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Mi alfa. Mi pequeño omega. (Delic x Izaya) por Nira Tao

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Notas del fanfic:

Hola a todos mis queridos lectores. Como pueden ver este es un Short Fic que se dio todo por mi querida y amada yuram-cham que le picó el mosquito de amar a esta pareja, Delic x Izaya. Y yo como buena complaciente xD y por honor a su cumpleaños hice este fic.


Para los que les llama la atención esta pareja sean bienvenidos... Al igual que los amantes del shota, lemon hard, celos de los semes, ukes posesivos y atrevisdos y... no sé que más hice XD

Notas del capitulo:

hola a todos 

La verdad me sorprende haber hecho esto... Ya para no hacerlo de largo espero lo disfruten n-n Cabe aclarar que es mi primer omegaverse... si me resulta haré uno Shizaya n-n

Pd. Aplaudanme por hacer 100 hojas en una semana!!! xD

Usagi: ¬¬ espero te apures igual para el capitulo 25 de No soy tu conejillo de indias.

Nira; Tu calla ¬¬ o te vuelvo a dejar lisiada como a Buum

 

 

 

 

 

Hubo un tiempo de crisis que vivió la humanidad, por años se registró una crítica decreciente de natalidad en todo el mundo, las personas envejecían y pocos niños eran los que vivían. De se conocía la razón por la cual tanto hombre como mujeres presentaban altos índices de infertilidad, o bien las mujeres que quedaban embarazadas perdían a sus bebés en medio de la gestación o cuando nacían.

Los doctores, científicos, y líderes de las naciones empezaron a preocuparse, empezaron a dejar de lado sus diferencias, las guerras cesaron por la poca población que ahora había en la tierra. La humanidad había perdido un tercio de su población y de diez embarazos solo seis se completaban, para que solo dos de estas mujeres tuvieran hijos sanos que vivían con el mismo "virus", como ahora denominaban la infertilidad, heredaban.

No fue hasta mucho tiempo después, que se descubrió a una pequeña tribu donde aquel virus no les afectó, sorprendidos y curiosos se acercaron a estas personas para preguntar y estudiar sobre aquel fenómeno. Pero grande fue su sorpresa al ver que dentro de esa isla no solo rondaban mujeres embarazadas, sino también hombre. Tanto hombres como mujeres presentaban características muy marcadas.

Hombres y mujeres de grandes cuerpos, fuertes (las mujeres no mostraban una gran musculatura pero eran fuertes), tenían habilidades increíbles. Su olfato, su resistencia física, sus instintos en general, eran impresionantes. El otro grupo de hombre y mujeres, eran más pequeños de rasgos muy finos, incluso los hombres parecían mujeres, solo por la falta de busto y el hecho que contaban con su miembro masculino, eran hombres  a fin de cuentas, pero estos contaban con una habilidad en particular, ellos también podían procrear.

Las personas de aquella tribu fueron clasificadas como Alfas y Omegas. Los alfas eran la raza dominante, los que fecundaban a los omegas, estos eran llamados por la época de celo que la otra especie entraba; los alfas eran bastante territoriales y solo podían tener a un omega como pareja, a los cuales marcaban en el cuello con una mordida. Esa marca daba a entender que el omega ya había sido enlazado, es decir que tenía una conexión, no solo física sino también emocional con el alfa en cuestión. Los omegas contaban con una época de celo, la cual era cuando sus cuerpos estaban preparados para procrear, teniendo altos índices de fertilidad.

Las familias de esa isla eran grandes, los omegas jóvenes que aparentaban alrededor de veinte años ya contaban con tres o cuatro niños y cargados con  otro. El jefe de aquella tribu mencionó que cuando un alfa y un omega encuentran a su pareja destinada, estos tienen grandes deseos de tener familias grandes, el promedio de las familias eran de doce miembros. Los científicos se sorprendieron por palabras como: Nido, Cachorros, Lazos, Marcas, Voz de mando, Voz de llamado, Madrigueras...

Madriguera era la forma en la que llamaban a sus casas, sus hogares. Que eran en general cuevas bien adaptadas, eran casas cómodas y bien aclimatadas por la fresca tierra y roca que los rodeaba. Nido era, por decir de algún modo, la cama de la pareja dónde procreaban y los omegas daban a luz, a veces los omegas hacían sus nidos con mantas, flores, prendas de sus parejas y muñecos suaves, que podría estar en cualquier parte de sus hogares, y era donde el omega en cinta pasaría la mayor parte del tiempo gestando y amamantando a sus crías. Los hijos no les decían niños o niñas como ellos, eran llamados Cachorros, y notaron la diferencias de esos niños a los de ellos, estos tenían sus instintos marcados desde el nacimiento, es decir desde que nacían estos eran alfas u omegas, las madres decían que sus cachorros tenían sus propias escancias combinada con el olor a lactancia y a los padres, y este aroma se perdía cuando entraban en su primer celo y era cuando dejaban de ser cachorros, es decir pasaban por la pubertad.

Los lazos era aquella conexión que había entre alfa/omega, algo realmente impresionante para muchos, para los orientales lo relacionaron al famoso "Hilo Rojo", donde cada persona tenía a su pareja predestinada a la cual pasarían el resto de sus vidas.

La humanidad veía una nueva manera de sobrevivir, los mismos científicos y doctores se auto clasificaron ellos mismos como "Betas". Y para salvar a la humanidad tomaban muestras de semen y óvulos de estas nuevas especies para procrear en cuerpos de mujeres Betas. Al inicio fue difícil que los cuerpos de las mujeres aceptaran los embriones, pero al final las parejas tenían bebés sanos y con aquella nueva clasificación.

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El tiempo paso, la humanidad quedó divida por clases. Alfas, quienes representaban el veinte por ciento de la población, aun si no eran un gran porcentaje, ellos eran la cabeza de la clase social, tenían altos puestos de trabajo, desde líderes gubernamentales hasta dueños de empresas poderosas. Los betas eran el setenta por ciento de la población, aun eran la clase dominante en cuanto a números, puedo que ellos no tuvieran puesto tan alto como los alfas pero tenían buenos salarios si sabían desempeñarse muy bien en los ámbitos laborales. Los omegas eran el diez por ciento restantes, la mayoría de los omegas aun tenían la educación tradicional desde que fueron sacados de su isla, es decir, no eran más que simples amas de casa. Pero con el tiempo los omegas fueron cada vez degradado hasta el punto de ser simples incubadoras, ya no podían elegir en nada y muchos de ellos no eran más que simples objetos sexuales a los cuales vendían, destino cruel para los omegas que perdían a sus familias y eran secuestrados por gente peligrosa, ya sean alfas o betas.

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Ikebukuro, Año 2130, Febrero 12. Primavera.

 

La corporación "O", una de las empresas más poderosas de Japón, las cuelas manejaban en mundo informático de la más alta calidad. Contaban con los mejores informáticos, programadores y científicos, aquella empresa estaba asociada con grandes empresas como Samsung, Apple, HP, entre otras marcas. Ellos desarrollaban grandes aplicaciones, robots caseros, incluso estaban a punto a asociarse a hospitales para la creación de asistentes robóticos para niños y ancianos.

-Orihara-sama aquí tiene los documentos a firmar el día de hoy- Dijo una joven beta de cabello corto color café, vestía un elegante vestido negro entallado que llegaba debajo de sus rodillas y zapatos de tacón alto.

-Gracias, Hana- Un Alfa de cabello castaño oscuro y ojos negros como la noche, vistiendo una elegante traje negro, camisa blanca y corbata roja,  la vio de pies- Hana, te dije que no era necesario que usaras esos zapatos si te molestaban...- Dijo casi en un suspiro.

-Ah... Estoy bien Orihara-sama, gracias por su preocupación- Hizo una leve reverencia sonrojada.

-Como quieras...- Vio como la joven estaba punto de abandonar la habitación- Espera- La mujer se quedó a lado de la puerta esperando por las nuevas órdenes de su jefe- Mi esposa...

-Kyouko-sama está bien- Dijo con una dulce sonrisa- Llamó cuando estaba en medio de una reunión, me pidió que le recordara que debería de pasar por el joven Izaya a la escuela y después la fuera a buscar a la academia.

-Entiendo, gracias. Puedes retirarte- La joven se despidió con una reverencia.

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Orihara Shiruo, dueño de la Corporación O, estaba casado con una hermosa omega, Orihara Kyouko, de hermosos cabellos negros y peculiares ojos borgoña. La había conocido a través de unos de sus asociados, un viejo que tenía a dos hijas, una alfa y una omega, él hombre le propuso comprometerse con la alfa para tener cachorros alfa sangre pura, pero Shiruo terminó enamorándose de la omega, la cual no dudó en estar a su lado, ya que con los pocos encuentros que tuvieron en diferentes eventos sociales supieron que eran "Pareja destinada". En poco tiempo Kyouko y Shiruo se casaron y tuvieron a su primer cachorro, Izaya, la viva imagen de su madre y el más grande tesoro de Shirou. Aun cuando él deseaba tener más cachorros con su esposa, se abstuvo debido a que su salud se vio en peligro por un cáncer en la cadera, pero gracias a sus recursos superó aquel mal. En su tiempo de hospitalización Kyouko veía muy pocas veces a su pequeño cachorro que apenas tenía alrededor de cuatro años cuando todo sucedió, pero en su estadía ella componía bellas canciones con su violín, Izaya amaba ver a su madre tocar para él y cantarle hasta quedarse dormido en su regazo.

