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Magia II por Ghost princess Perona

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Notas del fanfic:

Naruto no es mío

Notas del capitulo:

Espero que les guste...

“Entre todas las personas tenía que tocarme con él… vaya suerte la mía” Tobirama se cruzó de brazos mientras hablaba con sus amigos, mirando con repulsión a su compañero de proyecto. Izuna tenía esa misma sonrisa de siempre, sólo que un poco más siniestra. Haber manipulado la selección de parejas al azar sin duda había sido una buena elección. Ya veía todas las posibilidades que se le abrían…

“Fue la suerte la que te puso conmigo no te quejes por eso” respondió el Uchiha, siendo aún más pedante que antes. Era hora de tender la trampa. “Supongo que tenemos que fijar un lugar para empezar a trabajar en esto… ¿conoces alguno?”

“Hummmm, en tu casa definitivamente no, todo estará sucio con el semen de los hombres que han llevado tú y tu hermano” la respuesta fue cortante, aunque al pelinegro no le importó el insulto. sabía lo que pensaban de los brujos de alma en general, así que hace mucho que se había inmunizado contra esa clase de comentarios. “La mía podrá…”

“Vaya, no estaría bien presentarme ahí sin una invitación” en realidad, a los brujos de alma no les estaba permitido pisar esa casa. Namie había colocado una gruesa barrera mágica alrededor de ella para que esas “sanguijuelas ambiciosas” (una indirecta muy directa dirigida a Tajima Uchiha) no tocaran a su familia. Bueno, estaba bien, todo conjuro tenía sus vacíos. “¿Me invitas a tu casa?”

“Claro que no, seguro que harías algo” el albino presintió el peligro y se alejó de él. “Te espero en la biblioteca a las tres, no llegues tarde… oh, y trae todas las cosas para hacer el trabajo de una vez, no quiero pasar más del tiempo necesario contigo.”

“Qué malo, y yo que pensé que podíamos ser amigos” Izuna se puso su mochila al hombro, andando hacia la salida. Iba a verse con el pervertido en turno, al que había conocido en línea la semana pasada. Pasó por detrás de un pilar y reapareció del otro lado como un niño de diez años, la edad que le dijo que tenía.

“¡Makoto-kun! ¡Aquí!” el hombre agitó la mano, entusiasmado. Nadie le prestó atención, no parecían ver al niño con quien se estaba reuniendo. Caminaron juntos hacia una esquina donde nadie los vería. “¿Querías ver mi colección de cartas, no?”

“¡Sí!” gritó como cualquier niño entusiasmado, ya con sus ojos en el premio. “¿Dónde está?”

“Ven por aquí, te la mostraré” lo guio a una habitación de hotel. Convencido de que había conseguido su objetivo, lo tumbó en la cama y trató de inmovilizarlo contra el colchón. El otro no se movió. El pervertido se paró, pensando que tal vez estaba haciendo algo mal, pero unos labios se estrellaron contra los suyos. Estaba a punto de meter su lengua en su boca cuando sintió que algo no andaba bien. Su cuerpo se sentía frio… extraño… ¿estaba perdiendo la consciencia? No, era algo más…

“Ustedes los pedófilos son unas presas de lo más fáciles” comentó un extraño joven que de repente había tomado el lugar de Makoto. “Saltan a la primera posibilidad de tener sexo con un niño. Me dan nauseas.”

“¿Qui… quién…?”

“¿Qué quién soy? Es simple, un devorador de almas. Y tú, querido amigo, has tenido la mala suerte de toparte conmigo. Ahora serás mi cena” lo besó de nuevo y terminó con la extracción, dejando el cascarón vacío detrás.

“¿Ya va a salir, señor?” preguntó el encargado sin levantar la vista. Izuna simplemente pagó y se fue, desapareciendo a la entrada. Reapareció frente a una gran casa azul, decorada con el abanico en todas partes.

