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Inocente amor por Kyu_Nina

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Notas del fanfic:

Disclaimer:One Piece no me pertenece ni sus personajes, son total propiedad de Eiichiro Oda. Solo se tomarán sus personajes para un escrito sin fines de lucro.

Advertencias: Universo alterno (AU). Posible lemon (aun no es seguro).

Notas del capitulo:

Hola a todos (o^r13;^o) ¿Que tal estan? No tengo que aclarar sobre este capitulo o el fic en general, si tengo que aclarar algo sería el hecho de que se desarollo en un universo de sucesos de la vidaHistorias de la vida. Y bueno, eso (hahaha) sin más, espero que lo disfruten.

Aclaraciones:

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Flash Back (comienzan y terminan con un punto, además que se escribe todo el letra cursiva)

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"Pensamientos" (letra cursiva junto a las comillas)

-Diálogos normales-

Sus parpados se mantenían lo más tensos que eran capaces, la tráquea se le obstruyó quien sabe con qué provocando que su respiración fuera cada vez más lenta y tortuosa, ¿Siquiera se encontraba respirando?, las manos las sentía sudorosas y sumado a eso temblaban cual gelatina. Intentó cerrarlas un poco y casi pudo escuchar su rechinar, ¡Dios santo! Todo su cuerpo podía sentir la presión de ese momento; buscó mojar sus labios pasando su lengua sobre estos sin tener mucho éxito, la boca se le había secado desapareciendo casi por completo su saliva. No podía con tanto, la situación le superaba.


Y es que él, Portgas D Ace, un joven en sus resplandecientes quince primaveras se encontraba frente a un chiquillo de no más de siete años de edad quien logró petrificarle en menos de un segundo. Porque, sencillamente, no daba crédito a lo que había escuchado. Algo como aquello no podía estarle pasando a él, justamente a su persona no. Era el cliché más estúpido y, valga la redundancia, repetido de las historias favoritas de las colegialas, esas niñatas deseosas del amor de primavera y que soñaban despiertas con quien les jurara amor eterno ¡Puaj! Podían meterse el romance por donde mejor les entrara. Lastimosamente en más de una ocasión fue víctima de dichas historias cuando sus amigas –simples conocidas– no paraban de contar y hablar sobre estas por horas y horas. De tan solo recordarlo le entraron unas terribles arcadas.


Y por esa pequeña razón es que aquella situación se le antojaba de lo más ridícula; y aunque, en caso tal de ser así, no le repudiaran todas esas cuestiones amorosas ¡Él no era una maldita chica, joder!


“Estoy enamorado de ti, Ace.” Fue lo pronunciado por el niño que muy serenamente le clavaba la mirada cual garfios en la piel sentado desde uno de los muebles de su sala mientras devoraba galletas felizmente. Aquello tenía que ser una maldita broma, una cámara escondida o tal vez había escuchado mal. Su vecinito, ese niño ultra hiperactivo de enormes ojos brillantes, ingenuo e inocente como todo niño de su edad o incluso más, él, su niño favorito que había aprendido a adorar como un hermano menor no podía decirle eso. ¿Dios, que se supone había hecho mal en su corta vida de quince años?


Trago grueso sintiendo como la resequedad de su garganta le quemaba. Los nervios comenzaban a hacer de las suyas por lo que en un intento desesperado en intentar fingir que no estaba ahí posó su mirada en uno de los vasos con refresco sobre la mesa, notó como el hielo lentamente se derretía a causa del calor del verano, como las gotas de agua fría resbalaban por el contorno del vaso iguales al sudor de su nuca que mantenía húmedos los cabellos de esa zona y pegados a su cuello.


Jugueteó con sus manos, apretándolas entre sí en un vano intento de darse fuerzas y ánimos él solo. Soltó un largo y lastimero suspiro por la nariz antes de regresar su mirada a la menuda figura del menor.


– Luffy… – Pronunció a duras penas, ¿Cuánto aire le había costado decir solo el nombre del chiquillo? Aclaro su garganta y lo intento de nuevo. – Luffy, eso que acabas de decir no es… creo no sabes lo que… – Patético, lo único que podía hacer era balbucear palabras imprecisas mientras la vista del moreno menor estaba sobre él, esperando que dijera algo coherente con su cabeza ligeramente inclina a un lado dando a entender que tenía que explicarse mejor. Seguramente estaba haciendo el ridículo. ¡Bravo Ace! Se felicitó a sí mismo. Mordió su labio inferior y tomó aire de nuevo. – No puedes estar enamorado de mí, Luffy. – Terminó por decir de manera suave, tanteando las posibles reacciones del menor.


