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Combustión [2Jae] por Raes

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Notas del fanfic:

La deliré muchísimo por una foto estoy acá escribiendo this.

Notas del capitulo:

He agregado tags de más y no he puesto otros tags porque sí.
Así le damos más randomismo -keh-.

 

  Vivía en la residencia bajo el cuidado de una pareja adulta junto a otros seis híbridos animales. Todos los días agradecía que la mujer, por aquellos años más jovial y con su cabello conservando la melanina, lo haya rescatado de un refugio –u orfanato, podría decirse– para seres como él. Había permanecido ahí desde que nació y fue criado hasta sus cuatro años de edad, cuando la señora llegó a su vida brindándole un hogar, protección y cariño, sobre todo eso, amor. YoungJae se dejaba mimar mucho por la mujer, y por el hombre también, porque era su manera natural de expresar su gratitud. Para un gato híbrido como él, las palabras no bastaban para expresar lo que sentía.

Por fortuna, porque así lo encontró él, al llegar a lo que sería su nueva casa descubrió que no estaría solo; había cuatro híbridos viviendo allí también.

No tenía muchas cosas como posesión, salvo la ropa donada y cuadernos que guardaba como su tesoro porque esto había sido su refugio durante su estadía en el orfanato. En los cuadernos que les concedían a los niños, YoungJae dibujaba decenas de dibujos coloridos, delineados primero con lápiz negro grueso y pintados por dentro muy suave. Recuerda que la señora al mirar sus libretas se sorprendió mucho al ver la destreza que poseía aun siendo tan pequeño. No obstante, lo que desconocía era que un híbrido de gato desarrolla muchas características de forma más temprana que un ser humano normal, por eso es que sus dibujos no parecían hechos por un infante de su edad.

Estuvo dos días seguidos encerrado en la habitación en cuanto llegó a la gran residencia. Si bien le pareció lindo que hubiese otros híbridos en la casa, era tímido como para salir a investigar por su propia cuenta. En la tarde de su tercer día se animó, sin embargo, pidiéndole a su madre adoptiva que lo acompañara a recorrer el lugar y a conocer a los demás convivientes. Luego de ese día, su habitación sólo la utilizaba para dormir o esconderse cuando jugaban a encontrarse.

–Ps –YoungJae frenó su andar en cuanto sus oídos oyeron el murmullo. No siendo adivino volteó hacia el pasillo del primer piso– Jae, ven.

JinYoung estaba acuclillado debajo de la baranda de las escaleras haciéndole señas para que se sumara. YoungJae no se negó, después de todo era un híbrido de gato y aun era un niño, así que le siguió el juego tirándose al suelo y acercándose a rastras. Su mayor señaló en silencio hacia la puerta elevando las cejas repetidas veces. Cuando entendió el mensaje, asomó su cabeza por el borde y vio a su madre con dos niños pequeños a su lado. Se volvió a agachar en cuanto observó los clarísimos ojos de los nuevos chicos y se acurrucó cerca de JinYoung.

–¿Quiénes son? –preguntó, medio asustado y medio sorprendido.

–No lo sé. Han estado ahí junto a mamá por un buen rato –le respondió en susurros–. ¿Has visto sus ojos? –éste amplió los propios e infló sus mejillas haciéndole ver demasiado adorable.

–Son-

–¿Acaso no sabían que vendrían?

Lo voz los tomó por sorpresa, sobre todo a YoungJae. Pegó un grito por la impresión y se aferró a JinYoung escondiendo su rostro entre sus ropas. Del otro lado del pasillo, sentado en el borde de la escalera izquierda, Mark saboreaba un dulce moviéndolo en su boca desde el palillo que sobresalía de sus labios.

–¿Sabías que vendrían nuevos chicos aquí? –tras escuchar a pregunta de JinYoung, YoungJae retomó su posición y volvió a espiar a los recién llegados. Su mamá hablaba con alguien en la puerta.

–Algo he escuchado –contestó Mark despreocupado–. Son menores que todos nosotros.

Un correteo interrumpió la conversación, haciéndose cada vez más fuerte a medida que se acercaba. Otro de los híbridos de la casa llegó hasta donde los dos chicos acurrucados estaban y se abalanzó a ellos revolcándose en el suelo en el proceso. JinYoung le golpeó en la cabeza bajándole de su nube de éxtasis mientras que YoungJae sólo rió por el brusco encuentro.

–¡No te tires al suelo que ensucias la ropa! Después mamá nos reta a todos por tu culpa –protestó en contra de Jackson, el híbrido hiperactivo.

–Porque ustedes también ensucian su ropa –a la defensiva, Jackson se sacudió sus pantalones apoyándose en sus rodillas. Posteriormente, señaló a Mark levantando su brazo acusatoriamente– A Mark hyung no le dice nada porque nunca juega con nosotros. Es su favorito.

