Después de esa conversación, Kuroko se fue porque tenía que dar clase justamente al grupo de Kise, y para que mentir, quería saber cómo era el chico que traía loco a su amigo. Él ya sabía cómo se llamaba, Aomine Daiki, pero aún no sabía como era fisicamente. Al llegar al aula los alumnos estaban hablando unos con otros y desperdigados por la clase, ya que aún no se habían dado cuenta de la presencia del profesor. Kuroko, naturalmente, dejó eso de lado y carraspeó para que los estudiantes se dieran cuenta, aunque casi se queda sin garganta porque hasta la tercera no fue la vencida. Una vez sentados todos los alumnos se dispuso a pasar lista para así despejar sus dudas sobre el misterioso sujeto.
-Aomine Daiki.
-Aquí.
Kuroko lo observó, reconoció que su amigo tenía buen gusto pero estaba claro que a él nunca se le ocurriría liarse con un menor de edad y menos siendo alumno suyo, o eso creía. Después de pasar lista, comenzó a presentarse y a hablarles de lo que harían a partir de la siguiente clase.
-Buenos días, soy Kuroko Tetsuya y soy vuestro nuevo profesor de literatura japonesa. Por lo que he visto en vuestros expedientes la media del año pasado en mi asignatura era bastante óptima, lo que me hace muy feliz.
Al momento, Kuroko vio como uno de los estudiantes bajaba la cabeza como avergonzado y lo reconoció, Kagami Taiga, uno de los estudiantes que peor nota tenía pero que al final lo habían aprobado por haberse esforzado durante todo el curso, aunque no le diera muy buen resultado. Al ver su cara se sintió horrible por haber dicho eso, y decidió ayudar a Kagami en todo lo que pudiera para que aprobara y no se sintiera avergonzado. Antes de que terminara la clase se propuso hablar con él.
-Kagami-kun, ¿puede venir un momento?
-Em… sí, claro.
-Sé que tu nota en esta asignatura no es de las mejores.
-Sí, lo sé, nunca se me ha dado bien...
-Sin embargo tus profesores me han dicho que te esfuerzas mucho por aprobarla, por lo que quiero ayudarte.
-¿Cómo?
-Mira, si quieres, no quiero que lo veas como un obligación, podrías venir un día o dos a la semana a las 5 de la tarde y yo podría ayudarte con todas las dudas que tengas a lo largo de las clases.
-La verdad es que me parece genial, pero ¿no sería una molestia?
-No, que va, a mi no me molesta, mejor dicho, me gustaría que vinieras para ver como mejoras.
-No es por ser pesimista, pero no espere mucho de mí Kuroko-sensei.
-No te desanimes que aún no hemos empezado, y estoy seguro de que mejoraras mucho.
-Gracias por la confianza.
-No es nada.
-¿Y cuánto quiere? ya sabes… dinero…
-Oh, no Kagami-kun, no quiero dinero.
-¿E-en serio? ¿Por qué? Es decir, ¿cómo le voy a compensar por todo eso?
-Mi compensación serán tus buenas notas.
-G-gracias, siento el malentendido- dijo con las mejillas sonrojadas sumamente avergonzado.
-No te preocupes- dijo con una sonrisa tierna provocada por la expresión del menor.
-Entonces luego hablamos…
-Sí, luego hablamos y establecemos los días y la hora exacta.
-Está bien, muchas gracias.
-De nada, Kagami-kun.
Al salir de la clase Kagami se encontraba muy feliz, puede que aprobara literatura japonesa. Después de andar por las clases se encontró con su hermano, que extrañamente también se encontraba muy feliz.
-Hey, bro, ¿qué tal tu primer día?
-Yo diría que muy bien.
-¿Y eso?
-He conocido a alguien en la cafetería y no sé, estoy bastante contento.
-Vaya, vaya, alguien le ha robado el corazón a mi hermano, ¿quién es?
-No me ha robado nada, y aún no sé cómo es.
-¡¿Cómo que no sabes cómo es?!
-¡Pues que no lo sé! ¿Qué quieres que te diga?
-Pues… ¿cómo se llama? ¿Dónde vive? ¿Qué edad tiene? ¿Cómo es?
-Eh eh eh, para el carro, sólo se que se llama Murasakibara Atsushi y que es el cocinero de la cafetería.
-¿Y ya está? ¿En serio no le has visto la cara?
-N-no.
¡Tatsuya!
-¡¿Qué?!
-No me fio de él.
-¡¿Y por qué si no lo conoces?!
-¡Exactamente por eso, tú mismo lo has dicho, no lo conozco, ni tú tampoco!
-¡Pues me da igual, ¿vale?, no te metas en mi vida.
Himuro se fue a paso rápido y Kagami soltó un suspiro largo y pesado, ahora tendría que ir a hablar con él para arreglar las cosas.
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Mientras, por el pasillo de al lado, un castaño estaba sumamente nervioso.
-No puede ser, no puede ser…- decía muy angustiado.
/ Flashback /
Furihata acababa de llegar al instituto para empezar su primer día de clase. Por suerte, esta mañana no se le habían pegado las sábanas, algo que era bastante común en él, y había llegado con tiempo. Se encontró con unos amigos y juntos fueron al salón donde se daría el discurso de iniciación del curso, se sentaron en segunda fila y esperaron. 15 minutos después el salón ya se había llenado y todos estaban esperando al director para que diera la charla. Al principio Furihata no se dio cuenta de que el director estaba ya en el escenario porque estaba manteniendo una conversación muy entretenida con sus amigos, Kawahara y Fukuda, sobre lo que habían hecho durante las vacaciones. Después de ver que se había producido un silencio sepulcral en el salón, por parte de todos los estudiantes, dirigió su mirada al escenario, donde sus ojos se encontraron con una familiar mirada heterocromática. Al momento un escalofrío recorrió todo su cuerpo e hizo que se erizara inmediatamente.
Mente de Furihata:
-No, no, no. Esto no me puede estar pasando, es él, aunque parece muy distinto, pero estoy seguro de que es él, lo reconocería en cualquier lugar, en cualquier situación, incluso si he pasado 10 años sin verle.
En cuanto acabó la presentación salió corriendo alegando, ante sus amigos, que no se encontraba muy bien y que iba a ir al aseo.
/ Fin del flashback /
Y allí se encontraba jadeando a más no poder he intentando organizar, en su desordenada mente, los hechos ocurridos anteriormente. Había conseguido esconderse durante 15 minutos pero después lo volvió a ver y echó a correr como alma que lleva el diablo. Por mucho que intentara calmarse no podía, y no ayudó que de repente alguien, portador de una voz conocida pero algo cambiada, hablara.
-Kouki, por fin te encuentro.