Casper apresuraba su paso corriendo a gran velocidad por el bosque, se notaba a gran distancia que estaba bastante apresurado. En su rostro se notaba preocupación y miedo, apretaba con fuerza su camisa con la mano derecha y una vez que logro salir del bosque se encontró con la no tan grata sorpresa de que su hermano era molestado por Dinabius y a primera vista podría parecer todo normal, nada de qué preocuparse, pero seguía teniendo un mal presentimiento en todo este asunto.
Sin pensarlo dos veces y tomando coraje se acercó hasta quedar en medio de aquella discusión que ambos jóvenes tenían.
— ¿Por qué no te vas a molestar a otra parte Dinabius? Ya bastante tenemos con tener que ver tu cara presumida cada día.
Expreso Casper con enojo mientras que Merlín permanecía con un gesto calmado y sin preocupaciones, Dinabius miro por encima de los hombros a Casper demostrando su “superioridad” e intento intimidarlo como a la mayoría en aquel pueblo, pero el menor no daba el brazo a torcer.
— ¿No crees que te estas volviendo un tanto arisco? Además esa no es una forma de dirigirse a mí, después de todo son unos don nadie. ¡Vamos! Su madre ni siquiera tiene marido, no me sorprendería en absoluto que sean los hijos bastardos de algún tipo cualquiera, después de todo no son solo más que unos chicos sin padre.
Antes de que Casper pudiera contestar se escuchó el estrepitoso sonido de los cascos de un caballo, los jóvenes voltearon inmediatamente algo impactados.
Delante de ellos se encontraba un fino caballo purasangre de color blanco, la armadura que portaba daba a entender que pertenecía a la armada del reino. Encima de este se encontraba un hombre con ropas finas y una mirada severa; sin duda alguna un general, detuvo el andar del caballo y bajo de este para caminar hasta quedar enfrente de los dos hermanos.
— Lamento interrumpir su tan amena conversación, pero no pude evitar percatarme de lo que decían, ¿podrían llevarme con su madre?
Y entonces el palpito que tuvo Casper se hizo más fuerte, además el semblante tan serio y sin emociones por parte del guardia no le dio ni la menos pizca de calma. El hombre volvió a preguntar nuevamente, pero esta vez en un tono más serio dejando en claro que no era ninguna petición sino una orden directa, sin opción alguna ambos le dirigieron a la pequeña cabaña en donde vivían.
Una vez adentro observaron a su madre en la mecedora a un lado de la chimenea tejiendo una especie de suéter extraño, el hombre dejo su gabardina en el perchero y camino con paso seguro hasta donde se encontraba su madre.
— Disculpe madame, pero quisiera hablar de un par de cosas…. A solas.
Por no decir que estaba corriendo a los mellizos quienes presurosos salieron de la cabaña, a pesar de que Merlín se notaba tranquilo Casper era un manojo de nervios y por esta razón decidió quedarse a espiar la conversación que ambos adultos tenían en el comedor.
— He escuchado varios rumores en el pueblo, ¿es cierto que los niños no tienen padre?
Tan pronto escucho eso decidió dejar de espiarlos, siempre tenían que hablar acerca de su dudosa procedencia. Ni siquiera ellos sabían quién era su padre aun cuando preguntaron varias veces a su madre de la identidad de su progenitor, pero nada, jamás consiguieron ninguna respuesta o alguna pista para poder encontrar a su padre.
— Oye, ¿Qué haces aun en la ventana? Es mejor que no te descubran espiando a las personas Casper.
Merlín tomo el hombro de su hermano y ambos se quedaron a platicar en una pequeña banca que había en el jardín. Casper aprovechaba cada momento para preguntarle acerca de Hogwarts y de sus clases, lastimosamente muchos lo consideraban un muggle o no conocían de su existencia.
Probablemente pasaron unas dos o tres horas hasta que el señor salió siendo seguida por su madre quien parecía preocupada mientras gritaba algo parecido a “no voy a permitirlo”, “no tiene la autoridad para hacer tal cosa” y sin darles tiempo a procesar la información tanto los mellizos como su madre fueron apresados por otros hombres iguales a ese tipo de antes quienes los miraban de una forma sarcástica y con una sonrisa burlona en su semblante.
— Lo Lamento madame, pero son órdenes y yo solo las cumplo.
Si claro como no Fue lo que pensó Casper al mirar con bastante odio a aquel sujeto, forcejeo intentando quitarse al hombre que mantenía sujetas sus manos e intentaba amarrarlas sin conseguir mucho éxito.
Así fue como los tres integrantes de aquella humilde familia se dirigieron a las enormes montañas de Gales, a lo que parecía ser una especie de fortaleza. Observando a su alrededor se notaba como todo estaba tan tranquilo… quizás demasiado para la pobre mente carcomida de Casper que empezaba a maquinar alguna forma para salirse de todo aquel problema en el que se habían metido sin siquiera saber por qué ni el cómo.
