcierto en su rostro. —Se llama baile feliz. —Jenissi se rió y bebió su batido.

 

Jeonghan se rió entre dientes, sus ojos iluminándose mientras lo miraba. — Soy consciente que así se llama.

 

Jenissi oyó un gruñido detrás de él. Se dio la vuelta para ver a Xero mirando a Useung. Interesante.

 

Ignoró a Xero y estiró la mano sacudiendo la de Useung. —Gracias por darme una oportunidad. No se arrepentirá. Espero.

 

Hizo una mueca por su honesta lengua y rápidamente se alejó antes de que pudiera decir algo más estúpido.

 

—Tengo un trabajo, —le dijo emocionado a Phoenyx mientras levantaba los brazos en el aire, haciendo una vez más su baile.

 

—Bien por ti. ¿Ahora me darás bebidas gratis? —Phoenyx le preguntó al abrirle la puerta de la tienda para Jenissi.

 

Resopló mientras señalaba con el dedo de la misma mano con la que sostenía el vaso. —Quiero estar bien con el jefe antes de pedirle cosas gratis.

 

Xero volvió a gruñir, pero Jenissi lo ignoró. ¿Por qué debería importar? No era como si Xero mostrara el más mínimo interés por él. Chupó el batido, mientras seguía a los guerreros a la tienda de comestibles. Estaba en las nubes pensando sobre su nuevo trabajo cuando alguien lo agarró del brazo, deteniéndolo en seco.

 

—¡Hey! —Gritó.

 

—Eres un humano, —se burló el hombre mientras le apretaba  e brazo.

 

—Y usted un culo. Ahora suélteme. —Tiró, pero el hombre mantuvo un firme agarre sobre su brazo.

 

—Lo dejaría ir si fuera tú. —La cara de Xero se removió en una primaria ira mientras caminaba hacia Jenissi.

 

 

Jenissi se quedó paralizado por la expresión de Xero. Era poderoso y aterrador. Infiernos, deseaba que el hombre que lo retenía se alejara. Era jodidamente aterrador.

 

El hombre vaciló por un segundo antes de que el sentido común prevaleciera y libero a Jenissi. —No sabía que estaba contigo.

 

—No lo está, —gruñó Xero—. Eso no significa que voy a dejarte que vayas agarrando a la gente de los alrededores.

 

El corazón de Jenissi se hundió. Si hubiera tenido un solo hilo de esperanza de estar con Xero, el guerrero acababa de cortarlo. Lo rechazó abiertamente, dejando que todo el mundo a los alrededores supiera que no lo quería.

 

Jenissi tiró su batido al basurero más cercano y se alejó en dirección a la tienda. Se sentía herido y humillado. Todas las veces que se había lanzado a Xero empezaron a llegar nuevamente a su mente. Jenissi quería meterse debajo de una roca por la vergonzosa manera que había enseñado su atracción por el guerrero.

 

—Espera, amigo. —Phoenyx lo alcanzó.

 

Jenissi metió las manos en sus bolsillos cuando empezó a caminar por los pasillos sin rumbo fijo. —¿No tienes que hacer las compras?

 

Quería estar a solas, lamerse sus heridas en privado. Sintió el picor de las lágrimas en sus ojos, pero se negó a permitir que cayeran.

 

Phoenyx alcanzó un paquete de pan de la estantería. —Listo. Ahora vámonos a casa.

 

Jenissi sabía que todos los guerreros estaban al tanto de sus sentimientos por Xero. Phoenyx debería estar sintiendo lastima, y eso era lo último que deseaba. La piedad era algo que Jenissi odiaba.

 

—Haz tus compras. Estoy bien.

 

Phoenyx agarró un par de cosas más, pero luego insistió en que había terminado. Jenissi se encogió de hombros, indiferente acerca de la situación. Estaba cansado de estar tras un hombre que no lo quería. Entonces, ¿qué más daba?

 

Podía sentir que Phoenyx lo miraba. Sabía que ahora estaba siendo un gran amargado. Jenissi acaba de estar entusiasmado por su nuevo trabajo solo para que su burbuja de euforia se estallara por la negación de Xero. Le había dolido más de lo que quería admitir.

 

—¿Hay algo que necesites o quieras, mientras estamos aquí? — Preguntó Phoenyx mientras caminaba por el pasillo.

 

Jenissi negó con la cabeza. —Nada se me ocurre. Jin me compró todas las cosas necesarias.

 

Lo tenía todo en la casa del ‘'Reino Humano'’, pero nadie lo dejó regresar y recuperar sus cosas.

 

—Entonces oficialmente hemos terminado aquí.

 

Phoenyx pagó por los artículos mientras Jenissi se dirigía a la puerta. Xero estaba allí como un guardia. Le llegó una diabólica idea y se volvió hacia Phoenyx.

 

—Hay algo que me falta.

 

Alcanzó el artículo y lo pusó sobre la cinta transportadora. Phoenyx enarcó una ceja, pero Jenissi no le hizo caso. Agarró el artículo cuando fue registrado y se dirigió hacia la puerta, Xero observando todos sus movimientos.