“Ya llegué” anunció a las personas en el interior. No esperaba un gran recibimiento, pero tampoco que nadie se presentara a recibirlo. “Y traje el alma que te prometí, se un poco más agradecido por eso” Tajima se presentó en ese momento, extendiendo las manos para tomar el alma. “Aquí la tienes”

“Excelente” la llevó hacia uno de los muchos espejos en la habitación. Casi todos brillaban con una luz sobrenatural, blanca y espeluznante. El patriarca Uchiha acercó el alma al espejo y esta se introdujo en su interior, quedando atrapada ahí con todas las demás. “Ahora, ¿has logrado acercarte al Senju ese? Necesito acercarme a Butsuma si quiero matarlo” apretó la mano. “Debí haber hecho una vela yo mismo…”

“¿Y cómo la ibas a hacer si no sabes magia de sangre? Además tendrías que haber atravesado la barrera y eso no es posible” el menor se cruzó de brazos. “¿Por qué me pediste eso a mí? Creí que mi hermano se estaba acostando con su hermano mayor.”

“Está completamente trastornado por el amor, no quiere escuchar a razones” el padre rodó los ojos. “Supongo que es por eso que yo nunca me enamoré.”

“Eso también explica por qué nuestra madre no está presente” el chico se acomodó la mochila y dejó sólo al otro con sus planes para destruir completamente a la familia Senju. Subió por las escaleras y pasó por delante de la habitación de su hermano, donde este yacía escuchando una muy vomitiva cancioncita de amor. Negó con la cabeza, abriendo totalmente la puerta. “Nii-san, ¿estás bien?”

“¿Eh?” Madara abrió un ojo. “Oh, lo siento, Izuna, es que acabo de regresar de donde Hashirama… ¿recuerdas a Hashirama, verdad? ¿Mago de sangre, idealista, bastante aniñado, demasiado dulce?”

“¿Y me cae como patada en el hígado? Sí, lo recuerdo. ¿Te acostaste de nuevo con él?” se sentó en una silla. “No deberías haberla perdido, menos con un completo idiota como él.”

“Vamos, no seas tan malo”

“Es terrible” lo miró seriamente. “Un brujo de almas no debería enamorarse. El amor nos impide hacer nuestro trabajo como se debe” se cruzó de brazos. “¿Acaso quieres ser castigado por no traer almas? No puedes hacerle algo así a los demás con el amor contami…”

“Créeme que soy más que capaz, sólo no tienes que dejar que esos malditos te toquen demasiado” se pasó una mano por el pelo. “Y no te sientas tan celoso, que no me voy a olvidar de ti sólo porque estoy saliendo con alguien” le dio un beso en la frente, algo que no había hecho desde que eran pequeños. “Quédate tranquilo”

“Como si me importara” se sonrojó y se fue, caminando hacia su propia habitación. Ahí se echó en su cama, pensando en lo feliz que se veía su hermano ahora que estaba enamorado. Se sentía tan celoso… no, simplemente no… ¿Por qué demonios había pensando en eso? No podía sentir celos de su hermano, era simplemente estúpido. Era un brujo de almas, no podía enamorarse, no debía hacerlo… su teléfono sonó.

“¿Dónde estás? ¡Teníamos que habernos reunido hace diez minutos!” gritó furioso el Senju. El Uchiha rodó los ojos y se paró. Utilizó la aparición para ir a la biblioteca, entrando en el momento en el que el albino iba a ponerse a gritar. “Ven de una vez”

“Está bien, está bien” Izuna caminó, sentándose en la silla al otro lado. Comenzaron a trabajar en su proyecto, leyendo pasajes de libros. El pelinegro levantó la cabeza de su parte del trabajo tras una hora, suspirando de cansancio. “Vaya, qué cansado es esto”

“Dah, ni que fuera a hacerse por arte de magia”

“Claro, ustedes los puritanos no hacen nada por medio de ella”

“¿De qué diablos estás hablando?” el pelinegro levantó la cara inmediatamente, observándolo con asombro. Sus ojos estaban como platos, mirándolo. Se quedó ahí por mucho tiempo, haciendo al otro sentir incómodo. “¿Qué?”

