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Capturado por una Flor por Reiga

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Notas del fanfic:

Estaba revisando mis documentos y me encontré con esta cosita n.n Cosas que uno escribe, las termina y luego se van al olvido jeje espero les guste!

 

Advertencia

Si no les gusta el shota de ningún tipo. No lo lean!

 


 


Su ceño se encogía, su pierna temblada y su dedo índice no dejaba de golpear la mesa con insistencia. Sus ojos observaban algo no muy agradable y eso lo tenía inconscientemente molesto por no decir “bastante” molesto.


El niño que le había robado sus miradas, sus sonrisas, su alegría y ahora su tranquilidad se encontraba a lo lejos del patio con el alumno nuevo. Le sonreía tan cálidamente que Aomine deseaba poder quemarlo con la sola mirada.


–¿Se puede saber que te tiene tan molesto? –la vos de su colega y amigo lo trajo a la realidad. Su realidad.


–Nada –suspiro y se dio vuelta para mirar su libro de clases y concentrarse en lo que realmente importaba. Y es que ni el sabía en ese momento lo que a “él” verdaderamente le importaba.


Miro su libro. Pero luego volvió a fijar la mirada hacia donde se encontraba ese pequeño niño de tan solo siete años, que dios había bendecido con unos cabellos rojizos y ojos del mismo color, una mirada que daba tanta paz como el mismo cielo en sus mejores días y una voz tan dulce como el mejor de los caramelos.


Sí. Ese niño que desde el primer día de clases le había proclamado su amor tan sinceramente que lo único que le había quedado hacer fue sonreír en contestación mientras aceptaba la flor que sostenía en sus tiernas manos.


Hace dos años y cada uno de estos días, kagami había aparecido en la sala con una flor diferente al día anterior, a veces solo eran hojas acompañadas de ojos llorosos por que el perro no le había dejado alcanzar la flor. Al saber esto le pidió que no lo hiciera más pero el pequeño solo lo había ignorado. Con el pasar de los días, Aomine esperaba el detalle acompañado con la frase “Lo quiero mucho Mine-Sensei” de la voz más hermosa para él seguido de una sonrisa angelical. Ese niño simplemente le habia capturado.


Y eso precisamente hoy no había ocurrido, su pequeño no  había llegado con nada, solo un “lo siento” para luego irse a jugar decaído con su nuevo amiguito.


El mayor sabía que quizá exageraba, no tenía por qué estar molesto por algo así. Se repetía una y otra vez.


Sin embargo no lo había podido evitar, kagami había ido a buscarlo como siempre y de mala gana le había dicho que se fuera a jugar con su amigo que ahora no tenía tiempo para él. En el acto se había arrepentido, jamás le había hablado golpeado y supo que estaba siendo infantil. Pero era tarde, los ojitos del menor se habían apagado, mientras su labio temblaba, se disculpaba y se iba.


Se sentía mal y lo que lo tenía peor era que no sabía el porqué de su mal humor, su enojo injustificado y que por el mismo había tratado mal a su ángel.


Ya era la tarde y las clases se habían terminado, pero como siempre ellos tenían que quedarse más tarde, estaba cansado y ya era hora de irse a su casa. Se encontraba,  con el antebrazo cubriéndolo los ojos cuando sintió pisadas y detenerse justo frente de la puerta de la sala de profesores en donde solo se encontraba el.


–Demonios. ¿Quién podrá ser? – se levantó hecho un energúmeno por el susto abrió la puerta con brusquedad encontrando nada, solo el vacío en frente, seguido del calor de un abraso en sus piernas.


Miro hacia abajo encontrándose al menor aferrado a él con fuerza mientras hipaba en  un llanto incontenible.


–Hey – dijo mirando hacia todos lados con preocupación – ¿Qué estás haciendo aquí? – Trato de separarlo pero no pudo – kagami… ¿estás solo?


El menor se alejó y se llevó sus manitos a sus ojos.


–Yo no me quiero ir, Mine-sensei  – había vuelto abrasarlo y el corazón del moreno se enterneció, se agacho un poco lo tomo en brazos y cerró la puerta de la sala. –No quiero alejarme de usted – volvió a decirle abrazando su cuello.


Aomine se preocupó, sobo su espalda y fue hasta la silla de su escritorio sentándose con el menor en sus piernas.


–¿Cómo eso? – preguntó sacando su celular para llamar a los padres del menor.


–Vamos a volver a EE.UU yo no quiero, por eso me escape de casa.


Aomine suspiro, luego busco el contacto con aun más preocupación por lo último.