Cuando Izaya cumplió los siete años pudo disfrutar de tener a su madre en casa, cuidándolo y mimándolo, era un buena vida para aquella familia, en especial porque Shiruo, en un momento de emoción le enseñó las canciones de su esposa a algunos colegas, al instante ellos dijeron lo afortunado que era al tener a tan dulce omega con voz de ángel. Shiruo animó a su esposa a ser compositora o dar clases de música en un pequeño estudio que él mismo abriría para ella. Kyouko aceptó, y su primer alumno fue su propio hijo; poco a poco los padres de los compañeros de escuela de Izaya se acercaron a la omega para inscribir a sus hijos omegas o betas que deseaban cantar o tocar algún instrumento, era muy rara la ocasión en la que niños alfas se les unía.

Izaya era feliz, sus padres lo amaban, tenía excelente calificaciones, incluso demostraba una gran habilidad con la programación y la informática, Shiruo no podía estar más que orgulloso. Habló con su esposa que tenía pensado dejar su puesto a Izaya cuando él se retirara, aun si la asociación se negaba por ser un omega y no un alfa, él lo defendería porque sabía que Izaya tenía un gran potencial. Cuando Izaya cumplió los nueve años sus padres le dieron la noticia de que sería hermano mayor, eso le emocionó y le prometió a su padre cuidar de su mamá cuando él no estuviera. Shiruo le enternecía cuando su hijo tomaba los hábitos de los alfas, puede que Izaya fuera Omega, pero tenía un carácter fuerte y sabía que eso lo ayudaría en esa terrible sociedad, él marcaría la diferencia en ese mundo y demostraría que los Omegas valían más de lo que los viejos pensaran.

~~t86;~~

Izaya esperaba pacientemente en su escuela la llegada de su padre, había salido como todos los días de sus clases y se quedó sentado en la entrada de su escuela, acompañado de un cachorro de beta de cabello y ojos castaños y lentes, y un cachorro de alfa de cabello castaño oscuro y ojos negros, de mirada serie. Los tres niños vestían un traje de marinero azul, de pantalones cortos y sus mochilas rojas, la diferencia entre sus uniformes era el que los betas y alfas usaban corbatas rojas, y los omegas moño rojo y boinas del mismo azul que el uniforme.

-Izaya-chan, pronto serás hermano mayor- Dijo emocionado el joven beta.

-Lo sé, estoy muy emocionado. El tío Shingen dijo que serían gemelas- Izaya sonrió y movió sus pies emocionados- Shinra, Dotachin, ¿Vendrás a conocer a mis hermanitas cuando nazcan?

-Sabes que estaré ahí Izaya-chan- Dijo Shinra- Si fuera por mí, ayudaría a mi padre a que tú mamá diera a luz, pero no me dejan- Hizo un adorable puchero.

-Shinra si te dejaran pasar quedarías traumado de por vida, y tu sueño de ser doctor se iría a la basura- Dijo el joven alfa.

-Eres cruel... Sabes que la sangre y esas cosas no me asustan. Al contrario... Me encanta- Shinra acomodó sus lentes, ocasionando que el reflejo del sol los hiciera brillar.

-Shinra... Estás loco- Dijeron Izaya y "Dotachin" al mismo tiempo, ocasionando que los tres rieran.

-Izaya-chan, tú papá llegó- Dijo Shinra al ver como se acercaba un lujoso auto negro- ¡Hola, Tío Shiruo!

-Hola niños, gracias por acompañar a Izaya- Shiruo bajó la ventana para saludar a los niños- ¿Tienen quien los lleve?

-No se preocupe mi padre vino por nosotros- Kadota, alias Dotachin, señaló con la mirada a un alfa que usaba sombrero y lentes oscuros apoyado en un árbol no muy lejos de la entrada, al notar que Orihara lo saludó con la mano él le respondió el gesto- Nos vemos, Izaya. Si las gemelas llegan antes, avísanos y estaremos ahí contigo.

-Sí, es una prometa- Izaya abrazó a sus amigos antes de subiera la parte trasera del auto.

-¿Te la pasaste bien, cariño?- Shiruo manejó a moderada velocidad camino al estudio de música de su esposa.

-¡Sí! ¡En clase de informática hice esto!- Izaya sacó de su mochila un pequeño robot en forma de gatito, al cual le presionó la cabecita y el pequeño mínimo tocó la canción de cuna que su madre siempre le cantaba- Se lo daré a mamá para San Valentín, ¿Crees que le guste?- Dijo inseguro.

-¡Por supuesto! Es increíble cariño- Cuando Shiruo paró en un semáforo vio detenidamente el robot de su hijo. Sabía que los niños no podían hacer algo como eso hasta fácil sus doce años, pero su cachorro era capaz de ensamblar y programar robots pequeños-... Espera... ¿San Valentín?- Vio a su hijo asentir con la cabeza, mientras guardaba de vuelta el gatito, al cual como solo moverle su colita este se transformaba en un pequeño huevo, cosa que sorprendió a un más a su padre.

-Sí, es en dos días- Izaya sintió el aroma de su padre cambiar un poco-... Lo olvidaste... ¿Verdad?- El cachorro estuvo a punto de soltar una carcajada pero ver a su padre nervioso lo enterneció- Tranquilo te ayudaré... -Sacó la computadora portátil del maletín de su padre, puso la contraseña y se conectó al internet del auto- ¿Dónde quieres la cena? Puedo quedarme con el tío Shingen, Shinra dijo que tiene un nuevo juego.

-Gra... ¿Cómo...?-Shiruo se sorprendía cada día, su propio hijo sabía burlar la contraseña de su portátil- Izaya... ya te dije que no debía de Hackear las cosa, eso no está bien- Puso su voz seria, pero sin usar La Voz.

-Lo siento...- Izaya bajó la mirada.

-De todos modos, gracias. Pronto estaremos con mamá, guarda eso antes de que sospeche. Si quieres ayudarme...- Vio por el retrovisor a su hijo guardar sus cosas y hacer como si nada- Investiga si mamá quiere ir a algún restaurante, o si tiene algún antojo en especial.

-¡Sí lo hay!- Izaya se puso de pie y le susurró a su padre al oído, una vez que se estacionó frente al estudio- Mamá escuchó de el nuevo restaurante italiano que está en el centro, tal parece que la mamá de Kara-chan fue para su cumpleaños y le habló muy bien de la comida a mamá. También dijo que se le antojaba comer algo de pasta fresca.

-Oh, buen trabajo Izaya. Eres el mejor informante del mundo- Izaya soltó a reír al sentir como su padre repartía besos en todo su rostro.

-Se ven tan adorables- Kyouko vio la escena al momento de entrar con mucho cuidado al auto- ¿Puedo saber qué tanto hablaban?

-Secreto~- Dijeron ambos al mismo tiempo, haciendo que todos rieran.

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Ikebukuro, Año 2130, Febrero 14. Primavera.

 

A primera hora de la mañana Shiruo e Izaya se encargaron de preparar un rico desayuno para Kyouko, el pequeño moreno fue quien tenía que darle instrucciones a su padre para preparar las cosas que él no podía; algo sucios y con un desastre en la cocina, que la pobre ama de llaves terminaría por limpiar, subieron el desayuno de la futura madre a su habitación.

-¡Mami! -Izaya entró saltando a la cama para luego abrazar a su madre, una vez que se sentó con ayuda de su cachorro- ¡Feliz San Valentín!

-Feliz San Valentín, mi amor- Shiruo se acercó, dejando la bandeja de comida en la mesita de noche, y darle un casto beso en los labios de la omega.

-Oh, mis amores, muchas gracias- Kyouko podía sentir como las lágrimas estaban por traicionarla, pero lo resistió.

-Mira mami hice esto para ti- Izaya sacó de los bolsillos de sus pantalones cortos azules, un pequeño huevo plateado- Presiona ese botón- Izaya dejó el pequeño objeto en las manos de su madre y dejó que ella apretara el botón que estaba en la parte de arriba.

-Iza-chan, es hermoso- Kyouko ahora si no pudo evitar llorar emocionada- ¿Lo hiciste tú?- Izaya sintió con la cabeza y ella lo abrazó, acunándolo en su pecho dejando salir sus feromonas para que su cachorro sintiera lo feliz que era- Eres grandioso Iza-chan, me encanta.