“No puede ser. No, simplemente… no” Tobirama le devolvió la mirada. Pensaba que se trataba de algún tipo de absurda broma de ese prostituto, de esas que solía hacerles a muchos en la escuela. Sin embargo, la confusión y el asombro del chico eran genuinos, lo que le contagió esos sentimientos. Estaba a punto de preguntar cuando él añadió algo. “Eres hijo de Namie, tienes que saberlo…”

“¿Saberlo? ¿Qué se supone que debería saber?” el albino no cabía en sí de asombro. “Espera… ¿conociste a mi madre? ¿De dónde?” se sentía interesado, cuando su mamá murió él era muy pequeño para recordarla a la perfección. “¿Sabes… cómo era?”

“Mi padre la conoció, yo no” se apoyó sobre su mano.

“¿Puedo… puedo hablar con él? Necesito saber cómo era ella…”

“No te lo recomiendo, por lo que me contaron ella tenía la peor de las opiniones acerca de él” movió su mano de forma distraída. “Y ni hablar de mi madre, se odiaban entre ellas… bueno, en eso tenía razón, mi mamá no es la persona más maternal del mundo. De hecho me sentía aliviado cuando se fue…”

“Espera, ¿magia?” ahora el Senju estaba confuso. “¿Qué tienen que ver tus fantasías con mi madre?”

“¿Fantasías?” levantó una ceja. “¿Es verdad? ¿No sabes nada? ¿Nada de nada?”

“¿Qué tendría que saber sobre ella? ¿O sobre ti?”

“Ay, por los espejos de almas, esto está mal” negó con la cabeza. “Ni puedes ser ignorante, usas todos esos anillos con conjuros protectores, uno por cada dedo con tu piedra de nacimiento y glifos protectores…”

“Son sólo regalos de mi madre, los llevo en su memoria” movió sus dedos, haciendo brillar las sortijas. “Me gusta tenerla cerca a pesar de que no la conocí muy bien. Cuando era pequeño decía…” respiró hondo “decía que quería armar un escudo arcoíris a mi alrededor, para protegerme de cualquier cosa.”

“Hum… y lo hizo. El hechizo de escudo en esos anillos es muy poderoso”

“¿Hechizo?” dijo con un tono socarrón, como burlándose de él. “Estás demente, no existe algo como la magia. Son puras fantasías inventadas para…”

“¿Ah, sí?” se acercó un poco. “¿Cómo pude llegar de mi casa a este lugar en pocos segundos? ¿Cómo puedo convertirme…?” movió su mano, haciendo que su cuerpo cambiara frente a sus ojos al de un niño de doce años. “¿en un niñito sólo con un movimiento? ¿Cómo puedo…?” levantó las manos y al minuto siguiente Tobirama estaba parado en una montaña nevada muy alta. “¿hacer esto?”

“¿Qué… qué pasa? ¿En dónde…?” no pudo preguntar nada más, porque Izuna le hizo perder el balance y caerse. El albino se sujetó a una de las salientes de la ladera, cortándose los dedos con las rocas afiladas. “¡Ayúdame, idiota!”

“Ayúdate tú mismo” se paseó por el borde, sin temer a caerse. “Eres hijo de Namie, ¿verdad? Una bruja que se preciaba de tener abolengo, que llamaba a mi padre mercachifle por ser un neófito” sus ojos se abrieron, eso no lo sabía. “Sálvate a ti mismo.”

