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FIN por Starfugaz

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Notas del capitulo:

Este oneshot participa en la convocatoria de la página Aokise Lovers

https://www.facebook.com/AoKise-Lovers-%E0%B9%91w%E0%B9%91-422181694602241/

 Si soy sincera llevaba un tiempo con el deseo de escribir algo asi, de verdad espero que les guste.

////////*********////// indica un flasback

letra curvisa es parte de la carta escrita por el protagonista de la historia

FIN


¿Creemos que al decir la palabra Apocalipsis es decir que el fin del mundo se acerca, verdad? Yo puedo decir que no solo se puede utilizar esa palabra para describir mejor mi historia, porque fui un simple espectador de cómo mi mundo se acababa, lo que más he amando fue arrebatado.


Escribir eso no fue nada fácil, incluso si alguien leerá estas hojas solo puedo decir, que quizás aprendan una lección porque la vida, es tan efímera en un momento podemos tener todo y en un segundo perderlo todo…Esta no es mi historia, sino de alguien que cambio mi vida, así que esta es su historia…


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—Aominecchi Uno a uno —Grito Kise corriendo en dirección al moreno que solo levanto una de sus cejas, observando el cuerpo del modelo y los ojos dorados que lo observaban con un brillo de alegría que no pudo negase a complacerlo, se dejo seducir por el dulce aroma que desprendía el joven cuando lo abrazaba para que ambos jugaran uno de sus tantos partidos dando como resultado nuevamente a él como vencedor pero esta vez ambos decidieron acostarse en el césped del parque viendo el cielo despejado y disfrutando de la brisa de la tarde.


. — ¿En qué piensas? —pregunto Aomine observando el cielo, pero pudo sentir como el rubio apretaba su mano para apoyarse en sus hombros para mirarlo con una sonrisa en sus labios.


—Que no puedo creer que pronto nos vamos a casar, Aominecchi es que mi mayor sueño se está haciendo realidad, ya deseo que sea el día —hablo entusiasta Ryota para acostarse en el pecho de su prometido —Aominecchi, te imaginas cuando seamos viejitos, vamos a sentarnos en nuestras mecedoras, tomados de las manos miraremos los atardeceres en nuestro casa cerca de una playa, que recordemos lo que hemos hecho en nuestra vida de casados, que en ese lugar que escogimos como nuestro hogar, vea el crecimiento de nuestros hijos, como nuestro amor. Me lo prometes Daikicchi, que siempre estaremos juntos y miraremos la playa al atardecer —


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Si alguien me preguntará porque escribí ese recuerdo, la respuesta sencillamente es porque es uno de los que más valoró, algo tan puro, tan especial que tuve en mi vida, fue el principio de mi alegría como la cuenta regresiva de mi infierno personal…


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Cuando lo llamaron a su trabajo indicando que su esposo estaba en la sala de operaciones del hospital, salió como alma que lo lleva el diablo, sus compañeros policías solo despejaron el camino para no ser chocados por el moreno que lo único que deseaba era estar al lado de su pareja. —Aomine, podrías sentarte me desespero verte caminar de un lado a otro, a este paso te voy aplastar —pidió Murasakibara abrazando a su esposo que solo negó con la cabeza pero aunque deseara sacar una de sus famosas tijeras su embarazo de gemelos de siete meses se lo impedía, observo a todos los miembros de la generación de los milagros esperando noticias del médico y todos volvieron a respirar tranquilo cuando salió este indicando que un hermoso niño había nacido. — ¿No es hermoso? —pregunto un cansado Kise, despertando luego de la anestesia, con una sonrisa que iluminaba todo el lugar, cargaba un pequeño bulto envuelto en una manta blanca, el moreno se acerco a su familia y pensar que algunos de sus compañeros dudaban que iban a madurar, y no es que no pensaran que no podían con su matrimonio pero ambos con caracteres tan diferentes, se hayan casado tan joven pero tres años de matrimonio y ahora un hijo, algo debían estar haciendo bien ¿Verdad? —Nuestro pequeño Tenshi, nuestro angelito —susurro emocionado Daiki para besar a su esposo.