–¡No es cierto! –refutó el susodicho, rompiendo su descansada posición– No es mi culpa si no soy tan torpe como tú que se arrastra hasta para jugar al ajedrez.

YoungJae casi ríe fuertemente de no ser por la mano que cubrió su boca. A veces se preguntaba si esa calmada y pacífica ser del mayor del grupo simplemente se tratase de una actuación para parecer mucho más maduro que ellos. Es por eso que, en cuanto lo vio saltar para defenderse, la tentación invadió su boca en una ruidosa carcajada. Reprimida. El dueño de la mano le presionó su costado en un pellizco arruinándole su momento divertido.

¿Motivo?

Se retorció por el punzante dolor e interrogó a JinYoung con la mirada pidiendo una explicación con las cejas levantadas, él entendía que había momentos en el que no se debía reír o acotar opiniones nada relevantes, pero no eran motivos para merecer una agresión física mínima. Sin embargo, éste señaló disimuladamente donde antes Mark se había sentado. Ahora, como si de pronto se hubiese materializado en el espacio, el segundo mayor del grupo estaba situado de pie observando la ridícula discusión que dos de los híbridos poseían, con la seriedad pintada en su rostro.

–Chicos, por favor bajen.

De pronto oyeron la llamada de su madre adoptiva desde la planta baja, pedido que acataron todos enseguida sin protestas.


Con los años cargando en sus espaldas conviviendo con los híbridos de la residencia, YoungJae había aprendido mucho acerca de los de su naturaleza, personalidad y los había llegado a conocer como si siempre hubieran estado juntos. La señora de la casa, madre adoptiva de todos los chicos medio animales, los había salvado de la comercialización con diferentes destinos nada agradables, el rechazo de la gente cerrada a lo no tradicional y una vida recluidos en centros de atracción donde lucrarían utilizando sus llamativos rasgos. La pregunta rondaba su cabeza cada cierto tiempo; ¿qué hubiese pasado si...? si nunca lo hubiera rescatado del orfanato. Probablemente habría terminado como los que no corrieron con su misma suerte de adopción. La primera vez que le contaron acerca de esto, pasó la noche llorando en su habitación sin siquiera salir a cenar.

De todas formas, YoungJae no se sentía tan atractivo como el resto de sus compañeros, en especial quien era híbrido del mismo animal que él.

YoungJae poseía una cabellera color negra, con ciertas partes cubiertas de mechones de un color castaño muy claro, haciéndole lucir gracioso bajo el sol por su contrastante brillo. Sus ojos eran amarillos, no dorados ni anaranjados, sino amarillos como el lápiz que utilizaba para colorear sus dibujos de niño, con las pupilas oscuras en forma de semilla. YoungJae era un híbrido de gato, uno muy lindo pero él no creía cuando su madre se lo decía. Orejas no poseía, tampoco una cola, lo cual también agradecía porque sería casi imposible tener que ocultarlas bajo un atuendo cada que salían de vacaciones o hacia algún parque de diversiones. Por supuesto, con los cuidado necesarios como lentes de sol o pupilentes marrones. Su naturaleza gatuna lo hacía terriblemente sensible a los sonidos, poseía una audición muy aguda, por ello también se asustaba con facilidad. Mimoso, quizá demasiado, y muy artístico.

Muy diferente a su compañero de misma hibridación.

Mark, a sus ojos, era totalmente lo opuesto a él. Híbrido de gato con los ojos más lindos que alguna vez pudo ver, porque los suyos eran de tiempo. Era muy inusual –por lo que su madre le contó una noche de despejes de curiosidades– que un híbrido naciese con ojos de tiempo. Llegó a la conclusión de que esa fue la característica que salvó a Mark del destino que le deparaba a cualquiera de su especie si no encontraban un buen hogar o refugio; sus ojos. Algunos días los tenía dorados brillantes, envidiables si se miraba en el espejo junto a él, siempre le parecía que resplandecían solos incluso en la oscuridad. Otros días estaban anaranjados tocando un marrón claro, fácilmente desapercibido si salía de noche. Otros, en cambio, estaban azules. ¡Azules! ¿Cómo un gato podía llegar a tener ojos color azul? YoungJae quedaba hipnotizado, por no decir tonto, cuando en la mañana saludaba a Mark y descubría que ese día andaría por sus alrededores con los ojos como el cielo. Era mucho más tranquilo que él, aun siendo un híbrido de gato, no se prestaba a los juegos que organizaban los más chicos del grupo. También conservaba la serenidad ante una discusión, no importase el grado de la pelea ni entre quienes se estuviera dando. En cuanto a su pelo, llevaba un lindo degradé de raíces a puntas rubio ceniza. No había ni orejas ni cola así como él, no obstante, sus colmillos sí eran fáciles de ver. Y como última de sus características, y no haciéndola de menos, las uñas de sus manos crecían muy rápido teniendo que aprender a vivir con ellas y a cortarlas finas en las puntas para que no se enganchasen con nada. Si había algo que a YoungJae le disgustaba demasiado era tener que cortar las suyas cada cierto tiempo porque le resultaba incómodo, sin embargo en Mark las encontraba muy atractivas, no estaba seguro si era porque las manos de Mark eran muy bonitas con dedos finos y largos, o si todo en Mark resultaba de esa forma.