La mañana pasó muy amena, pero Izaya tenía que ir a la escuela, por lo que con un tierno puchero se despidió de sus padres con un beso y se fue en compañía de la ama de llaves, pues su padre dijo que pasaría todo el día con su madre. A Izaya no le molestaba eso, le gustaba ver como su padres demostraban su amor, y con ellos dejaban que sus feromonas cubrieran la casa haciéndolo sentir seguro.

Izaya le entregó a Shinra y a Kadota un par de chocolates que había hecho el día anterior con ayuda de su madre, diciéndoles que ellos eran sus mejores amigos. Shinra lloriqueó y abrazó a Izaya, el cual intentó quitárselo de encima porque lo llenaba de mocos, Kadota igual lo abrazó y dijo que lo protegería de cualquier alfa que intentara molestarlo.

Cuando llegó la hora del receso, Izaya fue llamado por su profesora, se veía agitada pues llevaba un buen rato buscando al cachorro omega. La noticia que le dio su profesora, lo hizo correr a su salón de clases acompañado de Shinra y Kadota para recoger sus cosas.

-¿No vendrán conmigo?- Dijo nervioso Izaya al ver como sus amigos veían a s profesora- Pero...

-Izaya iremos apenas terminen las clases, ya le mandé un mensaje a mi padre- Kadota intentó calmarlo dándole un protector abrazo.

-Sí, además tomaremos notas para que no te pierdas nada de las clases. Llegaremos pronto, cuida mientras de tu papá que debe estar nervioso- Izaya asintió ante las palabras de Shinra y corriendo subió al auto que lo llevaría donde estaban sus padres.

Izaya estuvo en la sala de espera junto a su padre intentando calmarlo, cuando llegó vio al alfa dando vueltas nervioso, pero al ver a su cachorro corrió a abrazarlo y sentir su dulce aroma a rosa, leche materna y a su esposa, aquel aroma logró relajarlo y más cuando su cachorro acarició sus cabellos como intentando consolarlo.

-¿Qué paso papá?- Dijo casi en su susurro Izaya sin dejar de abrazar a su padre, siendo llevado hasta las sillas de plástico donde debían esperar.

-No fue nada cariño. Las gemelas decidieron llegar antes, estábamos en el jardín cuando tu mamá empezó a sentirse mal.

-Ya veo... ¿Qué pasara con la cena de hoy?- Vio a su papá sonreírle.

-Creo que tendré que cancelarla. Mamá no podrá salir del hospital en un buen rato y no querrá separarse de las gemelas tampoco- Besó la cabeza de Izaya, temiendo que este pudiera sentirse celoso por la atención que ellos tendrían con las recién nacidas.

-Está bien, es normal, ¿no?- Vio a su padre asentir con la cabeza- ¿Yo seré igual cuando tenga a mis cachorros?- Izaya puso sus pequeñas manos en su pequeño vientre. Pero sintió su cuerpo estremecerse al sentir el amenazante aroma de su padre, no era dirigido a él, pero aun así le intimidaba, tal vez vio a alguien, pero no había nadie a su alrededor.

-No pienses en eso aun, por favor. Quiero que pasen, muchos, muchos, muchos años antes de tener que perderte bebé- Izaya intentó no soltar una carcajada, olvidó que su padre era extremadamente celoso-No crezcas Izaya~

-Lo intentaré papá- Se acurrucó, acomodando su cabeza en el hueco entre el hombro y el cuello de su padre, quien al instante dejó salir sus feromonas para tranquilizar a su hijo, pues aunque no lo demostrara, sabía que estaba igual de nervioso que él.

Las horas pasaron, Izaya se encontraba en el suelo del pasillo junto a Shinra y Kadota sentados a sus flancos y tomándoles de la mano, Shiruo intentaba conversar con el padre de Kadota para evitar sentirse nervioso. Y no fue hasta después de cinco largas horas que Shingen salió con una extraña mascara en el rostro asintiendo con la cabeza, dando a entender que todo había salido bien.

-Felicidades Shiruo- Shingen se acercó al alfa, dándole un par de palmadas en la espalda y estrechando su mano- Las tres están sanas y en excelentes condiciones. Nacieron una omega y una alfa.

-Gracias Shingen- Shiruo sintió que podía volver a respirar- ¿Puedo pasar a verlas?

-Claro- El médico se acercó a Izaya y también le estrechó la mano como su fuera un adulto- Felicidades Izaya-chan, serás un gran hermano mayor, ¿verdad?

-¡Sí, Tío Shingen!

-Ve con tu padre, puedes ir a verlas.

Izaya estaba emocionado y al igual que su padre casi lloran al ver a Kyouko sentada en la gran cama blanca del hospital, usando una batan azul muy fea (a ojos de Izaya), cargando a dos bebitas, una envuelta en una manta rosada y la otra en una manta purpura. Ambas eran idénticas de cabello castaño y ojos color chocolate.

-¿Cómo se llamarán?- Preguntó Izaya al ver que la pequeña que estaba envuelta en la manta rosada apretaba uno de sus dedos con su pequeña manita.

-Ella es Kururi, es una omega- Dijo dulcemente viendo a la gemela envuelta en la manta rosada- Y ella será Mairu, ella es nuestra pequeña alfa- Vio a la otra gemela envuelta en la manta purpura.

-Un alfa- Shiruo cargó a Mairu rozando su nariz con la suya. Izaya notó como su padre parecía ver a Mairu con los ojos peculiarmente brillantes, algo en su interior se removió al ver como Kururi era arrullada por su madre.

-Papá... ¿Hubieras deseado que fuera un alfa?- Izaya vio como sus dos padres lo vieron sorprendido.

-¿Por qué lo preguntas, cielo?- Habló Kyouko, poniendo una mano sobre la cabeza de su primer cachorro.

-Bueno... Escuché de algunas personas que por ser un Omega, no podría hacer lo mismo que papá... Y tal vez, papá hubiera preferido que fuera un alfa, para que cuidara a mamá, a mis hermanas y pueda heredar la empresa...

-Izaya- El moreno soltó un brinco al escuchar la grave voz de su padre, alzó levemente la mirada, viendo como devolvía a su hermana en brazos de su madre, para luego tomarlo de los hombros  y ponerse a su altura- Jamás. Jamás, dudes de esto Izaya. Yo te amo tal y como eres, eres mi hijo, mi bebé. No importa si eres Alfa, Beta u Omega, tu ere fuerte y muy inteligente, pelea siempre por lo que deseas y no te dejes llevar por los estereotipos de los demás. La fuerza de un alfa proviene de su familia, del amor que les tiene. Pero los omegas, son aun más fuertes, ustedes nos dan lo que más amamos, nos dan a nuestros cachorros. Izaya eres más fuerte que cualquier otra persona, de eso nunca lo dudes, no dejes que te denigren por ser un omega, porque tú eres un Orihara. Eres Orihara Izaya, y punto, y tú serás mi sucesor.

Izaya no sabía que sentir en ese momento, las palabras de su padre le llegaron en lo más profundo de su ser.  A pesar de tener la corta edad de nueve años ya sentía la presión en la escuela de ser un simple Omega, no importaba si pertenecía en una de las más poderosas familias de Tokio, él seguía siendo degradado por su "clase", nunca dio a demostrar que le dolía aquellas palabras, él simplemente les sonreía a esos otros niños o adultos y seguía su camino, encerrando en su corazón el dolor de ser un simple omega. Pero su padre le dijo algo que jamás imagino, tal vez era solo porque era su hijo y lo amaba, pero Izaya podía ver como su padre confiaba plenamente en él para ser su sucesor y cuidar de su madre y sus hermanas como el primogénito que era.

- Los amo- Izaya abrazó a su padre, evitando llorar de felicidad.

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Para el cumpleaños número diez de Izaya, él decidió hacer una pequeña reunión con sus abuelos, sus tíos, primos y con Kadota y Shinra; no quería nada ostentoso, solo una comida y pastel. Aunque Shiruo quería hacer una gran fiesta para su hijo, él se negó diciendo que quería algo tranquilo para que las gemelas de apenas tres meses no se sintieran incómodas.

Sí, la vida de Orihara Izaya era la mejor, una familia que lo amaba y él amaba con todo su corazón, y sus inseparables amigos que estaban con él en las buenas y en las malas. Nada parecía opacar la felicidad el pequeño Omega de diez años, y así fue hasta que las gemelas apenas habían cumplido los cinco años y próximamente Izaya cumpliría los catorce, fue cuando la tragedia llegó a la familia Orihara.

 

Alguna parte de Shinjuku, Año 2135, Marzo 30.

 

Izaya y las gemelas estaba en casa al cuidado de su nana, esa noche sus padres habían salido a una fiesta conmemorativa por la unión de la familia Orihara y los Dreams, una familia que era dueña de una famosa disquera, y ahora ambos trabajarían juntos en grandes proyectos que se llevarían muy bien de la mano, desde instrumentos electrónicos inteligentes hasta una nueva actualización de los conciertos en hologramas.

