No hemos hablado mucho desde aquel día. Quizás así sea mejor. O es solo, que, tras tanto dicho, no hay ya mucho que complementar… ¿No lo crees? Lo que no puedo creer es que, después de tanto, no nos reconozcamos como lo que fuimos, si es que algún día eso fue…
No debí decirte que estaba enamorado de ti, pero, tampoco me arrepiento, porque el fondo de mi corazón fue el que te expreso su sentir, sin más. No me arrepiento tampoco de haberme de ti enamorado, no cuando eres el ser más gentil y precioso del planeta, por el cual tuve sueños, pasé mil desvelos, y, prácticamente, alcanzarte, logré. De lo único que me arrepiento es de no haber tenido el valor hace años de buscarte, para, desde entonces, haber entrado en tu vida, y, quizás, haber trastocado la tuya del mod que tu sola mirada, hizo toda esa metamorfosis en la mía.
Tenía tu edad actual, cuando de ti me enamoré. Recuerdo aquellos días con el verano a cuestas y el patinaje como un sueño lejano tras de. Pero, jamás tuve tu entereza y madurez, ni veía el mundo con esas ansias de conquistarlo, y hacerlo tuyo, como en tu audacia, puedo ver. Me pregunto, si tú hubieras sido yo, y yo tú, ¿me habrías seguido al fin del mundo con tal de ser amigos desde esos días, donde, este idilio empezó?
No lo sé… Quiero creer que si… Tal vez…
Y ahora, entre estos cientos de kilómetros, extraño la silueta de tu faz, con la luz del ocaso, ver brillar, como aquella tarde cuando aceptaste ser mi amigo, y, parte de mi sentir te confesé.
Debí besarte, al menos así podría tener hoy el recuerdo de tus labios, y no el vacío de ese toque lejano que me concediste al tenderme la mano, o ese calor vago en mi espalda, cuando ibas en mi moto, haciéndome sentir el más afortunado del mundo, por, al hada rusa, poder proteger.
Sería bueno mentirme en este punto, con que no me importas lo demasiado, como para aceptar esto y estar bien. Pero, decidí ser sincero y no perder más tiempo desde que, a la final pude llegar con el único objeto de confesarte lo que tantos años callé. Pero, era tarde, porque tu vida habías hecho, porque, tenías ansias de ganar el corazón de un hombre. Porque, esas miradas calidas, enojadas, pero empapadas en sentimientos, no eran ni serán para mi… que envida, he de agregar, tanta, que, por mera dignidad me debería dar por venido y e este cuento acabar.
Pero, los meses pasan, miro hojas, lluvia, nieve y sol pegar a mi ventana, y, entre cada una, son tus ojos de soldado, los que siguen llenando mi alma… Entre fotos vacías de tu sonrisa, y promesas de vernos pronto que no sé cómo hacerte cumplir, para que, tan solo, pueda ver tu sonrisa otra vez.
Aunque, dicho sea, no sé para qué…
Para torturarme más en el hecho de que no me correspondes, o, solo para disculparme por romper la incipiente amistad que íbamos construyendo. Para besarte sin permiso esta vez o solo despedirme del ángel a quien siempre amaré.
Puedo huir del recuerdo de estos días, tras pararme a tu frente, y, confesarte que te amo, y, ver tu cara callada, seria, y sin nada al respecto que decirme. Puedo borrar, quizás, tus ojos evadiendo mi mirada, y, tu voz, sería y reservada, susurrándome únicamente un “Lo siento…”. Pero, no puedo desgarrar de mi alma el profundo amor que aún vive y palpita en mí… Que nació para ti… Por ti…
Quien lo siente, soy yo, por haberte dañado con mi confesión… Por entregarte un amor lleno de tribulación… Por dejar que se dañara tu corazón, perderlo, y, verlo sufrir sin expiación…
Mi amado Yuri…