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Under Your Control - Killing Stalking Omegaverse por Boo Bear LOL

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De los tantos empleos de los cuales había considerado decentes como para laborar sin que su moral se viera corrompida, Yoom Bum nunca se imaginó que tendría que trabajar en la comisaría del distrito de Koogi como aspirante a policía en la sección de Secuestros y Desapariciones junto al antipático de su ex compañero de secundaria, el oficial beta Yang Seung Bae.

Quizás algunos piensen que solamente lo tildaba de intolerante y soberbio por la apariencia seria y silenciosa que usualmente aparentaba llevar; sin embargo, Bum sabía por experiencia propia que la personalidad que poseía el beta estaba acorde a la imagen exterior que mostraba.

¿Y cómo no saberlo luego de los constantes maltratos y burlas que el beta le había hecho desde la primera vez que lo vio en el primer año de secundaria hasta los últimos días de escuela de educación básica regular, provocándole más que un trauma psicológico que hizo que atentara contra su vida en distintas ocasiones?

Sí, ciertamente que iba a odiar el cooperar profesionalmente junto a ese beta.

Hubiera preferido el trabajar mil veces en algún otro lugar lejano donde la paga quizás no fuera tan buena a verle su inexpresivo rostro todos los días. Pero luego, recordaba para su desagrado que los únicos trabajos bien pagados donde los omegas podían desempeñarse eran como bailarines en prostíbulos denigrantes o como esclavos en mansiones recluidas en bosques muy lejanos de la ciudad. Otros empleos como el ser mesero o albañil apenas y daban lo necesario para comer en el día, y generalmente, el estado en que vivían era casi inhumano.

Aunque no quisiera aceptar la realidad, Bum sabía que las probabilidades de que un omega sobreviviera de manera digna y aceptablemente humana eran prácticamente nulas en la injusta estructura social del estado en que había vivido desde que tuvo uso de razón.

Y más aún cuando éste carecía de conocimientos superiores, talentos y/o habilidades especiales, haciendo que su valor en el mercado laboral disminuyera a tal grado de no ser contratado en lo que quedaba de su vida.

Lamentablemente éste era un caso que enfrentaba el escuálido omega luego de haberse graduado de la secundaria a los tardíos 19 años de edad gracias a algunas malversaciones que su tío, que era un malicioso beta, había hecho con el objetivo de que el omega se retrasara y no pudiera estudiar algo mejor, conduciéndolo a una vida miserable.

Por ello, había decidido tomar ésta oportunidad sin importarle los futuros conflictos que pudiera tener con Bae. El simple hecho de haber conseguido este empleo a pesar del abuso laboral y de la paga mínima ya de por sí era una bendición.

Claro que cuando había aplicado para ser aspirante de policía, se imaginaba de que trabajaría al lado de los oficiales durante operativos policiales importantes y muy peligrosos; no obstante, esas suposiciones se vieron erradicadas cuando el jefe de la comisaría solamente le había asignado las labores de ordenar los documentos de la sección de Criminalística, mantener limpia la institución, servir el café para todos los oficiales y hacer el trabajo extra que nadie más quería hacer: Registrar los casos y testimonios de los implicados en cada altercado policial.

En retrospectiva, se había convertido en la cenicienta de la jefatura desde el primer momento en que fue contratado. Y hubiera seguido así luego de un año; pero al parecer, su destino no lo quiso así al cambiar de manera radical su futuro en una tarde calurosa de enero.

Yoom Bum finalmente había sido ascendido oficialmente como policía de la sección de Secuestros y Desapariciones de la jefatura del distrito de Koogi.
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Había pasado una semana de su surrealista ascenso. No obstante, parecía que nada hubiera cambiado, todo se mantenía igual que de costumbre. No fue hasta una mañana cálida de febrero cuando el oficial beta Seung Bae solicitó de manera "educada" su presencia en la oficina donde trabajaba, que su mundo había dado un giro de 180° grados.

