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Pour toujours et à jamais por Girlyfairly

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Notas del fanfic:

¡Feliz cumpleaños, Light!

Notas del capitulo:

¡Hola! Como algunos ya sabrán el 28 de Febrero es el cumpleaños de Light Yagami :3 y como buena fangirl obsesionada no podía quedarme sin celebrarlo de alguna manera, por minima que fuese, así que con mucha ayuda he podido terminar este OS por y para este hermoso castaño *-*

Los años de adolescencia habían quedado atrás hace mucho y la juventud no es eterna; eso es lo que comprendió Light esa mañana al verse al espejo luego de haberse duchado.

 

El día previo había sido el último como alguien de treinta y cuatro años, no es que esperaba lucir como un chiquillo a los treinta y cinco pero sentía que durante la noche había envejecido al menos cinco años de una sola vez. Debía estar exagerando, eso lo sabía bien, Lawliet se lo había repetido tantas veces en los años que llevaban de casados que ya lo sabía de memoria. Pero es que al pasar la yema de sus dedos sobre sus mejillas se percató de la pérdida de elasticidad, sumado a que las líneas de expresión alrededor de sus ojos cada vez eran más notorias.

No fue hasta que escuchó la puerta del baño abrirse que apartó la mirada del espejo, viendo a su esposo entrar con una toalla blanca alrededor de la cintura.

 

  • - Lawliet…-  Musitó llamando la atención del azabache, quien se había dado la vuelta para colgar su toalla, dejando su parte baja al descubierto - ...¿Me veo viejo?...- La pregunta fue apenas un susurro pero fue lo suficientemente audible para sonsacarle una leve sonrisa al otro quien negó lento con la cabeza.

 

  • - Ya decía yo que te habías tardado en preguntarlo - Sonriente se acercó a su esposo, abrazándolo por detrás y colocando su mentón sobre el hombro de éste, viéndose ambos reflejados sobre el espejo - Desde hace cinco años eso es lo primero que preguntas cada vez que es tu cumpleaños - Le besó la mejilla para luego ver los detalles que el espejo le mostraba, los dos hace mucho habían dejado de ser unos jovencitos.

 

Su rostro tampoco lucía como años atrás y de hecho sus líneas de expresión eran mucho más marcadas que las de su esposo. Aunque claro, eso era algo que a él no le molestaba pero Light siempre había sido más vanidoso.

  • - Entonces...¿eso es un sí?— Continuó a los segundos de no haber recibido una respuesta más concreta.

 

  • - Para mí tu culo sigue apretando igual que antes - Susurró, besándole la oreja mientras lo tomaba de la cintura para presionar su miembro sobre la parte trasera de su esposo. Aunque el notable bufido por parte de Light le hizo saber que sus intenciones de calentarlo no iban a funcionar.

 

  • - ¡Hablo en serio, Lawliet! - Se giró, frunciendo el entrecejo logrando que las líneas en esa parte se le marcarán aún más.

 

  • - No sé porqué insistes si siempre, año a año, contesto lo mismo. La edad es solo un número.

 

  • - Ya lo sé! -  Refunfuñó por lo bajo, girándose nuevamente para volver su vista al espejo, acercándose a éste para volver a analizar su rostro - Pero los hombres en las películas o revistas siempre lucen tan impecables sin importar su edad.

 

Lawliet rodó los ojos, dándose un leve masaje en el puente de la nariz, escuchando a su esposo hablar sobre la tersa piel de las personas que salían en la televisión, sin prestarle atención realmente.

 

  • - No sé si te haces una idea de la cantidad de maquillaje o retoque que algunos deben usar para lucir así.

 

  • - Si, pero el punto es…

 

  • - El punto es que se me hace tarde para ir a trabajar -  lo tomó de la quijada desde atrás para hacerle ladear el rostro, dándole un furtivo beso en la sien - Recuerda que lamentablemente este año a mí no me dieron el día libre como a ti.

 

Finalizó girando para dirigirse a la ducha, se metió y la abrió dejando correr el agua por su cuerpo. Luego elevando la voz, para que no se viera opacada por el sonido constante del agua al caer, le recordó al castaño que debía estar listo a la hora de la cena porque ya tenía planeado a donde irían a celebrar su cumpleaños.



