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Unattached. por Kath23

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Notas del fanfic:

Bienvenidxs a este nuevo proyecto :D

Capítulo 1: Final.

 

Si no era el final, ¿Qué más podía ser?

Sabía que era el final, pero una persona normal siempre va a tener esa pequeña esperanza de que realmente no sea el final, que haya algo más, aunque lo niegue, incluso a sí mismo, no se puede luchar contra esa pequeña esperanza indeseada de que realmente haya “algo”, el deseo de los humanos por permanecer era demasiado grade.

El asunto era que; si realmente había algo más, ¿Aquello iba a ser mejor o peor? ¿Mejoraría algo o tan solo lo empeoraría todo?

Si mejoraba, lo mejor sería terminar con todo, ¿No? Por muy suicida que parezca aquel pensamiento, si la situación mejoraba, ¿Por qué rayos quedarte?

Si empeoraba, lo mejor sería tratar de aferrarte a la vida con lo que tuvieras, luchando contra todo con uñas y dientes.

Había un dicho que su abuela siempre le decía; “Mejor malo conocido que bueno por conocer” Nunca le encontró demasiado sentido, es decir, si había una posibilidad, por muy pequeña que fuera de mejorar, ¿Por qué no intentarlo?

Claro que ahora, a puertas de su final, lo pudo entender a la perfección; ¿Y qué si todo empeoraba?

Aquel monólogo mental que estaba planteándose seriamente, era debido a que había llegado a su final, y en los últimos momentos de su existencia simplona, normal y para nada emocionante, se encontró a sí mismo un poco, tan solo un poco, nervioso con lo referente a qué rayos se suponía que iba a encontrar cuando su corazón dejase de latir.

¿Qué sería de él?

¿Qué sería de todo lo que conocía?

¿Cambiaría algo si dejase de existir?

Probablemente no, a lo mejor, si había suerte, algún periódico de mala muerte haría un artículo sobre la poca seguridad que había en estos días, poniendo como ejemplo que un joven de veinte años había sido encontrado muerto en un callejón cualquiera después de que un atracador lo apuñalara repetidas veces. Lo más probable era que ni siquiera pusieran el nombre de “Jeon Jungkook” en aquel artículo.

La única persona que podría pasarlo mal sería Taehyung, pero el seguiría con su vida después de un tiempo.

Era invierno, hacía frío, muchísimo frío, y Jungkook no estaba seguro de que si el frío que sentía era debido a que estaba tumbado sobre la sucia nieve, o si era debido a que estaba a un paso de morir desangrado.

Puede que si los acontecimientos se hubieran torcido tan solo un poco, no estuviera en esa situación. Puede que si su jefe no se hubiera retrasado con su paga dos veces consecutivas, no estuviera allí. Puede que si aquel día no hubiera tenido los clientes más irrespetuosos de toda su carrera laboral, no hubiera salido del bar mucho más tarde de lo normal, hecho una furia; por lo que seguramente no le hubiera plantado cara a aquel atracador… Puede que si se hubiera tomado las cosas con más calma no estaría desangrándose en el suelo de un callejón cualquiera mientras sentía como el frío de la muerte empezaba a apoderarse de sus extremidades.

Definitivamente, Jeon Jungkook debería haberse calmado antes de salir del trabajo.

“Genial Jungkook, lo has hecho perfecto, vas a morir por imbécil ardido”. Pensó, intentando acercarse a una de las mugrientas paredes sin mucho éxito, su cuerpo estaba demasiado entumecido como para moverse. “Qué final más penoso”.

Así era como se sentía; penoso. Casi sin amigos, sin familia, sin nadie más que a sólo una persona le importase lo más mínimo lo que estaba ocurriendo en aquel momento.