–Espérame aquí  – lo dejo sentado y fue por la llamada, no se sorprendió al escuchar a la señora muy preocupada y algo desatenta en primera instancia, luego no le quedo más que apelar al entendimiento para salvar a su pequeño de lo que seguro seria la regañada del siglo.


Dejando a la señora más tranquila y dándole la seguridad de que luego de hablar con él lo iría a dejar, corto y fue con el pequeño, con el corazón inconsciente más tranquilo. Cuando kagami le dijo que se iría ni siquiera se había dado cuenta que su corazón se había detenido, solo volvió a la normalidad cuando la señora le dijo que había sido un mal entendido.


–Yo lo siento… no quería molestarlo


Aomine sonrió al verlo tan inofensivo parecía un animalito indefenso con las orejitas caídas. Se sentó a su lado y con su mano le indico que se sentara en su regazo.


–No me molestas kagami, pero lo que hiciste fue peligroso. No debiste salir así de tu casa, tu madre me explico y solo se irán por dos semanas no tienes que preocuparte – le sonrió mirando esos ojitos que se abrían sorprendidos y con un leve brillo. Kagami sonrió y aomine noto que se había relajado pero luego su mirada volvió a entristecerse – ¿qué pasa? – el menor se mordió el labio.


–Mine-Sensei, hoy se enojó conmigo– sus ojos volvían aguarse y Aomine supo que no le gustaba verlo así.


–No, no me moleste, solo… si pero no era contigo lo siento –kagami apoyo la cabeza en su pecho y sus manos tomaron de su camisa con fuerza. El calor que le proporcionaba el pequeño era cálido y muy agradable, sonrió y le abraso acariciando su cabeza. – será mejor que te vaya a dejar, tus padres estaban muy preocupados.


No contesto.


–kagami… ¿qué paso con mi flor hoy? – ahí estaba no lo evito. Kagami inmediatamente se alejó un poco y frunció el ceño.


–Ese perro me la quito, había sacado una roja muy bonita, pero me la arranco de la mano casi se lleva la mía ¡mire! –  dijo enérgico mostrándole los rasguño de sus manos debido a las espinas de la rosa. Aomine rio.


–Te lo dije. Que tuvieras cuidado es muy… – se quedó en silencio al ver cómo le miraba el menor–¿qué?


–Sensei… yo – Aomine lo notaba dudoso para a hablar pero su mirada demostraba algo sumamente diferente.


El pequeño se estaba acomodando en sus piernas hincándose de rodillas en ellas. Se levantó un poco y beso sus labios con ternura, un choque casi eléctrico y demasiado corto. El menor se alejó y volvió a apoyar su cabeza en el pecho del atolondrado moreno.


Aomine sentía que sus labios quemaban su pecho se hinchaba y su cabeza dolía. La batalla entre si estaba bien o mal lo estaba matado. Sabía que aquello estaba mal, pero aquel gesto del niño era con tanta pureza que al mismo tiempo se preguntaba qué era lo que estaba mal.


–kagami


–Sé que no debí hacerlo, pero solo quiero estar con usted, no le diré a nadie y no lo volveré hacer. Lo quiero mucho Sensei.


Aomine lo abraso, por ahora le gano el corazón a la razón.


–Sera nuestro secreto… Pero tienes que prometerme que no lo volverás hacer


Susurro disfrutando de la calidez del momento y  que su ángel le proporcionaba. Sonrió gustoso al ver esa sonrisa  mientras asentía ante su acuerdo.


Mientras más lo miraba más pensaba que lo quería y no, no como a todos sus alumnos kagami era diferente. Con solo mirarlo ahora sabía que era especial.


 


~*~


 


* Ocho años después*


 


Caminaban con rumbo al departamento del mayor, hoy y por primera vez pasarían la noche juntos. El mayor con toda la intención de solo dormir junto a su pequeño mimado después de comprar una película en la que por fin habían congeniado y el menor con toda la intención de pasar a un siguiente nivel y por fin romper la regla de los 18 años, no estaba dispuesto a aguantar un día más.


Los pensamientos del pelirrojo se detuvieron al pasar por al lado de un hermoso jardín.


–Aomine


El moreno se dio vuelta y vio a kagami sonrojado y con las manos enfrente sosteniendo una rosa roja, la sonrisa de su rostro era incomparable.


Aomine la tomo y con su otra mano lo atrajo hacia el abrazándolo con fuerza.


–Gracias


Kagami supo  todo el significado detrás de esa simple palabra.  Y si tenía que regalarle una rosa todos los días de su vida para demostrarle su amor lo haría. Hasta que estuviera seguro de que para él no existe ni existiría nunca nadie más que él.


 


Fin 

Notas finales:

Cortito n.n

Espero les haya gustado!

Muchos saludos! <3 

Reiga.


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