Ya por la mañana en la casa de un rubio se encontraba tres personas durmiendo en salón. De repente sonó la alarma y los tres cuerpos comenzaron a removerse de forma pesada.
-Ummmm…
Kise poco a poco fue abriendo los ojos y apagó la alarma como pudo. Después de unos 10 minutos los tres se consiguieron levantar. Aparte de que se habían dormido bastante tarde, llegó un momento en la noche que estaban tan indignados con sus vidas amorosas que empezaron a beberse chupitos y a despotricar sobre las personas que los habían hecho sufrir a lo largo de su vida. El resultado de todo esto era la cara de zombies que llevaban ahora, a ver como iban a llegar al instituto.
Después de despejarse un poco se repartieron las tareas, Kise empezó a recoger los restos de la juerga de ayer, ya que cayeron completamente dormidos y no recogieron nada, Kuroko comenzó a preparar el desayuno para los tres y Takao fue a darse un agua rápida, y ponerse su vestuario compuesto por una camisa blanca y lisa, encima de esta un jersey sin mangas de color marrón claro con un estampado de rombos de un color marrón más oscuro y un pantalón de tela de color beige claro. Una vez terminaron se encontraban en la mesa del salón comiendo su desayuno en silencio, ya que de momento aún no se había recuperado del todo. Al terminar de desayunar Kuroko se fue a duchar y Kise y Takao recogieron la mesa.
10 minutos después los tres se dirigían caminando al instituto juntos. Kise llevaba un café del maji burguer y además llevaba unas gafas de sol para cubrir sus cansados ojos. A su lado estaba Takao el cual también llevaba una gorra intentando que el sol no le diera demasiado en la cara, al lado de este se encontraba Kuroko que llevaba un batido de vainilla, también del maji burguer.
-Ki-chan, que conste que no quiero fastidiarte pero ¿qué vas a hacer con el tema de Aomine?
-Le pediré hablar con él tranquilamente en el recreo y terminaré con todo, es lo mejor, lo debería haber hecho hace tiempo.-dijo Kise con tono cansado.
-¿Y qué vas a hacer si intenta seducirte de nuevo? Lo has considerado ¿no?-dijo Kuroko para después sorber de su batido de vainilla.
-Sí, sí que lo he considerado, conociendo a Aomine es lo primero que he tenido en cuenta. Pararé todas sus intenciones y dejaré en claro las mías.
-No creo que acabéis del todo bien.-dijo kuroko sin intención de molestar al rubio.
-Yo tampoco lo creo, quiero acabar bien con él porque como su profesor debo cuidar de su salud emocional y no quiero que esté mal, pero no creo que las cosas acaben bien.-dijo Kise tristemente.
-Bueno pase lo que pase nos tienes a nosotros para lo que necesites.-dijo Takao intentando relajar un poco al rubio.
-Sí, siempre nos tendrás a nosotros Kise-kun, somos tus amigos.
-Muchas gracias chicos.-dijo Kise con una sonrisa pero no con demasiada emoción.
Una vez en el instituto cada uno se dirigió a un lugar diferente del instituto, Takao a la enfermería, Kuroko a la segunda planta donde tenía clase con la clase B, la clase de Himuro y la de Furihata, y Kise se fue a la clase C, la de Aomine y Kagami.
Mente de Kise:
Justo a primera hora me toca con Aomine,¡vaya mala suerte! prefería que no me tocara con él en todo el día, pero de todas formas tengo que confrontarlo. Al terminar la clase le diré que tenemos que hablar en el descanso, ¡bufff, que nervios! , realmente tengo miedo de como reaccionará, nunca me había sido tan difícil cortar con mis antiguos novios, ¿por qué con Aomine sí que lo es? bah, da igual, ahora no debo pensar en eso, tengo que concentrarme en dar la clase bien, aunque dudo que pueda conseguirlo.
En el camino a la clase se paró y entró en un baño para maquillarse para que no se notaran sus ojeras debido a la noche pasada. Después de unos 5 minutos entró a su clase y saludó con su habitual buenos días y con una sonrisa, pero esta vez forzada. Rápidamente buscó con la mirada a Aomine y lo encontró en su pupitre mirándolo fijamente, por un momento los orbes azul marino y los dorados se quedaron mirándose sin parpadear. Kise apartó la mirada y empezó a sacar el libro de texto para empezar la clase, iba ha ser complicado.
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Mientras Kuroko entró en la clase que le correspondía. Saludó y dejó sus cosas en la mesa y miró a la clase para empezar, pero se paró durante unos instantes para observar a un chico castaño que se encontraba en la primera fila pero al lado de la ventana. Su rostro se le hizo tremendamente familiar, de repente se acordó del chico que iba con Akashi el día del centro comercial.
Mente de Kuroko:
No, no puede ser, es un alumno, sería otra persona que se parezca a este chico. Aunque Kise-kun rompa las reglas Akashi-kun no lo hace, es de las personas más correctas que he conocido, no se metería en líos. Bueno, de todas formas intentaré descubrir algo más, no me gusta quedarme con la duda, además de que si encuentro un cotilleo tan bueno como este sobre Akashi-kun, Kise-kun y Takao-kun me dejarían en paz con el tema de Kagami-kun. Por cierto...esto no lo pienso decir frente a Kise-kun y Takao-kun, pero la verdad es que estuve muy a gusto con Kagami-kun la otra vez, pero eso es sólo porque es un chico muy agradable y que se nota que tiene buen corazón, pero no fue por nada más, estoy seguro…
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Takao entró en la enfermería y se encontró con Midorima mirándolo.