— ­Hey Bum, acércate que tengo algo que notificarte por parte del jefe.— Ciertamente dudaba del estado de ánimo de Bae, ya que nunca en su vida lo llamaría por su verdadero nombre luego de las incontables veces en que lo llamó por el sobrenombre de "Omega Lisiada" como recordatoria de la vez que quedó prácticamente inválido por una semana gracias al tropiezo que se dio con el pie del beta. Con la guardia en alto y con frialdad impregnada en su voz, Bum decidió corresponder a su pregunta.

— ¿Qué deseas Bae?— No sabía lo que pensaba al ver su rostro impasible; sin embargo, ello no duró mucho al ver la creciente mueca en forma de sonrisa que se empezaba a dibujar en su rostro.

Al igual que un niño en una feria llena de dulces.

— Verás, el jefe nos encomendó la gran tarea de capturar al criminal alfa más peligroso de toda Corea del Sur: Oh Sangwoo, quien para nuestra suerte, se encuentra escondido en esta ciudad. ¡Y claro, tú, junto a mí y dos betas más iremos a asaltarlo esta misma noche! — Ello nunca se lo esperó en la vida, ni siquiera en sus más dementes fantasías.

El miedo de participar en un operativo policial de tal calibre estaba empezando a cegar sus sentidos.

Es decir, ¿quién no podría temblar de miedo y de pavor al saber que un pequeño grupo de "polizuchos" de cuarta como ellos podrían llegar a capturar en modo de sorpresa al alfa más psicópata y agresivo de prácticamente toda Asia, el cual ni siquiera el FBI pudo poner ni un dedo encima?

Definitivamente su vida y su futuro como un omega imperceptible hacia los ojos de los demás habían acabado.

Gracias a los pensamientos pesimistas y casi suicidas que su mente había empezado a generar haciendo que se mantuviera sumergido en los mismos, no logró percatarse cuando Bae ya lo había subido a la camioneta oscura junto a otro par de personas, lo había sentado al lado de él y ya lo estaba dirigiendo al domicilio del famoso atacante.

Cuando reparó en la realidad, ya estaba fuera del vehículo escondido junto a sus acompañantes a la espalda de una vieja casa contigua al del prófugo.

En esos momentos eran apenas las 3:00 p.m.

Los nervios del omega ya habían empezado por deteriorar imperceptiblemente su estado mental conduciéndolo a un leve cuadro nervioso, y del cual pronto se vio librado al caer dormido luego de un par de horas de espera.

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Los demás restantes que se habían mantenido expectantes de la llegada del alfa, hablaban sobre lo que les había comentado el jefe.

De acuerdo a los informes recibidos, el alfa presentaba características físicas como cabello negro algo ensortijado, piel clara mestiza, ojos achocolatados y cuerpo delgado y medianamente ejercitado. Además, acorde a los registros de testigos de algunos vecinos, afirmaban que su rutina constaba de salir a solas alrededor de las 14:00 horas para regresar en compañía de cualquier dama o sujeto a eso de las 22:00 horas; y que, si uno lograba acercase a su ventana, podías percibir un ligerísimo aroma metálico y doloroso para la nariz de muchos alfas.

Algo parecido a sangre fresca.

Entre ellos sabían que no podían capturarlo solo con sus habilidades y conocimientos; por ello, tenían un plan que el jefe les había designado a ejecutar.

Y para ello, necesitaban un ingrediente especial que sería protagonista de esa estrategia.

Faltaba menos de 40 minutos para que el alfa llegara, así que despertaron a Bum lo más pronto que pudieron para empezar el plan de: "Atracción y Captura".

Con algo de confusión producto del prolongado sueño, el omega abrió sus ojos perezosamente para captar en su campo visual al oficial beta dirigiéndole algunas palabras.

— Hey Bum, ¡despierta! Ya es hora de que hagas tu parte.— Debido a su somnolencia, no se percató del gran peso que conllevaban sus palabras; por ello, cuando se encaminaba al domicilio del alfa, finalmente cayó en cuenta sobre lo que realmente implicaba "hacer su parte".

A pesar de que se había encontrado hace una buena cantidad de horas ensimismado en sus pensamientos, en realidad ello no había sido obstáculo para lograr a oír el plan del cual Seung Bae les empezó a estar explicando durante el trayecto en la camioneta.

