Mientras un pelirrojo subía las escaleras para ir a la planta más alta del centro comercial un castaño lo miraba desde abajo sin creer lo que estaba viendo, el gran Akashi Seijuro había aceptado un reto en el que seguramente toda la gente de por allí se quedara mirándolo y pensando que es un loco. Pero allí estaba subiendo escaleras, y todo por cumplir un absurdo reto. Furihata mientras pensaba que aunque muchos dijeran que Akashi era terrorífico para él era atento, amable y extremadamente atractivo, pero cuando se dio cuenta de lo que estaba pensando su cara comenzó a arder. Justo en ese momento le sonó el móvil.
-Sei, ¿por qué me llamas si estamos en el mismo lugar? incluso te veo desde aquí.
-Porque no me oirías o tendría que gritar mucho, y eso ya lo voy a hacer.
-¿Estás seguro? yo lo decía de broma no hace falta que cumplas nada.
-No puedo dejarlo porque quiero el premio.
-...
-Bueno, te dejo, que te veo sonrojado incluso desde aquí.
En cuanto se cortó la llamada Furihata dirigió su mirada hacia arriba y vio como el pelirrojo sonreía y se preparaba estando en el borde, teniendo solamente la barandilla entre él y la caída hacia abajo.
-¡SOY AKASHI SEIJURO, EL EMPERADOR DEL MUNDO!
Al momento de empezar a gritar todo el mundo se giró y lo miró mientras el castaño estaba que no se lo creía, el chico perfecto que seguía al pie de la letra las instrucciones de su padre y que no montaba ningún escándalo público, ahí estaba gritando a pleno pulmón en un centro comercial. Furihata empezó a reírse y vió como Akashi bajaba rápidamente con una sonrisa de oreja a oreja, una vez estuvo abajo comenzó a acercarse al castaño.
-Bueno, ¿y qué tal? ¿te ha gustado?
-Ha sido muy divertido la verdad.
-Entonces, me merezco mi premio, ¿no?
Furihata, entre tanta risa, se le había olvidado del por qué el pelirrojo había accedido a hacer tal acto, al momento se puso tan rojo como el punto de la bandera de japón.
-Como ya sé que es un paso muy grande no hace falta que me lo des en los labios, ¿qué te parece aquí?
Dijo mientras señalaba un parte intermedia entre sus labios y sus mejillas, aunque más cerca que los labios.
-V-vale…
-Entonces perfecto, pero quiero guardarme mi premio un poco más.
-¿Guardártelo? ¿Por qué? no te voy a dar un beso en el instituto.
-No, jejejejejeje, ya sé que en el instituto no, pero quiero guardármelo para la noche, ¿te parece bien?
-Está bien, ¿qué hacemos ahora?
-Vamos al coche, quiero llevarte a un sitio.
-¿Dónde?
-Ahhh, es sorpresa.
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Unas horas pasaron y el grupo mortífero, compuesto por Kuroko, Kise y Takao, ya había salido del cine e iban hablando mientras caminaban hacia la salida.
-¡Ha sido una película muy reveladora Ki-chan, me ha encantado!
-¡Lo sé Takaocchi! en cuanto ví el trailer supe que nos vendría de perlas.
-Entonces ya sabes que hacer Takao-kun.
-¡Sí! la fase uno se pondrá en marcha mañana mismo.
-Recuerda que te tienes que poner los pantalones marrones ajustados que hemos comprado antes y la camisa suelta (ancha) blanca, empezaremos con ese estilo a ver que tal, es provocativo pero con colores más tradicionales.
-¡Ayy, muchas gracias chicos, me habéis ayudado un montón!
-Es un placer Takao-kun.
-¡Yo me lo paso genial ayudándote Takaocchi!
-Takao-kun, si la ropa de mañana vemos que no funciona pasaremos al modo lindo.
-¡Sí! por cierto yo me tengo que ir ya que se está haciendo muy tarde y le prometí a un amigo que hoy haríamos una videollamada dentro de 1 hora.
-La verdad es que nos hemos ido muy lejos porque la peli no la hacían en ningún otro cine.
-Pero espera, espera, espera, Takaocchi ¿qué amigo es ese tan importante como para dejarnos?
-Es un antiguo senpai de mi instituto, después de años contacté con él y decidimos mantener un poco el contacto. Algún día, cuando vuelva a Tokyo, os lo presento.
-¡Uhhh, que misterioso!
-Sí, jajajajajajajaja, pero me voy ya que se me va a hacer tarde, adiós.-dijo mientras se iba medio corriendo y miraba hacia atrás a sus amigos para despedirse.
-Chao Takaocchi.
-Adiós Takao-kun.
Tanto Kise como Kuroko se quedaron un rato más dando vueltas por el centro comercial mientras hablaban, sobretodo de su época de secundaria.