Casi podía escuchar lo que la gente diría; “Ya no se puede caminar tranquilo por la noche” “Pobre, era tan joven…” El más que seguro: “Menos mal que no me ha pasado a mí” Y también aquel periodista que escribiría el artículo sobre la inseguridad de las calles de Seúl que diría; “Gracias por palmarla, vas a lanzarme a la fama como escritor columnista del periódico a-quién-rayos-le-importa”

Oh, sí, Qué amabilidad, la gente se preocupaba tanto por los demás…

Jungkook miró hacia el vacío cielo negro, desde donde seguían cayendo copos de nieve. El cielo era tan negro que los copos parecían salidos de la nada.

¿Cuánto tiempo se tardaba en morir desangrado?

El charco de sangre seguía creciendo a su alrededor, tiñendo la nieve de rojo, ya tenía un tamaño considerable, pero lo único que Jungkook sentía era cansancio. Pensaba que la muerte iba a ser más rápida, pero llevaba un buen tiempo en plan “Ahora es cuando te pones a recapacitar sobre las estupideces de la vida antes de morir” y aún no moría.

Intentó nuevamente llegar hasta una de las paredes, pero lo único que consiguió fue girar sobre sí mismo en la nieve y un dolor lacerante en los lugares en donde el cuchillo había entrado. Si existía eso de las almas y conseguía permanecer en la tierra, iba a atormentar al atracador que le había hecho aquello; lo atormentaría apagando y encendiendo las luces, cambiando las cosas de su sitio y haciendo cosas de fantasmas.

En serio, ¿Por qué rayos aún no moría? Su monologo serio y filosófico se había ido al infierno, estaba pensando las estupideces de siempre.

Jungkook sonrió “Y volveré para atormentar a mi asesino haciendo cosas de fantasma” ese no era un pensamiento final cool, así moriría siendo el idiota infantil de siempre, y quería morir siendo cool al menos en su mente.

Aún con una sonrisa, Jungkook parpadeó con lentitud, parpadeó durante lo que le pareció tan solo un segundo, pero al volver a abrir los ojos tenía a alguien frente a él.

El hombre, vestía sencillamente unos vaqueros y una camiseta blanca a pesar del violento frío que estaba haciendo. Y no llevaba zapatos.

Sencillamente no tenía sentido, a lo mejor estaba alucinando. Aquella persona incluso parecía relucir, emitía una especie de luz angelical extraña.

Aquella persona, posó sus manos en sus hombros, ayudándolo a apoyarse en la pared como antes lo había estado intentando. Jungkook ahogó una exclamación de dolor, las heridas dolían como mil demonios. En serio iba a volver como fantasma a atormentar al atracador.

Su nuevo acompañante sonrió, con una mezcla entre pesar y amabilidad.

Desorientado, echó un vistazo a su alrededor, el sitio era tan blanco e impoluto que le producía jaqueca. Suelo blanco, techo blanco, espejos por todas partes, luz demasiado brillante de una procedencia incierta. Jungkook era lo único sucio, adolorido y lleno de sangre de aquel impoluto lugar.

 

~X~

 

Una vez más de vuelta al frío mundo real, (Dejando de lado la absoluta sorpresa) Jungkook se encogió sobre sí mismo, apretando ambos brazos sobe su torso.

Ahí donde el cuchillo se había hundido en su abdomen parecía arder como el infierno, Jungkook, en medio de la nieve sucia de barro y manchada con su propia sangre, se revolvió, cerrando la mandíbula con fuerza en un intento de callar el grito de absoluto dolor que terminó saliendo de todas formas.

Sintió su garganta desgarrándose antes de volver a juntar la suficiente fuerza de voluntad como para callarse. Las lágrimas que se escaparon de sus ojos parecían hervir al contraste con su piel y Jungkook se encontró deseando no haber aceptado la oferta/timo y haberse ido al infierno, porque el dolor que sentía en aquel momento no parecía que pudiera superarse con nada.

El dolor remitió varios minutos después del grito que se escapó de su ahora dolorida garganta, Jungkook se quedó mirando a la nada mientras más copos de nieve caían, como si trataran de esconder con su impoluto color el desastre que había a su alrededor. 

