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Linaje Real por Snake

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Notas del fanfic:

Hola a los que estén leyendo, esta es una historia que estoy resubiendo ya que perdi mi cuenta anterior al no recordar la clave, y el proceso de pedir una nueva me salio algo mal, -ya sabran algunos, no?-  ya ni recuerdo tampoco la clave del correo antiguo asi que en fin. Todo fue engorroso y triste.

Como sea, sin animos de aburrir, comienzo a publicar otra vez las aventuras del príncipe Shun junto a sus amigos y su joven corazón enamorado.

***

Los personajes de Kuroko no Basket no me pertenecen, son propiedad absoluta de Tadatoshi Fujimaki.

Notas del capitulo:

Buenaaaas

No sé si alguien recuerda esto (debido a mis inconstantes actualizaciones) pero aquí va de nuevo. Y si alguien  lo lee por primera vez, gracias y espero lo disfruten.

1. HAGAMOS UN TRATO.

 

...

 

—Izuki-sama, permítame el atrevimiento para decir que… luce maravilloso esta tarde. Que tenga un matrimonio duradero y feliz. —al terminar sus palabras, realizó una honorable reverencia para posteriormente abrir una ostentosa puerta doble, tallada finamente por todo su largo y ancho, brillando por un maravilloso barniz que la bañaba pulcramente.

Y entonces ingresó a un gran salón, el príncipe Izuki Shun, quien se desposaría esa maravillosa tarde de otoño, donde el cielo les acompañaba otorgándoles un atardecer de ensueño. Vestía una sotana blanca, digna de su pureza, adornada por finos bordados y piedras preciosas delicadas y brillantes que le hacían ver aún más hermoso. Cubriendo su bello rostro con un velo de seda, tan maravilloso como la corona de diamantes de la cual pendía dicha tela celestial.

Todo parecía perfecto, todos se pusieron de pie al oír la hermosa melodía que indicaba la llegada del príncipe al lugar de la ceremonia nupcial, este caminó lento seguido por los escoltas reales que siempre le acompañaban. Y en el altar su prometido le esperaba, de cautivantes  cabellos dorados como el oro y encantadores ojos color ámbar, y una autentica sonrisa que desbordaba felicidad y emoción. Aquel muchacho era Kise Ryouta, un príncipe proveniente de una isla cercana, el primogénito del rey, el próximo sucesor del reino de Dragomyr.

Esa tarde todo el Distrito de Itzel, donde gobernaba la dinastía Izuki, celebraba el casamiento del príncipe más querido por toda la ciudad, deseando un próspero y duradero matrimonio para el querido muchacho. Pero de pronto…

Todo se convirtió a blanco y negro cuando el príncipe Ryouta levantó sutil el velo de su futuro esposo.

—¿Eh? Esperen… —musitó acongojado el rubio. —Este no… este no es… ¡¡ÉL NO ES MI PROMETIDO!! ¡¡ESTE MUCHACHO NO ES SHUN!!

El alboroto de desató en todo el salón, y peor aún, en todo el palacio real de la familia Izuki.

 

Pero, ¿Qué tal si comenzamos por el principio?

...

 

—Muy bien, entonces ya está.

—Espera, espera, espera Shun. Si no entendí mal, ¿debo suplantarte el día de tu boda? Y peor aún… ¡¿tener un feliz, feliz matrimonio con el príncipe Ryouta?!

—Sí, pero… No Kazunari, no vas a casarte con él de verdad. —sonrío divertido. —Simplemente vas a darme tiempo para escapar del palacio.

—Takao. ¿Realmente es necesario que expliquemos todo otra vez? No tienes remedio. —dice molesto Midorima. Él y Takao son trabajadores del palacio, pero secretamente son mis mejores amigos desde que tengo memoria. Yo por supuesto, como ya deben saber, soy Izuki Shun. Tengo 19 años y voy a casarme dentro de tres semanas -pero claramente no deseo hacerlo- Ryouta es una buena persona pero… no le amo.