************


Una cantidad incontable de productos había sido colocado de manera muy ordenada sobre el tocador. Light había optado por quedarse solamente con su bata blanca mientras sacaba los botes que la semana pasada había comprado a precio especial.

No es como si no usase cremas nocturnas o diurnas en su vida diaria, es más, hasta había obligado a Lawliet a usar algunas. Pero estas eran de una nueva marca, una que supuestamente tenía pocos días en el mercado y ese era el motivo por el cual el precio resultaba ser tan accesible; esta fue razón suficiente para que tomase asiento frente al tocador en su habitación y leyese las etiquetas una por una con calma. No mostraban nada que no hubiese leído en algún otro tarro, la mayoría prometían una piel tersa en tan solo siete días, líneas de expresión menos visibles en la quinta aplicación y otras cosas más que de memoria ya se sabía.



“Cariño... Esto es... ¿una cana?"

 



Light llevó sus dedos a la coronilla donde hizo un leve masaje, como si el dolor de cuando su esposo le jaló un cabello fuese palpable de nuevo, como sino hubiese pasado una semana desde el día que Lawliet, entre risas, lo había estado atormentando por la blanquecina hebra que salió de entre su mata de cabellos castaños. Aún sentado se inclinó hacia adelante, jalando su cabello hacía atrás con una mano, notando que, aunque su esposo luego hubiese dicho que solo era una broma y que no se notaban tanto, las canas estaban ahí.


Quizá eso sí que lo ponía un poco nervioso porque el bote que ahora sostenía en su mano era de tinte para el cabello y eso es algo que jamás había hecho. No estaba seguro si sería buena idea aplicarlo solo, aunque la señorita que lo atendió en el salón de belleza le había asegurado que ese tono era el correcto para obtener uno bastante parecido a su color natural, así que... ¿Qué podía salir mal?




************



Pese a no ser él a quien festejaban, cada 28 de febrero se emocionaba igual o más que Light. El simple hecho de verlo tan sonriente porque todas la atenciones caían en él lo hacía feliz.


Cada año empezaba esa fecha tan especial con un pequeño detalle que ya se le había vuelto costumbre a ambos, llevarle desayuno a la cama. Todo para que el resto del día pasase entre intentos por cumplir hasta el más insignificante capricho de su esposo. Lamentablemente este año no había podido zafarse de sus obligaciones laborales, pero ese no sería impedimento para al menos hacerle una pequeña celebración en un bar cercano.


El regalo que Lawliet había pensado lo tenía completamente planeado para el fin de semana, pero para remediar su ausencia de ese día habían acordado ir por unas cervezas luego del trabajo. La idea original era llevarlo a cenar a un buen restaurante, infortunadamente tenían dos amigos que se auto invitaron al plan y por si eso no fuese lo suficientemente indiscreto, esos dos no pararon hasta convencerlos de que en lugar de ir a un restaurante cursi mejor se fueran por unas bebidas hasta que no sintieran las piernas de la borrachera. Y aunque Lawliet no estaba de acuerdo y casi le da un tic por el atrevimiento de Matt y Mello, Light sonriendo le había dicho que la idea le agradaba. El azabache sabía que aquello no era cierto, Light jamás había sido fan de las bebidas alcohólicas, pero aquí estaba, caminando por el pasillo del conjunto de apartamentos en el cual vivían mientras era seguido por aquel par.

  • - Light, llegue - anunció, dejando las llaves sobre la mesita que estaba al lado de la puerta.

Asomó la cabeza bajo el umbral que separaba la entrada y la sala para encender la luz, todo estaba en penumbras antes de su llegada y no había ni una señal de Light.

La puerta de su habitación apenas y se abrió, pero por dentro también parecía estar en completa oscuridad.

 

  • - ¿Light? - llamó nuevamente, estirando un poco el cuello desde el centro de la sala pero sin atreverse a acercarse por completo.