Luego estaba el híbrido hiperactivo y quizá, más normal en cuanto a rasgos. Éste poseía una cabellera negra azabache, larga en su frente y corta detrás, igual de oscuro que sus ojos. Prácticamente era como un humano normal... ¿la diferencia? Jackson vivía corriendo por todas partes, levantando objetos por los aires porque sí, y trepando al techo para saltar hacia el patio a revolcarse de la risa. No había híbrido en la residencia que fuese más activo que él. Jackson era un híbrido canino, curioso y ruidoso en las noches, debido a sus paseos en plena madrugada por los pasillos del primer piso. No tenía más palabras para describirle: hiperactividad, y para YoungJae era muy extraño que jamás se cansara.

Después estaba el híbrido al que gustaban de jugarle bromas por su mezcla.

"Eres un híbrido de rata"

"Que soy un hámster"

"Raaaata"

JinYoung era un chico muy sereno, y adorable cuando menos se esperaba. Ordenado, detallista y un poco demasiado protector de los dos híbridos menores. Poseía una tez muy clara y suave, a YoungJae le gustaba acariciarle las manos, inclusive se dormía sobre sus brazos sólo por la suavidad de su piel. Su cabello era exactamente al de Jackson, negro intenso, salvo sus ojos los cuales eran de color almendra, muy bonitos para YoungJae. Se había ganado el apodo "mamá" de parte de los más chicos en edad por motivos de un incidente en el patio de juegos. Era el mediador en las peleas, siempre, sobre todo cuando los dos mayores del grupo discutían, porque en esos intercambios de palabra no alanzaba con mantener la serenidad sino que era necesaria la lógica para controlar la situación. ¡Y claro, cómo olvidarlo! Las frituras ocupaban su vida diaria inflándole los cachetes.

Los dos híbridos iguales eran los más queridos en la casa. BamBam y YuGyeom fueron los niños que llegaron ese día que fisgonearon desde el pasillo de sus habitaciones. Ambos poseían los ojos grises, pero uno tenía el cabello color rojizo oscuro y el otro blanco. Desde que llegaron se mantuvieron juntos. Dormían juntos, jugaban juntos en el mismo equipo y picoteaban lo que fuese que encontraran en la heladera para apaciguar su apetito. Eran muy cómplices, les gustaba desafiar a sus mayores pero no de forma irrespetuosa. Quizá eso de ser híbridos de conejo tenía mucho que ver, aunque en vez de roer los cables de teléfono con los dientes, gastaban la paciencia de los demás híbridos con sus fulgentes personalidades. YoungJae los encontraba divertidos, por eso también pasaba tiempo con ellos cuando jugaban juntos.

Todo estaba en equilibrio; había un poco de esto y un poco de aquello. Un poco de locura y un poco de tranquilidad, complicidad y sinceridad, mimos por doquier y también severidad. Pero en su lista faltaba alguien, alguien que lo descolocaba por su actitud.

Ser hibrido de gato, perro, hámster y conejo, eran combinaciones de personalidad que se podían llevar entre sí a pesar de su naturaleza media animal. Pero ser uno salvaje...

JaeBum era quien YoungJae aun no comprendía.

Le gustaba pasar tiempo con él. Sus conversaciones se desarrollaban casi siempre por juegos o comentarios de películas, luego se trasladaban a divagues sin rumbo donde las risas los llenaban por completo habiendo veces en las cuales YoungJae lloraba por el dolor de estómago y terminaba en el suelo o en el sillón siendo atacado con cosquillas por su mayor. Le gustaba visitarle en su habitación porque era el único con la cama doble, donde se recostaba y pasaban el tiempo hablando, y terminaban discutiendo porque JaeBum le molestaba demasiado por su estrecha cercanía con JinYoung.

Y ahí es donde estaba el problema.

JaeBum era un híbrido de zorro.

YoungJae estaba en su habitación mirando por la ventana. A decir verdad no había nada que ver, sólo el cielo casi negro (sin ninguna estrella titilando por ahí). Tampoco es como si YoungJae estuviese queriendo matar el tiempo observando el firmamento. Le gustaba recordar, lo hacía a menudo, así descubría muchas cosas que en su momento capaz pasaba de largo. Y en la mayoría de ellas JaeBum aparecía.

