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Desconocido por Mokona negra

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Notas del fanfic:

No aguanto mucho tiempo sin escribir (OwO)/
Espero que les guste

Notas del capitulo:

 Y de nuevo aqui, escribiendo porque es algo que me gusta y por eso espero que tambien les agrade. 

  Desde este momento les digo que sera un Alfred joven y la historia sera mucho mas relajada XD

Nota: Los personajes como las imagenes usadas y portada no me pertenecen, creditos a sus autores, de una fan para fans b25; 

...

...

...

 

 

Hice un mohín disgustado al cielo que comenzaba a cubrirse de nubes grises y renegué del viento que molestaba mis ojos resecándolos a pesar de las gafas; ese mismo viento que jugueteaba con los largos cabellos rubios de Alice despeinándola, molesta, arrugó la frente y murmuró.

-Estúpido viento, odio despeinarme ¡y el tren! -Soltó mirando el bonito reloj de bolsillo de plata que guardaba en su anchos bolsillos de sus vestidos sencillos pero impecables.-¡Retrasado!

-Eh visto al maquinista, seguro el silbato no tarda en anunciar la partida.-Trate de calmarla.

Dije haciendo una mueca resignado, Alice lo notó.

-Lo siento Alfred, se que deseas salir de este lugar, pero…

Ella vaciló y yo me encogí de hombros.

-No te preocupes Alice, se que debo quedarme. Tampoco debes preocuparte por las entregas, hare las rondas de siempre y me asegurare de cuidar la casa. Ya tengo 15 y se cuidarme solo.-Suspire fingiendo que no me molestaba el hecho de quedarme.-No es la primera vez que me dejas solo.

-Mm.

Alice frunció el cejo y guardo el reloj. Tenía la sensación que deseaba decir algo mas, como tutora, debía hacerlo, pero, este ultimo año había sido difícil y yo había demostrado que podía hacerme cargo de todo lo que pudiera pasar. Crecía y ella, no lo quería admitir tan fácil.

-Lo sé.-Dijo secamente y sacó de nuevo su reloj mirándolo con enfado.

Pensé en decir algo mas, pero el silbato de aquella serpiente metálica y vieja de un solo ojo, alertó a los pocos viajeros que era hora de abordar. Alice suspiró murmurando de nuevo y yo solo baje la mirada para no encontrarme con su mirada estricta y luego curiosee un poco los alrededores.

Era una pequeña estación descuidada, victima de un gran roble que había levantado la tierra fértil de forma singular haciendo que las vías se inclinaran un poco sin dañar su funcionalidad, sus ramas altas, despeinadas se mecían y de vez en cuando sus hojas mas viejas caían al techo de la estación creando así un suelo de ramitas y escombro. Un anciano de cabellos blancos pregonaba la salida agitando una escandalosa campana, solo dos viajeros y un anciano se acercaron listos para partir.

-Al. Debo irme.-Llamó mi atención Alice inclinándose un tanto para despedirse. Esto me enfado y me hizo pensar en cuando iba a crecer, pero esto tambien lo oculte y trate de sonreír.-Cuida la casa y cuídate mucho. Regresare en dos semanas.

<< ¡Dos semanas de libertad! >> Pensé y mis ánimos mejoraron.

-Cuídate mucho Alice y que tengas un buen viaje.-Dije con un leve vergüenza. Debia despedirme de forma adecuada porque, así lo esperaba ella. Lo sabia.

-Adiós Al.

Alice besó mi frente haciendo que las cosquillas aparecieran en el pequeño punto donde había tocado, espere a que tomara el tren y entre un ruidoso silbato y la marcha del pesado bólido, dije adiós con la mano a una Alice que partió a la cuidad. Me quede plantado en la estación hasta que la larga locomotora dejó por completo la estación y su impresionante tamaño fue reducido. Apreté los labios y talle mi frente con el brazo donde Alice me había besado haciendo desaparecer las cosquillas.

Ella se había ido a la maravillosa cuidad, mientras que yo, seguía atrapado en este pueblo sin nada interesante que hacer. Mire sobre mi hombro y el cielo gruñó, había estado así desde hace dos días pero la lluvia nunca llegaba.