Izaya se encontraba en su habitación haciendo tarea, a pesar de su corta edad él iba a una escuela avanzada donde desarrollaba de manera impresionante sus habilidades informáticas, tanto Shinra como Kadota habían ido a otras escuelas, pero aun así solían reunirse los fines de semana para contar como les iba, o si no tenían tiempo hablaban por video llamadas. Sus hermanas en ese momento deberían de estar dándole un terrible dolor de cabeza a la pobre niñera con sus travesuras. Aun de muy pequeñas ambas habían desarrollado una curiosa personalidad.

Kururi, la gemela omega mayor, era bastante tranquila, no solía hablar mucho  y siempre estaba pegada a su hermana menor. Mairu, la gemela alfa menor, era bastante traviesa, muy revoltosa, siempre arrastraba su hermana para que la ayudara a hacerles bromas a los empleados de la mansión, ella siempre reía a carcajada y era una parlanchina. Aunque Kururi era tranquila, solía ser la mente maestra detrás de las ocurrencias de Mairu, es decir a la alfa le brotaba una idea y la omega le decía como realizarlas. Una combinación bastante peligrosa.

-Izaya-kun, las gemelas...- Janna, su pobre nana beta, una jovencita de veinte años que trabajaba como su niñera de medio tiempo, y la principal víctima de las bromas de las gemelas. Izaya volteó el rostro al verla con el cabello bañado en algo verde, que prefería no preguntar- Volvieron a...

-¿Incendiaron algo?- Dijo serio, al ver como la pobre mujer intentaba recuperar el aliento, esta negó- ¿Explotaron algo?- Janna asintió con la cabeza- ¿Dónde?

-Pasillo, del ala oeste.

-Toma una ducha, no quiero saber qué es eso- Izaya se puso de pie y caminó hasta la biblioteca, en el camino vio una gran mancha de moco verde esparcido en una pared y lo que era la silueta de Janna- Esas niñas... ¡Kururi, Mairu!- Izaya gritó abriendo de golpe la puerta de la biblioteca.

-Iza-nii.

-Nii~- Ambas salieron de detrás de un largo sofá café, dejando ver solo sus cabeza.

-¿Qué les dije de hacer bromas esta noche?- Dijo con los brazos cruzados.

-Eh...

-Le prometieron a mamá y a papá que no molestarían a Janna de nuevo- Vio como ambas salían de su escondite y se pararon frente a él con la cabeza gacha.

-Lo sentimos- dijeron al mismo tiempo, tomándose de las manos. Izaya notó que sus mejillas tenían esa rara baba verde, se agachó hasta llegar a su altura y limpiar con un pañuelo aquella extraña sustancia.

-Debe de disculparse con Janna, y dejas que las lleve a la cama...

-¡No!- ambas hicieron un puchero.

-Mamá siempre nos arropa- Dijo Mairu molesta.

-Pero mamá tuvo que salir y llegará tarde.

-¿Por qué no fuimos con ellos?- Dijo Kururi casi en un susurro lastimero.

-Porque esas fiestas son aburridas, créanme. Es mejor estar aquí, dormir bien y mañana ir a la piscina de los abuelos.

-Nii...- Kururi se abrazó del cuello de Izaya ocultando su rostro en su cuello, Mairu la imitó ocupando el otro lado de Izaya.

-Arrópanos tú.

-De acuerdo, pero dejen que Janna las baño, yo aun tengo que terminar un programa, cuando estén listas lo haré- Izaya acarició las cabezas de sus hermanas y dejó salir su dulce aroma. Aun su no pasaba su primer celo, Izaya había desarrollado ese instinto maternal hacia sus hermanas cuando su madre no estaba, su aroma era aun muy leve y aun despedía ese aroma a cachorro que poco a poco se iba perdiendo, cosa que ponía nervioso y de malas a su padre- Vayan.

Ambas niñas salieron corriendo en busca de su nana, Izaya notó como algunos empleados suspiraban pensando en la manera de retirar aquella plasta verde sin dañar el tapiz que le gustaba a la señora Orihara.

Tal  y como lo prometió Izaya, cuando sus hermanas tocaron a su puertas en compañía de Janna para que las arropara. Kururi usaba un camisón largo que le llegaba a los tobillos de color blanco, con una capucha que tenía orejas de gatito en color azul, al igual que el estampado de una cola en su espalda en el mismo color; Mairu usaba una igual, solo que esta tenía las orejas de perrito en color amarillo.

-Bien, vamos- Tomó a las pequeñas de la mano, y vio de reojo como Janna soltaba un largo suspiro, se compadecía de la pobre mujer- ¿Se disculparon?- Les preguntó cuando ambas se metieron a su gran cama, no les gustaba dormir separadas.

-Sí, mañana ornearemos galletas para ella. Nana Lu nos ayudará- Izaya sonrió al pensar en la ama de llaves.

-Está bien- Izaya acomodó a sus hermanas, acomodando la gran manta hasta hacerlas un capullo calientito, tal y como su madre lo hacía con ellos. En la mesita de noche que estaba del lado de Mairu, había un carrusel que él mismo había hecho para su cumpleaños nuero tres de las gemelas, la cual tenía las canciones de cuna de su madre en modo instrumental; le dio cuerda y dejó que sonara- Buenas noches, niñas~

-Buenas noches, Iza-nii- dijeron al mismo tiempo dejándose llevar por la dulce melodía y el calor de sus mantas.

Izaya cerró con cuidado la puerta y se dirigió a su habitación. Vio que en su celular daban las diez de la noche, aun tenía tiempo para terminar ese programa que le estaba causando problemas. Si guió trabajando por un par de horas más, Janna le llevó una merienda y le pidió que ya fuera a dormir. Izaya asintió con la cabeza y vio que eran ya media noche, se había pasado por mucho su hora de dormir, se estiró y dejó la bandeja fuera de su habitación.

No pasaron ni una hora estando en su cama cuando un extraño escalofrió de recorrió y algo aprisionando su pecho le impedía respirar bien, se sentó agitado notando que sus mejillas estaban bañadas en lagrimas, sin comprenderlo limpió sus lágrimas con la manga de su camisa gris. Iba a regresar a dormir, aun con un extraño malestar, cuando escuchó el grito de sus hermanas, no lo pensó, se dejó llevar por si instinto, y corrió por las pequeñas.

Al llegar, apenas abrió la puerta, ambas saltaron a sus brazos llorando a mares, intentó calmarlas, dejando salir su dulce aroma, pero era difícil porque él igual se sentía extrañamente mal.

-Tranquila, ¿Qué paso? ¿Tuvieron pesadillas?- Vio a  Kururi negar la cabeza contra su pecho. Mairu ahora solo se encontraba de pie a su lado, sin soltar su mano.

-Mamá, Papá...

-Tranquilas, ellos volverán pronto...

-Izaya-kun...- Izaya volteó a ver a la ama de llaves junto al mayordomo, ambos lucían pálidos y con una apariencia de que pronto soltarían a llorar.

-Niñas, vuelvan a la cama con Nana Lu, yo tengo que revisar algo.

-¡No!- Gritaron ambas.

-Vayan, yo cuando termine dormiré con ustedes, ¿de acuerdo?- Izaya dulcificó su voz para intentar calmarlas, y funcionó. Ambas asintieron con la cabeza y entraron a su habitación en compañía de la mujer mayor, una Omega de casi cincuenta años.

-Sergio...- Izaya se paró frente al mayordomo, un beta de treinta años- ¿Qué pasó?- Dijo serio, algo no andaba bien, y como el mayor tenía el derecho a saber lo que sucedía.

-Joven, sus padres...- Sergio le dio una pantalla donde mostraban as noticias de ese momento. Un auto había sido embestido por un tráiler- Estaban regresando, el conductor estaba ebrio...

-¿Dónde los llevaron?- Dijo Izaya, intentando no romper en llanto- Quiero hablar con mi tío.

-Kishitani-san dijo que se comunicara con él- Sergio le dio el teléfono, una pequeña pantalla donde se realizaban video llamadas- Lo siento, joven Izaya.

Izaya bajó a toda prisa a la sala principal, marcó a su tío que al instante le contestó. Pero algo andaba mal, él no sonreía ni llevaba sus ridículas máscaras. A pesar de que Kishitani Shingen fuera un beta respetado en la medicina, alegre y muy bromista, cuando Izaya lo vio a través de esa pantalla no lo reconoció, estaba ojeroso, sus ojos rojos e hinchados y el cabellos hecho un caos.

-Lo siento tanto Izaya-chan- dijo entre llantos- No sobrevivieron.

Esas cortas palabras le bastaron a Orihara Izaya para que su mundo se viniera abajo, sus padres estaban regresando de la fiesta cuando tuvieron el accidente en la carretera que estaba entre Ikebukuro y Shinjuku. Se dejó caer en el suelo, con el teléfono en el suelo, quería gritar, llorar y decir palabras que en su vida había dicho, pero no lo iba a hacer, si lo hacía sus hermanas escucharían su lamento eso era lo peor.