De un momento a otro se tornaba agresivo; tomaba los almohadones de la sala y los arrojaba lejos con mucha fuerza, hasta rasgaba la tela por la presión que ejercía. Rompía algún plato o vaso en el fregadero de la cocina en los momentos que se molestaba. Los gritos eran lo último en su estado de ira, segundos antes de encerrarse en su habitación de donde más sonidos fuertes se lograban escuchar. A YoungJae le preocupaba y le daba miedo, porque sí, ¿qué pasaría si un día todos esos actos los descargase en alguno de ellos? Eran conscientes de que JaeBum era muy fuerte, no sólo por su naturaleza animal, también por su buen estado físico. A simple vista te daba la impresión de ser un sujeto misterioso y sensual; su cabello era de un castaño rojizo, caoba, medo anaranjado oscuro... YoungJae no podía definirlo. Sus ojos eran chicos y rasgados, del mismo color que su cabello. Y al igual que Mark, poseía un par de colmillos bien definidos que enseñaba cada que soltaba una risa exagerada o su rabia lo consumía.

A YoungJae le encantaría poder comprender y ser capaz de prever los ataques de JaeBum.

Hacía demasiado calor en su habitación, los pensamientos lo colmaban de ansiedad, así que optó por ir en busca de un vaso de agua helada, de esa forma refrescaría su cuerpo y también dormiría mejor. Era natural encontrarse con alguno de los demás en la cocina en plena noche, en especial Jackson, por lo tanto no fue sorpresa encontrarse a Mark sentado devorando un plato con pastel de chocolate y frutillas. Eran gatos, amaban lo dulce.

–Hace demasiado calor –le comentó YoungJae, inspeccionando la heladera por algún bocadillo extra–, siento que estoy ardiendo por dentro, como un horno –agregó.

Nada le llamó la atención, ni siquiera lo que Mark estaba comiendo. Sirvió agua y le agregó un par de cubos de hielo para enfriarla aun más.

–En realidad no hace mucho –le oyó responder a sus espaldas, balbuceando por la comida en su boca–, pasé por la habitación de Jackson y estaba leyendo envuelto en una de sus mantas rosadas –reprimió una risa regresando la cubetera de hielos con agua al congelador–. Mamá vino hace poco para ver cómo estábamos y me dijo que afuera está fresco.

–Bueno –YoungJae pensó por un segundo– el aire caliente se concentra aquí en las noches, seguramente sea eso que volvió mi habitación un sauna.

–¿Pero no tienes ventana? –Mark dejó la cucharilla a un lado del plato, fijando sus claros ojos en el menor– ¿Por qué no la abres?

–Está abierta, pero entra aire caliente.

Mar abandonó su asiento y se aproximó a la ventana de la cocina. Dejó que el viento del exterior golpease sus cuerpos y se estremeció por el cambio brusco de temperatura. YoungJae le observó todo el proceso y sonrió porque evidentemente el aire era caliente, lo había sentido.

–¿Lo ves? ¡Hace calor! –afirmó volviendo a beber de su vaso.

–Me dio frío.

No era cierto. YoungJae sintió la calidez agobiarle en cuanto Mark abrió la ventana. No había bajas temperaturas y tampoco él andaba abrigado como para sentir demasiado calor. ¿Entonces?

–YoungJae... –el susurro grave de Mark le golpeó de lleno, dirigiendo sus ojos a los dorados del mayor al instante– ¿estás bien?

Tragó duro y pudo escuchar su propia garganta pasando el agua. Logró articular un suave "Sí" antes de salir de la cocina con la mirada de Mark encima de él mientras caminaba. El calor le trepaba por la espalda, se envolvía en su cuello y avivaba su rostro, ¡por supuesto que hacía calor! Mark debía estar loco.

Llegó hasta su habitación y se tumbó en la cama, sosteniendo uno de los cubos de hielo en su boca para enfriarla. Le picaba la piel y estaba sumamente incómodo porque la cama se calentaba cada vez más por su cuerpo. No había lógica en todo esto. A menos que...

El ciclo.

Notas finales:

Si bien el título acusa 2Jae, YoungJae se va a pasear por todos cksnhfsknc para todos los gustos, y va a ser en mayor y menor medida, pero que prueban todos seguro (¿?)Pobre sunshine.

 

Muchas gracias por leer esto nuevo, nunca escribí esta temática así que no esperen demasiado skncfjdf. Eso y que la ansiedad es mi enemiga, adelanto tanto las cosas que a veces me molesta.

Nos vemos<3<3


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