De acuerdo a los reportes, la hija del ministro del Interior del país de Japón había sido hallada en un bosque estrangulada hasta la muerte a manos de un hombre cercano a ella y que tendría las características de ser un alfa gracias a las marcas de los dedos alrededor del cuello de su víctima. Al principio, los detectives no tenían idea alguna sobre quién pudo haber sido el perpetrador de tal asesinato, pero luego de un par de semanas de investigación, sospechaban que se trataba del alfa Oh Sangwoo, quien recientemente se había hecho alguien cercano a ella. En busca de pruebas, fueron a su departamento para interrogarlo y buscar una que otra mancha de sangre delatora; sin embargo se dieron con la soledad del establecimiento, sin ninguna marca, huella o nota con la cual pudieran hallar su paradero. Después de un mes lograron hallar su nuevo domicilio, y sabiendo que existía una comisaría en tal lugar, solicitaron ayuda para su detención.

Por lo tanto, para no llamar la atención de alfa, la estrategia había consistido en que él, como omega que tenía algo de experiencia abriendo cerraduras de lockers o descifrando contraseñas de cuentas virtuales gracias a los constantes acosos que hacía hacia las personas que "amaba" durante su época escolar, empezaría el plan tratando de descubrir la secuencia de dígitos de la puerta de la casa de Sangwoo y buscaría pistas que lo inculparan del asesinato de la dama, hecho que ocurrió hace no más de tres meses. Luego, saldría rápidamente del lugar sin dejar algún objeto fuera de su lugar y se adentraría en la camioneta para momentos después entregarlas a la jefatura y hacer que las fuerzas japonés hicieran lo suyo.

Si en algún momento se complicaba la cosa, los betas lo ayudarían usando la fuerza bruta, ya que si utilizaban sus armas, ello agravaría la situación.

Recordando ello, un poco de paz volvió a su ser para que continuara eficazmente según lo planeado.

El esparcir un poco de harina sobre la tableta numérica del porche de la puerta para descifrar la secuencia de los dígitos de la contraseña no fue dificultad para él, y mucho menos lo fue al girar el picaporte para abrir el portón y entrar en el interior de la casa.

Apenas dio un paso dentro y el olor picante y agresivo característicos de los alfa saturó sus fosas nasales haciendo que se arqueara de dolor por la fiereza en que invadía su interior.

No pudo soportarlo, la casa olía totalmente a ello, lo único que le quedaba era ponerse una mascarilla que usualmente usaba para sus resfriados veraniegos.

A medida que se adentraba a la casa, el olor tomaba aún más fuerza, pero no podía rendirse en su misión.

Estuvo registrando por alrededor de 15 minutos el primer piso de la casa cuando decidió ingresar a la habitación.

Ciertamente aún no había logrado conseguir nada significativo que demostrara su culpabilidad. Siguió buscando y seguía habiendo nada en su habitación.

Incluso parecía la habitación de un alfa solitario.

Estaba por retirarse cuando algo captó su interés dentro de ese mar de feromonas agresivas que empezaban a embotar su nariz.

Era un ligero aroma metálico a sangre.

No muchos sabían esto, pero Bum eran de esa pequeña porción de omegas en el mundo que poseían un sentido del olfato 10 veces más especializado que el de cualquier alfa.

Bueno, a finales no era un talento sorprendente que lo hiciera más valioso. Solo era una facultad extra. Nada más.

Con la esperanza de encontrar una prueba lo suficientemente concreta como para inculparlo, se dejó guiar por el leve olor hasta llegar a algún tipo de entrada cerrada por un candado.

El olor había incrementado un poco, y el candado tenía incrustada en ella su respectiva llave. Suponiendo lo que encontraría allí, se aventuró a seguir sus instintos.

Abriendo la cerradura y levantando la tapa que cubría la entrada, se percató de lo que realmente se trataba era un sótano con un penetrante olor a sangre que aumentaba desde el interior.

Solo había oscuridad, por lo que apenas y lograba ver las escaleras, el olor metálico empezaba a incrementar haciendo que su nariz llegase a dolor imperceptiblemente y al llegar al final de los escalones, las ganas de vomitar irrumpieron su garganta.