¿Cómo se lo diría a las gemelas? Ellas solo eran unos bebés... Sus bebés ahora, él cuidaría de ellas, pero cómo, aun no pasaba siquiera su primer celo, estaba en la escuela avanzada y no tendría derecho a entrar a la universidad hasta dentro de un año más, y eso si pasaba el examen de evaluación avanzada. Tenía que hacer algo. La empresa. ¿Quién tomaría el lugar de su padre? Él era solo un niño omega ante los ojos de esos terribles tiburones alfas.

-¿Izaya-chan?- Shingen lo sacó de sus pensamientos. El médico se preocupó al ver la mirada vacía y perturbada del niño, en especial porque no soltaba ni una sola lágrima- Mi esposa va en camino a tu casa, Shinra está con ella...

-Está bien, no se preocupe. Estoy bien... Tengo...- Tragó duro, sentía la boca seca, tenía que ir a la cocina por un poco de agua. Se puso de pie, a paso lento y con el teléfono en su mano caminó hasta la cocina- Yo, tengo que hablar con mi abuelo... Nos vemos, gracias por todo Tío.

Shingen no pudo decir nada más pues Izaya ya le había colgado. Tomó un largo trago de agua fría, suspiró un par de veces antes de buscar en el menú de contactos del teléfono de la casa, hasta que encontró el nombre que buscaba. Orihara Torakichi.

-¿Hijo?- Izaya vio a un hombre mayor, un alfa de cabellos negros y blancos por las canas, se refregó los ojos antes de ponerse unos lentes y prender la luz de noche- ¿Izaya? -El hombre se sorprendió al ver a su nieto, y al instante su esposa se sentó de golpe y se puso a su lado para ver al pequeño omega.

-Iza-chan, ¿qué haces despierto a esta hora? ¿Qué pasa cariño?- Izaya sintió las lágrimas caer silenciosamente al escuchar el dulce tono de voz de su abuela omega, una linda mujer mayor de cabellos blancos que le llegaba al ras de los hombros- Izaya...- La mujer se preocupó al ver a su amado nieto llorar.

-Abuela... Mamá y papá murieron- Dijo entre hipidos, viendo cómo sus abuelos lo miraban sorprendidos, su abuela llevó ambas manos a su boca y acompañó a Izaya dejando caer un par de lágrimas. Su hijo, su cachorro, Shiruo.

-¿Estás seguro Izaya?- Dijo Torakichi, viendo como su nieto asentía con la cabeza.

-Estaba regresando... De... De la fiesta de los Dreams... Y... Y un tráiler los arroyó.

-Vamos en camino Izaya. Quédate con tus hermanas. ¿Están con sus nanas?- Izaya se limitó a asentir con la cabeza- Bien, nos vemos en la mañana, cálmate. Debes cuidar de las gemelas.

-Tranquilo bebé, la abuela está en camino. Los amamos- Natsu, la dulce abuela, le lanzó un beso aun con lágrimas en los ojos y cortó la llamada.

-Izaya-sama...- El mencionado volteó encontrándose con el mayordomo. Sin poder resistirlo más, corrió hacia él y lo abrazó ahogando su llanto en su pecho- Todo estará bien, Izaya-sama, estamos con ustedes para cuidarlos.

Esa noche Izaya casi una hora para poder calmarse y entrar a la habitación de las gemelas, quienes dormían plácidamente. Él se tomó su tiempo para que su aroma no se viera alterado y las preocupara; con mucho cuidado se subió a la gran cama y una vez que se acomodó en medio de las gemelas, ellas lo abrazaron y se dejó llevar por el sueño.

Pero no pudo descansar como se debía, podía escuchar como Emilia, la madrastra beta de Shinra y el mismo niño, habían llegado y fueron llevados a la habitación de huéspedes. Izaya sabía que sus abuelos estarían viajando toda la noche, pues debían de tomar un avión nacional para llegar de Kioto hasta Tokio, Shinjuku.

En la mañana las gemelas despertaron como si nada hubiese pasado la noche anterior, Izaya las ayudó a vestirse con sus lindos vestidos a juego en color blanco para Kururi y negro para Mairu, ambas llevaba en cabello hasta los hombros; las peinó y les puso un lindo listón del mismo color de sus vestidos. Ambas corrieron hasta el comedor donde esperarían a su hermano para desayunar en compañía de sus padres. Izaya se limitó a irse a su habitación y ponerse su uniforme de la escuela, el cual consistía en un pantalón negro, camisa blanca y saco rojo para los omegas, una corbata azul y sus zapatos negros.

-Buenos días, Izaya-chan- Dijo con una leve sonrisa Shinra, a quien se encontró a medio camino.

-Buenas días- Intentó sonreír al ver a su amigo, vestido con su pantalón negro, camisa blanca y una bata color perla que tenía en su brazo- Vamos a desayunar, las niñas nos esperan...

-Izaya, si no te sientes bien, es mejor que no vayas a la escuela- Shinra intentó detenerlo, le preocupaba que su amigo no pareciera afectado. Él como futuro médico sabía que los omegas solían ser muy susceptibles y emocionales, en especial si se trataba de sus cachorros y sus padres.

-Estoy bien Shinra, tengo que ir y darme prisa- Dijo serio- Sino esos maldito me quitarán todo lo que mi padre trabajó- Izaya avanzó por el pasillo dejando sorprendido a Shinra.

"Ese no puede ser Izaya, ¿Verdad? ¿Dónde está su dulce sonrisa?" Shinra siguió a paso lento a su amigo, estaba preocupado. Izaya no estaba reaccionando como debería.

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Shinjuku, Mansión Orihara. Año 2135, Marzo 31.

 

Cuando Izaya bajó a desayunar se encontró con sus hermanas en el comedor junto a sus abuelos, Emilia y algunos empleados que terminaban de poner el desayuno y servir bebidas. El moreno sonrió lo más creíble posible para saludar acariciar las cabezas de sus hermanas antes de sentarse en su lugar en la mensa.

El desayuno transcurrió tranquilo, hasta que las gemelas preguntaron por sus padres, quienes no habían bajado a comer con todos ellos, nadie supo contestar. Las gemelas se dieron cuenta que algo no andaba bien, el aroma de su abuela se volvió extramente amargo y su abuelo intentaba dispersar sus feromonas para que todos se sintieran protegidos, pero eso solo hizo que ambas empezaran a ponerse más nerviosas, en un silencio intento de buscar una explicación sus ojos se posaron en la extraña mirada seria de su hermano.

Izaya solo se puso de pie y caminó hasta ellas, ambas se bajaron de sus sillas y corrieron a abrazarlo, algo no andaba bien, lo podían sentir y más aun cuando su hermano empezó a soltar ese leve aroma con el cual solía calmarlas.

-¿Dónde están mamá y papá, Iza-nii?- Preguntó Mairu, sin despegarse de su hermano, y con una mano entrelazó sus dedos con los de su gemela.

-Lo siento, Mairu, Kururi... Ellos...- Izaya tragó duro, tenía que ser fuerte por ellas- Ellos no volverán.

-¡¿Qué?! ¡¿Por qué?!- Gritó Kururi, sorprendiendo a todos. Ella era la más tranquila y de pronto se alteraba, pero en parte era normal, en especial cuando le dieran la noticia.

-Si es por las travesuras, prometemos ya no hacerlas. Iza-nii no juegues con eso. No nos gusta...

-Niñas... Mamá y Papá tuvieron un accidente cuando volvía a casa... Y ellos...- Izaya iba a decirlo, pero su abuelo puso una mano en su hombro. Torakichi no podía dejar que su nieto lo dijera, tomó a ambas niñas y las cubrió entre sus brazos, intentando protegerlas.

-Mamá y papá, tuvieron que irse al cielo, mis niñas- Todos escucharon el grito y el llanto de las gemelas, todos los presentes no pudieron hacer otra cosa más que llorar en silencio- Tranquilas, nosotros estamos aquí para cuidarlas... No tienen que ir a la escuela si no quieres.

-¿Quieren pasar la tarde con la abuela?- Natsu se acercó con una sonrisa y dejando que sus feromonas calmaran a las niñas, estas al instante se aferraron a su abuela y asintieron con la cabeza.

-Abuelo...- Dijo casi en un susurro Izaya, jalando la manga de su suerte. Torakichi, se sentía extraño al ver la expresión seria de su nieto- Voy a la escuela, si las gemelas causan problemas me llama y vendré enseguida.

-Izaya-chan, no tienes que ir si...

-Iré, tengo que darme prisa en terminar la escuela y seguir con el trabajo que dejó papá- Vio de reojo a las gemelas en brazos de su abuela- Prometí cuidarlas.