 

  • - ¡No saldré! - desde el interior de la habitación por la hendidura de la puerta semi abierta había visto a su esposo en la habitación contigua, pero lo peor era que notó la presencia del otro par, que al igual que Lawliet estiraban un poco el cuello para ver si lograban vislumbrar algo.

 

  • - ¿Por qué no? - se acercó con cuidado, quizá en otra ocasión se hubiese preocupado pero había notado la leve voz infantil, deduciendo automáticamente que debía tratarse de una pequeñez que como siempre Light había decidido exagerar - Anda cariño, ven - llamó con suavidad, estirando su mano para brindarsela, viendo a los segundos como una mano salía de la oscuridad de la habitación tomando la suya.

 

Y con una lentitud casi eterna, la puerta de la habitación comenzó a abrirse, saliendo un cabizbajo Light de ella.

 

  • - ...¿Me veo mal?... - susurró, alzando la cabeza, notando como los ojos de su esposo se abrían de par en par.

 

  • - …….. - Le hubiese gustado contestar automáticamente y con seguridad, pero es que fue imposible no sorprenderse al ver que su castaño ahora tenía el cabello levemente anaranjado.

 

Pero más allá de eso, estaba su rostro, el lado izquierdo de su labio inferior estaba un poco inflamado y unas cuantas manchas o pequeñas ronchas rojas se habían formado en su frente, mejillas y barbilla. Nada exagerado la verdad, solo fue la sorpresa de no encontrarse con el mismo hombre que había dejado por la mañana.

 

  • - ¡No! ¡No te ves mal! - reaccionó al verlo agachar la cabeza de nuevo, pero no sirvió de nada.  

 

Había olvidado que venía acompañado y peor que eso, quienes lo acompañaban debían ser justamente sus amigos más indiscretos, cuyas risas no se hicieron esperar.



  • - ¡A Light le cayó jugo de zanahoria en la cabeza!— se burló Mello señalando al ex-castaño mientras con la otra mano se sostenía el estómago.

 

  • - ¡Y parece que hormigas decidieron jugar al fútbol en su cara!— secundó Matt luego de un intento fallido por contener la risa.

 

  • - ¡Es todo! ¡No voy! - dando un leve zapateo se giró regresando con rapidez a la habitación, haciendo que las risas acabasen y que los tres diesen un respingo una vez que la puerta fue azotada.

 

  • - Par de imbéciles… - masculló serio, dándoles una zape a cada uno. Ambos se quedaron inertes pues pese que hace mucho habían dejado de ser menores de edad, el respeto hacia Lawliet seguía siendo el mismo - Si alguno tiene alguna idiotez más que decir, más le vale decirla ahora pues no quiero escuchar ninguna otra tontería cuando él esté presente.

 

Ambos negaron lento con la cabeza, sin atreverse a alzar la vista, diciendo un suave "lo siento" manteniéndose cabizbajos.


Lawliet resopló, ya no le importaba regañarlos, lo importante ahora era hacer salir a su esposo. Que si bien al final no sería una salida íntima a un lindo restaurante con hermosa vista, lo que menos deseaba era que en su cumpleaños Light se quedase encerrado y menos si era por una tontería.


Decidido, tomó la perilla para girarla despacio, cerrando la puerta con la misma lentitud. Dejando a los entrometidos de sus amigos afuera ya que necesitaba privacidad, tanteó la pared con la palma de su mano hasta que encontró el switch prendiendo la luz casi automáticamente, para encontrarse con su esposo acostado en la cama mientras los pies le colgaban por un extremo, manteniendo una almohada sobre su rostro para ocultar su fealdad.



  • - ¡No insistas, Elle!... ¡No saldré!... - anunció entre gritos ahogados debido a la almohada cuando lo sintió que tomaba asiento a su lado.

 

  • - ¿Y por qué no? - volvió a preguntar, apoyando uno de sus brazos flexionado sobre el colchón para apoyarse mientras con la otra mano tomaba la almohada para intentar quitarla con suavidad.

 

  • - ¡Porque soy... soy... ¡Soy feo! - tapó su rostro con ambas manos una vez que su protección fue retirada, pero sintió sus muñecas siendo tomadas para hacerlas a un lado de igual manera.