“Sal… ¡ah!” una de sus manos resbaló. La colocó delante  de la otra, con la sangre resbalando sobre los anillos. La alargó de nuevo, tratando de sujetarse de alguna roca. Su mano izquierda se soltó cuando lo hizo y se sujetó de la roca, manchando los otros anillos de sangre. “¡AHHH!” se resbaló de nuevo, esta vez cayendo al vacío. Miró su sangre en sus anillos, notando una tenue luz muy extraña. “Si puedes hacer algo… si eres real… ¡sálvame!” una luz de colores salió de sus anillos, envolviéndolo en un campo de fuerza. Aterrizó en el suelo, intacto. “Estoy…”

“Felicidades, acabas de despertar tu magia” le aplaudió el Uchiha, sonriéndole. El Senju se levantó, mirando los anillos, la sangre en ellos había desaparecido. “Ahora sólo falta que aprendas a utilizarla”

“Soy rápido atendiendo”

“Y vigila que nadie se dé cuenta de que practicas la magia o te meterán al manicomio igual que a tu hermano”

“¡Hey! ¡Hashirama se cortaba, sufría demasiado por la muerte de mamá y…!” se paró en seco, repensando la situación. “Esos cortes eran por practicar la magia… ¿verdad?”

“Ya estás aprendiendo”

-Días más tarde-

“He estado leyendo los libros de mamá, creo que ya estoy agarrándole el truco” Tobirama movió la mano para cerrar su casillero con magia. “También he aprendido a ocultar mis cortes para que nadie se dé cuenta” se echó en el jardín con Izuna, mirando el cielo. Tenían las manos cogidas. “Creo… creo que papá quiere mandarme a ese lugar también.”

“Supongo, hace cosas bastante terribles”

“¿Cómo… cómo era mi mamá?” preguntó el albino, sintiendo la mano de Izuna acariciando la suya. Desde hace un tiempo había comenzado a tener unas sensaciones muy extrañas, unos sentimientos que nunca antes experimentó hacia él. No podía sacárselo de la cabeza…

“Como te dije, no la conocía muy bien. Sólo… sólo sé que si supiera que estás aprendiendo magia de mí se moriría. Papá… no era su persona favorita” se incorporó sin soltar su mano, atesorando ese momento. ¿Qué era eso que sentía en su pecho? ¿Podría ser… amor? Pero… este sentimiento era innecesario, ¿Por qué lo sentía? Además era tan… bueno, se sentía bien. Su corazón por primera vez estaba vivo…

“¿Él te enseñó magia?” se levantó también, siguiéndolo. “Nunca te he visto cortarte para hacer hechizos”

“Es que… yo lo hago de otra manera” ¿Por qué tenía problemas en admitir lo que en realidad era? Jamás antes le había preocupado decir que era un brujo de almas, joder, ¿Por qué ahora lo negaba? ¿Acaso este brujo de sangre con apenas experiencia significaba tanto para él? “Nii-san y yo somos… diferentes”

“Ya lo veo” se echó de nuevo a disfrutar el paisaje.

“Oye… podría… ¿besarte?” preguntó de improviso Izuna, sintiéndose tonto inmediatamente después. “Perdón, no tienes por qué responderlo, yo…”

“Sí, ¿Por qué no?” Tobirama no estaba muy seguro, pero le debía demasiado a Izuna para negarse. Si de esta manera podía devolverle el favor. Se juntaron, tocando sus labios. El Uchiha pudo meter su lengua en la boca del otro… delicioso. Había besado muchas veces en su vida, pero ninguna podía siquiera compararse a lo que sentía con este. Le encantaba, le gustaba tanto que…

“Desearía que nunca termine…”

“Si me invitas a salir quizás no lo haga”

-Al día siguiente-

“Hey, Tobirama, quisieras….”

“Creo que cualquier cosa que planees se pospone… indefinidamente” el albino se cruzó de brazos, muy serio. “Me has engañado.”

“¿De qué hablas?”

“Ayer estaba leyendo los libros de mamá y me encontré con algo muy interesante acerca de las dos corrientes de la magia” el rostro del Uchiha se puso pálido. De repente las oportunidades que tenía con Tobirama se habían esfumado. “Debí de imaginarlo, por cómo te comportas… ¿todos los brujos de almas se prostituyen o es cosa sólo de tu familia?”

