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31. Do Young (06) por dayanstyle

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Notas del capitulo:

hellooooo.......

aqui les dejo lo proximos libros para que se desesperen mas...

32. El Oso de Junho - Manada Kim
33. La Tentación de Tae Yong - El Aquelarre de Jaehyo
34. Los Papás de Mir - Manada Kim
35. Locas Navidades Familiares en la Manda Kim - Manada Kim 
36. Gong Chan - Manada Changjo- 

proximamente...

ahora si, a leer

 

 

Jae Min no podía creer lo que estaba viendo. ¿Iban estos imbéciles realmente en serio? No era un luchador, no por el momento, pero eso no

significaba que no tuviera fortaleza. Jae Min  la  tendría  por  él  y  por Ji Sung.  Había  algo  en   el   tipo   delgado   que   hizo   que   Jae Min quisiera protegerlo.

 

—Hola,  caballeros,  —el  feo  con  el  pelo  castaño   parduzco habló. Jae Min tenía una necesidad de coger el taburete y golpearle en la cabeza con él. Ellos no iban a conseguir a Ji Sung, no bajo su vigilancia.

—Pensé que a los perros no se les permitía estar en el hospital. — Jae Min presionó el botón de las enfermeras, cuando él sonrió a los dos hombres.

 

—Tienes   una   boca   un   poco   viciosa.   —El   otro    avanzó hacia él, pero el hombre con el pelo castaño parduzco lo detuvo.

—Lárgate, Kei. —Ji Sung trató de sonar valiente desde la cama, pero si Jae Min podía oír el miedo en la voz de Ji Sung, ellos también podían.

 

—Te advertí... —Kei comenzó a decir, pero la enfermera entró en ese momento, mirando a los hombres que estaban alrededor.

 

—Lo siento, pero hay demasiada gente aquí en este momento. Si le dejan ingresado, entonces, señores, pueden visitarlo, pero sólo una persona está autorizada a volver a la sala de emergencias para estar con él. —Dijo ella a Ji Sung.

 

—Lo siento, Kei, y el idiota tienen que irse. —Sonrió Jae Min perversamente, cuando los ojos de los dos idiotas, prometieron venganza. A Jae Min no le importaba una mierda. A él le gustaba Ji Sung y no iba a dejar que lo lastimaran.

 

Kei asintió y le dio una gran falsa sonrisa de mierda a la enfermera. — Mis disculpas.    —Y entonces él y su compinche    se fueron.

 

—¿Hay algo que necesites? —Preguntó la enfermera suavemente mientras se encontraba de pie al final de la cama de Ji Sung.

—No, yo me encargué de ello, muñeca. —Jae Min le guiñó un ojo a ella.

Ella se sonrojó cuando volvió sus ojos sobre el cuerpo de Jae Min. — Hazme  saber si hay cualquier otra cosa que ustedes necesiten.

 

—Lo haré. —Jae Min agarró el taburete de metal y se sentó de nuevo, otra vez—. Bueno, ¿dónde estábamos antes de que Beavis y Butthead nos interrumpieran?

 

Ji Sung jugaba con el borde de la sábana cuando se encogió de hombros. —Tú  me decías tu nombre.

 

—Oh, sí. —Rió—. Yo quería jugar a los médicos. —Ji Sung era tan fácil de hacer sonrojar. A Jae Min le gustaban las mejillas sonrosadas. Contrastaban bien con la piel pálida de Ji Sung y el pelo negro. Realmente era un bombón—. Por lo tanto, en serio, ¿cómo conoces a esos dos?

 

Ji Sung se hundió más abajo en la cama, mirando hacia el techo. Oh, estoiba a ser bueno. —Salí con Kei.

 

Jae Min lo miró boquiabierto, no esperaba esa respuesta.  —¿El de pelo de comadreja castaño-parduzco o el hombre con problemas de caspa?

 

—El primero, —admitió Ji Sung con vergüenza.

—¿Por qué? Eres caliente. —Jae Min ondeó una mano a la cara y cuerpo de Ji Sung—. Podrías hacerlo mucho mejor. —Jae Min no podía creer que Ji Sung se conformara con alguien así. Estaba haciendo todo lo posible para conseguir que Ji Sung se diera cuenta de él. ¿Qué demonios tenía ese mal bicho para atraer la atención de Ji Sung?

 

La cabeza de Ji Sung rodó hasta que él estaba mirando con enojo a Jae Min. —Sino lo has notado, —señaló hacia abajo en la pierna— yo no soy exactamente un premio.