 

  • - Pero que tonterías dices a veces - sus rostros estaban separados por escasos centímetros y aprovechando la cercanía le dio un casto beso en los labios - Sabes que eso es imposible.

 

  • - Mientes… - ladeó el rostro hacia el lado contrario para no tener que toparse con esos profundos orbes, los cuales había notado que lo veían con ternura - Estoy molesto… -  continuó unos segundos después, cruzándose de brazos - Estoy molesto con mi piel por ser alérgica, estoy molesto con la mujer del salón por no hacer bien su trabajo, estoy molesto con mi cabello por haber tomado un tono tan feo, estoy molesto conmigo por no haber ido a un lugar y que un profesional lo hiciese, porque de ser así podría estar molesto con alguien más y no conmigo...



Lawliet rió por lo bajo, no importaba la edad que tuvieran, muchas veces Light solía refunfuñar como cuando eran jóvenes y que con el pasar de los años esas manías solo le resultaban más adorables.



  • - Pues si me lo preguntas, jamás me he llevado a alguien de cabellos anaranjados a la cama y sería inter… - su seductora voz se vio interrumpida cuando un abrupto golpe cayó justo en el medio de su estómago dejándolo casi sin aire.

 

  • - ¡Y más te vale no llevártelo! - espetó, volviéndose a cruzar de brazos luego de haber golpeado por impulso al azabache.

 

  • - ...Hablaba d-de ti…- musitó, intentando recuperarse.

 

  • - Pues es tu culpa, ¿¡Para qué insinúas que te llevarás a otros hombres a la cama!?...¡Claro! ¡Como me ves feo! - su grado de indignación iba en aumento y aunque a Lawliet le causara gracia combinado con ternura, prefirió contenerse si es que no quería empeorar las cosas.

 

  • - Ya... Lo siento por insinuar estupideces y deja de decir que eres feo, sabes que no lo eres - con una mano le tomó por el mentón para evitar que éste se moviese y que no fuese a rechazar el beso que le plantó en una mejilla, con cuidado porque la piel de su esposo si lucia irritada ya que la veía de cerca - Jamás te sería infiel... además que tus amenazas de castración también ayudan - sonrió un poco aliviado cuando una queda risa se dejó escuchar por parte de su esposo.



Sin pensarlo bien, se inclinó por completo sobre Light, reclamando esos labios como suyos. Un beso que el más joven respondió sin problemas, hasta que comenzó a tornarse más profundo cuando Lawliet tomó entre dientes su labio inferior para jalarlo de manera juguetona, pero ese simple roce hizo al ex-castaño apretar los ojos con fuerza.



  • - ...Mngh... p-para - colocó ambas manos sobre el pecho del azabache, quien no necesitó más y se separó con rapidez, un poco afectado por creer que lo había lastimado.

 

  • - Lo siento... ¿Te duele mucho? - con su pulgar le acarició apenas rozándole el levemente inflamado labio inferior, sintiéndose un idiota por haberse dejado llevar y más cuando lo vio asentir despacio.

 

  • - Este es el peor cumpleaños - susurró, cubriéndose los ojos con su antebrazo.



No, no iba a llorar, pero no creía que alguien pudiese imaginarse siquiera la cuarta parte de lo mal que la estaba pasando. Ni siquiera era necesario verse al espejo para recordar que parecía un monstruo, la cara le ardía tanto que era imposible olvidarlo, y ahora también estaba el hecho de que tampoco podía besar a su esposo sin que sus deformes labios se lo impidiesen.



  • - Seguirá siendo tu cumpleaños hasta la medianoche, así que aún no puedes decir que éste es el peor... anda, ponte de pie y alístate - intentó tomarlo del brazo para jalarlo, pero el castaño se removió para que lo soltase.

 

  • - No quiero ir... no quiero que nadie me vea así.

 

  • - Light... estás exagerando - resopló, tomándolo del brazo para apartárselo del rostro y poder verlo.

 

Lo amaba pero a veces era difícil tratar con él cuando algo se le metía en la cabeza.

