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Crucero... por Ghost princess Perona

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Notas del fanfic:

Naruto no es mío

Notas del capitulo:

¿Qué tal? Aquí viene un oneshot que no me podía sacar de la cabeza. Disfrútenlo.

“Tranquilo” una voz susurró al oído de Hashirama, que estaba prácticamente temblando. “Te va a gustar esto…”

-…-

“Vaya, este lugar es increíble” dijo Mito cuando subió al barco con su amiga Sanaka. Ambas se pusieron sus lentes de sol, muy animadas. El crucero en el que actualmente estaban era increíblemente grande, con cuatro cubiertas y enormes piscinas, bares, jacuzzis, spas… todo lo que una chica podía desear, incluso los chicos guapos.

“Tres días en el paraíso” ellas se adelantaron hacia el camarote que compartirían. Era una habitación de lujo, pagada por sus padres. El viaje en crucero era un regalo de los padres de las chicas por graduarse e ingresar a la universidad. Se trataba de un viaje con todo el lujo que pudieran imaginar que no tenía un destino precisamente, sino que navegaba por aguas internacionales en los mejores sectores con impresionantes vistas, luego regresarían al puerto. “¿Ahora qué te parece el nombre?”

“No te confundas, el barco es precioso, pero el nombre es horrible” la Uzumaki dejó su maleta en el piso del cuarto, abriéndola. “¿En qué estaba pensando ese departamento de marketing? Me da grima.”

“Ay, vamos, no me vas a arruinar las vacaciones por tus estúpidos presentimientos” la otra también comenzó a sacar sus cosas. “Mejor nos preparamos para la cubierta, quiero estar en la piscina para cuando empecemos a movernos. Seguro que será de lo mejor iniciar el viaje en el agua.”

“Como si realmente importara” las dos sacaron sus trajes de baño de las maletas de todas maneras, junto con los pareos y los demás utensilios. “¡Ah, no! ¡Eso sí que no!” comenzó a gritar la princesita. “¡No te vas a poner esa cosa! ¡No en mi presencia!”

“Vamos, es lindo” Sanaka se puso encima el enterizo café, como modelando con él. Su amiga chasqueó la lengua disgustada. El traje de baño recordaba al de una niña por lo mucho que cubría, además tenía unas decoraciones… ufff, era la cosa más horrible del mundo. “Lleva bastante tiempo conmigo”

“Sí, es una prueba de que tu mal gusto no cambió con la pubertad… o con la pérdida de peso” movió los dedos, recordando lo mucho que le había costado a su compañera de camarote bajar de peso hasta uno más adecuado para usar bikini. “Deberíamos hacer algo… ¡ya sé! ¡Cambiémoslo!” se lo arrebató y antes de que pudiera recuperarlo lo tiró por la ventana. “Recuerda lo que te dijeron, no puedes usar nada que tuvieras antes de bajar de peso.”

“Es que… estoy acostumbrada a eso” se movió incómoda. “Y el bañador que me ayudaste a comprar… o más bien que me obligaste a comprar… es tan pequeño…”

“Oh, por favor” Mito movió la mano. “Es un bikini normal, te cubre tanto que podría ser enterizo” sacó unas prendas azules y se las puso en las manos. “Anda ya, póntelas. Encima el pareo y entonces a la cubierta. Ahora”

“Sí, señora” la miró parada con las manos en las caderas. “¿Y tú qué usarás?”

“Esto” levantó una… bueno, no podían ser prendas. Eran tres diminutos triángulos de tela sostenidos por cordones. La vio desnudarse y ponerse el bañador tipo de tanga encima, que mostraba más que demasiado. Anudó un pareo transparente alrededor de su cadera. “Lista”

“¿De verdad vas a salir vestida con eso? Espera, pregunta tonta” Sanaka sacudió la cabeza. Su amiga era una autentica devora hombres, como todas las populares. Durante mucho tiempo la había admirado, sobre todo por la cantidad de chicos que habían pasado por ella, todos sumamente guapos. Envidiaba eso… hasta que bajó de peso y se unió formalmente a su grupo. Ellas le presentaron a un chico y estuvo a punto… pero se rajó. “Parece que la vampireza va a atacar de nuevo”

“No me digas así, no me gusta ese sobrenombre” se puso las gafas y el sombrero de paja, oscureciendo su cara. “¿Te vas a vestir o no? Hay una cubierta por registrar.”

“Está bien, está bien, tranquila” se puso esa ropa de baño que consideraba una ofensa a la decencia, se anudó el pareo y metió el bloqueador en su bolsa de mano. Salieron hacia la piscina más grande. En el camino se toparon con una chica que como ellas sostenía su bolsa. “Hola… ¿vas a la piscina?”

