Mente de Kise:
Mierda, mierda, mierda, mierda.¡¿Qué he hecho?! No sólo me he acostado con un menor de edad sino que además es alumno mío. ¡¿Por qué karma?! ¡¿Por qué te ensañas conmigo de esta manera?!
Mente de Aomine:
Con que el rubio juguetón es mi tutor, ¿ehh? Este curso pinta muy bien me lo voy a pasar bomba con mi maestro por el día y amante por la noche, jejejejejejejeje.
Rápidamente Kise puso la mejor cara de indiferencia que tenía en su arsenal.
-Supongo que tú eres Aomine Daiki.
-Él mismo que viste calza, ¿y se puede saber con quién hablo?
-Si hubieras llegado a tu hora te habrías enterado. Siéntate.
-Vale, lo siento sensei, a partir de ahora no llegaré tarde a su clase-dijo Aomine con una sonrisa pícara.
Después de un rato, Kise consiguió explicar los horarios de la clase y sus asignaturas, con mucha dificultad por tener una mirada siguiéndole a todas partes. Antes de que Aomine saliera de la clase debía hablar con él y aclarar las cosas.
-Aomine-kun, ¿podrías venir un momento?
-Esto te pasa por llegar tarde, Aomine.
-Que sí que sí Kagami, que luego nos vemos en la siguiente clase.
Kagami salió de la clase bufando por ser ignorado por su amigo y Aomine fue hasta donde estaba Kise, el rubio esperó a que se marcharan todos para hablar más fácilmente.
-Vale, vamos a aclarar esto cuanto antes.
-Estoy de acuerdo.
-Primero, ¿cómo es que entraste en esa discoteca siendo menor de edad?
-Vamos, mírame, ni tú sabías que era menor de edad o sí y es que eres un pederasta.
-¡NO! ¡¿Tú estás loco o es que quieres sacarme de los nervios?
-Jajajajajajaja, tranquilo ya se que soy irresistible, incluso para los viejos.
-¡Oye, quee tengo 22!
-¡Perfecto! ya sé tu edad y tu nombre porque me lo han dicho mis compañeros, ¿cuándo quedamos?
-¡¿Tú estás mal de la cabeza?!
-No.
-¿Pretendes que quede contigo sabiendo que eres menor de edad y que además de mi alumno?
-Sí.
-¿Has pensado en ir a un psicólogo?
-No, ¿por qué?
-Ains, que no voy a salir contigo, ¿vale? Hoy, antes de enterarme de todo esto, ya te he dicho que sólo fue un polvo de una noche y nada más.
-Ya lo sé, pero luego, después de estar por tu casa, he reflexionado, y me he dado cuenta de que tenemos química. Además el que seas mi profesor me da más morbo.
-Tú estás mal de la cabeza, no voy a salir contigo y dame mi llave, ¿o la has dejado en el buzón?
-Va ser que no, si la tengo yo no te puedes negar salir conmigo, porque así puedo ir a verte a tu casa cuando quiera.
-Te voy a denunciar por acosador.
-¿Y cómo le vas a explicar a la policía que tengo las llaves?
-Me las robaste.
-Oi, eso es mentira, además, hay cámaras en la discoteca a la que fuimos que revelarán lo mucho que necesitabas esa noche. Soy menor de edad, antes me creen a mí.
-¿Me estás amenazando?
-Has empezado tú. Mira, podemos arreglar este malentendido fácilmente.
-¿Así? ¿Cómo?
-Mira, por la tarde quedamos si no te convence mi “sex appeal” te dejo las llaves y no me acerco a ti nada más que para entregarte los exámenes.
-Madre mía…
-Sabes que es la mejor oferta que tienes.
-Prométeme que me dejarás de acosar.
-Siempre y cuando no te enamores perdidamente de mí, claro.
-Está bien, ¿dónde quedamos?
-Es una sorpresa, yo voy a buscarte a tu casa, ponte ropa deportiva.
-Qué remedio…
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Himuro se encontraba en la cafetería de la escuela. Acaba de comerse un pequeño pastelito casero y muy bueno. Se disponía a dejar su bandeja para que fuera llevada abajo para lavarla. Una vez la bandeja estaba bajando se dio cuenta de que se había dejado el collar del anillo que compartía con su hermano en la bandeja, rápidamente se acercó a la bandeja, pero no llegó a tiempo.
-¡Mierda!, tengo que recuperarlo como sea.
-Um, hola, ¿este collar es tuyo?- habló una voz desde abajo.
-Sí sí, es mío, se me ha olvidado cogerlo.
-Espera que te lo paso.
-Okey, muchas gracias.
Himuro vio como una gran mano aparecía del hueco y le entregaba el collar.
-Oh, muchas gracias, no sabía cómo recuperarlo.
-De nada. Por cierto, te ha gustado mi pastelito por lo que veo.
-¿Lo has hecho tú?
-Sí.
-Pues estaba delicioso, si quieres mañana te traigo yo uno, no soy tan bueno cocinando pero creo que no se me da mal del todo, me encantaría que lo probaras y que me dieras tu opinión, ya que eres tan bueno.
-¡Me encantaría probarlo! ¿Cómo te llamas?
-Me llamo Himuro Tatsuya.
-Entonces Muro-chin.
-Ah, vale, ¿y cómo te llamas tú?
-Soy Murasakibara Atsushi.
-¿Podría llamarte Atsushi? He estado mucho tiempo en América y no me acostumbro a llamar por los nombres.
-Sin ningún problema, Muro-chin.
-Bueno, adiós Atsushi, hasta mañana.
-Adiós.