 

—Creo que las botas de color rosa eran calientes. ¿Sobre qué diablos estaba Ji Sung hablando? Ellas se añaden a tu personalidad atrevida. —Le dio a Ji Sung un guiño mientras sonreía diabólicamente.

 

Ji Sung gruñó mientras se esforzaba por sentarse. Jae Min automáticamente extendió la mano para ayudar, pero Ji Sung alejó sus manos. —Tú sabes, yo no soy estúpido. Sé que viste mi pierna,  así que deja ya la actuación.

 

Jae Min frunció el ceño mientras trataba de averiguar sobre qué demonios estaba Ji Sung despotricando. —¿Tu cicatriz? Gran cosa. Sé que eso no es todo. Dime que no eres gay y daré marcha atrás, pero no encuentres ninguna vieja excusa.

 

Ji Sung golpeó las sábanas y luego aulló de dolor. Jae Min estaba a a su lado en dos segundos. —¿Por qué demonios hiciste eso?

 

—¡Yo no lo hice a propósito! —Jadeó con un brillo de sudor cubriendo su cara—. No te comportes como si mi pierna no te diera asco,—dijo Ji Sung con los dientes apretados.

 

—Sólo descansa y deja de lanzar ataques. Te dije que la cicatriz no me molestaba. —Jae Min se sentó en el taburete cuando Ji Sung se recostó. Iba a averiguar lo que le pasaba este hombre. Ji Sung  era  demasiado caliente para dejarlo pasar a través de sus dedos.

 

—Para de mimarme.   ¿Cuál es tu punto?  ¿Qué  quieres? —Ji Sung le disparó las preguntas entrecerrando los ojos a Jae Min.

 

Mierda. El tipo era el hombre más desconfiado que había conocido. Jae Min  pudo notar que Ji Sung iba a ser   un   hueso duro de roer.

—Creo que eres caliente. Te lo dije ya. —Y esa era la pura verdad de Dios. Caliente a punto de quemar.

Ji Sung miró a Jae Min como si estuviera lleno de mierda. Tendría que hacer frente a eso en estos momentos. Todavía tenía a esos dos idiotas de los que deshacerse. Jae Min sabía que no había oído lo último de ellos. De lo que pudo escuchar y ver en la taberna, los dos no iban a  rendirse fácilmente.

 

—Estamos en el hospital. Examina tu cabeza, —dijo Ji Sung cuando alisó las sábanas, negándose a mirar a Jae Min.

 

—Amigo, ¿siempre eres tan duro contigo mismo? En serio, necesitas desistir de esa reacción violenta y tratar con ello. A mí me funciona.

—La última vez que lo dejé ir, y opté por ello, y  terminé con  Kei. Lo siento, pero creo que usaré un mapa esta vez.

 

Jae Min quería golpear su cabeza en la barandilla de la cama. El tipo era demasiado, malditamente, sexy para estar tan amargado y cínico. ¿Qué iba tener que hacer para convencer a Ji Sung de que no tenía motivos ocultos?¿Tatuarlo sobre su frente?

 

Jae Min se movió de nuevo cuando un técnico entró para llevar a Ji Sung para tomar las radiografías para el médico. Quería seguirlo, pero Ji Sung hacía demasiado alboroto, por lo que se quedó donde estaba. Jae Min no podía entender al chico fuera de su vida.

 

Él se echó hacia atrás, preguntándose si Ji Sung iba a darle calabazas cuando esto se acabara. Sería una vergüenza si lo hiciera. A Jae Min realmente le  gustaba  el  tipo.  Había  algo  acerca  de  Ji Sung  que empujaba  a  Jae Min,  y  planeaba  explorar  ese  sentimiento.   No   era como si tuviera mucho en qué basarse.

 

Tuvo una vida de mierda en casa, donde sus padres juraron que los más altos logros para Jae Min iban a ser como la lista de los más buscados, y realmente no tenía ningún amigo. No es que eso le involucrara en actividades ilegales. No, no eran tan jodidamente amorosos con sus alabanzas. ¿Lo que les cabreaba a ellos? Jae Min nunca lo comprendería.

 

¿Qué esperaban?  Se  crió  en  un  hogar  donde  sus  padres luchaban día y noche y lo trataban  como una muñeca de  trapo.¿Se suponía que él resultara cuerdo? Su autoestima era como un bote de mierda cuando se fue.

 

Ji Sung había sido un rayo de luz cuando lo vio  en  la  taberna.  Jae Min quería   llegar a conocer  al hombre, con amargura y todo. Salvar  a  Ji Sung  de  esos   gilipollas   era   lo   menos   que   podía hacer. Tal vez eso sería un punto a su favor para  esa  perra  llamada  suerte. Jae Min necesitaba algo para encauzar su vida.