“Sí, ahí me dirigía. A propósito, soy Natsuki” se presentó ella, extendiendo la mano para saludar. “Vine con mi madre, pero parece que los barcos no le sientan muy bien”

“Qué pena” se compadeció Mito. “¿Aceptarías venir con nosotras? Podemos tomar el sol juntas” esta asintió y todas fueron a la cubierta con la piscina grande. Tomaron algunas toallas de una cesta, poniéndolas sobre las tumbonas. Sanaka levantó la sombrilla y se echó con las demás. Comenzó a aplicarse una capa de bloqueador. “Esto es vida”

“Sí” se volteó… y vio algo que le llamó la atención. “¿Lees la prensa amarilla? Eso no es precisamente aconsejable, sólo venden mentiras.”

“Mentiras muy graciosas”

“Tiene razón” intervino la pelirroja, arreglando sus cabellos. “La otra vez, cuando leí una sólo por curiosidad encontré una muy bonita sobre alguien criando a un pie grande. Casi me hace llorar… de la risa hasta desmayarme.”

“Vaya, deben ser divertidos” suspiró. “¿Y? ¿Qué más dicen? ¿Cuál es su nueva divertida historia?”

“Están poniendo historias acerca de vampiros en los cruceros” Natsuki cerró el periódico. “No son muy buenos, pero por desgracia lo de que han desaparecido personas en los cruceros de lujo es cierto. Lo he leído en otra parte, en un periódico serio” negó con la cabeza. “Según ellos son unos vampiros que buscan víctimas en aguas internacionales, donde les es más fácil desaparecer los cuerpos.”

“Supongo que es cierto eso”

“Qué miedo, vampiros…” Mito hizo una mueca y una burla con las manos, de la cual las demás se rieron. “Tonterías, sólo son eso. Los vampiros no existen. Lo único que pasa es que alguien o un grupo se llevan a unas chicas que han tomado demasiado bloody marys y las tiran por la borda cuando terminan con ellas.”

“O quizás piñas coladas”

“O sherrys” las tres se rieron. “Bueno, vampiros o no, será mejor que nos mantengamos juntas como las amigas que somos” sugirió Natuski. “Así no nos encontraremos con ese asesino que está tirando chicas al mar.”

“¡Brindemos por eso!” la Uzumaki levantó la mano, llamando a uno de los meseros. Ordenó bebidas de la carta, volviendo a mirar a su alrededor para ver si alguno de los chicos a su alrededor valía la pena. De repente su vista se detuvo en un chico con ropa de baño a cuadros que se preparaba para hacer largos en la piscina. “Vaya… yummy”

“Ya sabía que la devorahombres no iba quedarse tranquila en las vacaciones” rodó sus ojos Sanaka. La tercera simplemente le echó un ojo por encima de su periódico, pensando en lo mucho que le gustaría.

“No es para mí, es para ti” la muchacha señaló a otra parte. “Ese morenito de ahí está mucho mejor que ese tipo… aunque podría con los dos” se lamió la boca “Entonces… si tú no lo quieres, yo voy a hacerlo mío. Después puedes hacer lo que quieras con él, tal vez incluso te animes a ser traviesa con él.”

“Creo que mejor leeré el periódico amarillista de Natsuki. ¿Te importa?” alargó la mano para coger el manojo de papeles, que su nueva amiga ya había terminado. Esta se lo entregó sin siquiera mirar, distraída por la musculatura del chico que la pelirroja había señalado. Estaba al otro lado de la piscina. Era alto, de piel tostada, largo cabello castaño oscuro y unos ojos verde bosque que habrían podido pertenecer a un elfo del señor de los anillos.

“Tómalo, yo creo que…” escucharon un chapoteo. Mito se había lanzado al agua y emergido como una modelo al costado del primer chico. Este abrió los ojos como platos. Inmediatamente comenzaron a conversar juguetonamente, con él observando todo el tiempo sus pechos. Llegó al extremo de tocarlos delante de todo el mundo. “Cretino”

“A ella le encantan esos” las dos miraron cómo el chico y su compañera iban al bar de la piscina, donde coincidentemente se dirigió el moreno de antes. “¿Ves? A donde ella va, los chicos van. Y ni siquiera la conocen.”

“Podría fácilmente ser una profesional”

“Lo es”

“Querida, no lo dije como halago” Sanaka suspiró. Sabía de qué manera lo decía. La Uzumaki bien podía pasar como una profesional del sexo. De hecho, muchos en la escuela murmuraban que tenía tanta experiencia como una de ellas. “Bueno, ella está disfrutando. Ahora deberíamos encontrar otro…”

“Mira, ahí hay dulcesitos deliciosos”

“Claro” dijo como si pensara que estaba completamente loca, aún más que la ninfómana con las que estaba viajando. A lo lejos, Mito estaba conversando con su nuevo ligue. Por el rabillo del ojo vio al moreno de ojos verdes acercándose. Se sentó en una de las sillitas delante del bar y pidió un bloody mary. “Vaya, no esperaba esto.”