No se sentía capaz de levantarse, en realidad se sorprendía al verse capaz de respirar, porque parpadear le parecía una tarea imposible.

Antes de que Jungkook pudiera responder, Hoseok ya había desaparecido.

Las personas normales podrían decir; “¡Oh Dios Mío!, ¡El cielo, el infierno y esas cosas existen! ¡Por los clavos de Cristo! ¡Es taaan asombroso! ¡Increíble! ¡Nunca lo habría dicho! ¡¿Cómo no estás tan asombrado como para volverte loco?! ¿Cómo no le preguntaste a Hoseok qué carajos era él?” Pero, esas personas no estaban tan adoloridas, cansados y con un enorme vacío emocional tras haber perdido lo que más querían. Así que en lugar de plantearse la naturaleza de la vida, asombrarse y rebanarse los sesos pensando en todo lo que acababa de pasar, o pensar que se le había ido la pinza, o pensar que tal vez fue demasiado confiado al aceptar una oferta como aquella así por así, Jungkook se limitó a hacer lo que Hoseok le había dicho; Se duchó, se puso su pijama y se tiró en el futón, soltando un quejido cansado y durmiéndose instantes después.

Ya pensaría en todo después.

 

~X~

 

Al despertar por la mañana, con aquella sensación de ardor en el abdomen, Jungkook levantó su camiseta y vio las cicatrices que habían dejado las puñaladas.

¿No había sido una alucinación producida por el exceso de bebidas energéticas que se metía en el cuerpo cada día? ¿De verdad ayer por la noche lo habían asesinado, lo habían “juzgado” y le habían ordenado una misión los…? ¿Qué? ¿Ángeles? ¿Parcas? ¿Cosas-raras-sin-sentido que hace un día pensaba que no existían? ¿Qué era Hoseok? ¿Qué había pasado? ¿Qué tenía que hacer? ¿Qué haría el atracador con sus Timberland?

Con todas las posibilidades de respuesta dando vueltas en su mente, se hizo un espectacular desayuno que consistía en un café instantáneo y tostadas. Volvió a meterse en la ducha, se vistió decentemente, y, después de tirar la ropa ensangrentada que había dejado la noche anterior en el suelo del cuarto de baño, se sentó en el salón a esperar a Hoseok.

Si bien después de estar todo el jodido día esperando a Hoseok (quien tenía un mal milenio, no es que fuera un imbécil), perdió la esperanza de verlo sobre las cuatro de la tarde y empezó a plantearse si realmente se le había ido la pinza y había imaginado todo ayer.

Luego se levantaba la camisa, veía las cicatrices y se le pasaba. ¿Qué más que algo sobrenatural podía hacer cicatrizar heridas en menos de seis horas?

O alo mejor debería ir al médico, el médico le diría que estaba de la olla, lo encerrarían en centro psiquiátrico y pasaría toda su vida entre cuatro paredes preguntándose el destino incierto de sus Timberland mientras Taehyung lo visitaba constantemente.

—  Bien. — Murmuró Jungkook levantándose para tirar los envases de cartón en el que le había llegado la comida china que había pedido mientras esperaba a Hoseok. — Cómo si me importara. — Si Hoseok le había dicho que hiciera su vida normal, tendría que ir al trabajo ¿no? A su trabajo mal pagado que le había sacado de sus casillas ayer y había hecho que casi la palmara.

Cogió las llaves de su apartamento de tres habitaciones, (Gozaba de un espacioso apartamento que consistía en un dormitorio, un cuarto de baño y una cocina-sala.), y se dirigió con parsimonia hacia el bar. El cretino de su jefe llevaba dos semanas de retraso con su paga, y si eso seguía así, Jungkook tendría que empezar a gastarse sus preciados ahorros de toda su vida, y aquella idea no le hacía gracia. Así que, si no le pagaba, su “querido” jefe iba a tener un accidente laboral cuando Jungkook le tirase una de las sillas a la cara.