Todos sus intentos fueron en vano, desde intentar tirarse del caballo en el que se encontraba montado a inútilmente tratar de desatarse las muñecas.
Una vez entraron a la fortaleza sabían que no había vuelta atrás, sin duda alguna estaban en graves problemas. Entraron e inmediatamente se encontraron con el rey Vortigern, ¿acaso los padres del rey no querían al pobre para ponerle semejante nombre?
— Aquí están los muchachos y la madre, sin más me retiro. Creo que tienen muchas cosas de las cuales discutir.
Hablo el general que los había traído a ese lugar haciendo una leve reverencia y marcharse del lugar no sin antes dirigirles una mirada bastante escalofriante a los mellizos.
— ¡¿Por qué estamos aquí?! ¡¡No hemos hecho nada malo!!
Y parecía ser que el gran temperamento que había intentado contener exploto en esos momentos, por no decir que sus ojos destellaban odio puro y si pudiera matar al rey y su consejo estos ya se encontrarían sepultados a más de 30 metros bajo tierra.
— Calma jovenzuelo, no tienes por qué ponerte así. — declaro el rey mirando condescendientemente al rubio.
— Es estúpida la razón por la que nos tienen aquí, sus consejeros le dijeron que para construir el muro debían de rociar nuestra sangre ¿no es verdad? Una manera tonta y fácil de intentar solucionar los conflictos que les suceden.
Esta vez fue el turno de Merlín para hablar, absolutamente todos los presentes (menos su madre y Casper) miraron al mayor de los hermanos con la boca abierta.
— ¿Y tú como sabes eso? Además, quien te crees que eres para cuestionar nuestras profecías, del cielo nos llegó la respuesta que tanto anhelábamos, para construir aquel muro que siempre se derrumbaba sin razón aparente necesitamos la sangre de un niño sin padre y como nos hizo saber el general ustedes son quienes buscábamos.
Hablo altaneramente uno de los “sabios” del consejo del rey, la mujer que hasta el momento no había formulado palabra alguna apretó los labios con fuerza y se armó de coraje para decir unas cuantas palabras no tan gratas.
— ¿y que si no tienen padre? Ellos fueron la bendición del señor de más arriba, si creen que tales actos barbaros podrán ayudarlos a construir un muro de piedra entonces estamos peor de lo que imaginaba en un principio.
Mencionaba la mujer conteniendo sin muchas ganas la ira que sentía contra aquellos hombres que intentaban acabar con la vida de alguien inocente.
— Si quieren construir su muro tendrán que ver más allá de lo superficial, debajo deben mirar y encontraran el porqué de sus derrotas. Abajo se encuentra un estanque y uno bastante peculiar.
Declaro Merlín pacíficamente mientras que su hermano lo miraba pensando en que finalmente había perdido la cabeza, quizás ir a Hogwarts le había convertido en un rarito más que hablaba cosas sin sentido o eso hasta que el rey declaro escarbar en búsqueda del tan famoso lago.
Cual fue la sorpresa de todos cuando al escarbar unos dos metros la tierra se desmorono y se escuchaba el correr del agua. Con ayuda de una soja y una antorcha se aventuraron en el estanque.
— Les recomiendo drenarlo, de esta manera conseguirán hacer que su muro se sostenga más allá de un par de días.
Aconsejo Merlín y el rey ordeno drenarlo, una vez drenado, Casper quien hasta el momento aún no salía de su asombro se acercó a una roca que se había encontrado sumergida en el estanque, al prestarle más atención miro con bastante sorpresa como unos dragones plasmados en la roca empezaron a moverse y a pelear entre si. Eran 2, uno rojo y otro blanco. Al despertar, lucharon entre sí; el primero acorraló al segundo, pero el rojo se recuperó y obligó al blanco a retroceder: era Britania, mientras que el blanco representaba a los sajones o eso era lo que había explicado Merlín.
El asombro había dejado a todos con la palabra en la boca mientras que Merlín solo tomaba de la mano a su madre y su hermano para sacarlos de su trance. La pequeña familia regreso a su pueblo y al paso de los meses se dio la grata noticia de que el rey había logrado expulsar a los Sajones.
Y he aquí el comienzo de un gran mago que sería reconocido por miles de generaciones como el mejor mago de todos los tiempos…. Y también el aislamiento del menor de ellos, no solamente por los celos que tenía hacia su hermano mayor “el perfecto” como solían llamarle todos los que conocían a Merlín sino porque incluso el propio Merlín se había separado un poco de su hermano al conocer a una dulce joven que habitaba en el lago del este.