<>

Si, siempre encontraba que hacer, en cuanto hiciera las tareas de entrega en el pueblo, era libre de ir al lago, o a las ruinas de la abandonada salina, o explorar las escarpadas colinas.

Sonriendo por fin con ganas, di media vuelta y me dirigí a casa.

La humedad se sentía por las calles solitarias, las pequeñas casas de tejados y colores pálidos y cálidos convivían con pequeños jardines y mohosas puertas rechinantes de madera, aquí hasta la acera parecía antigua, todo lo era y era por esa razón que deseaba salir de aquí en cuento pudiera. Era joven pero de vez en cuando me sentía un anciano al verme rodeado de solo abuelos y abuelas. Eran tan contadas las personas que podría llamar joven.

-¡Buenas tardes! ¡Eh traído su medicamento! -Grite asomando la cabeza por una ventana doble de color verde. Adentro reinaba el inconfundible aroma a lavanda y lana.

Con algo de demora, un voz temblorosa respondió con un “enseguida voy”. Esa respuesta, quería decir que tardaría. Silbando impaciente, espere a que la dueña de la casita saliera a asomarse, dándole golpecitos con los dedos a la usada y confiable mochila de tela oscura que cargaba con los pedidos diarios.

-Alfred, siento la espera.

Con arrugas por todos lagos y una sonrisa que enmarcaba su regordete rostro, la abuela tomó el pedido agradeciéndome una y otra vez. Era siempre tan lento entregar los pedidos que llegaban a Alice. Pero no podía hacer nada.

Alice era la única que sabía de remedios naturales y medicina. Era por eso que era muy querida aquí y ella le gustaba eso. Ayudar a toda es agente que seguía atrapada en el pueblo olvidado por todos. Como mi tutora, me pedía entregar medicamentos y demás cosas a diferentes lugares, aquí y haya, siempre un anciano necesitaba sus cosas para sentirse mejor.

Yo no lo entendía, Alice era brillante, y alguna vez le pregunte el porque seguíamos aquí. Podíamos mudarnos a la cuidad y ella ampliaría sus conocimientos y yo…¡Yo seria mucho mas feliz! No es que odie vivir aquí, pero es aburrido. En definitiva, saldría en cuento pudiera de este lugar.

-Aquí tiene señora Rose.

Decía entregando mi ultima entrega del día.

-Gracias Al, no se que haria sin esto. La espalda me esta matando con esta humedad. Sera mejor que te apresures si no quieres que la tormenta te pille.

Tenía entendido que la señora Rose era de las personas mas ancianas del pueblo, pero no se notaba. Era muy vivaz y se movía con la agilidad que muchos de los mayores envidiarían. Ella me simpatizaba porque era agradable y sabia cocinar dulces deliciosos.

-Me apresurare en regresar a casa señora Rose.

<< Despues de distraerme un poco >> Pensé intentando no delatarme al despedirme.

Camine hasta perderme de vista, y, al tener la oportunidad de escapar de ojos vigilantes, salí del camino preguntándome que podía hacer, ¿A que lugar debería ir ahora? Si quería aprovechar lo que restaba del día ya no debía regresar a casa, mire al cielo y la gris pared que formaba.

-Un poco de agua no me matara.

Despreocupado, baje hasta el lago. El reflejo del enorme lago lo hacia lucir deprimente, los tonos azulados y morados no le daban una pinta agradable. Caminando por la orilla pensé en que tal vez podría pescar, pero hacia bastante viento y los peces seguro estaban en el fondo. ¿Nadar tal vez? No, no mala idea. Gruñendo seguí.

-¡¿Es enserio!? -Grite enfadado notando que había llegado a las ruinas de las antiguas salinas.- Puedo hacer lo que quiera ¡Pero no se me ocurre que hacer! ¡Maldita sea mi suerte! ¡Agh! ¡Odio este lugar!

Le confesé a las paredes parciales que ya hacían acompañadas de arboles altos y maleza. Las columnas que seguían aguantando el paso del tiempo en pie. Parecía que no había mas remedio, tenía que regresar. Pero antes de regresar tras mis pasos llevaría un bocadillo para el camino de regreso.

-Mmn, por aquí…unas moras no me harán mal.