-De acuerdo, aun eres muy pequeño pero Shiruo dijo que eres impresionante en la informática- Torakichi se cruzó de brazos viendo la expresión seria y decidida de Izaya, aunque fuera un cachorro de omega aun, tenía un carácter muy fuerte, o bien, su dulzura se fue junto a sus padres- Yo me haré cargo de la empresa, ¿quieres ayudarme?- Sonrió al ver ese brillo en los ojos borgoña de Izaya y verlo asentir- Bien, pasarán por ti a la escuela cuando termines y estarás a mi lado. Te enseñaré todo lo que le enseñé a Shiruo.

-Sí.

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Shinjuku, Mansión Orihara. Año 2135, Abril 4.

 

La primera semana sin la presencia de los Orihara fue dura para las gemelas, ellas solían dormir solo si eran envueltas en alguna prenda de sus padres que conservaban su olor, Natsu, la abuela se dedicó a criarlas como si fueran su propios cachorros, pero igual notó la mujer que Izaya tenía un fuerte instinto materno hacia las pequeñas, no importaba que tan cansado o atareado estaba por sus deberes escolares, él buscaba el momento para estar con ellas, ya sea para peinarlas, arroparlas o leerles algo, esa escena le llenaba el corazón así como se lo destrozaba, su pequeño Izaya terminaría por madurar antes de tiempo.

El funeral de los Orihara se celebraría dentro de una semana más, se pensó hacer algo pequeño, solo con la familia de ambas partes. La hermana mayor de Kyouko, Hinata dijo que se haría cargo del proceso funerario, para que los mayores no se vieran afectados más de lo que estaban. Hinata, era idéntica a su hermana menor, salvo que ella era una alfa y le gustaba llevar el cabello sumamente corto, dándole un porte fuerte y autoritario, ella contaba con dos hijos de la edad de Izaya.

La empresa fue un caos, todos exigían saber qué se haría ante la ausencia de Orihara Shiruo, pero dado que Torakichi fue quien tomaría en mando, aunque se haya retirado hace años, dijo que se encargaría de todo y de entrenar al sucesor de los Orihara. La mayoría de los jefes alfas se negaban a dejar a un Omega como sucesor, muy pocos eran los que apoyaban la idea e incluso llegaron a conversar con el pequeño Orihara, quienes se sorprendieron por su gran conocimiento a pesar de su corta edad.

-Entonces "Dreams", es el nombre de la empresa- Izaya vio con interés al hombre rubio de ojos color miel sentado a su lado. Estaban en una de las salas de junta del edificio Orihara.

-Así es, mi nombre es Heiwajima Shizuo. Tu padre me habló mucho de tí, realmente eres impresionante Izaya-kun- Izaya se sonrojó y bajó la mirada ante el elogio del alfa, él era el dueño de la corporación "Dreams" una disquera muy famosa, y con quien su padre se había aliado hasta hace poco- No te preocupes, yo te apoyaré en todo lo que necesites.

-Gracias, Heiwajima-san- Izaya intentó mantenerse serio y que la imagen de aquel hombre de poco más treinta años no le afectara. Aunque no lo quisiera aceptar, aquel alfa tenía un aroma que le gustaba, por no decir que igual era muy apuesto.

-Puedes llamarme Shizuo- El alfa acarició la cabeza de Izaya con cariño. Le dolía el pequeño omega quedara huérfano y al cuidado de sus hermanas junto a sus abuelos, pero admiraba el como él mismo decidió trabajar duro para tomar la responsabilidad de todo- Lo siento, mi esposo...

-No se preocupe.

Izaya vio como el alfa salió de la sala para contestar al teléfono, sabía que él estaba casado con un Omega que era cantante, cuando supo de que los Heiwajima serían sus aliados decidió investigar hasta el más mínimo detalle sobre ellos, y vaya sorpresa que se llevó. Heiwajima Shizuo, era dueño de la disquera Dreams desde que tenía diecinueve, ese mismo año encontró a su pareja destinada, un omega de cabello negro y ojos rosados pálido, cuando vio su fotografía se impresionó por la delicadeza de su rostro y cuerpo, él era un Omega de clase alta en todo su esplendor, y ni qué mencionar de su melodiosa voz, Heiwajima Sakuraya. Ambos tenían a dos hijos, el mayor que era cantante de música electrónica, tenía veinte años , es decir que apenas se casaron tuvieron a su primer cachorro; el segundo aun era estudiante y era solo dos años más grande que él, seguido de uno más pequeño que era la viva imagen de Sakuraya.

-Lamento la demora- Izaya notó como el alfa entraba con una radiante sonrisa y su aroma parecía algo dulce, conocía esa mirada.

-¿Pasó algo bueno?- Dijo casi por inercia, pero al instante se arrepintió- Lo siento... No quise, entrometerme.

-Está bien. Eres muy perceptivo- Shizuo se volvió a sentar a lado de Izaya- Hace unas semanas sentí que el aroma de mi Sakuraya había cambiado un poco, hoy fue al médico a conformar mis sospechas... Seré padre de nuevo- Dijo con una radiante sonrisa.

-Felicidades- Izaya le correspondió el gesto.

-¿No le gustaría a tu familia venir a mi hogar?- Shizuo sacó de su chaleco negro una pequeña invitación blanca con decorados rosados- Es el cumpleaños nuero cinco de mi pequeño Psyche, tal vez un cambio de ambiente le haga bien a tus hermanas.

-Gracias...- Izaya lo pensó un poco.

-No tienes que responder ahora, háblalo con tus abuelos. Si no quieren asistir no hay problema, es comprensible. Pero si deciden asistir, son más que bienvenidos.

-Iremos- Shizuo se sintió feliz al ver al pequeño omega sonreírle.

-Izaya-kun... ¿Qué edad tienes?- Preguntó un poco preocupado. Puede que Izaya no fuera su cachorro, pero conocía a Kyouko por parte de Sakuraya, y ambos eran buenos amigos, así que instintivamente sentía la necesidad de proteger a los cachorros huérfanos.

-Tengo catorce.

-Tu primer celo aun no pasa...- Dijo en un susurro serio, pero que Izaya logró escuchar, estremeciéndose al instante- Ten cuidado Izaya-kun, no quiero que nadie te lastime. Si necesitas ayuda o protección mi familia está contigo. Pasaré bastante tiempo por el edificio, así que cualquier cosa puedes llamarme.

-Eh... Gracias- Izaya no esperó que Shizuo lo abrazara, dejándose envolver por el aroma protector del alfa. "Papá..." Ese fugaz pensamiento, le hizo estremecerse.

-¿Eh? ¿Heiwajima-kun, intenta robarse a mi nieto?- Ambos se separaron al escuchar como Torakichi entró a la sala. Izaya vio como Shizuo aflojó su agarre, más no lo soltó.

-Para nada Orihara. Pero es inevitable, es tan lindo y se parece a mi bebé Psyche- Izaya sintió su rostro explotar de la vergüenza al escuchar ese lindo, y más por lo que diría después- También huele muy bien, me gustaría comérmelo a besos.

-Eres un empalagoso Heiwajima- Rio entre dientes el alfa mayor- Vamos Izaya, es hora de irnos- Izaya logró soltarse del agarre del rubio y corrió hasta estar al lado de su abuelo- Nos vemos mañana.

-Hasta luego- Shizuo salió igual de la sala pero tomó un camino diferente.

-¿Estás bien Izaya?- Torakichi vio a su nieto jugar con sus dedos y también no puedo evitar sentir algo revolverse en su interior al ver como las mejillas de Izaya estaban sonrojadas.

-Sí, abuelo. Solo que Shizuo-san... Huele bien y me hace sentir bien- El pobre hombre sintió que le daría un paro cardiaco en ese mismo momento.

-¡¿Te gustó Shizuo-kun?!

-¡¿Qué?! ¡No!- Izaya enrojeció completamente y movió las manos nervioso y al ver como su abuelo empezaba casi a hiperventilar- ¡No de esa manera abuelo! Solo... Me recordó a papá...

-Oh, Gracias a los dioses- El pobre hombre sintió que su alma volvía a su cuerpo- No me des esos sustos Izaya.

-Tú lo malinterpretaste- Hizo un tierno puchero- Shizuo-san parece ser una buena persona.

-Y lo es. Shizuo-kun, es un alfa pura sangre, puede ser muy intimidante cuando se lo propone y no hay alfa que le gane. Él y tu padre tenían una buena amistad gracias a tu madre y a la pareja de Shizuo-kun. Aunque a veces se vea intimidante y territorial, es muy dulce cuando se trata de su pareja y sus cachorros, se vuelve todo manso y dulce- Sonrió al recordar como una tarde Shiruo lo había invitado para conocer a los Heiwajima y Shizuo no paraba de alabar a su primer cachorro omega, su último hijo hasta la fecha- Puedes confiar en él.

-Lo sé...

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Shinjuku, Mansión Orihara. Año 2135, Abril 9.