Lo que estaba enfrente de él era el cuerpo desnudo y maltratado de una mujer joven sin ninguna hebra de cabello en su cabeza.

El pánico invadió su cuerpo al ver el cadáver, y el shock interceptó sus pensamientos. Cuando apenas recobró conciencia de la situación decidió regresar para pedir ayuda.

Y fue en ese preciso instante donde, todos sus movimientos, pensamientos, sentidos e incluso latidos se vieron obstaculizados por un calor que empezaba a conquistar todo su ser: El celo.

No podía creer que justo el mismo día en que debutaba finalmente como oficial durante el operativo policial más peligroso de toda su corta carrera, también fuera la misma ocasión donde su impertinente celo hiciera acto de presencia volviéndolo aún más vulnerable de lo que generalmente era.

El calor característico del celo dominaba poco a poco el control de sus movimientos, sus sentidos estaban tan embotados e inútiles que apenas podía mantener abierto sus ojos. Tenía que irse antes de que la situación empeorara más de lo que ya estaba. Con el ademán de girarse para arrastrase hacia el comienzo de la escalera, Yoom Bum volteó lentamente la cabeza para sorpresivamente verse atrapado bajo los brazos ejercitados y fuertes de su captor.

Captó su aroma, y el terror recorrió su organismo rápidamente al ser de qué se trataba: Un alfa.

Lo tenía encima suyo, imposibilitándolo de verlo o siquiera de golpearlo. Trataba de patearlo con todas sus fuerzas al mismo tiempo que pedía ayuda desesperadamente.

No podía creerlo, esta clase de circunstancias cuando le habían pasado en su vida ya que generalmente al entrar en celo, su aroma no le resultaba para nada atractivo a, prácticamente, ningún alfa. Por ello, nunca había reparado en comprar supresores u otra medicina especializada.

Sin embargo, su omega interior no cooperaba con el propósito. Lo únicos pensamientos que albergaba su mente eran el de tener el miembro del alfa dentro suyo y dejarlo anudado cuantas veces quisiera para concebir la cantidad de cachorros que el alfa quisiera tener.

Todo lo que tenía en su mente era placer.

Un placer que no esperaba por su cordura.

Un placer que, devoraba su razonamiento al igual que su lógica y creciente pánico.

— ¡Ayuda por favor! ¡Sálvenm-! — Recibió un par de golpes en su mejilla junto a una que otra patada en su estómago para que pudiese mantener en silencio.

Aún así seguía gritando y batallando por su seguridad a pesar de la carente cordura que poco a poco iba perdiendo.

Soportando el ardor de los golpes, borbotones de lágrimas salían de sus ya hinchados oscuros orbes del dolor que le provocaban los recientes hematomas perpetrados y del miedo de ser abusado sexualmente por un sujeto desconocido.

No quería que su vida se viera marcada por tal atroz suceso, así que, con sus últimos minutos de cordura antes de que su razonamiento se viera opacado por el creciente placer que se empezaba a manifestar en el inicio de su entrada, gritó lo que realmente sentía con todas las emociones que el verdadero Yoom Bum albergaba y no del omega interno.

— ¡Piedad! ¡No me haga esto! ¡No quiero quedarme embarazado de un vio-!— Nuevamente su voz se vio interrumpida por otro golpe en las costillas que le quitó el aire de los pulmones.

Su ropa se vio destrozada de un tirón junto a su ropa interior; por tanto, los fluidos que empezaba a generar su interior fueron derramándose lentamente sobre la oscuridad del suelo.

— ¡Calla Omega! ¡Obedece a tu alfa!— Ese tono de voz nunca podría olvidarla. Grave, poderosa, agresiva y...

Excitada.

¿Es decir, quién podría olvidar la voz de tu violador y posible padre de tus hijos?

En contra de su voluntad gimió al sentir su respiración tras su nuca, y emitió suspiros cada vez más pesados al sentir la mano de su captor rodear lentamente su erecto miembro.