– ¡Sí que puedo! – Sentencio inmediatamente el jovencito ante lo dicho por su vecino.


– No, Lu, escucha. – Suspiró pesadamente, conocía esa mirada y sabía que sería muy difícil de convencer al menor de otra cosa. – Eso no es posible, tú aun eres muy pequeño como para saber qué significa eso. – El ceño fruncido del menor le decía que no estaba de acuerdo con él. ¡¿Cómo mierda se le hace entender a un niño de 7 años que está equivocado?! ¡Sobre todo si ese niño es Luffy! – Creo que estás confundiendo algunas cosas.


– Pero Ace… – Allí llegaba el reclamo de nuevo. Frunció sus labios en una mofa inconforme. – Yo te quiero mucho. – Dijo muy convencido de ello, con los zafiros clavados en el muchacho mayor sentado frente a él. Se notaba frustrado, ¿Era eso posible en un pequeño como él?


Ace se pasó la mano por su nariz y boca, no sabía qué hacer y si no lograba hacerlo entrar en razón un gran problema se vendría con eso, no podía destruirle la vida así a un pequeño como Luffy. Ahora su mano sobaba la parte trasera de su cuello advirtiendo lo rígido de éste.


– Nami lo dijo… – Se volvió a escuchar la voz del menor captando de nuevo la atención del chico de las pecas. – Hoy lo dijo. –Repitió. – Zoro estaba hablando de que Kuina, la hija de su profesor de Kendo, hará un viaje largo y que va a extrañarla mucho porque la quería. Entonces Nami dijo que Zoro estaba enamorado de ella. – Calló por un momento, como si estuviera pensando cuidadosamente en lo que diría a continuación. – Entonces pensé que si Ace se iba de viaje por mucho tiempo yo me pondría muy triste, ¡Te extrañaría mucho! – Asintió, más para sí mismo que para el pecoso. – Por eso, estoy enamorado de ti, Ace.


Luffy observaba decidido al adolescente, quien, por cierto, no reaccionaba luego de escuchar la pequeña historia del niño.


Un CLICK sonó dentro de la cabeza de Ace y de pronto todo cobro sentido. Una diminuta e involuntaria sonrisa se asomó a sus labios, quería reír de lo estúpido que se sentía en ese momento y sin embargo ese sentimiento de tranquilidad que invadió todo su cuerpo no lo pudo comparar con nada que haya sentido antes. Era como si le hubieran sacado de encima tres montañas; de nuevo volvía a respirar.


Llevó una mano para cubrir sus ojos, estaba avergonzado pero aun así su sonrisa no paraba de crecer.


– Era eso… – Murmuró logrando confundir al más pequeño. – Pfff. – No pudo aguantar más y estallo en carcajadas. ¡Había estado preocupado por nada! ¿Cómo no lo pensó antes? Era un niño de quien estaba hablando, y cabe resaltar que Luffy tomaba los concepto de las cosas muy desde su punto de vista.


Pero esa risa no le hizo mucha gracia al morenito, quien al verlo reír a carcajada suelta se molestó dado que no entendía que era aquello que le resultaba tan gracioso.


– ¡Ace, no rías! Estoy siendo totalmente serio con esto. – Lamentablemente, la reacción del mayor fue muy diferente a lo que esperó. El solo escucharlo decir aquello tan firme provoco que su risa se intensificara hasta el punto de tener que abrazar su estómago cuando comenzó a doler. – ¡ACE! – Una nueva protesta salió de la boca de Luffy.


– Bien, bien… – Entre risas trataba de recuperar el aire. Mordió las paredes internas de sus cachetes al tiempo que inhalaba profundo, contuvo el aliento por unos segundos antes de botarlo todo de golpe. Cuando consideró que estuvo calmado le dirigió una mirada al niño. – Hey, ven aquí Lu. – Palmeo su pierna derecha indicándole que se acercara hasta él.