“¿No esperabas qué?”

“¿Eh? Tranquilo, querido, no te hablaba a ti” siguieron conversando. En medio de eso, el moreno derramó la copa en el regazo del otro tipo.

“Oh, tío, cuanto lo siento”

“Te vas a…”

“En verdad, lo siento. Déjame ayudarte, tengo quitamanchas en mi habitación”

“Más te vale, y que sea realmente efectivo” él se volteó hacia la pelirroja. “Quedemos después, querida ¿sí?” ella asintió. “En la noche en el casino, te voy a mostrar lo que es realmente un hombre.”

“Estaré ansiosa” se fue con el moreno. Anduvieron juntos por el pasillo hasta llegar a una gran habitación, obviamente una suite de lujo. El moreno abrió la puerta, sonriendo con una fría expresión que no le gustaba nada… pero era fuerte, muy musculoso. Lo suficiente como para encargarse de que ese idiota si llegase a intentar algo.

“Pasa”

“Claro” y entró.

-Más tarde-

“No puedo creer que me haya dejado plantada, eso nunca me habría pasado” Mito movió su mano de un lado al otro. Recogió las cartas de la mesa del blackjack y puso su apuesta, ganando en la primera vuelta. En eso se sentó a su costado el chico moreno de antes, que ponía fichas en frente de él. Sonrió, presintiendo un buen tiempo. “Hola” puso una mano en su pierna. “Soy Mito”

“Encantado, soy Hashirama” sacudió la mano de ella. “Espero que seas buena con esto, porque yo sí” jugó y perdió, siendo eliminado de la partida. “Rayos”

“Pensé que eras bueno”

“No tanto. Tengo bastante experiencia, pero la suerte no me sonríe cuando estoy jugando con las cartas… ni con la mayoría de los juegos de azar. Aunque soy aficionado, así que no me doy por vencido con las cartas.”

“No me lo puedo creer” sacó un poco más el pecho, como si quisiera dejarle en claro que eran los más grandes que iba a tener el placer de tocar. Él no los miró, más le dedicó una sonrisa. “Quizás deberías dejar ese hábito antes de que te destruya, ¿no dicen que estos juegos son tan adictivos como las drogas?”

“Tal vez” se inclinó hacia ella, tendiéndole la mano. “¿Me ayudaría a dejarlo?”

“Encantada” se fueron corriendo del casino hacia el camarote de él, que parecía ser mejor. La muchacha quiso tocarlo muchas veces, pero él no lo permitió. Finalmente le permitió besarlo mientras abría la puerta. Una vez dentro Mito estaba lista para quitarse la ropa interior… pero tan pronto como se cerró la puerta la situación se torció completamente. Él la agarró en una llave, colocando su mano en su cuello.

“Grita y esto se rompe, ¿entendiste?” la pelirroja asintió con miedo. “Madara, he traído la cena”

“¿Esto es lo mejor que pudiste conseguir? ¿Una prostituta? Hasta el chico de antes con lo oportunista que era olía menos a alcantarilla que ella” un pelinegro apareció desde la parte posterior del cuarto. Sus ojos rojos llamaban la atención al instante, eran simplemente… poco humanos. “Las putas saben tan mal como huelen y tú lo sabes. Subimos a los cruceros para comer algo que no sea… eso.”

“¿A quién llamas puta?”

“Cariño, con lo mucho que apestas no puedes ser otra cosa. ¿Cómo compraste tu pasaje cobrando tan poco como creo por hora?” ella quiso responderle, pero la garra en su cuello se apretó, callándola y asustándola. Madara se adelantó negando con la cabeza. “No me gusta, pero cualquier cosa es mejor que pasar hambre” se acercó a ella. “Von apetit”

“¿Qué van a…? ¡MMMMMMM!” la mano ahora le sujetó la boca para ahogar el sonido de su voz cuando los dos le mordieron el cuello, comenzaron a beber y no pararon hasta que esa mujer quedó seca, derrumbada en el piso.

“Tírala por la borda” el pelinegro se limpió la boca con la manga. “No podemos dejar ningún cabo suelto o se acabó nuestra pequeña gira de viajes por crucero”

“Eso sería malo, ¿verdad?” agarró la forma fría de la chica y la llevó al balcón, tirándolo al océano. Se volvió hacia el otro, que se estaba echando en la cama con los brazos tras la cabeza y dejándolo ver su delicioso cuello. Se relamió los labios. Su vida había cambiado mucho desde que ese vampiro en particular le había mordido el verano pasado en sus vacaciones. Todavía recordaba sus palabras: Tranquilo. Te va a gustar esto… y en verdad le gustaba. “Aclárame algo”

“¿Qué?”