Las traviesas gotas saladas seguían saliendo con más fuerza de sus acuosos orbes, y las corrientes de placer características del comienzo del celo ya había recorrido su cuerpo más veces de las que pudiese contar.

No podía ver a su abusador ya que estaba a espaldas, por lo que la incertidumbre de no saber sobre quién lo estaba violando lo carcomía por dentro.

El último atisbo de cordura desapareció cuando sintió los roncos gemidos emitidos por el alfa encendían sin su consentimiento su miembro aún más de lo que estaba; y, agregándole el hecho de que ahora sus pezones estaban siendo deliciosamente pellizcados junto a su miembro siendo masturbado por la agresiva mano del alfa atrás suyo, el único camino abierto al cual su mente podría naufragar era al mar de inmenso placer que su captor le estaba brindando.

Por eso odiaba el celo.

Porque se sentía tan impotente de que sus acciones se dejaran dominar por sus instintos.

Las lágrimas de frustración salieron por breves momentos antes de que se vieran reemplazadas por la creciente excitación de la situación misma.

El alfa ya no soportaba el seguir preparando al omega cuando ya de por sí habían nacido con la facultad de auto lubricar su entrada antes del acto sexual. Por ello, con total rudeza ingresó su miembro dentro del virgen interior haciendo que un grito de dolor saliera desde lo más profundo de la garganta del omega.

El remolino de placer ya lo había sumergido; por tanto, no le interesó cuando pareció sentir algún que otro ardor en su ano al verse invadido de manera imprevista y algo brusca.

Las estocadas del alfa eran tan profundas y agresivas que llegaban a hacerlo perder el equilibrio debido a la fuerza en que sostenía sus caderas, haciendo que el vaivén de placer tomara mayor fuerza con cada penetrada que daba el alfa.

Claramente sabía que faltaban pocos segundos para que el miembro del alfa se anudara a su interior, y su respectiva semilla invadiera su sistema reproductor fecundándolo consecutivamente.

Un pequeño momento de cordura volvió a su organismo al darse cuenta de las futuras consecuencias que definitivamente acarrearían sus acciones.

Iba a concebir crías de un completo extraño y, peor aún, violador.

No podía tolerar esa idea de que sus posibles hijos se vieran envueltos en ese infortunio de ser recibidos al mundo sin un padre que los pudiera acoger en su calor paternal. Ello nunca se lo podría perdonar en la vida.

Ya había vivido algo parecido, y el sufrimiento que había conllevado el simple hecho de su existencia le había provocado las peores dolencias que un infante pudiera sobrellevar.

Por ello, decidió gritar por auxilio por última vez antes de que ambos llegaran al éxtasis previo del anudamiento.

No obstante, ya era demasiado tarde.

Sentía el líquido pre – seminal llenar su interior lentamente junto al ronco gemido del alfa previo a la eyaculación.

Ya no había alguna esperanza de que se viera salvado.

Su futuro ya se había apagado.

Lo único que le quedaba era resignarse al inminente hecho de ser injustamente abusado por un alfa del cual nunca le pudo ver el rostro.

Esperó que el alfa emitiera el alguna señal que demostrara su llegada a la cúspide de placer; no obstante, solo el silencio perduró en la habitación.

Breves momentos después sintió que el peso de su captor caía bajo su espalda haciendo que el omega cayera también por el efecto de gravedad.

Realmente se preguntaba sobre qué había ocurrido, y al parecer, sus recientemente formuladas interrogantes de vieron inmediatamente respondidas al escuchar la voz de Bae atrás suyo.

— ¡Hey Bum, ¿estás bien?! Dios, si no hubieras gritado esa última vez, no hubiéramos podido llegar a tiempo. Ya no te preocupes más por ese maldito que ya lo hemos sedado con fuertes somníferos.— El remolino de sentimientos de alivio, confusión y terror que albergaba Bum en su interior era tan fuerte que no podía permitirle vocalizar palabra alguna. Lo único que podía hacer era el mantenerse expectante de cómo sus demás compañeros lograban retirarle el cuerpo de su inidentificable captor encima de él y llevarlo sobre sus hombros hacia la camioneta.