Sí, así de harto estaba.

Si bien cuando llegó, su jefe le dijo que no podía pagarle aún, Jungkook se limitó a maldecirlo mentalmente con una sonrisa tensa, y si bien fue literalmente echado de la barra porque su expresión “Ponía incómodos a los clientes”, Jungkook siguió con su sonrisa tensa mientras se encargaba de limpiar las copas, vasos y pequeños platos que sus compañeros de trabajo seguían trayéndole continuamente. Después de dos años trabajando allí, volvía a ser el lavaplatos.

¿Dónde rayos estaba Hoseok? Jungkook empezaba a molestarse y a asustarse a partes iguales.

“Sigue con tu vida normal después de morir apuñalado y enterarte de que existe el cielo y el infierno, y que justamente vas a ir al infierno si no cumples con la misión desconocida que te vamos a dar. Yo ahora me voy a esfumar de la nada como en esas pelis cutres sin explicarte nada de nada, y no volveré porque tengo un mal milenio además de que soy un imbécil redomado”

Eso era lo que Hoseok le había dicho, algo parecido a eso. ¿Cómo mierdas se supone que mantendría la cordura después de todo lo que había pasado, demonios?

Ahí abajo, en el agobiante sótano del bar mientras mandaba al infierno a Hoseok con todas las palabrotas e insultos que había aprendido en su corta vida, las luces empezaron a parpadear. Jungkook dejó de enjuagar la copa que tenía entre las manos súbitamente. Las luces se apagaron totalmente, y los gritos de asombro de los clientes del primer piso lo sobresaltaron lo suficiente como para que la copa se le escapara de las manos y se estrellara contra el suelo.

No le tenía miedo a la oscuridad, pero después de lo de ayer ¿Cómo no sentirse un poco nervioso? En realidad, era valiente al mantenerse en el sitio y no haber soltado un grito de niñita asustada. Era digno de admiración ya que ahora sabía que ahí abajo podría haber de todo; seres sobrenaturales como fantasmas, demonios…

—    ¡Jungkook! — Lo llamó su jefe desde las escaleras de arriba, y esta vez Jungkook ahogó una exclamación. — ¡No hay luz! — ¿Oh, enserio? No lo había notado… — ¡Ve a la sala de máquinas y mira qué ha pasado! — Jungkook llevó una de sus manos aún húmedas al pecho, como si aquello pudiera calmar el alocado latido de su corazón y, después de armarse con una linterna, se dirigió a la sala de máquinas.

Error fatal.

Literalmente fatal.

No había nada que fuera más literal que el error fatal que acababa de cometer.

Ya decía Jungkook que las cosas que transportaban cientos de voltios tenían que ser manipuladas por profesionales, o al menos por personas que no estuvieran en su propio mundo, y que sobretodo, tuvieran las manos secas.

Lo siguiente que supo, después de que cientos de voltios le atravesasen el cuerpo, fue que estaba nuevamente en aquella habitación blanca impoluta que le producía jaqueca con Hoseok frente a él. Sentía los músculos contraerse y le costaba una barbaridad llenar de aire los pulmones.

—    ¿He muerto otra vez? — Masculló entrecortadamente.

—    Sí.

—    Mierda.

—    Tenía que pasar.

—    Nunca me he muerto y mira, he muerto dos veces seguidas. Merezco un premio por estupidez, ¿tú me lo vas a dar?

—    Jungkook, — Hoseok, que esta vez estaba de pie, le observó con lo que Jungkook calificó como culpabilidad.

—    Espera… has dicho “tenía que pasar” ¿Sabías que me iba a electrocutar y no me lo dijiste?

—    Es porque tenía que pasar. — Respondió Hoseok con obviedad mientras Jungkook se levantaba temblorosamente, casi sentía que olía a chamuscado y sentía el cuerpo tembloroso y rígido. Se acercó a Hoseok, y este dio un paso atrás para alejarse de él. — Si te lo hubiera dicho lo habrías evitado.