“No me prostituyo, nunca me he acostado con nadie” era verdad, siempre le sacaba el alma por la boca a esos pervertidos antes de que le pudieran poner un solo dedo encima. Su padre, por otro lado… bueno, él tampoco. Se divertía con sus presas un poco, coqueteando antes del beso fatal… el caso era que él no lo hacía.

“Por alguna razón no te creo” su expresión se volvió burlona. “¿Qué planeabas hacer conmigo? ¿Sacarme el alma y utilizarla para tus hechizos? He escuchado que el alma de otro practicante de magia los nutre por mucho más tiempo que una convencional.”

“No quería hacerte nada…”

“Eso es imposible, ustedes sanguijuelas siempre tienen un plan macabro que realizar, tratando de hacernos la vida imposible a nosotros y…”

“¡No quiero lastimarte!” finalmente gritó, cansado de sus palabras hirientes. “¡Yo sólo trataba de ayudarte, para que pudieras protegerte cuando llegara el momento!”

“¿De qué hablas?” de repente un pensamiento cruzó por la mente del albino. “¿Acaso fueron ustedes los que… mataron a mi madre?”

“¡Claro que no! ¡Fue tu padre! ¡Nosotros lo sabemos porque Hashirama se lo dijo a nii-san! ¡Lo encerró en ese manicomio para que no pudiera decirle a nadie más lo que vio!” lo cogió de los hombros. “Por favor, te amo, yo…”

“Estás demente…” retrocedió. “¡Y ustedes no pueden amar!” salió corriendo. “¡Aléjate de mí! ¡Vete!”

“Tobi…” Izuna sintió su corazón quebrándose en su pecho como uno de los espejos donde guardaba las almas. Sin siquiera pensarlo, se transportó a su habitación en casa y se echó a la cama a llorar, agarrándose el pecho. Dolía demasiado… ¿Por qué dolía tanto? ¿acaso un corazón roto podía ser peor que cualquier herida que pudiera sufrir el cuerpo?

“Izuna…” Madara se asomó por la puerta, preocupado por su hermano. “¿Qué ha pasado, otouto? ¿Te fue mal en la escuela? ¿O es que…?”

“Dijiste que lo entendería… cuando me enamorara…” lloró aún más alto, aferrándose al cuerpo de su nii-san. “¡Dijiste que entendería por qué escogiste amar! ¡Pero no lo entiendo! ¡El amor duele demasiado, es como si mi pecho se contrajera y… y…!” sintió la mano de su hermano en su pelo. “Es demasiado, nii-san, no puedo aguantarlo”

“Tranquilo, podrás con esto” habló con voz suave. “El amor puede ser extraño, puede causarte la mayor de las dichas, pero también el peor de los dolores” le acarició la cabeza. “Ya verás que con el tiempo podrás sanarte y entonces… amarás otra vez.”

“No… no creo ser capaz de lograrlo”

“Lo harás, te lo prometo” le dio un beso. “Lo harás”

“Nii-san” se calmó un poco, a pesar de todavía sentir el dolor terrible de su primer desengaño amoroso. “¿Qué es lo que sientes tú cuando estás con el idiota? ¿Cómo es… el amor correspondido? ¿De verdad se siente tan bien?”

“Ah, hermanito, qué curioso estás” le sonrió el mayor, todavía pasándole una mano para calmarlo. “Pues verás…”

-En otra parte-

“Veo que no ha salido precisamente como yo quería” Tajima se movió delante de sus espejos mágicos, apretando los dientes. “Bueno, tendré que tomar este asunto en mis manos” un pasadizo secreto se abrió al apartar uno de ellos, con escaleras que conducían a quién sabe dónde. “Espero que esté de humor para recibirme, no quiero encontrármela de malas”

Notas finales:

¿Qué les pareció? ¡Review!


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