Aunque no quisiera admitirlo, uno que otro sentimiento de alivio y afección se instalaron en el alterado corazón de Bum al verse rescatado por ese beta del cual cualquier cantidad de veces había menospreciado y odiado. Incluso empezaba arrepentirse de cada insulto que le había dirigido durante los seis años que lo había conocido cuando, en realidad, le beta no era tan mala persona como él creía.

—Sabes Bum, nunca pensé que éste plan funcionaría. Es decir, en realidad dudábamos de que tu celo se pudiera manifestar al estar expuesto a una gran cantidad de sangre; sin embargo, el haberte llevado para que atontaras al alfa fue una de las mejores estrategias que el jefe pudo haber creado. Gracias por tu buen trabajo.- Esas declaraciones pronunciadas con total ligereza habían perpetrado como cuchillas  creadas de confusión y sorpresa en su frágil corazón. El shock provocado hizo que técnicamente se quedara sin la facultad de formar siquiera un oración coherente en manera de refutación.

El único par de sílabas que explicaban mejor que nada su alterado estado mental eran los simples vocablos del "¿Por qué?" . No creía poder añadir alguna palabra más.

Con una creciente sonrisa dibujándose en las comisuras de su boca,  el oficial Seung Bae dio a lugar el monólogo fatal que daba como punto final  a la triste y traumática historia del cual Bum había sido protagonista sin su consentimiento esa misma noche.

— Bum,  no me digas... ¿de verdad pensaste que habías llegado ser ascendido como policía solo por tus propios méritos? Por favor lisiada, tu mismo sabes sobre el verdadero valor que tienen los omegas en este mundo,  así que no me estés lloriqueando o pidiendo explicaciones cuando ya sabes sobre la verdad de nuestras acciones. Es decir...  ¿Tú piensas que de verdad pudiste haberte valido por ti mismo haciéndote merecedor de este cargo? No sigas siendo iluso Bum,  en esta sociedad, la única utilidad que tienen los de tu clase son de incubar en sus vientres a nuestra descendencia líder de esta nación. — Con el tono frío y sin atisbo de arrepentimiento, el oficial beta destruyó por completo la poca dignidad y autoestima aún conservaba el maltratado omega, sumergiéndolo en un repentino hoyo de depresión del cual creía nunca podría salir.

¿En serio había sido utilizado meramente como una herramienta para cumplir el objetivo de la misión? Es decir, ¿acaso a nadie le hubiera importado su seguridad o siquiera su vida aunque ésta se hubiera visto en total peligro?

¿Era un omega tan inservible del cual todos podían manipular y desechar luego que ya no siguiera siendo necesario?

¿Era así en realidad como la institución que, se supone que debía proteger a los ciudadanos, trataba a sus empleados que incluso daban su vida por mantener segura la ciudad?

¿O acaso él era la excepción?

¿Acaso su existencia era tan inapreciada e innecesaria que no importaba si hubiera muerto a manos de ese demente mental?

Su mundo se vio derrumbado al igual que sus ganas por vivir.

-  No sigas siendo iluso Bum, sé consciente de la posición en la que estás. Te espero en la oficina mañana temprano. Quiero el mismo café de siempre en mi escritorio.

Y con esa última indicación, Yoom Bum se vio abandonado en la soledad de su absorbente depresión surgida en medio del perturbador escenario donde su historia como omega ordinario había sido modificada en un cuento de horror para niños.

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Han pasado cinco años desde ese suceso. El triste omega no acudió a la comisaría al día siguiente, sino que renunció para laborar en el trabajo que desde un principio había detestado: El de bailarín en un prostíbulo exclusivo para omegas. Sin embargo, luego de captar sus carentes habilidades seductoras, fue rebajado como mesero titular del establecimiento.

Durante esos cinco años, el atacado y el atacante no supieron nada del otro hasta una noche, donde sus destinos volvieron a encontrarse para cobrar cuentas viejas.

¡Y es aquí donde comienza su incomprensible historia!

 

Notas finales:

Actualizaré cada dos semanas, así que esperenme nomás C:

Luego subiré otros proyectos de Killing Stalking.

Besos, Boo Bear LOL <3


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