-Deberíamos hacer una reunión todos juntos, al fin y al cabo estamos casi todos trabajando en el instituto, aunque a penas he hablado con Midorimacchi, Akashicchi y Murasakibaracchi.
-Yo igual, deberíamos hablar con ellos y con Haizaki-kun y Nijimura-senpai.
-Buah, yo los perdí de vista hace tiempo pero seguro que Akashicchi sabe dónde están.
-Sí, seguro, bueno Kise-kun voy a ir ahora a una tienda que hay por aquí de libros usados que están más baratos, si quieres venir.
-Voy a tener que declinar tu oferta Kurokocchi, ya es muy tarde, además, sabes que soy más de televisión.-dijo sonriendo.
-Como digas Kise-kun, adiós.
-Adiós Kurokocchi.
Los dos se alejaron por caminos diferentes, mientras uno iba a pasar una noche tranquila en su apartamente leyendo libros, el otro se iba a llevar una sorpresa al llegar a su piso.
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Después de un tiempo en coche ya estaban llegando a su destino, el castaño miraba por la ventanilla emocionado, mientras que el pelirrojo sonreía complacido por las expresiones que hacía el castaño, era como un niño pequeño.
-¿Te gusta lo que ves Kouki?
-¡¿Es la playa?!
-Sí, pensé que te gustaría andar un poco sobre la arena.
-Sí, eso es muy relajante.
Unos minutos después Akashi aparcó el coche y se quitaron los zapatos para ir por la orilla de playa descalzos, mientras les daba la fría agua, producto del poco oleaje que había, en los pies. Furihata debía admitir que eso era muy relajante pero al momento pensó en que habían estado bastante tiempo conduciendo y que ya era bastante tarde, su madre lo iba a matar.
-Sei, me tengo que ir ya a casa, ya va a anochecer y aún tenemos que volver.-dijo un poco angustiado el castaño.
-Tranquilo Kouki, sólo un poco más y luego nos vamos a cenar donde tu quieras, si quieres llama a tu madre y dile que no vas a ir a cenar, que estás de cena con unos amigos.
-Eso sería mentirle…
-Claro, nosotros no somos solo amigos, bien pensado Kouki, me gusta que tú también quieras avanzar en nuestra relación.-dijo mientras sonreía porque sabía que el castaño reclamaría.
-No me refiero a eso, sino que no son unos amigos, es un amigo, que además no te conoce.-dijo completamente rojo.
-Es verdad, deberías presentarme a tus padres, así lo haríamos más formal.-dijo sonriendo de nuevo por provocar al castaño.
-No juegues conmigo, que al final me voy a enfadar.-dijo haciendo un puchero.
-Vale, vale, vengo en son de paz. Sería una mentira piadosa, para no preocuparla porque tarde vamos a llegar aunque salgamos ahora mismo. ¿Qué te parece?
-Supongo que por una vez no pasa nada.-dijo el castaño no muy convencido.
-Claro que no pasa nada, mira se está poniendo el sol.
-¡Es precioso! ¿Me has traído aquí para ver el atardecer?
-Desde aquí es más bonito, ¿verdad?
-Sí, sí que lo es.-dijo mientras admiraba con tranquilidad la puesta de sol.
-Kouki…
-Sei…
-Quiero ahora mi recompensa por haber realizado bien el reto.
-¿Q-qué? ¿A-ahora?
-Sí, creo que es el momento perfecto.
-Me da vergüenza…
-¿Qué te parece si cierro los ojos? Así no te sentirás presionado.
-E-está bien…
Akashi cerró los ojos mientras Furihata contemplaba el semblante del pelirrojo, tranquilo y con una tenue sonrisa en sus labios, y sus labios, sus labios eran atrayentes, sabía que debía darle un beso muy cerca de ellos, pero lo incitaban tanto que sin darse cuenta se estaba dirigiendo a ellos mientras cerraba los ojos. Al momento, el pelirrojo sintió la presión de los labios contrarios sobre los suyos, era un beso muy tierno, como lo era Kouki, sin lengua pero con muchos sentimientos. A pesar de ser un pico, se quedaron un rato en esa posición y cuando se separaron, a penas lo hicieron unos centímetros y se quedaron con los ojos cerrados sintiendo la respiración del uno contra el otro. Por un lado estaba Akashi que, aunque estaba tremendamente satisfecho con el beso de Kouki, se estaba reprimiendo mucho para no saltarle encima, no quería asustarlo, debía ser suave con su tierno cachorro ahora que veía frutos por sus esfuerzos en conquistarlo. Por otro lado estaba Furihata, que estaba super avergonzado, no se creía lo que acababa de hacer, pero por alguna razón, que todavía desconocía, se sentía completamente feliz y tranquilo a pesar de su nervios.
Al final abrieron los ojos y se miraron mutuamente a los ojos.