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Valentia. por Rather be

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Notas del capitulo:

No queria dejar esta historia, en el punto en el que me vi obligada a dejarla, pero algo maravilloso sucedio hoy, y aquí la continuación.

 

-Déjame entender lo que me estás diciendo- dice Carmen sentándose lentamente sobre el sillón donde segundos atrás era yo la que se estaba descompensando. Lleva su mano derecha hacia su frente y cierra los ojos.

Yo por mi parte me quedo de pie, mirándola sin saber qué hacer, o por dónde empezar en caso de que tenga que hablar. Luego de los segundos más largos de toda mi vida, ella levanta su vista.

-Todos estos años me has mentido, ¿por qué?- pregunta mientras me mira desafiante.

-bueno la diferencia de edad- levanto mi dedo índice, antes de que comience a hablar continuo- el sobreprotector de tu padre- Carmen en ese momento se ríe por lo bajo.- y por tu madre.

No dejo que hable siquiera, ya que continúe.

-Lo sé, son tres pésimas “excusas”, si así quieres llamarlas, pero para aquel entonces me valían para evitar aquellos confusos sentimientos que tenia hacia ti. Sin embargo con el pasar del tiempo comprendí que la diferencia de edad, ya no era lo que me preocupaba. Te vi crecer, equivocarte y aprendiendo de tus errores. Aun así tú seguian aqui- digo tocandome la cabeza. -¿Qué podía hacer para que no sintieras nada por mí? Me aleje, creí que con la distancia todo se resolvería; pero solo intensifico mis sentimientos hacia ti.- dije mientras buscaba en sus ojos esa chispa que me enamoro.

- Bueno en segundo lugar, tu padre, dios mío Gastón, es mi mejor amigo, ¿Como podía decirle que me gustaba su hija, sin que me estrangulara? Bueno déjame decirte que hace tres días finalmente se lo dije.- me detengo al ver su rostro -Se lo que estas pensando, y si se lo dije luego de acostarme contigo- Carmen cubre su rostro sonrojado. –No necesitaba más pruebas para saber que sentías lo mismo- Carmen se queda en silencio, mientras duda si preguntar o no. Yo misma le cedo la palabra.

-¿Por qué dijiste que mi mamá era el tercer impedimento?, es que acaso ¿ustedes…?- deja la pregunta en el aire, pero sé que ella no puede terminar la oración, estaba sufriendo.

-No- dije seca y tal vez un poco brusco. –Tu madre, era una mujer muy estricta y con un carácter que daba miedo, jamás me permitió que lo pensara siquiera, amaba a tu padre de una manera exagerada. Y Gastón también la amaba. No podía estar en el medio de ambos; y de hecho me aleje. Aquella época fue un tanto oscura para mí e incluso hice cosas de las cuales no me enorgullezco. Gastón era mi mejor amigo, se casa con el amor de su vida y empieza a formar una familia; ya los tiempos de alcohol y fiestas se habían terminado para él. Tristemente volvía a estar sola, hasta que una noche, un golpeo insiste en mi puerta, me inquieto, sin embargo al ver que estaba tu madre y que te tenía en brazos, agotada parecía que había caminado largas horas, en la oscuridad de la noche, le abrí la puerta y las acobije en mi pequeño departamento.

Enfurecí ante la idea de que Gastón se hubiera ido de putas y fiestas dejándola a ustedes dos solas; pero Cintia me tranquilizo al decirme que estaba trabajando. Tal vez sea incrédula o al verla a Cintia en ese estado, simplemente me creí el cuento.

Cuando la guie hacia mi cama, para que descansaras, te despertaste y comenzaste a llorar. En toda mi vida nunca había tenido en mis brazos a un bebé, pero aquella noche, te cuide toda la noche y vele por tu madre como nunca lo hice por nadie. A la mañana siguiente me despertaría el olor a tostadas y café, que Cintia estaba preparando. Tú estabas en el suelo, sobre unas cuantas mantas, mientras mordías tus puños.

Llámame idiota, adelante hazlo, pero al verlas a ambas dentro de mi departamento, me pregunte ¿Qué tan malo sería tenerla así todos los días? Desayunamos con total calma, hasta que suena la puerta, era Gastón. Quien estaba agitado y con su semblante tembloroso. Al ver a Cintia, contigo en brazos corre a abrazarlas.

Mi ilusión, murió en ese momento.

 Gastón me agradeció que las cuidara, para después marcharse acompañado de ustedes. No me dio tiempo siquiera para que lo insultara por su comportamiento de idiota, pero después pensé que estaría de más de mi parte, no era más que su amiga, el pañuelo de su esposa y la niñera de su hija y así debía ser. Aquella situaciones se repitieron varias veces más, hasta el día en que tu madre, irrumpió en casa y encontró a la por aquel entonces era mi novia. Luego de eso, jamás volvimos a ser las mismas, ya no éramos “las mejores amigas” como nos decía Gastón en broma; y nos convertimos en conocidas.  

Hasta la repentina muerte de tu madre. Gastón quien cae en una fuerte depresión, empieza a desprenderse de todas las responsabilidades a las cuales se había arraigado después de su casamiento. –“De que me valía todo esto si ella ya no está para mi”- me decía cada vez que iba a buscarte a la escuela o cuando cuidaba por ti largas semanas. Te diré la verdad, yo también me comporte muy mal, pero no contigo, sino con Gastón.

Para mí, el tenia toda la culpa y esa idea no desaparecería de mi cabeza, hasta hace tres meses. Tú me hiciste cambiar, desde la muerte de tu madre, no volví a abrir mi corazón; solo tu pudiste recomponer la relación que teníamos ambos. No me extraña que cuando me viste abrazando a tu padre, me vieras con cara de asesina.

Carmen evita mi mirada, mientras infla sus mejillas.

-Gracias- susurro mientras tomo su mano y se la beso. Carmen sonrie y me abraza.

-¿Por qué?- digo deslizando el cabello del rostro.

-Por contarme sobre ti- dice Carmen mientras me besa.

-Y aun no has visto nada- digo sonriendo sobre sus labios.

-No sabes cuanto lo ansío, entonces- dice abrazandome por el cuello.

 

Notas finales:

Gracias por leer.


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