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No fue nada fácil encargarnos del nuestro bebé, pero fue una de las mejores aventuras que tuve a tu lado, cada día me enamoraba más de ti Ryota, de esos pequeños detalles como rutinas que tenias...el preparar café con solo una de mis camisas cubriendo tú desnudez, de las paseos en familia como amigos. Cuando nació nuestra pequeña Hikari todo era perfecto entonces ¿Porque no me di cuenta antes? Recuerdo la primera vez que te sucedió y ahora que he investigado más sobre eso, me doy cuenta que deje pasar el tiempo hasta el punto que era demasiado tarde.


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Kise se mordía los labios, buscando con su mirada su agenda pero por más que intentaba acordarse era imposible, sus ojos buscaban cada rincón y al ver la hora iba a llegar demasiado tarde a su trabajo, soltó un largo suspiro pero debía seguir buscando, cerro un poco los ojos y al abrirlos solo pestaño varias veces tratando de recordar que estaba buscando.


— ¿Kise, no es tarde para ir a tu trabajo? —pregunto Aomine viendo a su esposo parado en la sala de estar al escucharlo solo sonrío un poco para abalanzarse donde estaba para darle un beso, al separarse Daiki le entrego su agenda al salir de la ducha encontró la agenda de su esposo en la mesa de noche sabiendo que Ryota no salia a ningún lugar sin su agenda, salió a entregárselo.


—Ya me iba Aominecchi, gracias por darme mi agenda —hablo divertido Kise para salir en dirección a su trabajo.


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Desearía escribir que me preocupe en ese momento, pero sería mentira, si lo escribiera pero es que a veces es normal olvidarse donde se dejo cierto objeto, o perderse una actividad pero en mi caso, no me tome un solo segundo para pensar que ese comportamiento era anormal en mi esposo. Kise mi rubio idiota no puedo quejarme de nada, me diste los momentos más hermosos de vida, pero los años pasaban y lo que inicio con un olvido de la agenda fue haciéndose más común de lo que desearía darme cuenta.


Vimos crecer a nuestros dos hijos, verlos dar sus primeros pasos, convivir con nuestros amigos pero sabía que algo estaba mal contigo, en que momentos tus dorados ojos estaban perdiendo su brillo.


Lo recuerdo amor,  primero fueron pequeñas cosas que olvidabas como pagar las cuentas, salías a comprar los víveres y al llegar a nuestro hogar revisabas la lista y te dabas cuenta que olvidaste comprar más de la mitad de la despensa. Estabas cambiando y yo no quería darme cuenta que te estaba perdiendo.


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—Aomine-kun te estoy llamando para preguntar ¿Dónde está Kise? Es la primera vez que se pierde un festival del pequeño Tenshi  —llamo preocupado Kuroko, buscando con su mirada a su amigo pero este no aparecía al escucharlo Aomine le agradeció la información y empezó a llamar a su esposo como ir a buscar a su hijo de 11 años que solo trataba de regalarle una sonrisa aunque sus ojos estaban triste al no ver a su papi.


— ¡¿Kise estas bien?! —pregunto preocupado Aomine entrando a su hogar, observando a su esposo limpiando las ventanas, al escucharlo se extraño por la pregunta.


— ¿Qué pasa Aominecchi? —pregunto, pero al notar a su hijo llorar se acerco para abrazarlo y cuestionarlo que había pasado. Daiki observo preocupado a su esposo y más cuando él aseguraba que el festival iba a ser festejado la semana entrante.


—Kise, Kuroko te llamo al celular al igual que yo —aseguro Daiki, pudo notar la cara de angustia de Kise que trató de buscar su celular pero ese no estaba a la vista.  Lo encontraron metido en la cesta de ropa sucia, el modelo hecho la culpa al cansancio por trabajar doble turno como piloto, no muy convencido Daiki asintió para que ir por su hija menor que estaba de visita con sus abuelos.


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Cuando tuviste el choque, supe que algo estaba mal, al igual que nuestros  hijos Tenshi en ese tiempo estaba cumpliendo los 19 años y Hikari los 13 años. Aprovechando que estabas en el hospital pedía a Midorima que te hiciera un chequeo general y ahí supe que mi mundo estaba llegando a su horrible final, pero yo no te dejaría, estaría a tu lado hasta el final…


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—Aomine, Kise tomen asiento, no desearía darles esta mala noticia pero es necesario y deben ser fuertes —indico serio Midorima, viendo varias pruebas que le hicieron a su amigo —Kise, te hicimos una resonancia magnética cerebral, para descartar un tumor —intento hablar el peliverde pero sentía un nudo en la garganta, observaba a sus amigos aun cuando los años hayan pasado y ahora con sus 40 años de edad, todavía tenían esa mirada llena de amor.


