Jungkook sentado en el raído taburete, Yoongi sobre la cama. Contacto visual constante, chispas fluctuando a través de sus pupilas, indecisión a la hora de hablar. Aunque el moreno necesitaba soltar una pregunta al aire o seguiría envenenándose por dentro
-¿Por qué? – fue claro y conciso y las facciones del mayor se endurecieron, preparándose. Era demasiado complejo y no sabía con exactitud si el otro lo comprendería. Pero siempre fue por y para él y no se arrepiente de ello.
-Sabías que no te convenía, y aun así decidiste permanecer a mi lado. Eso te convertía en blanco fácil para toda persona que pretendiera jugármela – Kook no sabía cómo reaccionar a esas palabras. Por un lado sentía satisfacción sabiendo que era a quien Yoongi quería proteger. Aunque, por otro lado, aquello cargaba mucha responsabilidad sobre los hombros del mayor.
– Las cosas salieron mal, y ellos sabían que no había manera de amenazarme. Sin amigos, ni familia… Pero estabas tú – Yoongi se humedeció los labios antes de continuar y el moreno escondió la cara entre sus manos, notando un nudo en el pecho – No sé cómo dieron con tu dirección. Lo que sí sabía era que no podía arriesgarme a que te hicieran daño, siendo su punto de mira –Los ojos de Jungkook se abrieron de par en par, aún ocultos, su pulso acelerándose por momentos - Tu vida a cambio de desaparecer. Fue un trato justo, pero todo trato tiene sus restricciones, y eso implicaba cortar la comunicación – Su mirada repasaba cada milímetro del moreno, desesperándose por su aparente impasividad.
– Conocí a alguien. Tenía contactos, y la confianza que forjamos fue decisiva a la hora de desmantelar aquella secta de mafiosos. Fue de completa ayuda, nunca podré agradecerle lo suficiente –Se incorporó y avanzó hasta el moreno, arrodillándose frente a él, descubriendo su semblante - No he dejado de pensar en ti, en nosotros, a cada segundo. Todo lo que he hecho durante este tiempo ha sido por y para ti, y el hecho de que no fueras siquiera consciente de ello…
-No puedes… - Un susurro rencoroso escapó de sus labios y Yoongi aguzó la vista, confuso – No puedes simplemente venir aquí después de tantos años y decirme todo esto. ¿Te das cuenta de que puedo no creerte? –y un asentimiento por parte del mayor encendió más la llama de ira que contenía Jungkook - Quién sabe si no te cansaste de mí y quisiste empezar de cero. O que ahora te apetezca jugar conmigo un poco más - sus brazos cayeron laxos a sus costados y Yoongi le agarró del mentón con firmeza, obligándolo a mirarle.
-Ni se te ocurra volver a decir eso – Sentenció serio, sus pupilas clavadas en él con la determinación a flor de piel y el moreno se deshizo de su agarre, incorporándose y bramando histérico.
-Demuéstrame lo contrario, ¡maldita sea! – El mayor le miró negando con la cabeza, frotándose el puente de la nariz, irritado.
-¿Cómo? ¿Cómo se supone que debo demostrar eso? He vuelto para contarte lo que he tenido que guardar durante tanto tiempo. ¿Qué mierda más tengo que hacer? – dejó escapar un bufido molesto, pateando el taburete. Jungkook apoyó la espalda contra la pared contigua, su mirada redibujando las formas de los tablones de madera que sostenían el lugar, su labio inferior temblando de manera inconsciente.
-Sabes… Sabes cuántas noches… ¿Cuántas noches he pasado sin dormir? ¿Cuantos días sin apetito, cuantas jodidas lágrimas he dejado atrás por tu ausencia? –Yoongi tragó saliva, pero el moreno tenía más que añadir - Había un hueco aquí – Apretó su pecho con fuerza – que me tragaba cada minuto que pasaba sin ti. ¿Eras consciente? No sé qué hubiera sido de mí sin Hobi… - desviaba la vista, nervioso, no queriendo posarla en ningún rincón, mucho menos en Yoongi – He estado muerto en vida demasiados años para aceptar tu llegada de buenas – La estancia quedó inundada por un profundo suspiro del mayor. Era completamente consciente de todo lo que el moreno le estaba diciendo, pero ¿qué otra opción tenía? De todas formas, le producía rabia el hecho de que el menor obviara sus esfuerzos.
-Parece que no te das cuenta de que ahora mismo podrías estar muerto – murmuró con resquemor, y entonces Jungkook tuvo que mirarle porque lo que tenía que decir requería de contacto visual, pupila a pupila.
-¡Prefería estar muerto a sin ti! ¿Lo entiendes, joder? – cayó arrodillado al suelo, dejando las lágrimas fluir por su semblante y Yoongi se sacudió el pelo mirando al techo, desesperado.
-No puedes simplemente aceptar el hecho de que estoy aquí… De que quiero que esto salga bien de una jodida vez… - Y Kook quería creerlo, quería asimilar que era finalmente su momento de ser felices. Pero otra parte desconfiaba, y no era tan sencillo obviar aquella idea latente en su mente.
Se irguió sobre sus rodillas y caminó en dirección a la puerta bajo la atenta mirada del mayor quien, al verle alcanzar el umbral, preguntó en un suspiro.
-¿A dónde vas?
-Necesito pensar – y lo abandonó en la soledad de la habitación.
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