Aquel castaño otra vez se había dedicado a pegar en los bares hasta quedar completamente dormido en la barra y sin un centavo para pagar. El cantinero sabía que no le quedaba dinero, que podía esperar de un tipo como Mccree, pero aún así seguía insistiendo que pagará o tendría que retirarse o peor aún llamar a las autoridades.
—Ya bebiste demasiado, vaquero— Habló el ya cansado empleado del sombrío bar, había pasado toda la noche y madrugada atendiendo a este y sin ver una moneda salir de sus bolsillos. Jesse solo masculló bajo su sombrero al ser despertado de su sueño, con poca estabilidad se bajó del banco y tambaleó lejos de la barra.
—S..si, si,si,si, solo déjame.. ir al baño— Pidió casi cayéndose en su camino a los sanitarios, usando la pared del pasillo como soporte para al fin encontrar los cubículos del baño de caballeros, por lo menos no se confundió esta vez, dejando caer su cuerpo en la tapa del inodoro, su cabeza le daba vueltas y su estómago se sentía horrible. La puerta cerrada del cubículo le sirvió de soporte para su cabeza mientras estaba completamenter03; rendido usando el inodoro como asiento, sus parpadeos se volvían cada vez más lentos hasta que volvió a dormirse de lo borracho que estaba.
¡Zip! Escuchó mientras trataba de abrir sus ojos seguido de una mano tomando su cabello e intencificando el agarre con forme iba elevando su cabeza, estaba muy embobado todavía para percibir que era lo que tenía enfrente pero estaba muy cerca de él ya que sentía respiración chocar contra esa forma nublada de color carne. Después del segundo parpadeó sus ojos abrieron en sorpresa y algo de asco, aquel manchón que veía era un grueso pene que solo estaba que solo estaba a centímetros de sus labios.
—Que suerte que despertaste, ya pensaba que había gastado mi dinero en vano— ¿Dinero? ¿De que demonios estaba hablando? Antes de que pudiera alejarlo de su rostro o preguntar aquel semi erecto miembro fue empujado en su boca hasta que su nariz estuviera rozando en el pelo púbico del extraño, sus pupilas se achicaron en sus ojos al atragantarse y con sus manos hechas puños empujo repetidamente sus muslos hasta poder alejarlo de follar su boca.Aquel extraño no dejo ir sus mechones castaños mientras esté tosía y cuando este había recuperado su respiración volvió a refregar su erección en los labios fruncidos de Jesse, el vaquero solo frunció su ceño del asco y mirando con repulsión al hombre que parecía mucho menor que él.
—Chupalo.— Ordenó ahora tomando con ambas manos el cabello de Mccree, y que ahora que lo estaba pensando ¿Donde había quedado su sombrero? Éste, ya rendido no tuvo de otra que abrir tímidamente su boca para tomar la cabeza del miembro y lamer el frenillo, no sabía si era eso lo que se suponía que debía hacer pero al escuchar su pequeño suspiro no pudo mantener su mirada más su mirada en la cara del extraño, continúo con su falo dejando al otro follar su boca.
Al sentir el pene entrar y salir de su boca se asqueo de si mismo al acostumbrarse a su pene, las caderas del otro enbestían haciendo en su boca hasta chocar con su garganta haciendolo gemir en su miembro.
Su boca se separó del glande una vez no pudo con su respiración escuchando el gruño del desconocido, respiro erráticamente frente al pene para volver a meter a este tan profundo como antes.
—Los mejores veinte dólares gastados— Carcajeó volviendo a suspirar una vez que su miembro estaba de nuevo en su deliciosa boca, Jesse no pudo evitar gemir de nuevo, se sentía usado, humillado y extrañamente excitado al sentirse como una prostituta barata.
El hombre más joven que Mccree embistió en su boca profundamente, chocando su nariz con sus bellos y ahogándose en él. No podía aguantar sin respiración tantas embestidas y su mandíbula dolía, quería moverlo de su boca para respirar de nuevo pero el otro lo tenia bien agarrado de su castaña cabellera, hasta que por fin lo sintió dejar esa cremosa carga dentro de su boca y un poco en sus labios, haciendolo gemir.
El miembro dejo su cavidad bucal dándole ese aire que necesitaba, sus manos calleron de los muslos del otro dejando que su pecho suba y baje rápidamente. Él volvió a tocar su cabello retirando los mechones que tapaban su hermoso rostro, sus ojos estaban casi cerrados del cansancio con su cara completamente incendiada de un tono rojo y aquella deliciosa boca abierta que aún tenía su semen en ella, dejando que su semilla se escape de sus labios a su descuidada barba. Su cara era simplemente una obra de arte.
—Me hubiera gustado llenar tu culo de igual manera— Dijo manteniendo la boca abierta del vaquero con su pulgar para admirar cuanto se había corrido dentro de su boca, lo dejo en paz y subió su bragueta de nuevo con una sonrisa. Al cerrar la puerta del cubículo dejo caer algo en el suelo, unos diez dólares como propina fue lo último que vio Mccree antes de cerrar sus ojos otra vez.