Era un gran día para cualquier persona en Gales, sin duda alguna era de los más bellos lugares en la Gran Bretaña y más aún si hablamos de los inmensos bosques que guardaban muchos secretos. Innegablemente era un paraje hermoso en el cual uno podía vivir rodeado de tranquilidad y sin las aglomeraciones que había en los pueblos más aun a pesar de esto muchas personas no solían concurrir a este más que a recoger frutos para su venta o si no quedaba remedio tomar la ruta del bosque para ir al reino de Camelot, pues existía un gran rumor acerca de la magia y brujería que había en el lugar.
Y es precisamente en el más verde y frondoso bosque de Gales que se desarrolla esta historia siendo los protagonistas un par de mellizos de aproximadamente 15 años.
El mayor; Ambrosio quien en un futuro seria reconocido como Merlin; el mago más conocido en todo el mundo mágico poseía unos brillantes ojos de color verdes que lograban opacar el brillo de la más hermosa esmeralda, cabello negro azabache, buena complexión y una estatura considerable a comparación de su hermano menor. Era innegable la gran sabiduría que tenía aun a pesar de su corta edad y su astucia era digna del propio Salazar Slytherin, alguien digno de admirar y uno de los más grandes estudiantes del colegio de Hogwarts, pero para muchos nada del otro mundo.
Por otra parte, estaba el menor; Casper un chico de cabello rubio cenizo, ojos más brillantes que el zafiro, una piel blanca y complexión delgada y blandengue para muchos de los habitantes del pueblo más cercano. Siendo Casper el hermano más impulsivo y atrevido al momento de enfrentarse a lo desconocido, la magia era uno de sus más grandes fortalezas, aunque su actitud tan impulsiva muchas veces terminaba jugándole malas pasadas siendo la más irónica haber sido lastimado por su propia magia; Cabe destacar que tuvo que entrenar día y noche para llegar a ser quien es.
Para la mayoría del mundo mágico la existencia de Casper era totalmente desconocida, un gran alivio según las palabras de su hermano mayor y cito “Tu y yo sabemos que no somos normales, ni siquiera en el mundo de la magia. Lo mejor es mantenernos al margen hasta que alcancemos a superarnos a nosotros mismos” odiaba tener que admitirlo, pero tenía razón. No podían andar gritando a los cuatro vientos que eran magos, aun la mayoría de los magos tenían miedo de mostrar sus habilidades por la tan afamada caza de brujas.
Incluso ellos estaban en la vista del Rey de Gran Bretaña, pero era algo que aun desconocía el mayor de los hermanos, solo lo sabía el menor y por esto se encontraba mirando a la llanura que se encontraba a las afueras del bosque mirando fijamente a las afueras esperando alguna señal de lo que alguna vez soñó y dudaba que solamente fuera un sueño más del montón como solía decir su hermano mayor quien intentaba hacerle bajar de la copa del árbol.
Casper miro atentamente a una figura que se adentraba a las profundidades del bosque y resoplo molesto al ver que se trataba del inútil de Dinabutius. Sin duda ese maldito aristócrata tenia a ambos con canas verdes por su molesta presencia siendo obviamente el más irracional Casper.
— ¡Hey! Pero no son los hijos de la bastarda, y veo que aprendiste de tus hermanos simios ¿o no Casper? — Dijo el molesto chico de cabello largo color carmesí recogido en una coleta, su sonrisa burlona y cínica se notaba a kilómetros.
Casper miro con rabia al insolente mocoso, tenían la misma edad, pero como le hervía la sangre ante las palabras tan estúpidas que salían del chico de sangre noble como solía llamarse a sí mismo Dinabutius.
Casper haciendo caso nuevamente a sus impulsos bajo de un salto de la copa del árbol y tomo con fuerza la camisa del presuntuoso noble arrugando las finas telas, miro con desdén y rencor a ese chico.
— Mira ya me estas cansando, te voy a dejar algo muy pero muy en claro así que más te vale escucharme porque no te lo voy a repetir dos veces— Murmuro con una sorda sonrisa el rubio sin dejar su mirada de odio
— Puedes decirme todo lo que quieras, pero nunca te atrevas a hablar así de mi madre— su voz sonaba más tétrica y sin siquiera percatarse la magia empezaba a formarse en un aura sofocante arrebatándole por completo la capacidad de respirar al pelirrojo. Nunca se dio cuenta de esto hasta que la mano de su hermano mayor se apoyó en su hombro calmándolo al instante.