Organizamos un plan que consta de tres etapas. En la primera Kazunari y yo vamos a intercambiar nuestras ropas, nuestras figuras se asemejan un poco así que no será una tarea difícil, o eso espero. Cubriendo su rostro con el velo, mis escoltas le llevarán hasta el altar donde todos estarán esperando mi llegada. La segunda etapa debemos realizarla raudamente, Midorima y yo nos moveremos a través de los pasadizos secretos del palacio hasta llegar a los jardines reales, donde trabaja la familia de Kazunari desde los tiempos en que nació la dinastía Izuki.

En ese punto ya tendremos más de la mitad del plan realizado con éxito, ¡pero alto ahí! Eso ni siquiera significa que la parte más difícil esté resuelta, aunque no lo crean. Es ahí donde comienza la tercera etapa, la más peligrosa y riesgosa de todas. Nadie va a acompañarme, tendré que luchar por mí mismo cruzando el temido “Bosque nocturno” de Itzel. Aquel bosque que es llamado así por la oscuridad que yace en él, posee árboles tan frondosos y vegetación abundante y peligrosa que la luz ingresa con dificultad al lugar, aun cuando el sol brilla en lo alto del cielo. Se dice que solo son soldados los que conocen las rutas viables para moverse dentro de este. Y esa es la única salida del distrito.

Pero, no tengo tiempo para temer ahora, mucho menos para dudar acerca de esto. No cuando las vidas de mis amigos peligran por prestarme su honorable ayuda. Para librarlos de todos los problemas tambien hay un plan; Kazunari estará amordazado y atado de manos.

Él y Midorima acusarán haber sido forzados por mí para escapar, solo espero desde lo más profundo de mi alma que todo esto funcione.

Por favor, por favor, que todo funcione bien.

...

 

Así entonces los días avanzaron rápidos, sin que les notásemos pasar. En el pueblo entero se armó un alboroto enorme por mi boda, adornando cada rincón del distrito con flores maravillosas y música por todas partes. Todos están felices y sobreexcitados, mientras mis amigos y yo solo podemos temblar y sudar frio. Anhelamos que el plan siga su curso, necesito huir. Es la única oportunidad que tengo, no existen posibilidades después de esta.

Sin más el plan da inicio, mientras llevan a Kazunari al altar corremos veloces a través de los pasadizos secretos del castillo, atravesamos los jardines gigantes y salimos del palacio sin mayores problemas. Pero este es el instante donde debemos separarnos.

Antes de la última despedida, Midorima me entrega un bolso con algunas pertenecías -y objetos de la suerte- para sobrevivir durante la aventura y entonces… luego de mirarnos fijamente nos abrazamos con fuerza.

—Príncipe, por favor tenga cuidado, su vida es lo más valioso que existe para todo el pueblo. Y también para… para mí. Si algo le sucede… ¡Si algo te pasa Shun…!

—Tranquilo. —le sonrío dulce, mostrando una quietud apaciguadora, aunque por dentro estoy gritando de temor. —Estaré bien Midorima, mi gran amigo. Cuida de mis hermanos por favor. ¡Algun día regresaré!

Me separo de él, pero parece no querer soltarme, me observa con amargura y corro, corro sin mirar atrás, ya que si lo hago el temor y las confusiones podrían detenerme. Mientras todavía a lo lejos puedo sentir la penetrante mirada de Midorima contemplando con melancolía como me alejo cada vez más y más.

 

Me adentro veloz al bosque, siento en carne propia lo que muchos oyeron de soldados, “Es como si un manto cubriese el cielo sobre los árboles, como si convirtiese el día en noche, tan frío e implacable” trago en seco, mi ritmo cardiaco aumenta cada que doy un paso. Este lugar es tenebroso.

Pero no puedo dejar de pensar aquello, lo estoy haciendo, realmente lo estoy haciendo, desobedeciendo al rey y dejando a mi familia en completa vergüenza al no cumplir con el casamiento acordado. De seguro el príncipe Ryouta no estará conforme con solo aceptar que me haya marchado, me buscará, por donde sea, no tengo dudas de eso.

Continúo corriendo libre en medio de la naturaleza, perdido en mis pensamientos y de pronto… soy azotado contra el tronco de un extenso y amplio árbol, aquello me deja perplejo ya que no percibí a nadie cerca de mí.