—¿Todavía estás aquí? —Preguntó Ji Sung cuando fue llevado de nuevo a la habitación.

—¿Por qué no? —Preguntó Jae Min, mientras esperaba a que Ji Sung se acomodara. Hombre, el tipo era tan bonito. Su pelo negro parecía tan malditamente suave que Jae Min quería pasar sus manos a través de el. Él respiró profundo para acallar su libido. Ji Sung tenía la polla de Jae Min de pie y tomando nota, y lo único que el hombre estaba haciendo era meterse en  la sábana, escondiéndose cada vez un poco más.

 

—Se  han  ido.  No  tienes  que  quedarte.  —Dijo  Ji Sung  las palabras, pero Jae Min vio la misma soledad en los ojos de Ji Sung que llevaba en el interior de sí mismo.

 

—¿Por qué no das un paseo en el tren de la confianza y me das una oportunidad? Te juro que no descarrilaremos. —Jae Min movió sus cejas, ganando una risita de Ji Sung. Dios, esa sonrisa era impresionante. Jae Min quería ver esa sonrisa todo el tiempo.

 

—Estás loco. —Ji Sung pusó sus manos en su regazo, mirando a Jae Min con sus hermosos ojos azules.

 

—Eso puede ser cierto, pero soy divertido. —Jae Min mantuvo a Ji Sung entretenido mientras esperaban al médico. Finalmente, después de un millón de años, el médico volvió.

 

—Todo se ve bien, Ji Sung. Sólo acaba de tomar el medicamento para el dolor y dale a tu pierna un descanso.

 

—Ves. Todo salió bien, —dijo Jae Min después de que el doctor se fuera. Se deslizó del taburete más de una pulgada, pareciendo necesitar estar cerca del hombre.

 

Ji Sung se encogió de hombros. Jae Min se preguntó qué  estaba pasando por la mente del tipo. A él le gustaría saber. La enfermera entró y le dio a Ji Sung sus papeles del alta médica. Una vez que Ji Sung estuvo vestido, Jae Min salió hacia el sol de la tarde brillante con él. —Voy a caminar contigo a casa. No me fío de esos dos.

 

—Me dijeron que me las harían pagar. —Ji Sung caminó lentamente. Jae Min podía ver el dolor que irradiaba  el rostro de Ji Sung y deseaba que hubiera una manera de que pudiera tomar ese dolor. Caminó cerca,   dando a Ji Sung su espacio, pero lo suficientemente cerca como para agarrar al tipo si se caía.

—Si han hecho algo a tu tienda, vamos a arreglarlo, —Jae Min aseguró a Ji Sung—. Los estafadores deben ser arrestados y enviados a la cárcel.

Enfureció a Jae Min el pensar en Ji Sung utilizado de esa manera.

 

—Me tengo que parar en el primer banco y volver a depositar mis ahorros. —Jae Min observó la belleza, preguntándose si jamás había visto un hombre más guapo. No podía evitarlo. Jae Min estaba tan condenadamente sorprendido por Ji Sung.

 

—Podemos hacer eso. —Abrió la puerta una vez que llegaron al banco y ayudó a Ji Sung a través de la puerta. Una vez que se hizo cargo de su asunto, Jae Min lo acompañó a casa.

 

Ji Sung sacó sus  llaves y abrió la floristería. Jae Min entró el primero y miró a su alrededor pero no vio nada fuera de lugar. Él ayudó a Ji Sung a tomar asiento detrás del mostrador, una mirada  de alivio en la cara del hombre cuando se sentó. Las manos de Jae Min se entretuvieron por un momento y luego se desvanecieron.

 

—¿Así que eres dueño de este lugar? —se preguntó mientras se alejaba y luego daba un pequeño tour. Era una agradable floristería, para ser una floristería.

 

—Me mudé hace unos años. Me llevó tiempo preparar las cosas para que funcionara, pero estoy contento con la forma en que está. ¿Por qué? — Preguntó Ji Sung con una sombra de sospecha en su voz. Jae Min rodó los ojos. El tipo no iba darle un respiro.

 

Jae Min se acercó a la nevera de las flores,  mirando  mientras ignoraba la pregunta recelosa de Ji Sung. A él le gustaba el chico, pero Ji Sung podría hacer que un hombre se cuestionara sus propios motivos. Jae Min sabía que no estaba allí para utilizar al propietario de la tienda de flores, si sólo Ji Sung supiera eso también.