— ¿Qué encontraron? —pregunto un angustiado Aomine viendo a su amigo que solo tomo aire para encáralos


—Kise tiene  Alzheimer. Una enfermedad degenerativa y desgraciadamente no tiene cura —informo  el doctor viendo como el mundo del matrimonio sufría un fuerte impacto.


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La vida puede llegar a ser tan breve, tan solo un suspiro o parpadear y todo puede cambiar. Aprendemos por las experiencias vividas, somos sabios sin importar la edad mientas aprendemos de nuestros errores como aciertos; he visto tantas cosas como aprendido con el transcurso del tiempo. Ahora que veo mi cabello adornado por el color blanco, al verme en un espejo puedo  notar los cambios que ha tenido mi cuerpo a través del tiempo.


Lo único que puedo recalcar es que eres un guerrero, luchaste con todas tus fuerzas en contra de la enfermedad. Yo simplemente fui un testigo silencioso de tu lucha, ver como tu brillo natural, tu mirada llena de fiereza como lucha poco a poco se opacaban, que muchas veces te sentías tan roto, inútil que golpeas la pared con tu puño, al punto de sacarte sangre pero era la manera que tenias para liberarte, de llorar en silencio porque cada día era difícil levantarte, de intentar recordar hechos de tu pasado; como un libro que alguien se le ocurrió borrar sus letras escritas en los paginas, dejarlas en blanco como si toda tus experiencias buenas o malas nunca hubieran existido.


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— ¿Kise que estás haciendo? —pregunto un adormilado Aomine, viendo en la pequeña cómoda a su pareja, observando el cielo estrellado no era la primera vez que lo hacía, desde un tiempo se percato que Kise ya no dormía como antes, muchas veces se despertaba a las horas de la noche mirando el cielo, sus amigos como hijos trataban de que la vida del rubio fuera fácil, verlo con depresión cuando ya no podía hacer muchas cosas. Otras veces olvida una fecha y al darse cuenta de su descuido se retiraba a su habitación para llorar en ese lugar, la ultima que había sufrido el olvido fue su hija, ella trato de darle consuelo su papi, pero Ryota negaba con la cabeza.


—Quiero el divorcio Aominecchi, al igual quiero mudarme a una clínica psiquiátrica, cuando me vaya no quiero que nuestros hijos, ni amigos me visiten   —Respondió Kise, tratando de no ver a su esposo, pero solo pudo soltar un gemido de dolor al sentir las manos de Daiki sobre sus hombros. Pero ya no pude seguir engañándose su enfermedad poco a poco estaba avanzando y era cuestión de tiempo que fuera un inútil, que necesitaría a su esposo para todo pero lo peor era su memoria, un día de estos se levantaría sin reconocer a su familia, ni al amor de su vida.


— ¡Qué demonios estás diciendo!— exigió saber Daiki.


—Lo que oyes, Daiki. Dejemos de engañarnos mírame bien y dime ¿hasta cuando me convertiré en una carga? —pregunto pero negó con la cabeza cuando el moreno iba hablar —Aominecchi, duele saber que no recuerdo cosas de mi pasado, la semana pasada desconoció el rostro de nuestra hija, hay cosas que no recuerdo, no puedo ir al supermercado sin ser propuesto a perderme, ni siquiera puedo leer, ni escribir bien, Daiki tú tienes que vestirme porque no recuerdo como es vestirme. ¿Qué va a pasar mañana Aominecchi, cuando me despierte y no recuerde nada, que no reconozca tu rostro? —grito para sentir como era abrazado y solo atino a llorar con todas sus fuerzas.


—No te dejaré Kise, siempre juntos y nada ni nadie podrá cambiar eso —contesto sintiendo el cuerpo tembloroso de su esposo.


—-sabes que no es justo Daikicchi, yo olvidaré todo —susurro el rubio, cerrando los ojos


—Y yo recordare por los dos —juro para llevarlo a la cama y abrazarlo con todas sus fuerzas, rogando en silencio que el día de mañana todavía lo reconociera.