—    ¡Por supuesto que lo hubiera evitado, idiota! ¿Sabes lo que me ha dolido? ¿Lo sabes? — Jungkook lo apuntó con un dedo acusador.

—    No. Pero ese no es el punto…

—    Esto es increíble… — Jungkook resopló indignado, Hoseok simplemente se había desinteresado de su salud como si fuera lo menos importante de toda la galaxia.

—    ¿Sabes quién es tu jefe?

—    Sí, el cretino me envió a la muerte. Dos veces.

—    No ese no, ese simplemente se ocupa del sitio en el que trabajas. Me refiero a tu Jefe, al dueño de la cadena de bares y restaurantes, a tu jefe, jefe.

—    ¿Qué tiene que ver el idiota de Yoongi en esto? — Se quejó Jungkook malhumorado, peinándose el cabello con los dedos para tratar de que volviera a la normalidad. Se acordaba de Yoongi. Jungkook había hecho la entrevista de trabajo para uno de los bares en el que había música en directo, porque realmente quería cantar, lo hacía bien, y si bien no tenía tiempo para dedicarse a la música al cien por cien, al menos podría trabajar en uno de aquellos bares y hacer algo que le gustase. Pero el idiota de Yoongi no lo había aceptado alegando que le faltaba “alma” a su voz y lo había contratado de lavaplatos en aquel bar de mala muerte. Jungkook tuvo que aceptar porque realmente necesitaba el trabajo o terminaría vagabundeando por las calles de Seúl... Así que tenía un poco de rencor hacia Yoongi. Odiar es una palabra muy fea, a Jungkook no le gustaba utilizarla, y menos para emplearla en una persona… Pero odiaba a Yoongi. Además de destrozar su sueño, que fuera un cretino egocéntrico no ayudaba.

—    Tienes que salvarlo. — Jungkook dejó de peinarse y miró a Hoseok estupefacto.

—    ¿Qué acabas de decir?

—    Es el alma que tienes que salvar si no quieres ir al infierno.

—    Me niego.

—    No pued…

—    Seguramente Yoongi habrá vendido su alma para ser asquerosamente rico a su corta edad, así que él mismo se lo ha buscado, me niego a ayudarlo.

—    Jungkook…

—    No voy a hacerlo, tan sólo…

—    ¡Jungkook! — El nombrado se calló al notar la impaciencia de Hoseok. —No tenemos mucho tiempo, si no regresas ahora te declararán oficialmente muerto. Sólo sálvalo, ¿De acuerdo?

—    ¿Cómo rayos se supone que lo haga?

—    Tan solo… — Hoseok dejó de hablar repentinamente, como si estuviera viendo o escuchando algo que Jungkook no vio ni escuchó. A lo mejor el loco era Hoseok. — No tenemos tiempo, Yoongi va a ser lo primero que veas cuando te despiertes en el hospital, así que por favor, no hagas nada estúpido e intenta tener una buena relación con él.

 

~X~

 

Jungkook abrió los ojos despacio, parpadeando repetidas veces para que su vista se aclarase, y cuando al fin logró enfocar sus ojos, un serio y profundo “No” reverberó en su mente.

Era su jefe. Era Min Yoongi.

Era Min Yoongi quien le observaba de pie frente a su cama.

—  Hey. — Le dijo el mayor con simpleza, con aquel tono seco y brusco tan característico de él. Jungkook se preguntó si Yoongi recordaría su primer encuentro. Ese en el que aplastó su deseo de cantar como si no fuera nada alegando algo tan estúpido como que le faltaba “alma” a su voz. — Al fin despierto. — Jungkook se calló el “jódete” que su mente suplicaba por decir y le mostró una tranquila expresión a su mayor. — ¿Cómo te encuentras?