—¡¿Qué demo…?! —interrumpo mi hablar al apreciar una flecha justo sobre mi hombro derecho, me estremezco al pensar que me ha atravesado, pero en realidad no existe dolor alguno. —¿Eh? —entonces logro divisar con atención, aquella flecha solo está perforando mis ropas, fue eso lo que provocó que me estrellase contra el árbol, ¿pero quién? ¿Quién hizo esto?

Y sin poder siquiera alcanzar a decir alguna palabra, varias flechas me atacan nuevamente, estas se incrustan en el roble a milímetros de mi cara, entre mi cintura, grito despavorido y no puedo dejar de hacerlo. Y entonces las flechas continúan, rodeando mis brazos y piernas, estoy siendo cazado por alguien “estúpidamente certero”.  Tiemblo de pies a cabeza y entonces le oigo al fin.

—Ohh, tenemos un intruso que no viene con guardias del pueblo. ¿Quién eres extraño? —sonríe sutil el hombre dueño de las flechas.

Al fin puedo verle, ahí está la persona que me atacó, a no mucha distancia todavía apuntándome con su magnífico arco. Por lo recién vivido, no me queda absolutamente ninguna duda de que si ese sujeto lo desea, puede darme incluso justo en el iris de mis ojos.

—¡Habla, no tengo paciencia! ¡¿Cuál es tu nombre mocoso?!

Eso no puede ser peor, ¿acaso mi plan fue tan malo como para fallar de inmediato? ¿Mis amigos arriesgaron sus vidas para ser atrapado así de fácil?

—¡Responde!

­—¡Mi nombre es Izuki Shun, soy el cuarto príncipe de la dinastía! ¡Mi padre es el rey; Izuki Yasuhiro, mi madre…!

—¡¿Huh?! ¿Me estás tomando el pelo o qué? Parece que en verdad quieres morir, bien cumpliré tu último deseo niño.

—¡Por favor mira mi rostro, te lo ruego! ¡¡Por lo que más quieras solo mira mi rostro!!

El hombre titubea unos segundos, baja su arco y guarda la flecha en un contenedor sobre su espalda. Camina intimidante hacia mí, preso en el árbol por su causa. Cuando se encuentra lo suficientemente cerca, me quita con sutileza la capucha en la que me oculto para luego alzar mi mentón con aun más suavidad.

—En mi bolsillo derecho tengo guardadas muchas joyas que el príncipe Kise Ryouta me ha obsequiado estos años. En mi bolsa hay un contenedor de agua y comida, un mapa y un poco de oro. ¿Puedes reconocerme verdad? Soy Shun, el príncipe Shun.

Él me observa, con detención y yo tambien a él, se aproxima más, tanto que de seguro puede sentir mi agitada respiración. Diablos, mi corazón va detenerse en cualquier segundo.

En medio de aquello me pierdo en su mirada y en ese singular lunar bajo su ojo derecho.

—Vaya, hablas en serio. No podría confundir tu rostro jamás, de lejos no lo noté. Jajaja no puedo creerlo. —hace una reverencia con evidente sarcasmo ante mí. —Oh, Perdone a su fiel servidor. No quise molestarle su alteza. Soy Himuro Tatsuya, un aldeano de Itzel que a veces es travieso y vaga por estos lados sin supervisión de los guardias. No abras la boca y yo no lo haré. —dice lo último más serio e intimidante.

—Oh… s-si Himuro-san… —aún estoy en shock después de pensar que moriría en cualquier momento en manos de este hombre. Pero hay algo extraño en todo esto. ¿Él dijo que vagaba por el bosque sin supervisión? Pero nadie más que los soldados tienen permiso y conocimiento para realizar ese tipo de cosas, está huyendo al igual que yo. ¿Quién es en realidad esta persona? —Ah, pero más importante… ¿podrías sacarme de aquí?

­—Claro príncipe. ¡Ah, pero responde algo antes! ¿Después debería llevarte de vuelta… al palacio verdad?

—¡Espera! ¿Qué? ¡Por ningún motivo!

—¿Eh…?

—¡Es una orden, te irás y fingirás nunca haberme visto!