 

Ese mismo fin de semana, Izaya llegó en compañía de sus abuelos y sus hermanas a una gran casa tradicional de dos pisos, con amplias áreas verdes; había un gran fila de árboles de Sakura en toda la entrada, un estanque con peces y un puente, en la parte de atrás había una gran área de juego donde algunos niños jugaban en los inflables. La temática de la fiesta era "Asiática", es decir que todos tenían que usar ropas tradicionales, ya sea de Corea, Japón o China.

Las gemelas decidieron que todos irían con ropas chinas, Kururi usaba un vestido tradicional de color blanco con flores de varios colores, zapatillas blancas con bordes dorados y su cabellos iba suelo con un broche de Sakura; Mairu usaba una blusa china de color amarillo con peces Koi negros, un pantalón negro y zapatillas del mismo color, su cabello iba suelto. Los abuelos usaban los atuendos tradicionales Torakichi una camisa blanca con botones negros al frente y pantalones negros, y Natsu un vestido recto negro con bordados de pequeñas flores azules y rosadas. Pero quien se llevaba las miradas de varios invitados, entre ellos muchos jóvenes alfas era Izaya, quien tenía una camisa china de color negro, de bordes rojos y mangas cortas, tenía bordado varias flores rojas y blancas, que le llegaba al ras del muslo, unos pantalones negros, en la parte inferior tenían un par de bordados de las misma flores de su camisa en rojo, y zapatillas negras con bordados blancos.

-¡Ah! ¡Ahí está!- Mairu tomó a su hermana de la mano al ver a un chico con un lindo kimono blanco con un Haori rosado con conejos blancos- ¡Psyche-chan!

-Ah, Kuru-Chan, Maru-chan. Vinieron- Psyche era un omega de cabello negro, piel blanca y ojos color magenta, él siempre estaba sonriendo y cantando. Él tenía el título del príncipe consentido del alfa Heiwajima.

-Sí, muchas gracias por invitarnos. Ten, nosotras lo escogimos- Dijo Mairu mientras Kururi le entregaba una bolsa de regalo plateada.

-Esperamos que te guste- Dijo Kururi con una ligera sonrisa, viendo como Psyche en ese momento abría su regalo.

-¡Waaa! ¡Me encanta!- Psyche sacó un pequeño abrigo blanco, los bordes tenían una especie de suave peluche en las mangas y el la capucha, la cual igual tenía unas orejas de conejo y una cola en la parte baja de la espalda- Prometo usarlo todos los días.

-Si lo heces se desgastará y ensuciará- Los tres pequeños vieron como un chico rubio de ojos azules, mayor a los tres se acercaba vistiendo un yukata blanco y un Haori azul.

-Tsu-chan, te presento a Kuru-chan y Mai-chan, son las gemelas Orihara. Nos conocimos ese día en la oficina con papá- Dijo emocionado Psyche, recordando cómo fue a ver a su padre en las instalaciones Orihara, y en la sala de espera vio a las gemelas solas y tristes, así que él se acercó a ellas a animarlas- Chicas, él es mi hermano mayor, Tsu-chan.

-Mucho gusto, mi nombre es Heiwajima Tsugaru- Ambas vieron emocionadas al chico que hablaba con una clara tranquilidad y una amable sonrisa.

-Alfa- Dijo Kururi.

-Cásate con mi hermano- Completó Mairu tomando las manos de Tsugaru, ocasionando que se sonrojara.

-Dejen de molestar a la gente- Izaya llegó a separar a la pequeña alfa del otro- Lo siento, suelen emocionarse de más.

-No te preocupes- Rió nervioso- Orihara Izaya. ¿Cierto?- Le tendió la mano para saludar.

-Así es, Heiwajima Tsugaru, sino mal recuerdo- Sonrió con superioridad.

-¿Te gustaría acompañarme?- Tsugaru hizo un además con la mano al interior de la casa- Tengo un nuevo juego de realidad virtual.

-¿Multipleyer, RPG, Estrategia?

-RPG.

-Juguemos- Izaya soltó la mano de Tsugaru y antes de seguirlo al interior de la casa vio a sus hermanas con una mirada de advertencia- Nada de bromas.

-Sí~- Dijeron al mismo tiempo- Psy-chan, vamos a jugar- Mairu tomó de la mano a ambos omegas y se fueron a jugar con los otros niños.

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-Lamento lo de tus padres- Tsugaru llevó a Izaya a cuarto de juegos, el cual tenía una gran televisión, varias consolas bien ordenadas de bajo de este, y un librero del lado derecho lleno de juegos.

-Está bien, tengo que ser fuerte por ellas- Izaya se acomodaba los censores del casco de realidad virtual- No tienes que sentir lástima por mí, no soy un débil omega que llora por todo.

-Lo sé, mi padre me lo dijo. Pero igual me pidió que te cuidara- Vio como Izaya lo vio mal- Pero no lo hago por él, pareces un buen chico, y me gustaría ser tu amigo.

-Si crees que puedes acercarte a mí solo por ser un omega y tú un alfa...- Empezó a decir en tono ácido.

-¡No! ¡No!- Tsugaru negó con las manos rápidamente- Lo decía por esto...- Tsugaru sacó su teléfono celular, movió los dedos rápidamente hasta abrir una aplicación de juegos de estrategia, y en la lista de los mejores jugadores salía un alias: "Aka Kanra"- ¿Eres tú no?

-¿Cómo lo sabes?- Vio a Tsugaru reír entre dientes.

-Te vi jugando hace dos días en el pasillo, y el colgante de tu celular es tu mejor personaje- Tsugaru lo había visto de lejos, en ese momento no se había acercado al omega, pero reconoció el sonido de los personajes al hacer sus ataques; y más al ver el colgante de un pequeño gatito negro con alas de demonio.

-Sí, soy yo...- Izaya sonrió divertido, pensando en que tal vez tendría un amigo de juegos, Shinra era malísimo y Kadota no estaba interesado. Tal vez, solo tal vez, veía algo bueno después de esas terribles casi dos semanas- ¿Cómo te llamas? -Izaya sacó su celular para abrir la misma aplicación.

-"Fuyugenshiki"- Izaya lo vio impresionado.

-¡¿Qué?! ¡Eres el que me da dolor de cabeza cada vez que me toca ir contra ti!- Ambos rieron- Pero cuando nos toca ir juntos hacemos pedazos al equipo contrario.

-Ni qué lo digas.

Así ambos decidieron pasar la tarde jugando la consola de realidad virtual. Izaya había elegido un personaje asesino, en cambio Tsugaru un espadachín, completaban las misiones y conseguían sus recompensas, grandes botines de dinero y objetos raros. Pasaron un par de horas así hasta que Tsugaru le sugirió parar para ir a pedir un par de bocadillos. Ninguno de ellos tenía ganas de ir a pelear por pastel contra una manada de niños llenos de azúcar.

-Regreso enseguida- Tsugaru salió, cerrando la puerta corrediza a sus espaldas.

-Ok...- Izaya se puso de pie y se estiró un poco, estar sentados para que tu mente viajara al mundo virtual dejaba su cuerpo entumido- Veamos que más tiene...- Izaya se puso a ver cada juego que tenía esa sala, cuando escuchó como la puerta se abría de golpe- ¿Olvidaste algo?

-¡Tsugaru! ¡Mocoso!- Un chico alto, rubio de ojos rosados como los de Psyche, vistiendo un pantalón blanco y una camisa a rallas de color rosado, y en la cabeza unos extraños audífonos rectangulares blancos y rosados. Por su aroma y voz, Izaya supuso que era un alfa, el cual veía por toda la habitación molesto hasta que llegó a él- Ah... ¿Quién eres? ¿Eres la nueva novia de Tsu-chan?

-No soy novia de Tsugaru, y quien soy es algo que no te interesa- Dijo Izaya afilando la mirada, sin bajar la vista notando como este se acercaba a paso lento dejando que la habitación de inundara de su potente aroma.

-Oh~ Tenemos un bebé omega duro- Sonrió con malicia al escuchar como Izaya le gruñó- Para ser aun un cachorro, hueles muy dulce- El rubio tomó el rostro de Izaya entre sus manos y enterró su nariz en la mata de bellos del azabache.

-¡No me toques!- Izaya le empujó con todas sus fuerzas y le dio una fuerte cachetada, a paso rápido se acercó a la puerta. No quería escapar, pero el ambiente empezaba a marearlo, el aroma de ese alfa empezaba a confundirlo, era atrayente, sentía su cuerpo calentarse. Gruñó al sentir como empezaba sus instintos a traicionarlo, solo esperaba que su celo no apareciera de la nada, aunque aún faltaba como mínimo un año para que llegara- No te atrevas a tocarme.

-¿O qué cachorrito? ¿Temes que llegue tu primer celo en mi presencia?- Volvió a caminar hacia Izaya- Vamos, llama a Tsugaru, él es tu alfa ¿no? Estas en su habitación de juegos y hueles un poco a él...