—  Como si estuviera ardiendo por dentro. — Respondió, sorprendiéndose al escuchar su voz tranquila y desinteresada y le sorprendía aún más que en lugar de soltar aquel “jódete” que su cerebro seguía repitiendo, le hubiera dado una respuesta tan válida.

—  Es normal. — Yoongi parecía una estatua, literalmente lo único que hacía era parpadear, y Jungkook no estaba seguro de la razón por la que su ultra jefe estuviera de visita en el hospital. — Veras Jeon… — Yoongi descolgó la carpeta que colgaba al pie de la camilla en la que estaban sus datos. — Jeon Jungkook. — Terminó, leyendo un poco más lo que fuera que dijese ahí antes de volver a dirigirse al menor. — Voy a ser claro. — Volvió a dejar la carpeta colgada al pie de la camilla y lo miró. — Tu… situación pone en peligro a la compañía, he hablado con tu abogado, dice que lo más probable es que podamos llegar a un acuerdo sin poner a los medios de comunicación ni a los jueces en esto. — Jungkook asintió, a pesar de lo mucho que se sorprendió al escuchar “abogado” obviamente Jungkook no tenía abogado. Se miraron mutuamente durante un largo tiempo hasta que Yoongi pareció impacientarse. — ¿Y bien? ¿Qué es lo que quieres para que esto se mantenga entre nosotros? ¿Dinero? ¿Cuánto? — Yoongi mantuvo su expresión impasible y Jungkook puso en marcha todos los engranajes de su mente. Tenía que pensar en algo que lo ayudase a cumplir con lo que tenía que hacer, no podía perder esa oportunidad, ni de broma.

—  Una cena. — Respondió sin saber muy bien de qué parte de su mente había salido aquella brillante idea. — O dos, tal vez. — La pétrea expresión de Yoongi se rompió en confusión.

—  ¿Una cena? ¿Te puedo ofrecer una buena cantidad de dinero y tú quieres una cena?

—  O dos.

—  Eso es lo de menos.

—  Sí, quiero cenar. —Yoongi abrió la boca nuevamente y volvió a cerrarla, pensando un poco más lo que iba a decir.

—  ¿Una cena y ya está? — Jungkook volvió a asentir, rodando los ojos y relajándose más en la no tan suave almohada del hospital.

—  Solo una cena... O dos. — Respondió desinteresadamente mientras volvía a cerrar los ojos. — Y si no te importa, quiero descansar. — Jungkook se las apañó para que la sonrisa que pugnaba por salir al exterior no fuera notable. Estaba echando a su jefe destructor de sueños, eso era inevitablemente divertido y gratificante.

—  De acuerdo… Hablaré con tu abogado para fijar la fecha. — Dijo con voz dudosa. — Descansa. — Escuchó sus pasos alejarse y la puerta cerrarse.

Jungkook abrió los ojos y lanzó un gran suspiro. Bien ¿Y ahora qué demonios tenía que hacer a continuación?

Escuchó la puerta volver a abrirse, el sonido de una de esas “risas de negocios”, antes de que la puerta volviera a cerrarse. Jungkook volvió la vista a la puerta y se encontró con Hoseok. En lugar de aquellos vaqueros y la camisa holgada, llevaba un traje. Era la primera vez que lo veía en sus cinco sentidos y en un lugar no tan “angelical”, pero Hoseok seguía pareciendo resplandecer de algún modo. Y ahora sí, la opción de que todo fuera una alucinación se fue al infierno.

—  Eres mi abogado.

—  Sí.

—  Lo veía venir. — Jungkook buscó el mando de la cama y, aplastando el botón en el que había dibujado una flecha hacia arriba, se incorporó lo suficiente como para quedar sentado. Ojalá pudiera comprarse una cama de esas. — ¿Qué tengo que hacer ahora?

—  Averiguar porqué Min Yoongi va a ir al infierno y evitarlo.

—  ¿Ni siquiera vas a ayudarme con la información?

—  No.