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 Hasta que un día mis temores si hicieron realidad, un día me desconociste, no permitías que me acercara a ti, ni lo permitiste a nuestros amigos, olvidaste todo de ti, de que llevamos más de 40 años de casados, que nuestros hijos se casaron y tuvieron hijos. Nuestros nietos que cuando llegaban a nuestro hogar, nos encontraban sentados observando el amanecer en la playa tomados de la mano, ahora te mirabas tan perdido, tu mirada dorada llena de curiosidad, travesura y amor ahora estaba empañada con el miedo de no saber dónde está. Pero aun así, seguía a tu lado, algunas personas que llegaban de visitas cuestionaban mi decisión, que podía dejarte en un asilo y tu nunca te entenderías pero mi respuesta era la misma. “Ese rubio Idiota me olvido pero yo no y seguiré a su lado hasta que la muerte nos separe”.


Contigo aprendí a vivir en el paraíso y el infierno al mismo tiempo, de sentirme abrigado a sentir el frio que congelaba todo a su paso. Pero si soy honesto; si me dieran a elegir estar un minuto más a tu lado o tener otra vida. Kise Ryota yo volvería a elegirte porque prefiero un minuto más a tu lado que mil lejos de ti. ¿Si, quien hubiera pensado que Aomine Daiki fuera un romántico?


Pero el tiempo pasa y nos deja enseñanzas a su paso. Es el fin lo sé, he notado que cada día estas más cansado que tu cabello rubio ahora esta de color plateado, tus ojos dorados llenos de vida se miran cansados, pero tal vez tu mente haya olvidado toda tu vida, pero tu corazón todavía se aferra a unas rutinas, como por ejemplo sentarte en ese viejo sillón para ver el amanecer, como atardecer en esa hermosa playa que fue testigo mudo de nuestras vivencias.


Por eso escribí esta carta, a tu lado, hablando en voz alta para que me escucharas y ahora solo trato de no llorar al ver tu pequeña sonrisa en ese hermoso rostro dormido. Y luego de un par de años de no poder tocar tu mano, ahora me aferro a ella sintiendo como poco a poco la calidez que tiene se va apagando para dejar una frialdad. Espérame amor que yo también te hare compañía. Recuerdas hasta que la muerte nos separe pero aun ahí, te seguiré para que nuestras almas estén juntas. Es el fin lo sé, el fin de esta vida pero quien sabe, tal vez en otra vida, en otra época, nos volveremos a encontrar, en un escenario nuevo, una aparecían nueva pero solo bastara que nos miremos nuevamente para dar inicio otra vez a nuestra historia de amor.


Siempre tuyo Aomine Daiki


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— ¡Abuelitos ya venimos! —gritaron un par de niños de 6 años, se separaron de las manos de sus padres para buscar a sus dos abuelitos con la atenta mirada de sus progenitores.


—Tengan cuidado niños —hablo uno de los hijos del matrimonio Aomine—Kise


—Mami, los abuelitos están durmiendo en el sillón y no despiertan —hablo una niña de cabellos rubios en coleta, señalando la dirección donde estaban sus abuelos, al escucharla los cuatro adultos se dirigieron al lugar, siendo la hija menor de Kise tomar la carta de su padre para abrazar a su esposo y llorar en silencio por el fallecimiento de sus padres.


—Espero que un día, se vuelvan a reencontrar padres —susurro luego de haber leído la carta de su padre —porque esto no es el fin, solo el inicio de su historia de amor.


 


MUCHOS AÑOS DESPUES


 


En una escuela un pequeño grupo de niños estaban haciendo escándalo, siendo el líder del grupo un niño de cabello azul marino, al igual su mirada que tenía una sonrisa de oreja a oreja,  aprovechando que el profesor no estaba pero fue cuestión de minutos verlo entrar al salón haciendo que todos tomaran asiento.  


—Alumnos, hoy tenemos un alumno nuevo, se acaba de mudar de Inglaterra, ven pequeño di tu nombre —indico el profesor a un pequeño niño rubio con unos hermosos ojos color dorado.


—Me llamo Ryota Kise y me gusta mucho el básquetbol —hablo con entusiasmo observando a todos sus compañeros pero había uno en especial que le llamo la atención logrando que sus mejillas se tiñeran levemente de carmín.


—Kise, toma asiento junto a Aomine Daiki —señalo el profesor a  un niño de cabellos azules que le regalo una sonrisa a su nuevo compañero de clases.


—Ryota a mi también me encanta el básquetbol —


 


FIN

Notas finales:

Espero sus comentarios, tomatazos, amenazas de muerte.

Hasta la próxima nwn

 


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