-Llegas tarde.-dijo en tono serio Midorima.
-Yaaa, yaa sé, es que me he quedado a dormir en casa de un amigo y se nos ha hecho tarde porque nos quedamos hasta tarde.
-Pareces un adolescente hormonal e inmaduro, deberías ser más puntual ahora que estás trabajando y no quedarte hasta tarde con un amigo.
-Acaso estás celoso Shin-chan.-dijo Takao en tono sugerente.
-No.-dijo de forma seca Midorima.
-Está bien, pero que sepas que no era sólo un amigo, éramos tres y salvo un pequeño inconveniente todo fue de maravilla por la noche.
-No necesito que me cuentes tu vida.-dijo Midorima intentando no parecer interesado, porque él cada vez se interesaba más por la vida del pelinegro y no sabía por qué, lo atribuía a que eran compañeros y era importante conocer a la persona con quien trabajas, al menos un poco.
-Bueno espero que me hayas traído tus fotos de primaria y secundaria, yo me he traído las mías, y no te las voy a enseñar si tu no me enseñas las tuyas.-dijo en tono juguetón Takao.
-Sí, pero no es que me interese ver las tuyas.-dijo serio Midorima.
-Pues venga, ¿a qué esperas? sácalas.-dijo impaciente Takao.
Midorima abrió su maletín y sacó un álbum de fotos y se lo pasó a Takao, el cual rápidamente se acercó a la mesa del peliverde para coger el álbum. Takao empezó a ver las fotos en las Midorima aparecía de más joven.
-¡Mira, mira Shin-chan, que mono que eras a pesar de tu cara de mal genio!-dijo Takao riéndose.
Durante la siguiente media hora Takao estuvo riendo y haciendo comentarios sobre Midorima de pequeño hasta que este se hartó y dijo que lo dejara, pero Takao no lo hizo y empezaron un pilla pilla, Midorima intentando atrapar a Takao, y Takao huyendo de él mientras seguía viendo fotos del peliverde y riéndose. Después de 10 minutos la cosa se calmó un poco.
-No tenía que haberte enseñado nada.-dijo molesto el peliverde.
-¡Pero si estabas adorable!-dijo con emoción Takao a lo que Midorima se sonrojó.-Bueno un trato es un trato.
Takao sacó su álbum y se lo dió a Midorima. Este lo cogió y empezó a ver las fotos del azabache. A diferencia de las fotos del peliverde, que eran todas serias, las de Takao eran todas de risa, en todas las fotos aparecía sonriendo y haciendo tonterías, además de que en muchas de esas también iba vestido con diferente disfraces y haciendo caras graciosas.
Midorima se fijó que en las únicas en las que Takao parecía más serio pero de todas formas feliz era en las que se encontraba con un chico alto delgado y rubio, con este solía salir los dos solos en varias fotos, lo que le llevó a pensar que fueron novios. Por un momento, Midorima sintió un poco de furia en su interior pero no supo por qué. Takao vió que estaba mirando Midorima y se dispuso a hablar.
-Ese es mi senpai, Miyaji Kiyoshi, durante el tiempo que coincidimos en la secundaria nos convertimos en mejores amigos, es un persona ejemplar de la que puedes aprender mucho, aunque era muy estricto en los entrenamientos, y de normal era bastante serio y callado pero con sus amigos es más amigable.
Las palabras de Takao sólo hicieron que la ira de Midorima creciera, pero este al darse cuenta intentó tranquilizarse y dejó de ver las fotos para ponerse trabajar.
-Bueno ya hemos perdido demasiado tiempo, vamos a trabajar, que haces lo que sea para librarte del trabajo.-dijo Midorima intentando esconder su cara con su pelo.
-¡Joo, que aburrido que eres Shin-chan!-dijo haciendo un puchero Takao.-Por cierto, ¿te gusta mi ropa de hoy?-dijo impaciente por la respuesta.
-Es ropa, que quieres que te diga.-contestó cortante Midorima, no quería seguir hablando con el pelinegro porque aún no entendía por qué se había enfadado.
-Yaaa, supongo…-dijo desanimado Takao.
Takao se fue a su silla y se sentó un poco molesto por las palabras de Midorima.
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Por otro lado estaba Kise intentando dar clase. Cuando sonó el timbre que daba por finalizada la primera clase se armó de valor para hablarle a Aomine.
-Aomine-kun, ¿puede quedarse un momento para hablar?-dijo de manera paciente y respetuosa.
-Claro sensei, luego te alcanzo Kagami,-le dijo al pelirrojo el cual se había quedado mirando a Aomine.
Después de la discusión de ayer de Kise y Aomine, este último llamó a su amigo para desfogarse y contarle lo sucedido. Kagami escuchó a su amigo aunque no supo que consejo darle ya que el de experiencias amorosas más bien nada, además de que el caso de Aomine era aún más difícil. De todas formas le dijo que deberían romper, pero el moreno no quería, así que le aconsejó que hablara con el rubio y solucionaran las cosas. Una vez más tranquilo el peliazul, terminó la llamada y se fue a dormir, que ya era tarde.
Cuando la clase estuvo vacía a excepción de Kise y Aomine, el moreno se acercó a donde estaba el rubio y este comenzó a hablar.
-Me gustaría que pudiéramos hablar en el descanso en la azotea para aclarar las cosas, ¿te viene bien?
-Sí, me viene bien.
-Vale, perfecto, allí nos vemos, gracias por aceptar.
-Hasta luego.
La conversación fue bastante fría y distante, aunque estos dos sabían que las cosas iban a estallar tarde o temprano.