-Yo no soy de nadie. Que sea un omega no significa que me rendiré ante un alfa. ¡Jamás!- Rugió.

-¡Izaya!- Tsugaru entró de golpe al sentir el aroma de un alfa imponiendo territorio. Al entrar vio a Izaya cerca de la puerta y al alfa rubio a casi nada sobre de él- Aléjate, no lo toques- El pequeño alfa rubio se puso entre el mayor y su amigo omega, dejando salir sus feromonas en forma de reto- Es mi habitación. Fuera.

-Eh... Tsu-chan, ¿acaso olvidas quién es el más fuerte?- Tomó con fuerza entre sus dedos la barbilla del menor- No puedes retarme, hermanito~

-Deja de molestarnos- Izaya se hartó al ver como ese alfa molestaba igual a Tsugaru, así que sin reprimirse y dejarse intimidar por la pesada atmósfera, alejó la mano del rubio mayor de un manotazo.

-Oh, te quieres ver rudo bombón, aunque necesites del escudo de un alfa...- El alfa no pudo terminar su oración pues sintió un lacerante dolor en su entrepierna, haciendo que callera de rodillas. Al alzar la vista vio al omega sonreírle con cinismo y superioridad, con las manos cruzadas en su pecho.

-Yo no necesito que nadie me cuide. Idiota...- Jaló a un impresionado Tsugaru del cuello de su ropa y lo arrastró fuera de la habitación- Pensándolo bien, no sería mala idea ir por pastel Tsugaru, vamos.

Ambos caminaron uno al lado del otro, hasta la sala de la gran mansión. En el camino Tsugaru vio a una de las betas empleadas y pidió que llevaran el bocadillo que encargó a la sala principal, la cual tenía grandes sillones para los invitados y una vista al estanque de la casa. Izaya se dejó caer en el sillón de dos plazas, viendo como Tsugaru se sentaba en el que estaba frente a él.

-¿Quién era ese?- Dijo aun irritado, el omega.

-Mi hermano mayor. Heiwajima Delic- Tsugaru soltó un lago suspiro- Lo siento, él suele ser un idiota, en especial con los omegas. Siempre está saliendo con uno diferente al mes, es molesto y no es correcto.

-Ya veo... Es muy diferente a ti.

-Completamente opuestos- Re afirmó el joven alfa.

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Al final de la fiesta Izaya tuvo que convencer a sus hermanas de que tenían que irse a casa, pues no dejaban de hacer un berrinche con sus abuelos y se negaban a solar a Psyche, quien igual amenazaba con llorar. Izaya resignado, se inclinó frente a los más pequeño acariciando sus cabezas, les dijo que ya era muy tarde y todo deberían de irse a dormir, que las gemelas no tenían ropa de repuesto y por obvias razones no podían quedarse a pasar la noche, pero que Psyche podría ir a su casa cualquier otro día o bien, él mismo iba a acompañar a las gemelas a que se queden en la casa de los Heiwajima, pero que sería en otra ocasión.

Sakuraya, dijo que ellos eran bienvenidos a su hogar cuando quisieran y que también estarían yendo a visitarlos bastante seguido para que las gemelas no se sintieran tan solas. Izaya y sus abuelas agradecieron el dulce gesto.

-Eres idéntico a Kyouko-chan, Izaya- Sakuraya vestía un hermoso kimono blanco perla, un largo y elegante Haori rosado pálido con detalles de Sakura blancas y un broche de Sakura hecho de cuarzo y swarovski’s. El omega lo envolvió en un dulce y cálido abrazo- Puedes contar con nosotros cuando quieras Izaya. Nos vemos.

-Gracias- Dijo casi en un susurro dejándose envolver por el maternal abrazo y la dulce escancia a Sakura del omega- Nos vemos.

Sakuraya tomó la mano de Psyche y junto a Tsugaru despidieron a la familia Orihara hasta que se perdió de vista el auto negro de la familia. Psyche bostezó y empezó a contarle a su madre lo bien que se llevaba con las gemelas y que quería estar con ellas siempre. Tsugaru igual dijo que fue divertido pasar el día con Izaya y que ahora eran amigos por correo y de juegos también. Sakuraya preguntó si sintió algo por Izaya, tal vez alguna pequeña atracción, pero el pequeño alfa negó con la cabeza, dijo que solo le agradaba y ser su amigo y nada más, el omega mayor lo dejo ser, su bebé aun era muy pequeño para andar buscando pareja e Izaya igual, era muy joven, podría ser maduro y de un peculiar carácter fuerte, del cual carecen los omegas, pero aun era un cachorro.

-Orihara Izaya~- Dijo Delic, estaba recargado en la ventana del segundo piso que daba una buena vista a la entrada de su casa, por lo que vio y escuchó claramente la escena de la familia Orihara con la suya- Un omega que aun no le falta mucho en entrar en celo...

-Ni se te ocurra Delic- El mencionado sintió un golpe en su cabeza y un amenazante aroma de parte de su padre, al instante se retrajo y vio sumiso a su padre- No te acerques a ese niño, está bajo mi protección. Y si quiera le pones un dedo encima para acosarlo, te castraré. No me importa que seas mi hijo, no te metas con ese cachorro. ¿Entendiste?

-Sí, padre- Delic se estremeció ante la amenaza. Él solía ser el consentido, pero cuando su padre lo descubrió a sus diecisiete años jugando con todo omega en celo que se le cruzaba, empezó a ser cada vez más estricto con él.

Delic no era idiota, aunque le encantaba ir a desahogarse y "ayudaba" a aliviar a los omegas con su celo, no los marcaba y tenía cuidado de que estos tomaran sus anticonceptivos para que quedar preñados. Ir de omega en omega, de vez en cuando con un par de betas te buen cuerpo, no le importaba si eran hombre o mujeres, siempre y cuando su aroma de los omegas le gustara iba por ellos. Llevaba esa vida por los últimos tres años, y a sus recién cumplidos veinte años aun no encontraba su "pareja destinada"; cuentos para él, pero real para sus padres. Claro él admitía y admiraba a sus padres por ser ese tipo de pareja de Alfa-Omega, pero él consideraba que eso solo lo conseguían muy pocas personas, y él se clasificaba como un "Sin pareja", pues aun si estaba con varios omegas, no había ni uno que le hiciera perder la razón. O como lo decía su padre: "Cuando encuentres a tu omega, sentirás como su aroma te llama, no solo para marcarlo, sino para amarlo y protegerlo. Será lo más dulce y exquisito que podrás oler en toda tu vida y sentirás que no habrá otro lugar en el que quieras estar sino es en los brazos de tu omega"

-Tonterías...

O eso pensaba Delic hasta que vio a aquel cachorro de omega, cabellos negros como la noche, ojos borgoña, piel suave y lechosa. El aroma de su hermano menor lo rodeaba al estar en aquella habitación, y cuando sintió el dulce aroma a vainilla que despedía el omega se sintió irritado, pues que combinaba muy bien con el aroma almizclado de su hermano mejor, y de alguna manera su alfa interno se sintió irritado, amenazado, retado. Esos ojos desafiándolo, pero el dulce aroma despedía de él de tal manera que ni el mismo omega se dio cuenta, era como si lo llamara. Tuvo deseos de abrazarlo y hundir su nariz en su cuello, pero lo hizo en su cabeza, pues aun era un cachorro, aun olía levemente a leche, pero estaba a punto de desvanecerse, es decir pronto se volvería un omega maduro.

Ver a su hermano con él lo hizo sentirse desafiado, molesto, en especial como el omega prefirió irse con Tsugaru antes que quedarse con él. Estúpido pensamiento, pero así se sentía su alfa interno.

Delic al ver a Izaya cuidar de sus hermanas le hizo que algo en su interior se revolviera, había apretado sus brazos en señal de frustración ante aquel extraño sentimiento. Pero sus mirada se encontraron antes de que el omega se metiera al auto, un fugaz momento, un segundo, pero fue un segundo que se le hizo eterno. Creyó ver como sus ojos rojos brillaron al hacer contacto con los suyos de color magenta, pero Izaya torció la boca al siguiente segundo y frunció en seño, había bufado con desagrado, cosa que se le hizo tierno. Al verlo partir sintió su alfa removerse, y un peculiar gruñido escapó de su garganta, extrañado pues nunca había hecho algo como eso antes. ¿Ese era el llamado de un alfa ante su omega? Lo había escuchado en su padre cuando su madre había sido llevada al hospital cuando sus hermanos nacieron, pero... ¿Un alfa se hacía dependiente de su omega? ¿O los omegas era los que dependían de los alfas? Tal y como decían los ancianos. No lo sabía, pero muchas preguntas empezaron a pasar por su cabeza.

-Izaya... El omega que desafiará a su naturaleza...- Dijo en un susurro Delic antes de encaminarse a su habitación, ignorando en el camino a su hermano quien lo veía mal.

 


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