—  Es rico y es un cretino, irá al infierno por eso ¿no? — Bromeó, pero Hoseok se limitó a mirarle sin mudar de expresión, y Jungkook pensó que Hoseok no tenían un mal milenio, sino muchos, cientos, miles, millones de malos milenios. — Vamos, dame una pista al menos.

—  Tienes que hacerlo tú sólo.

—  Fantástico. — Jungkook se llevó las manos al rostro y soltó un gruñido de frustración. — Genial, perfecto, esto es jodidamente perfecto.

—  Tienes que levantarte y empezar a trabajar. — Le dijo Hoseok.

—  ¿Pero qué estás diciendo? Me han dado una descarga de no sé cuántos voltios, acabo de despertarme y me siento asquerosamente mal. — Respondió con voz ahogada debido a que sus manos seguían sobre su rostro.

—  Por supuesto que te sientes mal, estás muerto. — Esta vez, sí que se quitó las manos de la cara para mirar a Hoseok con extrañeza.

—  ¿Qué?

—  Hemos obligado a tu alma a volver a un cuerpo que teóricamente debería estar muerto, vas a sentirte mal por obvias razones.

—  Espera… ¿Qué es eso de que estoy muerto? — Hoseok rodó los ojos y suspiró, como si tuviera que explicar la cosa más obvia del mundo, a Jungkook casi le recordaba la vez que Taehyung le explicó el por qué 1+1 era igual a una ventana.

—  Estás muerto, Jungkook. — Jungkook abrió la boca, para luego formar un “Wow” sin emitir ningún sonido. — No todo es tan malo, teóricamente ahora no puedes morir.

—  Teóricamente.

—  Si algo terrenal te hiere con consecuencias fatales, tu alma se desprendería de tu cuerpo, pero volvería. Te dolería, pero cicatrizas bastante rápido y tu vida no correría ningún peligro.

—  Oh sí, es me tranquiliza un montón, pueden torturarme por toda la eternidad y no moriría, además de que cicatrizaría rápido para que la tortura siguiera. — Jungkook se quitó las sábanas de encima, tratando de no pensar en todas las películas de Saw que había visto. Sus dedos seguían temblorosos, así que cuando se quitó el suero una pequeña gota de sangre se deslizó por su brazo. — La palabra “terrenal” es la que más me tranquiliza.

—  Si algún demonio, ángel o ángel caído te atacara, podría ser que no salieras tan bien parado. — Jungkook, ya de pie vestido únicamente con la bata del hospital, observó a Hoseok con la boca abierta.

—  ¿Me tomas el pelo?

—  Te informo de tu situación.

—  Oh Dios santo, la voy a palmar por tercera vez y encima ya estoy muerto, perdona si todo esto me resulta demencial.

—  De todas formas. — Continuó Hoseok, que no había cambiado de posición desde que había entrado en la habitación del hospital. — Ningún ángel te atacará, así que sólo tienes que preocuparte de los demonios y los ángeles caídos.

—  Deberían darte un premio a “La frase más tranquilizadora del milenio” — Aún tembloroso, (En serio que la electricidad había dejado cada uno de sus músculos agarrotados, se sentía demasiado torpe), intentó desatar el nudo de la bata del hospital. — Nunca en mi vida he estado tan tranquilo como lo estoy en este momento.

—  Me alegro que lo estés. — Jungkook soltó una carcajada.

—  El sarcasmo no es lo tuyo, ¿No? — Hoseok agitó los hombros mientras movía la cabeza de un lado a otro, sin entender a qué se refería Jungkook. — Déjalo. ¿Dónde está mi ropa? — Hoseok se acercó al pequeño armario que estaba frente a la camilla y sacó ropa de calle de uno de sus cajones. Jungkook se limitó a mirarla. — Eso no es mío.

—  Tu anterior ropa no quedó en buen estado después del accidente, esto lo preparó Yoongi.

—  Me gustaba mi ropa.