 

  • - Apenas y se notan. Iremos a un bar, cada quien está en su mundo, además esos lugares no tienen la mejor iluminación, nadie lo notará.

 

  • - ¿Pero y mi cabello? Con este cabello podría servir de semáforo en las calles.

 

  • - A mí me gusta tu cabello, te ves adorable - sonrió, apartándole algunos mechones que le cubrían la frente - Pero si te hace sentir mejor, puedes usar un gorro - se puso de pie, dirigiéndose al ropero que tenían a un lado de la cama donde recordaba haber guardado un gorro negro hace poco - Ten esto, la noche es fría así que dudo mucho que alguien te vea extraño por usarlo.

 

  • - ¿Y no tendrás mejor un pasamontañas? - tomó lo que su esposo le entregaba, se colocó frente al espejo del tocador para acomodarse el cabello a modo que quedase lo menos visible bajo el gorro - Así cubres mi rostro de una sola vez.

 

  • - Claro, puedes llevar un pasamontañas si es que quieres que en lugar de ofrecernos una mesa nos comiencen a entregar los billetes mientras nos ruegan que no los matemos.



Se colocó detrás de Light, quien aún se mantenía frente al espejo acomodándose el cabello de una manera y otra, no satisfecho con la imagen que se reflejaba. Tomándole por la cintura, lo hizo girar para poder tenerlo frente a frente; podía darle ternura, risa y lo que quisiera pero a veces deseaba que Light pudiese verse del mismo modo en el que sus ojos lo veían. Así entendería que hasta las imperfecciones eran parte de su esencia y que cada una era perfecta a su manera.



  • - Te repito, estás exagerando... nadie se dará cuenta.

 

  • - ¿Lo prometes? - cuestionó, juntando su frente a la de su esposo, viéndolo directo a los ojos.

 

  • - Lo prometo.

 

  • - ¿Entonces crees que sigo siendo lindo y no me engañaras con alguien de cabellos coloridos?

 

  • - Jamás dije que te engañaría— le enmarcó el rostro con ambas manos, sin apartar la mirada, esos ojos miel seguían siendo su debilidad luego de quince años.

 

  • - No dijiste que soy lindo… - susurró, acabando con un sonrojo en sus mejillas, que hubiese sido notable sino fuese porque su rostro completo ya estaba sonrosado.

 

  • - Eres lindo... más que eso... para mí eres perfecto - finalizó, satisfecho al notar la leve sonrisa que se formó en aquellos labios.

 

  • - Pero aún no sé qué ponerme…

 

  • - Tomate tu tiempo, yo te estaré esperando.



Tuvo ganas de enredar sus dedos entre aquellos cabellos para poder besarlo hasta que ambos terminasen agotados por la falta de aire, pero se contuvo. Sabía que el deseo de besarlo con tanta necesidad solo se vería apaciguado al acabar ambos cuerpos entre las sábanas de esa cama que habían compartido por años, pero tampoco quería lastimarlo como había ocurrido minutos antes. Además, estaba el hecho de que lo único que importaba ese día es que Light fuese feliz y sonrió satisfecho cuando antes de cerrar la puerta para darle privacidad vio a su esposo emocionado colocando conjuntos sobre la cama para pensar cuál se veía mejor. Era algo que el ex-castaño siempre hacía cada que iban a salir, algo a lo que Lawliet ya estaba acostumbrado y algo de lo que también estaba enamorado.


 

************




Matt prácticamente rodeaba a Mello por los hombros para apoyarse, resultando que sus intentos por obtener estabilidad fuesen fallidos, los pasos del rubio también eran algo torpes. Ambos iban tambaleándose sobre el adoquín al lado de aquel muelle que en estos momentos cruzaban en dirección a sus hogares. Lawliet prefirió quedarse un poco rezagado, solo con la intención de evitar ser golpeado por aquel par, el cual entre ahogadas risas y extraños toqueteos fugaces juraban ir completamente sobrios.


