Son poco más de las doce de la noche pasadas, y va abriéndose paso entre la ruidosa multitud que se mueve al ritmo de la música.
Lo está buscando, porque sabe que él estará allí; no conoce su nombre, pero ya lo ha visto antes. También sabe que es peligroso, pero ¿Qué más da? Después de todo resulta ser que el “correcto policía”, Kim Taehyung, es también un pecador que sólo se entrega a su verdadera naturaleza cuando se encuentra fuera del alcance de los ojos escrutadores. En su opinión, es repugnante ¿Y qué? ¿Qué puede hacer? Está claro que luchar contra sus más bajos e incorrectos instintos ya no da sus frutos; por eso se dirige al ojo de la tormenta, dispuesto a fundirse en ella. Se aparta un mechón de pelo castaño de los ojos y va hacia la colorida barra repleta de luces led. Allí hay, por lo menos, unas diez personas, pero él no está. No obstante, el parloteo de unas cuantas chicas lo hacen centrar –otra vez– su atención en la tarima.
Es él.
Es el infierno.
Es su infierno, tan apabullante y abrazador como había imaginado en sus más perfectos sueños.
Pestañea aún asombrado, sus ojos no pueden despegarse de él y lo recorren como si fuese la más sublime de las obras, incapaz de ser comprendida por cualquier ignorante debido a su hermosa complejidad. A paso lento y ya más decidido que antes –pero desde luego, aún abrumado – decide caminar los pocos pasos que lo separan de él.
Está parado ahí, justo a su lado.
Observa su pelo negro que se abre por la mitad, dejando ver una frente despejada, fuerte. Sus cejas son también negras y espesas, como dos perfectas líneas oscuras dibujadas a carboncillo que albergan debajo unos hermosos y grandes ojos café, que parecen exentos de cualquier malicia.
Sigue viendo sus grandes brazos enfundados en una camiseta negra y ajustada, hasta que baja la vista a sus largas piernas protegidas por un pantalón de cuero que finalizan en unas relucientes botas oscuras.
- ¿Perdiste algo, pequeño?- Dice el chico mientras sonríe de lado y le da otro sorbo a su whisky mirándolo de forma inquisitiva.
Entonces Taehyung sabe que no hay vuelta atrás. Cayó en sus redes por cuenta propia, sabe lo que le espera y lo acepta, porque prefiere morir antes que negarse a él y a lo que representa.
- No lo sé– Responde Taehyung con tono desinteresador– ¿Te parece que perdí algo?
r13; Tal vez, quién sabe… A lo mejor vienes a buscar algo, o a alguien… Sé que me estabas mirandor– Le sonríe mostrando una hilera de blancos dientes, en la que sobresalen los dos frontales.
–Chico paranoico ¿Eh? – Dice también sonriendo–Si, lo admito, estaba mirándote ¿Algún problema?
– En absoluto. De hecho…– Baja de su asiento, se inclina hacia Taehyung y, con voz rasposa le susurra al oído:r13; Me gustaría conocerte mejor ¿Te parece bien si vamos a mi apartamento…?
Taehyung lo mira sorprendido y se relame los labios, luego sonríe otra vez y se deja guiar por el chico hasta la salida, abriéndose camino entre una multitud que los ve con una mezcla de envidia y asombro. De repente, se siente orgulloso de sí mismo por sucumbir y deleitarse ante semejante tentación, sabiendo que, si todo va bien, esta será la última.
r13;
Acaban de entrar al pequeño y acogedor departamento, el chico cierra la puerta con llave y se dirige al sillón de cuero negro, en donde está sentado Taehyung. Se sienta a su lado y apoya uno de sus brazos en el respaldo del sillón. Taehyung, por su parte, se encuentra ansioso, así que decide ser el primero en hablar:
–Y entonces, cómo se supone que debo llamarte ¿Uh?
r13;Jungkook. Jeon Jungkook ¿Y tú eres...?
–Kim Taehyung
–Lindo nombre, Taehyung.
Jungkook recorre el cuerpo de Taehyung con ojos hambrientos. Se lanza sobre él dejando su espalda contra el asiento, y acerca el rostro hacia su cuello, dando suaves lamidas y algunas mordidas que lo hacen gemir y estremecerse.
Taehyung está entregando su alma al Diablo.
Se levanta y empuja a un desconcertado Jungkook que cae sentado en el sillón; puede escapar si es hábil, pero en su lugar se acerca y coloca las piernas una a cada lado de Jungkook y comienza un vaivén desesperado entre ambas pelvis.
Jungkook jadea y le quita la camiseta, dejando a la vista su torso desnudo que no duda en atacar, deteniéndose en esos rosados pezones que, según acaba de descubrir, le encanta morder.
Taehyung, perdido en el más puro éxtasis besa al chico, que está haciéndolo gemir cada vez más; sus lenguas recorren con desesperación las bocas ajenas produciendo un sonido húmedo y excitante, y a este punto, ambos saben a la perfección que quieren del otro.
–Ah, ah, espera, esperar– Dice Jungkook agitado y jadeante mientras Taehyung está besándole el cuello, aun moviéndose sobre sus piernas.
–¿Q-Qué?– Responde en un estado parecido.
–Cuarto. Ahora.
Taehyung asiente y, minutos después, Jungkook lo está cargando en sus brazos y arrojándolo a la cama; lo ve desvestirse embelesado mientras quita su propia ropa.
Jungkook sube a la cama y se relame los rojos labios ante la vista de Taehyung debajo de él, totalmente ido, con un brillo de lujuria en sus ojos negros.
Se inclina y comienza a besar la parte interna de los carnosos muslos de Taehyung, deleitándose con cada gemido de placer que este emite. Entonces, decide subir de nivel: su boca y su lengua se mueven con parsimonia hasta llegar a su miembro, que engulle con total naturalidad después de unas cuantas lamidas.
–Ah…ah…s-sigue…
Eso es todo lo que puede decir. No hay algo más en su mente que no sea ese chico.
De repente se detiene, y le sonríe con autoridad.
–En cuatro, Taehyunie.
Obedece, sabiendo que lo siguiente será lo mejor.
Jungkook lo penetra sin previo aviso y él da un pequeño grito de dolor.
–Mierda, podrías haber avisado ¿No?–Dice Taehyung dirigiéndole una mirada de soslayo al chico, que se carcajea un poco, con la respiración entrecortada. Se inclina y besa su espalda con ternura, a modo de disculpa.
Comienza a moverse lentamente, hasta que siente que Taehyung ya está lo suficientemente dilatado como para aumentar la velocidad.
El daño ya está hecho.
–
Abre los ojos con dificultad ya que la luz que se cuela por la ventana lo encandila y, muy a su pesar, descubre que está solo en la cama. Sabe que Jungkook no volverá.
Sin embargo, algo llama su atención: a su lado hay un diario, y en la página principal puede leer una supuesta investigación sobre los asesinatos en serie ocurridos en Seúl; irónicamente, esos son sus casos.
Del otro lado de la página hay una nota:
Gracias por no matarme Taehyunie, sé que eres policía, así que decidí dejarte vivir un día más. Si eres inteligente vendrás conmigo y no te pasará nada. Sabes dónde encontrarme.
Jeon Jungkook.
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