Los dos se volvieron cuando alguien entró por la puerta principal. Dos hombres. Jae Min de inmediato se acercó al mostrador, rondando por allí cuando los caballeros miraron a su alrededor.

—Estoy buscando una docena de lirios, —dijo el pelirrojo cuando el pequeño rubio asintió con él.

 

Ji Sung hizo una mueca mientras se deslizaba fuera de su taburete.

 

Estuvo en la punta de la lengua de Jae Min decirle a Ji Sung que volviera a sentarse, pero el hombre debía estar leyendo su mente, porque le disparó a Jae Min una molesta mirada.

 

Ji Sung salió cojeando de la nevera, sacando una docena de hermosos lirios blancos. O por lo menos Jae Min suponía que eran, ya que era ignorante con respecto a las flores.

 

—Estas valdrán. —El hombre sonrió y se volvió hacia  su compañero.

 

—¿Qué te parece, Rockhyun? ¿A Changjo le gustarán?

—¿Changjo? ¿El alcalde Changjo, —preguntó Jae Min.

 

Ji Sung lentamente hizo su camino de vuelta alrededor del mostrador, colocando las flores abajo enfrente de él y agarrando un pequeño vaso de un estante detrás de él.

 

—El mismo y  único. —Rió el pelirrojo—. Es nuestro   aniversario.

 

Jae Min se rascó  la  cabeza  cuando  el  pelirrojo  agarró  a  Rockhyun por la cintura, tirando de él, acercándolo a su cuerpo. ¿El alcalde  formaba parte de un ménage? Jae Min nunca lo hubiera imaginado. Había visto al hombre en unas pocas ocasiones, y Changjo no parecía de ese tipo. Lo que quiera que sea. Jae Min no juzgaba a la gente, así que realmente no le importaba.

 

Qué importaba el dolor que aparecía en el rostro de Ji Sung. Eso no ajustaba bien con él. Es cierto que acababa de conocer al  chico, pero Jae Min ya estaba desarrollando algún tipo de sentimientos por el hombre. Nunca  antes  creyó  en  el  amor  a  primera  vista.  Para  él   eso  era mierda romántica. Sin embargo, Jae Min estaba cambiando su mente rápidamente mientras se quedó mirando la belleza que estaba delante de él.

 

—Estas son las más frescas que tengo, —dijo Ji Sung cuando   enrolló algún tipo de encaje buscando una cinta para atar alrededor de la vasija.

 

Jae Min estaba impresionado con la manera en que las manos de Ji Sung parecían fluir cuando él trabajaba.

 —Son preciosas, —dijo Rockhyun cuando se inclinó hacia adelante e inhaló profundamente. Jae Min tuvo que admitir que la fragancia de la tienda olía bien. Él nunca pensó que se acostumbraría a las flores, pero como él estaba allí, de pie, junto a Ji Sung e inhalaba, Jae Min se estaba convirtiendo rápidamente en un aficionado a ello.

 

—Gracias. —Sonrió Ji Sung, haciendo que el corazón de Jae Min se saltara un latido—. Te daré una pequeña tarjeta sobre cómo cuidar los lirios para que duren más.

 

—Infierno, sólo necesitamos mantenerlas el tiempo suficiente para dárselas a Changjo.

 

—Estoy deseando que llegue el agradecimiento que recibiremos. — El pelirrojo rió entre dientes mientras Rockhyun se golpeaba su pecho.

—Compórtate, Ricky, —Rockhyun sentenció al chico.

 

Jae Min  les  dio  una   sonrisa a la pareja.Se   preguntó   cómo sería estar fuera y orgulloso delante de todo el mundo. Sus padres probablemente le patearían si les anunciara que era homosexual. No es que lo ocultara. Jae Min simplemente no lo anunció.

 

Ji Sung dejó escapar una risa suave mientras deslizaba el vaso sobre el mostrador. —Aquí tienes. Buena suerte.

 

—Oh, infierno, cariño, no necesitamos suerte, sólo lubricante. — Ricky se rió cuando pagó por su compra y agarró el vaso con una mano,  y a su pareja con la otra—. Gracias.

—Vuelvan de nuevo. —Ji Sung saludó a la pareja mientras salían de la tienda.

—Bonita pareja, —comentó Jae Min. Cuando se fueron, él atrapó a Ji Sung mirando a la pareja con una sonrisa nostálgica en su rostro. Jae Min podía ver el anhelo en los ojos de Ji Sung antes de que el hombre lo viera mirando fijamente abajo en el mostrador, ocupando sus manos en la limpieza del desorden sobrante.

—Sí, lo eran.
—Así que ahora que los imbéciles están fuera del radar, ¿quieres
salir?