“¿Por qué decidiste transformarme en lugar de convertirme en tu almuerzo?” se sentó a su costado, mirándole la cara divertido. “¿Acaso parecía un mesero para traerte tentempiés? ¿O es que estabas buscando compañero y fui el primero que encajó?”

“No… ninguna” Madara apartó la vista algo avergonzado. “Yo… simplemente me topé contigo, pensé almorzarte, pero disfruté tu compañía y lo pasé para cena… seguí y seguí… hasta que me di cuenta de que… no podía vivir sin ti” trató de cubrirse la cara, pero el otro lo detuvo. “Es vergonzoso, ¿verdad? Un par de meses y ya no podía vivir sin ti”

“Para ser sinceros, yo no estaba mejor” lo besó. “Tampoco podía vivir sin ti de lo enamorado que estaba. Por eso te invité al crucero y… me convertiste antes de que pudiera decirte algo, pero” se sacó algo del bolsillo. “todavía podrías usarlo”

“¿Qué?” abrió la bolsita y un collar con una piedra verde cayó en su mano.

“Ha sido de mi familia por generaciones” la tomó, poniéndosela. Besó su cuello con amor, continuando con los besos después de que ambos soltaron suspiros bajos de placer. “Quería que la usaras… porque nadie más lo hará… por la eternidad”

“Nadie…” se besaron, con el pelinegro poniendo los brazos alrededor del cuello del otro. Hashirama se echó sobre él, comenzando a retirar su ropa. El menor comenzó a marcar su bello cuello, mordiendo y chupando. Al mismo tiempo desató el pantalón del otro, acariciando su miembro por encima de la  ropa interior. “Cientos de años”

“¿Ehhhh?”

“Cientos de años… esperé cientos de años… tanto que me había dado por vencido… pero te encontré y… ahhh” Hashirama besó su pezón, succionando el botincito hipersensible. Siguió haciéndolo hasta que estuvo rojo y pasó al siguiente. “Ahhhhh… Hashi… ahhh… me alegra… haberte… haberte encontrado… sino… sino todavía… estaría solo y… solo… cazando sin… amor… es horrible… era tan frío… tan… un monstruo completo”

“Ya no más” le besó en los labios. “Estoy aquí”

“Sí, estás aquí” terminaron de desnudarse y sin lubricación Hashirama lo penetró. No dolió, los vampiros sanaban rápido, más los que como ellos estaban acostumbrados a tener relaciones. El moreno comenzó a moverse, empujándose cada vez más adentro y golpeando su próstata, haciendo al otro gemir. Se besaron en ese momento, tratando de contener la pasión que los quemaba. Finalmente se vinieron los dos juntos, uno en sus pechos y el otro en el interior de su amante. “Te amo”

“Te amo tanto” le besó en la frente. Salió, echándose a su costado. “Sabes, estoy pensando que la próxima vez deberíamos intentar otra cosa, como un bonito avión o…”

“No” Madara bostezó, estirándose bastante. “En esos medios de transporte es muy fácil encontrar a las víctimas, por muy bien que las escondan. No me voy a arriesgar a ser sorprendido con las manos en la masa sólo porque tú necesitas más emociones.”

“Así que simplemente seguiremos viniendo a los cruceros y yo tendré que traerte tentempiés nocturnos… preferiblemente vírgenes” suspiró. “Te encantan las vírgenes, ¿verdad?”

“Qué bien que entiendas” lo besó en los labios. “No te quejes, nunca antes he renunciado a cazar. Dejarte a ti traerme la comida es como dejar que me pongas un anillo alrededor del dedo.” Se volteó “Por cierto, dentro de unas cuantas horas voy a tener hambre, pero ya estoy cansado de permanecer aquí. Hay que salir los dos y disfrutar un poco”

“¿Disfrutar o olisquear posibles cenas?”

“Me alegra que estemos tan sintonizados”

-Más tarde-

“¿Disculpa?” Sanaka le tocó el hombro a Hashirama, que estaba paseando con su novio por la cubierta en medio de la noche estrellada. “¿Has visto a mi amiga? Se fue contigo hace unas horas y no volvimos a saber de ella.”

“Qué mal… pero lo siento, no sé nada” les sonrió él a ella y a Natuski. Olían de maravilla. “Si quieren pueden pasarse por nuestro camarote a ver.”

“Claro” él y Madara intercambiaron una mirada. No había nada mejor que un delicioso postre como cena tras un almuerzo desagradable.

 

Notas finales:

¿Qué les pareció? Review!!!


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