—  Ahora está en la basura. — Jungkook frunció el ceño y abrió la boca para responder, pero no encontró nada qué decir. — Además parecía la ropa de un vagabundo, era fea. — Terminó diciendo Hoseok.  Jungkook soltó el aire de sus pulmones e intentó con todas sus fuerzas no enfadarse más de lo que ya estaba. — Yoongi también te dejó flores.

—  Qué detalle de su parte. — Jungkook apenas dio un pequeño vistazo al ramo de rosas de color rosa antes de seguir tratando de deshacerse del nudo de la bata.

—  Es un ramo de rosas Juliet, debió costarle lo suyo.

—  Ahm… — A Jungkook le traía sin cuidado el tipo de flores que fueran y su valor, lo importante en ese momento era que el maldito nudo no quería desatarse.

Después de la implacable lucha, y sin importarle demasiado que Hoseok siguiera con la mirada fija en él, se quitó la incómoda bata de hospital y empezó a vestirse con la ropa que Yoongi le había comprado.

—  ¿Te gusta lo que ves? — Preguntó Jungkook ya que Hoseok seguía con la mirada desinteresada en él.

—  Es irrelevante para mí.

—  Entonces deja de mirarme, me pones de los nervios. — Hoseok le dio la espalda y Jungkook soltó un suspiro de alivio mientras terminaba de vestirse. — Así que, ¿Eres un ángel, Hoseok?

—  Lo soy. — Ahora Jungkook estaba luchando con el cierre de su nuevo pantalón, sus dedos temblorosos estaban sacándole de quicio.

—  ¿Y todos los ángeles son tan aburridos y desalmados como tú?

—  …

—  Pensé que los ángeles serían graciosos, amables y felices.

—  ¿Por qué iba a ser un ángel gracioso, amable y feliz?

—  Porque es un ángel. — Respondió Jungkook con obviedad, empezando a caminar hasta la salida.

—  Te olvidas las flores. — Jungkook, con un suspiro de molestia volvió, a por ellas

—  ¿Y a todos los ángeles les gustan las flores?

—  ¿Qué?

—  Por lo único que te he visto mostrar algo de interés hasta ahora es por estas estúpidas flores. — Jungkook sacudió las rosas frente al rostro de Hoseok antes de dejarlas en sus manos, abrir la puerta y salir, con Hoseok siguiéndole mientras refunfuñaba algo sobre el respeto que Jungkook ignoró olímpicamente.

La cuestión de todo, aparte de eso de que era una especie de Zombie, era el cómo iba averiguar el porqué de que Yoongi fuera a ir al infierno. No podía ser que fuera al infierno sólo por ser un cretino rico… ¿Cómo rayos se supone que empezaría la conversación? “Oye Yoongi, ¿alguna vez has matado a alguien?” o a lo mejor podía empezar con un “Querido Yoongi, ¿Podrías decirme las posibles razones por las que irás al infierno, (además de que seas imbécil), para que yo mismo no vaya al infierno?”  Porque si algo haría que fueras al infierno, tenía que ser absolutamente horrible, ¿no? ¿Cómo iba preguntarle algo así a Yoongi? Y lo más importante de todo…

¿Cómo iba a evitarlo?

Notas finales:

Estoy publicando esto a toda velocidad porque siento el arrepentimiento elevarse a niveles insospechados :v

En serio lo que menos creí es verme escribiendo este tipo de historia, pero ¡¡ESTA IDEA NO DEJABA DE RONDAR MI CABEZA!! ¡FUE INEVITABLE! :"v Y no es plan de desechar la idea que mi imaginación expuso tan amablemente, (He de decir también que este no es el fic del que hablé en Painful Love... ese lo seguiré guardando hasta próximo aviso XD)

Actualizaré cada vez que tenga tiempo (NoTardaréTantosAñosEnActualizarLoJuroPorLosHoyuelosDeNamjoon:v)

 

¡Hasta la próxima~! :D

 

PD1: AQUÍ la imágen cdel capítulo~ 7u7


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