 

Las manos de Ji Sung vacilaron mientras miraba a Jae Min—. Yo acabo de conocerte, —dijo con un pequeño resoplido.

—Detalles. —Jae Min agitó su mano distraída en el aire—. Si no quedamos, no nos conoceremos el uno al otro. —Ji Sung negó con la cabeza mientras terminaba de limpiar arriba el mostrador.

El corazón de Jae Min se desplomó con el rechazo. Realmente quería llegar a conocer al tipo. Él estudió sus facciones, fingiendo que no era gran cosa.

—¿Por qué no llegamos a conocernos uno al otro primero y luego lo retomamos desde ahí?

—Yo compren... —Jae Min se detuvo a mitad de la frase cuando las palabras  de  Ji Sung  lo  atraparon  con  la  guardia  baja.  No  lo esperaba—. ¿Acabas de decir que sí?

—No. Acabo de decir que vamos a ser amigos y ver cómo va. Honestamente, yo creo que tienes una mente de una sola pista. —Ji Sung tiró el resto de las sobras a la basura. Empezó a bajar de la banqueta cuando Jae Min lo tomó del brazo.

—¿Qué  necesitas? Voy a conseguirlo.

La cara de Ji Sung se crispó cuando tiró el brazo hacia atrás. —Lo puedo conseguir por mi mismo. Yo no soy un inválido.

—No, sólo punzante como el infierno. No te estaba indicando en absoluto. Yo estaba tratando de ser útil aquí. Caray, deja de agarrar mis bolas tan fuerte.

Ji Sung se sentó en el taburete mientras cruzaba los brazos sobre el pecho, con una sonrisa jugando en sus labios. —Está bien, saca la basura.

 

El caliente hombre lo dijo como si fuera un castigo. Jae Min sólo se inclinó, haciendo girar su mano delante de él. —Tus deseos son mis órdenes.

—Lo que sea. —Ji Sung rodó sus ojos.

Se echó a reír mientras vaciaba los cubos de basura, gustándole la sonrisa en la cara de Ji Sung. Eso le cuadró. Jae Min no tenía ningún problema en ayudar al chico. También le daría unos minutos para que su cuerpo volviera a estar bajo control.

Tenía una furiosa erección y  no  quería  que  Ji Sung  lo  echara  si veía el bulto en la parte delantera de sus  pantalones. Iba a controlarse y a coger más confianza  para  ir  más  allá  de  las defensas de  Ji Sung,  pero  valía  la  pena.  Jae Min  no  tenía  intención  de ir a cualquier lugar. Había venido aquí todos los días sólo para mostrar a Ji Sung cuán sincero era realmente.

Jae Min tiró las bolsas de basura en el cubo, mirando a su alrededor para asegurarse que los dos idiotas que iban detrás de Ji Sung no acecharan. No era como si pudiera luchar contra ellos, pero a Jae Min no le gustaba que Ji Sung estuviera tan indefenso. El florista parecía un tipo muy agradable, y Jae Min no iba a dejar que le pasara nada, si podía evitarlo.

Jae Min entró por la puerta trasera, asegurándose de que estaba bien y bloqueada. Miró  por  la  ventana  junto  a  la  puerta  y  se  aseguró  que el pestillo estuviera en su lugar. Por si fuera poco, Jae Min apiló unas cajas por detrás de la puerta.

Si esos idiotas trataran de colarse, tendrían que golpear sobre las cajas y alertarían a Ji Sung de su presencia. Esto debería dar algún tiempo para que el florista saliera de allí, si Ji Sung no era uno de esos tipos que iban a investigar el ruido.

Jae Min esperaba que no lo fuera.

 

 

continuara...

 

Notas finales:

cortito pero divertido jeje....

 

A VER NENESSSS.... QUIERO QUE ME CUENTEN EN SUS RW, DE TODOS LOS LIBROS QUE SE HAN PUBLICADO, CUALES SON SUS FAVORITOS... EMPIEZO YO

1. LA PAREJA DE JONGIN (OBVIO)

2 EL LINDO BEBE DE CHANYEOL

DEFINITIVAMENTE 11. ELI NO ES GAY (ME ENCANTE ESE PUTO LIBRO)

13. EL INFIERNO DE BYUNG

19. lA MONTA DE YONGGUK (UNO DE LOS LIBROS MAS CONTROVERSIALES DE LA SAGA)

20. RICKY (AMO A RICKY, ESTA COMPLETAMENTE LOCO KKKK)

son los libro que me han encantado ademas de los otros, para mi estos son los destacados ... espero sus respuestas... no leemos


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