Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El tiempo no borra los vestigios de mi memoria por Yue Murakami

[Reviews - 6]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Los personajes no me pertenecen, son de J.K. Rolling. 

Yo sólo los he tomado prestados para hacer una linda trama.

Las estrellas cuentan historias, vestigios de la belleza que hay en el mundo. La magia siempre ha existido. La hay donde no pueden hacer volar las cosas, las palabras son simples y no necesitan un tono, o ser en latín. Siempre ha existido y depende de quién la haya sentido se vuelve testigo y víctima de ella. No hay marcha atrás una vez has sentido el mundo vibrar sin que los demás puedan entender porque sonríes solo. 

Otra vez voy por la misma calle recordando lo triste que fue ese día. Una noche de lluvia, parecía que el cielo resguardaba mi dolor, mi garganta desgarrándose en gritos de ayuda que no recibían otra respuesta más allá de los truenos que hacían vibrar la tierra, rabia y mucho más… tantos sentimientos crecieron en mí en ese instante. No había comprendido el alcance de las palabras “Basta un instante… para cambiar la vida” hasta hace cuatro años… Un hombre, una sombra, tan ingenuo lo seguí a una habitación oscura. Todo se tornó en caos. Una punzada me atravesó ese día y marcó completamente mi futuro. La realidad, mi realidad cambió.

El cielo está claro, vamos a paso lento viendo las estrellas hacia el parque donde nos conocimos, tiene algo importante que decirme. No le creo todo el amor devoto que me profesa ¿Cómo voy a pensar algo diferente cuando está abriendo mis heridas? Sufrimiento. Mis manos están temblando, mi respiración se acelera y comprendo que estoy al borde de un ataque de pánico…

—    Él no volverá… — me dice de una manera firme, como si leyera mi mente. Mis acciones me delatan demasiado. Mi cabeza se mueve a un lado. Que no mire mis ojos, empañados de recuerdos, más vacíos y muertos de lo que él puede imaginar —. Draco…

—    ¿Cómo puedes estar tan tranquilo?

—    ¿Por qué no? Comprendí que el lugar donde te conocí significaría mi presente y no el pasado, ese día supe que no era el único que corría bajo la lluvia buscando alivio.

—    Tú no gritabas.

—    No me escuchaste, pero también lo hacía. Te vi antes, es todo… —. Se detiene para pasar sobre mis hombros su brazo y caminar. Tan íntimo. Me muero de miedo — ¿Escuchas?

Lo miro. Está señalando el firmamento y después la entrada de ese lugar. Nuestro refugio. Mis ojos se fijan en las estrellas, hay algunas nubes que ocultan la luna, se están moviendo de manera parsimoniosa, como si fuera un reflejo de lo que él y yo representamos, nuestra extraña relación. En mi cuello está colgado el sol, él tiene la luna. Harry ama las estrellas, yo vivo fijo a la tierra. Me besa la cien, de manera suave. Lo veo… No puedo escucharlo, pero lo veo. Esperanza. No. No. No más… Otra vez… tiemblo y me alejo.

—    Harry… — se acerca para detenerme. Mis palabras son nada. El viento se las llevaría, se extinguirían. No hay fuego en ellas. Él me arrebato del mundo. Existo en la limitación de mis pasos al ritmo de la música, el dolor de mis músculos tensos, los movimientos de mi cuerpo sobre el escenario. Lo efímero del momento lo vuele perfecto.

—    Tus ojos brillan… como cuando bailas… ¿en qué piensas?

—    ¿Cómo sabes cómo luzco cuando bailo? — mi expresión cambia.

—    Siempre estoy detrás. Lo más cercano al escenario. Y también… te veo practicar en casa. Todos los días vives en ese mundo. Y yo vivo en ese…

Su rostro está fijo hacia arriba. No comprendo. Siempre con misterios. Me desespera no saber. La ignorancia es un lujo que no puedo darme. No me permito. Fue el inicio del final de mi inocencia. Quiero sonreír, pero es imposible. La tragedia, la cargo en la espalda, ya me duele. Mi cuerpo tiene el desgaste propio de un bailarín a una corta edad, pero mis ojos son los de un anciano.

Nos sentamos.

Recuerdo la primera vez que lo escuche, apenas era un susurro, pero el tono, todo él se imponía al inclemente clima que nos golpeaba. Su voz se coló dentro de mis sentidos. Con la ropa desarreglada, los golpes en la cara y el ardor anal me era imposible tener lucidez; quería morir. Y una vez muerto pensé que la humillación y el dolor acabarían.  Pero… Harry, llegó, sus manos me hicieron enfocarme en el mundo de nuevo, sintió algo que yo no podía… porque los dos sabíamos que llorábamos pese a la lluvia que cubría las lágrimas y nos daba la oportunidad de sufrir a gusto, a gritos silenciosos. 

Mi mirada se queda fija en los recuerdos de las gemas preciosas que porta, esas que me miran cada día, con todas esas facetas de los enamorados. Todo se nubla… “El verde siempre fue mi color favorito, por eso no puedo dejar de ver tus ojos…” quisiera decirle, pero no puedo. Quiero arriesgarme. Entregarme, pero es muy pronto o… muy tarde. Lo he visto con una hermosa pelirroja que le regala flores todos los días ¿Y yo qué? Sólo le he gritado, mi memoria está llena de esos fragmentos cuando pierdo el control, una mancha negra que se vuelve clara y lloro. No merece que mis palabras le pongan los ojos tristes, ni que reaccione al cúmulo de cosas que se aglomeran en mi interior. Me duele que le duela, pero sobre todo que comprenda y me llene de su luz. Vivo en las sombras desde antes de la violación. Y él me da su luz.

—    ¿Por qué lloras? — su pregunta me toma desprevenido. No lloro… Sí. Estoy llorando.

—    No lo sé… — respondo apretando los puños dentro de mi abrigo. Las lágrimas fluyen más fuerte, a borbotones incontrolables de mis ojos. Por eso no podía ver.

—    Me gustan tus ojos. Me gusta cuando bailas. Me gustas completamente. Puedo llenarte de felicidad… si me dejas…

—    Soy feliz…

—    Fuera del escenario. Allí no eres tú. Eres un personaje, de una canción y tú representas con tus movimientos sus acciones. No eres tú. Draco… Dragón…

No. Ese sobrenombre que siempre saca lo peor de mí, el susurro de su aliento freso a menta, jadeando detrás de mí, escuchando el golpeteo y la sensación desgarradora. Mi propia voz suplicando… Él mencionando “Dragón” con tanta confianza ¿Por qué Harry? ¿Por qué debes parecerte tanto a él?

No sé. No puedo, entiendo cómo acercarlo a mí. Lo siento temblar cuando mis caricias recorren la piel expuesta, sin intenciones, pero con un tinte de ternura, de cariño… Draco. Mi preciado Dragón. Tanto daño. Ha desaparecido tu fuego y me tortura la idea de perderlo. Mi mano se dirige a limpiar sus ojos, las mejillas húmedas. Quiero besarlo, sentir al menos como una pálida sombra lo que mi corazón de verdad anhela.

Draco Malfoy, sé mío. 

Notas finales:

Cualquier queja, sugerencia o nota de odio(?) En los comentarios, por favor... Gracias por leer! 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).