Dando de patadas a la maleza, cruce el arco de rocas que formaba la entrada de la salina. Había escuchado de una abuela que gustaba tejer en su pórtico en compañía de otras tres señoras, la abuela decía, que este lugar era asombroso cuando funcionaba, hombres que trabajaban duro iban y venían y extraían las sales preciosas de la tierra, un producto que se cotizaba a altos precios décadas atrás. Pero para mi solo eran ruinas, una columna aquí, otra por haya, tragadas por enredaderas secas y luego nuevas una y otra vez. Una alta chimenea donde murciélagos se sentían cómodos y que no era buena idea molestar y una pequeña habitación, si es que se le podía llamar así, a tres paredes que se hacían compañía al fondo de los pozos clausurados cerca del árbol de moras al que me dirigía.

Tarareando una canción sin sentido y letra, pase por ese lugar derrumbado sintiendo un escalofrió, quien haya vivido en ese lugar debió estar mal de la cabeza ya que aun se podía ver trozos de una pintura que el tiempo había degradado sobre un castillo y sus reyes. Era por eso que creía que aquel que había pintado eso estaba loco ¿Qué adulto dibuja en las paredes lo que se encuentra en los cuentos de hadas?

-¡Upa!

Tome impulso y alcance la primera rama baja del grueso árbol.

-Hola mi viejo amigo.-Decía escalando con facilidad.-No quiero molestar pero eh tenido un mal día, ya sabes, aburrido aburrido aburrido.-Decía hiendo mas alto. Mire un segundo abajo y sonreí al ver que estaba ya a unos cinco metros del suelo.-Así que vine por una golosina antes de regresar de nuevo al muerto pueblo del…

La luz blanca y despues un sonoro trueno interrumpió mi alegatos.

-Bien entiendo, hoy es el día de fastidiar a Alfred ¿No? -Dije una palabrota alcanzando las moras mas cercanas, guardando un puñado en las bolsas externas de la mochila. Si había relámpagos y truenos, era hora de regresar a casa. No quería que este día un rayo me rostizara.- Demonios, estúpida tormenta…

Era un día del asco, pensé bajando del árbol y el viento comenzó a arreciar, la temperatura bajo y entendí que la amenaza de lluvia se cumpliría en cualquier momento.

-Bueno viejo amigo, me voy, pero no me extrañes demasiado, estaré en los alrededores muuuuuuuucho tiempo.-Solté con fastidio.-¿umh? ¿Hay alguien ahí?

Me quede quieto sobre el césped silbante por el viento. Estaba seguro que algo había cruzado las tres paredes de las ruinas.

<< ¿Lo imagine? >>

No podía ser alguien del pueblo, los ancianos no se mueven tan rápido. Sin pensarlo demasiado, camine lento para acercarme.

<< Un animal tal vez >>

Si, eso era mas probable, algo tal vez estaba buscando refugio de la tormenta.

<< Quiero saber que es. Tal vez pueda llevarlo a casa y así no me aburriré tanto >> pensé imaginando la cara de Alice cuando viera que había estado cuidando a un animal salvaje. Seria muy gracioso ver su rostro asustado. Sonreía acercándome mas y mas, despacio, muy despacito y cuando llega a las tres paredes, mire alrededor.

<> Fruncí el cejo decepcionado. Solo estaban esas borrosas pinturas, horribles y de alguna manera escalofriantes. Sentí un cosquilleo en mi espina dorsal y un relámpago me tomó por sorpresa haciendo que me estremeciera.

-Muy bien, ya entendí hora de regresar.-Me dije aclarando mi garganta, no era como si de pronto recordara que este lugar tambien era famoso por sus historias de fantasmas.- ¡…!

Pero me falto aire cuando al dar un paso, note que a mi costado, en la pared mas lejana algo se había agazapado tras ella, en la sombra.

-¿Ho-hola?

<< ¡Que idiota! ¿Por qué hable? bueno, calma es solo mi imaginación, además, querías algo de emoción ¿No? No seas cobarde, los fantasmas no existen >> Me decía con las palmas de las manos sudadas.

-No soy un miedoso.-Apreté los dientes y en un impulso de idiotez, busque aquello que había visto.