 

—Aquí tienes, niño grande. Lo vamos a necesitar una vez que saques la cabeza de tu culo. —Dejó caer la caja de condones en la mano de Xero cuando salió de la tienda. Se rió una vez que estaba fuera del alcance del oído. Xero pudo haberlo negado públicamente, pero Jenissi no se daba por vencido. Lo había lastimado, pero ya se había recuperado.

 

Nada iba a disuadirlo de conseguir al hombre que quería. Ni siquiera el mismo Xero. El guerrero iba a caer1. Imágenes sucias se pegaron a la mente de Jenissi con ese pensamiento. Dios, esperaba que Xero cayera. Sería un trágico desperdicio no tener esos besables labios envueltos alrededor de su polla. Esa imagen hizo que su agujero se cerrara ante la idea de tener a Xero jodiéndolo hasta dejarlo sin sentido. Había pasado demasiado tiempo, y Jenissi tenía que sacar la miseria de su mente. Si no conseguía que Xero actuara pronto, la polla de Jenissi iba a terminar desgastada por tantos trabajos de su mano. Aunque ya no funcionaban. Su dura polla no quería a su mano.

 

Jenissi maldijo cuando se dio cuenta que necesitaba a un guerrero para volver al edificio. Para nada sirvió su dramática salida.

 

Espero hasta que Xero y Phoneyx lo alcanzaron, iban un bloque más atrás, Xero lo miraba extrañamente, pero los condones no estaban en sus manos. Oh, bueno, no se puede culpar a un hombre por intentarlo.

 

Miró a Phoneyx y vio una sonrisa tirando de sus labios. Quizas por lo que Jenissi había hecho. Bueno, tal vez eso haría que Xero tomara nota e hiciera algo al respecto. Sus bolas se iban a caer si no conseguía un poco de ese culo caliente del guerrero.

 

Jenissi se quejó. ¿Por qué actuaba de repente como un pervertido hambriento de sexo? No era él, así no era. Xero lo estaba volviendo loco. Jenissi se volvió hacia King Kennedy y se dirigió hacia el edificio de apartamentos.

 .

 

Estaba oscuro, pero siempre era así. El sol no salía en el 'Reino Demonio'. Eso no molestaba a Jenissi. Era uno de los raros humanos que les gustaba la noche. Si no odiara tanto al maldito frío, se hubiera trasladado a Alaska, donde era de noche todo el tiempo, o casi. Había oído decir que así era.

 

—¿Estás listo para atravesar la sombra? —Phoneyx le preguntó mientras sostenía su mano.

 

—Naturalmente que no. Tengo que conseguir una de esas pastillas anti—mareo cada vez que voy a hacerlo. —Jenissi levantó la mano para tomar la de Phoneyx pero Xero metió su mano en medio, agarrando con fuerza la de Jenissi. Bueno, bueno, bueno, tal vez el condón si había servido.

 

Jenissi comenzó a bailar alrededor. —La danza feliz. —Le sonrió a Xero cuando arqueó una ceja—. Sabía que ibas a entrar en razón.

 

Xero resopló mientras caminaban al lado del edificio. Jenissi cerró los ojos cuando lo alcanzó la conocida sensación de querer vomitar. Tenía que manejarlo mejor. Su mano libre sujetó a Xero cuando la sensación se hizo insoportable.

 

—Ya te acostumbraras con el paso del tiempo, —Phoneyx le informó dejando la bolsa de comestible encima de la encimera.

 

Jenissi odiaba el dejar ir la mano de Xero. Era grande, caliente, y se sentía bien envuelto alrededor de él. Xero tiró, y tiró de nuevo, haciendo todo lo posible para que liberara su mano.

 

—Pero no quiero. —Jenissi hizo un puchero, pero lo dejo en libertad—. Aguafiestas. —Agarró unas cuantas cajas y ayudó a acomodarlas. Jenissi tuvo que usar un taburete para llegar al armario, pero por el momento, no le importaba.

 

—¿Podemos hablar en el pasillo? —Xero le preguntó a Jenissi.

 

—Puedes hacer más que hablar conmigo. —Dejó la caja y miró a Phoneyx—. Lo voy a seguir y veré si puedo tener sexo. Me disculpo por irme.

 

Phoneyx sacudió la cabeza e hizo un gesto hacia la puerta. —Buena suerte con eso.

 

Jenissi caminó alrededor de la gran encimera y felizmente siguió a Xero por la puerta. Tan pronto como Xero la cerró, tuvo a Jenissi contra la pared. Xero agarró las muñecas de Jenissi, fijándolas a la pared y metió su pierna entre los muslos de Jenissi, quien rodó sus ojos por el puro placer que experimentaba.

 

Xero se acercó a su oído y gruñó: —No sabes lo que haces, pero estás jugando con fuego, humano.

 

 

continuara...

Notas finales:

dejen rw

 


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