—Una orden… como si fuera a obedecerte así de fácil mocoso. Además… acabas de entrar al bosque nocturno, donde siendo honesto no conservarás tu vida ni por treinta minutos, ni cinco me atrevería a decir. Patético…

—¡Hey…! ¿Por qué… me hablas de ese modo?

—Hace poco mencionaste al príncipe Ryouta, ¿no? ¿Qué haces aquí cuando justo ahora están haciendo un alboroto en el reino por tu supuesto matrimonio con ese hombre? Su conducta ofenderá a todo el pueblo príncipe. —vuelve a hablar en tono irónico. —¿Estás escapando acaso?

—¡Si, estoy huyendo! mis amigos están arriesgando sus vidas mientras usted me hace perder tiempo valioso.

Frunce el ceño mostrando una expresión escalofriante al oír mis palabras.

—¿Tus camaradas arriesgan sus vidas por el capricho de un príncipe mimado que no desea casarse? —sostiene mi brazo con fuerza. —En la vida no todo es como uno lo desea, ¿lo sabes no? Y si no lo sabes ahora lo aprenderás.

—¡¿Qué?! ¡Suéltame por favor, no puedes llevarme de regreso!

­—Detesto a los chicos consentidos. Personas pueden morir por tus decisiones egoístas. Te llevaré de regreso, si algo bueno haré en mi vida por la dinastía Izuki será esto. ­—exclama autoritario mientras me arrastra con fuerza.

Mi  pecho se oprime, mientras no puedo hacer nada para soltarme de tal fuerte agarre. Aunque lo intente, es inútil. Forcejeo y forcejeo sin sentido alguno, él no parece inmutarse ante mis súplicas persistentes. Me siento tan impotente, triste y tan idiota, mi plan se está yendo a través de mis manos, como simple agua y no puedo detener el curso de las cosas.

—¡¡NO ESTOY HUYENDO SOLO PARA EVITAR MI CASAMIENTO CON RYOUTA!! —aquello detiene a Himuro. ­—Tú… ¿crees que lo sabes todo no? ¿Qué harías si supieras… que la persona que creías tu madre no es la mujer que te dio la vida realmente?

—¿Qué dices?

—Mi sangre no es completamente de la “realeza”, lo descubrí hace poco mientras mi tío y mi padre hablaban de aquello. Yo, Izuki Shun, soy hijo de una sirvienta con la cual el rey se enredó hace tantos años. Apenas nací él la expulsó del palacio y me crio como hijo legítimo. ¿Cómo la reina pudo soportar algo así? ¿Acaso mis hermanos mayores lo saben? ¿Cuál es el paradero de esa mujer, la que es mi verdadera madre? ¡No sé nada de eso! —lágrimas humedecen mis mejillas, aquello me molesta. —Ya no sé quién soy, ni cuál es mi origen. ¡Yo iré en busca de mi linaje real! ¡Mi verdadera ascendencia!

Himuro solo le miró asombrado, sin duda ese era un escándalo que se mantuvo muy bien guardado por 19 años, no comprendía lo que ese chico estaba sintiendo aunque lo intentase. Pero lo vio en los preciosos ojos grisáceos del menor, tenía una convicción y fuerza que no sería fácil de derribar por nadie, ni por él mismo. Vio en el muchacho un maravilloso ímpetu, de esos que poco se encuentran en el mundo.

—Así que si comprendes, me dejarás marchar Himuro-san.

—Vaya que cosas se guardan los reyes por conservar su distinción. Sí que me sorprendiste. ¿Pero sabes? por tu cuenta no sobrevivirás en este traicionero bosque. Hagamos un trato… seré tu guía, te sacaré con vida de este lugar, a cambio joven príncipe quiero todas esas joyas y el oro de los que hablaste antes. —sonríe malicioso. —¿Aceptas mi generosa oferta?

—¿Q-que dices?

Shun guardó silencio, su corazón confundido y todas las emociones que le recorrían le hicieron imposible intentar decir palabra alguna, todo estaba revuelto dentro de sí. No conocía nada sobre ese misterioso hombre que no parecía confiable, ¿realmente le ayudaría? ¿O solo planeaba embaucarlo para finalmente llevarlo de vuelta al palacio?

Notas finales:

Gracias por leer! (otra vez(?

Nos leemos muy pronto!


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