Dando la vuelta a la pared, de golpe, frente a mi o mejor dicho a mis pies, lo encontré…

Quede hechizado cuando sus enormes ojos esmeraldas, peligrosos, enigmáticos, bellos, todo a la vez, me observaron petrificándome.

¿Qué era? Me pregunté y sentí como mi corazón fascinado por lo desconocido latía veloz, mezclando el miedo con terrible curiosidad, le mire preocupado de parpadear, porque me temía que al hacerlo, su delgado cuerpo y blanca piel se convirtirian en humo, pero antes que pudiera reaccionar, se movió a la luz, rápido y certero, aunque me pareciera imposible, ya que carecía de piernas, en vez de estas, una larga cola tomaba su lugar; serpenteante, vestida de hermosas y brillantes escamas pequeñas y perfectas, él, eso, fuese lo que fuese, atacó.

Su ataque sorpresa hizo que diera contra el suelo, lo escuchaba, un sonido de advertencia, algo que me decía no acercarme mas, siseaba, pero al recuperarme del susto y con un dolor punzante en mi trasero por la caída, note que esa cosa solo me miraba con sigilo, siseado con su lengua delgada y larga, pero, no se acercaba, no me atacaba.

-Pero que demonios…-Dije palabrota tras palabrota tratando de hacer que mis piernas funcionaran pero no lo hicieron las muy desgraciadas y fue por eso que le vi con mas detenimiento.

Era una persona, una serpiente, era…¿Qué era? Era alguien que necesitaba ayuda. Lo vi, sus colores llamativos tenían uno que no debía estar ahí, de su hombro desnudo, una mancha roja y brillante corría sobre su brazo. Estaba herido. Entonces, un sonido sordo, secó mis labios, aquella cosa, había caído al suelo. No se movía.

En mi cabeza en ese momento, me preguntaba que era esa cosa mitad persona y mitad serpiente, me decía a mi mismo que era peligroso y debía irme, podía morderme y lastimarme.

Lo mas sensato, era irme. Ahora.

Le mire. Inconsciente sobre el césped, mi estomago se revolvió. Su rostro pálido, sus delgados brazos, su pecho subiendo y bajando sin prenda alguna, su herida y la sangre que comenzaba a manchar la tierra. Si no fuera por esa larga cola…sería un chico igual a mi. 

Mordí mi labio, gruñí desesperado, me despeine e inflando el pecho, jure no arrepentirme en algún futuro de lo que pensaba hacer.

Busque deprisa en la mochila algo que me pudiera ayudar a contener el sangrado, pero viéndome sin nada, improvise. Rasgue mi ropa y busque una rama que no estuviera torcida, no sabía si su brazo estaba roto, pero debia inmovilizarlo para no lastimarle. Con prisa vende como pude su herida.

-Ugh.-Temblé al acercarme y notar un profundo corte, estaba sucio.-Eso esta mal.

La suciedad lo infectaría si no lo trataba lo antes posible. Troce mas tela haciendo girones la otra manga de mi ropa, ajuste con cuidado la rama que había cogido y al terminar los improvisados primeros auxilios, me las arregle para cargarlo en mi espalda, sintiendo un escalofrió recórreme todo el cuerpo cuando mis manos tocaron la frías escamas de la cola.

-Bien, puedo…puedo hacerlo.

Era una sensación tan extraña, pero ya tendría tiempo de quejarme cuando llegara a casa.

<< Si es que logro llegar >> pensó mi lado negativo sintiendo el peso de mi nueva carga y el camino que me esperaba.

-Sigh ¡Lo hare!

Resople sacudiéndome la idea negativa de la cabeza.

-Vamos, no te dejare aquí.

Solté decidido y la lluvia, despues de dos días de amenaza decidió caer por fin.

 

Notas finales:

Quiero escribir sobre Arthur naga porque es bello XD así que espero que les haya gustado, no sere tan dramatica como en el ultimo fic pero si mas cursi (segun yo) igual habra uno que otro secreto en esto XD

Cofcofcof todas las versiones de InglaterraArthur son bellas b25;b25;b25; cofcof

Nos leemos! Saludos! ^3^ 

 


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