Habían cosas que con el tiempo cambiaban, como el hecho de que el antiguo mirador del muelle hubiese sido remodelado hace un par de años atrás, o quizá que los rostros de sus amigos hace mucho habían dejado esas facciones delicadas características de la adolescencia, dando paso a unas más marcadas y maduras. Sin embargo habían detalles que ni con el pasar de los años podían ser diferentes, por ejemplo: él seguía disfrutando caminar  sobre ese andén cada que tenía la oportunidad, escuchar las pequeñas olas impactando en la parte inferior del muelle le resultaba relajante. También el que sus amigos se seguían metiendo mano al estar ebrios, pero que negaban cualquier romance al encontrarse sobrios y el que Light seguirá siendo un débil para tomar alcohol.


Mello y Matt caminaban de manera lenta, ambos arrastraban los pies,  notándoseles dificultoso el avanzar por semejante estado etílico, pero para Lawliet la historia tampoco resultaba ser muy distinta. Su andar también era cuidadoso, por la única razón que en su espalda traía cargado a Light, quien le rodeaba el cuello con los brazos y la cintura con las piernas para sostenerse. Pese a que el azabache había bebido igual que el resto, la lucidez no había abandonado su cuerpo, caso contrario pasaba con su esposo, quien parecía haber olvidado hasta como caminar luego de tan solo un par de copas.


La velada aunque un tanto simple y bastante predecible, había resultado ser una buena idea al fin y al cabo. Mediante la noche avanzaba las anécdotas se habían hecho presentes y con el alcohol de por medio las carcajadas solo habían ido en aumento, a tal punto que en algún momento Light parecía haberse olvidado de lo que le agobiaba antes de salir de casa, sonriendo con amplitud ante cualquier tontería de Matt, satisfaciendo por completo al azabache, cuyo único objetivo era verlo feliz, sobretodo en su día.


  • - ¿Peso mucho?... - susurró Light, casi arrastrando las palabras mientras mantenía su rostro de lado sobre el hombro del azabache.

 

  • - ¡Uhhh a Light le preocupa su peso! - la voz de Matt había sido tan aguda que Lawliet arrugó  la nariz cuando sintió sus odios doler.



Dudó realmente que el pelirrojo se diese cuenta de que debido a su ebriedad había gritado tan fuerte que sino fuese porque la calle estaba casi desolada se hubiesen ganado varias miradas extrañadas.

 

  • - No te p-preocupes, querido amigo - secundó Mello, colocándose a un lado del azabache para darle unas palmadas en la espalda a Light en señal de apoyo, pero sin dejar su gracioso andar - De seguro ... Lawliet te pondrá a ha-hacer ejercicio el fin de semana completo - finalizó, inflando los cachetes para contener la risa.

 

  • - Ya nos contó Lawliet q-que ha rentado un rancho en la p-playa - continuó Matt, codeando al azabache desde el otro extremo - Ehhh picarones, de seguro no salen de la habitación ni para beber agua - pasó un brazo alrededor de los hombros de Lawliet para no caer, haciéndolo tambalear levemente al sentir el peso adicional, bufando por lo bajo cuando sintió a Mello repitiendo la misma acción que el pelirrojo.

 

  • - Es cierto… - susurró Light acallando las risas de aquel par, quizá mantenía los ojos cerrados y las voces de aquellos dos parecían distorsionarse por momentos, pero algo había logrado entender - Una vez hicimos tres rondas casi seguidas... no podía ni s-sentarme al día siguiente.

 

  • - ¡Puaj, Light! ¡Qué asco! - interrumpió Matt arrugando el rostro - ¡¡No teníamos necesidad de s-saber eso!!

 

  • - Déjalo... tan solo está ebrio - opinó Lawliet con una sonrisa ladina.



Le importaba poco el peso que su esposo y sus amigos ejercían sobre él, es más, se irguió lo mejor que pudo y sin poder evitarlo infló un poco el pecho. Mentiría si dijese que no le aumentaba el ego escuchar a Light admitiendo que pese a su edad, no tenía problemas de virilidad.