A regañadientes soltó a Dinabutius y este tosió intentando disimular el miedo que sintió al ver al menor de los hermanos. Nunca imagino que el enclenque muchacho enfrente suya y que estaba siendo despeinado por su hermano mayor pudiera ser el causante de tanto poder ¡Era ridículamente absurdo!
— En fin, no tengo porque perder el tiempo con estúpidos como ustedes— Dijo el muy odiado Dinabutius mientras se marchaba adentrándose más en el bosque hasta perderse entre todos los árboles que rodeaban el bosque.
Casper suspiro cansado de los constantes comentarios negativos hacia su familia, ¿Cómo es que ninguno de los dos conocía a su padre? Siendo este una de las causas por las que eran constantemente molestados por Dinabutius.
— Vamos Casper, no te exasperes por los comentarios de Dinabutius. Además, pudiste lastimarte ¿Sabes? Liberar tu energía de golpe dejándote guiar por tus emociones puede provocarte graves daños ¿o no recuerdas lo que paso la última vez? — Regaño el mayor mirando con preocupación a su hermano, la última vez que había ocurrido algo por el estilo tuvieron la fortuna de estar absolutamente solos.
Aquella ocasión el menor se encontraba celoso de que su hermano pudiera aprender fácilmente la magia y sin ninguna restricción mientras que él tenía que mantenerse en las sombras y a las espaldas de su hermano mayor. Nadie mas que los aldeanos del pueblo de Carmarthen y su familia conocían su existencia, era increíble que el fuera tratado como un simple muggle y aún más que Ambrosio no hubiera contado de su existencia a nadie.
La envidia y el aislamiento no provocaban nada bueno, y eso era una de las tantas lecciones que aprendió a la mala Casper. No ver a su hermano durante su estancia en el colegio de magia y hechicería de Hogwarts, estar siempre aguantando a Dinabutius, ver a diario las palabras a escondidas de toda la gente que le dirigían a su madre era demasiado para el.
No es que Casper fuera malo ni mucho menos, solo cometió errores cuestionables. Aquella vez su mente y nucleo mágico colapso dando como resultado una gran ráfaga de magia que terminaba hiriendo al menor de los hermanos. Tenía suerte pues si intentaba suprimir su magia y no practicara seguramente terminaría convirtiéndose en un obscurus.
Su propia magia había terminado encerrándolo en una cúpula que incluso para Merlín fue difícil dispersarla, una vez que el mayor logro rescatar a su hermano (llevándose unos cuantos cortes de igual manera) se encontró con Casper desmayado y sangrando a mares, herido por su propia magia. Le costó a Merlín curar a su hermano y tuvo que llevarlo cargando hasta la casa sin poder dar explicaciones a su madre acerca del porque el menor se encontraba inconsciente y lo peor de todo es que termino inconsciente durante 3 días. En los cuales Merlín no podía ni conciliar el sueño por la preocupación que había por su hermano, a pesar de que Casper jamás le conto el porqué de su repentino desequilibrio Merlín se encontraba más que consciente de su sentir.
El menor suspiro mientras miraba con aflicción al mayor, para Merlín era bien sabido de la soledad que menguaba el corazón de Casper. Lo único que llenaba aquel vacío era estar al lado de su familia, ¿Quién iba a saber que Casper era de corazón débil? Nadie más que su hermano, lo que la mayoría ve en Casper es un chico valiente y atrevido, pero jamás se ponen a ver lo que existe detrás del escenario.
— Entonces… ¿Vamos a casa? — murmuro el mayor con una sonrisa mientras abrazaba por los hombros a su hermano. —Vamos— Contesto el menor mientras volvían a casa saliendo del bosque.
Para Casper le importaba poco no tener una figura paterna en su familia, su madre, era una de las mujeres más amables y comprensibles que pudiera existir, pero con un temperamento aún más irracional que el del mismo Casper.
Era irrefutable la gran amistad que tenían, los lazos que los unían eran demasiado grandes…. Más de lo que cualquier mortal pudiera imaginar. El vinculo de ambos hermanos era demasiado fuerte y ambos darian lo que fuera para cuidar del otro, no importa si tienen que dar su vida si en el proceso son capaces de salvar al otro.