  • - Otra vez me ató a la cama… - continuó unos segundos después, manteniendo los ojos cerrados y hablando solo por inercia. Sin meditar lo que decía pues su intimidad sería algo de lo que nunca hablaría, menos con aquel par - Pero el tonto olvidó las llaves de las esposas en el sex shop…

 

  • - Ok amor, eso no es necesario que lo cuentes - interrumpió Lawliet con rapidez, queriendo acelerar los pasos pero Matt y Mello lo tomaron de un brazo cada uno, manteniéndolo a su lado.

 

  • - ¡Oh vamos, Lawliet! Deja que nos cuente - animó Mello, sin pasar por alto que las mejillas del azabache se habían ruborizado levemente.

 

  • - Tuvo que regresarse al sex shop a las tres de la mañana... para cuando regresó yo estaba muy molesto porque ya no sentía los brazos - sonrió un poco, acomodando su cabeza en el hueco del cuello de su esposo, sin entender porqué de repente a su alrededor sus amigos habían comenzado a reír.

 

Y si antes a Lawliet el regreso a casa le resultaba dificultoso, ahora podía sumarle que lo encontraba eterno, las carcajadas de sus amigos comenzaban a taladrarle los oídos y las bromas no se hicieron esperar. Desde que la edad para intentar ser Christian Grey ya se le había ido, hasta datos inventados sobre cómo la viagra le podría afectar la memoria.



Bufó quién sabrá cuantas veces durante todo el trayecto, ya ni siquiera disfrutaba de como la fría brisa le acariciaba el rostro, tan solo deseaba llegar a su casa mientras se prometía no volver a invitar a aquel par. Solo pudo respirar tranquilo una vez los dejó frente a la puerta del apartamento que ambos rentaban, un piso abajo del suyo, donde se despidió con rapidez, no queriendo alargar la estancia. Al final de todo él traía un peso extra en su espalda, haciéndolo desear con ansias su cama.



Con dificultad había logrado abrir la puerta de su hogar, había debido usar la punta de su pie para cerrarla y aunque se tomó el tiempo y la delicadeza necesaria para dejar el cuerpo de su esposo sobre el colchón, respiró hondo y se estiró con ganas una vez que sintió su espalda descansada.


Jamás había encontrado su cama tan cómoda como esa noche, el colchón le resultaba esponjoso y las sábanas que cubrían su cuerpo se le hacían suaves en extremo. Se acomodó entre ellas, bostezando inevitablemente debido al cansancio, quizás en algo si tenían razón sus amigos al llamarle viejo. Tal vez diez años atrás no le hubiese resultado tortuoso el salir por ahí luego de una larga y exhausta jornada laboral, pero esas energías ya no las tenía, ahora aunque el reloj apenas marcaba las 22h35, su cuerpo pesaba como si no hubiese dormido en dos días.

Se ladeó sobre el colchón, quedando frente a frente a un dormido Light, cuya profunda respiración era fácil de escuchar debido a la cercanía. Pasó un brazo bajo la almohada para mayor comodidad, mientras con los dedos de la otra mano le trazó el contorno de su rostro, haciéndolo con tanto cuidado que apenas y lo rozaba.

Sabía que esas manchas alérgicas y el labio hinchado desaparecerían al cabo de unos días, que esas "imperfecciones" como Light les había llamado se harían menos visibles en poco tiempo, pero que esas arrugas que empezaban a formarse se irían marcando cada día un poco más. Sin embargo hasta eso estaba bien para Lawliet, le gustaban esas líneas que se mostraban alrededor de sus labios y ojos en el rostro de ambos, esas marcas denotaban que en su pasado han reído hasta llorar demasiadas veces, sus recuerdos eran suficientes para confirmar ese hecho como verdadero. En su cabeza se guardaban tantas memorias que era imposible enumerarlas, todas eran de diferentes momentos de sus vidas, de etapas distintas en su relación que no podía elegir solamente una como favorita. Lo único que podía tomar como cierto es que deseaba seguir construyendo recuerdos junto al hombre con quien compartía la cama cada noche, quería seguir a su lado aún cuando la última parte tersa de su piel hubiese desaparecido. Porque Light le encantaba igual que antes y le encantaría igual por siempre.

 

 

Notas finales:

Gracias por leer ^^


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