Luffy sin mucha confianza arrugó el ceño pero acató la petición del mayor. Bajó del mueble donde estaba y llego frente al pecoso quien le ayudo a sentarse sobre su pierna.


– Has entendido mal las cosas. – Comenzó a decir dedicándole una sonrisa relajada. – Mira, no sé donde habrá escuchado tu amiga Nami eso, pero no es del todo cierto. Presta atención. – Luffy escuchaba cada palabra que Ace decía, cosa que era sorprendente dado la fama de torbellino andante que tenía el pequeño. Pocos lograban entender cómo es que el muchacho lograba mantener tranquilo y en un mismo lugar al morenito por más de un minuto, era un completo misterio. – Tú me quieres ¿Cierto? – Ante tal afirmación Luffy asintió energéticamente. – Pues yo a ti también te quiero, mucho. Pero es diferente a lo que estabas diciendo, verás… Enamorarse es querer tanto a alguien que… – Se dio un momento para pensar en cómo explicarle de forma que entendiera. –… tanto que te dan ganas de besarle.


Luffy bajo la mirada hacia algún punto inespecífico de la habitación, parecía analizar las palabras de Ace y recordar algunas cosas.


– ¿Eso quiere decir que papá y mamá están enamorados de mí y yo de ellos?


Esperó una respuesta del mayor pero esta nunca llegó, al parecer esa pregunta había turbado sus pensamientos. Y al ser tan impaciente decidió seguir hablando.


– Todas las noches antes de dormir mi mamá y papá me dan un beso en la frente, a veces yo también les doy besos.


Maldijo su hormónica  y retorcida mente de adolescente, de nuevo se había ido por las ramas.


– No esa clase de besos. –  Aclaró, a lo que Luffy no comprendió nada, lo supo por su enorme expresión de desconcierto en el rostro. – Esos besos que tú dices son los que nos dan las personas que nos quieren como papá, mamá, un tío… un hermano mayor. – Sonrió tras decir lo último y para comprobárselo llevó sus labios a la frente del niño y dejo un sonoro beso allí causando que la risilla característica de Luffy saliera. – En cambio, los besos de las personas enamoradas son… – ¿Debía decirlo? Vaciló, pero decidió que era lo mejor. –… son besos que se dan en la boca, Lu.


La cara del pequeño en ese momento fue algo digno de ver, al principio colores como el rosa y el rojo lo abarcaron todo, luego como si le hubieran lanzado un balde con agua a una pintura fresca todo color desapareció dejándolo pálido. La expresión de asco y miedo se plasmó en su inocente rostro, era como si acabara de escuchar la peor insensatez del mundo. Inconscientemente llevo sus dos manitos a su boca tapándola desesperadamente. Era oficial, Ace acaba de generarle un profundo trauma.


– ¡Eso es asqueroso! – Gritó con todo lo que pudo.


El chico con pecas apretó sus labios en una línea, estaba evitando con toda su fuerza de voluntad reír o aquella podría convertirse en una peor revelación para el más joven. Revolvió los cabellos de Luffy en un cariñoso gesto.


– Eso lo dices ahora porque eres pequeño y no lo entiendes, cuando seas mayor no te parecerá asqueroso.


– ¡No!


Bajó de las piernas del muchacho un tanto molesto.


– Es asqueroso, ¡Asqueroso, asqueroso, asqueroso! Yo definitivamente no voy a enamorarme nunca. – Sentenció completamente decidido.


Ace tan solo rió al verlo tan alterado, pero de pronto algo en su cara cambio, parecía que justo acabara de recordar algo sumamente grave. Esa expresión le hizo al mayor preguntarse qué había ocurrido.


– Ace… – El niño le miraba con una expresión de urgencia. – Lo siento, pero yo no estoy enamorado de ti.


Se carcajeo mientras asentía, Luffy era simplemente impredecible. Abrazó al más joven en lo que alborotaba sus cabellos y le dejaba un beso con ruido en la mejilla, eso ultimo con la intensión de molestarlo.


– Venga, veamos esa película de piratas que tanto te gusta. – Se levantó del sofá encaminándose a su habitación.


– ¡SI! – Celebro el más jovencito corriendo detrás del mayor con felicidad olvidando de inmediato la conversación que había tenido con el de pecas. 

Notas finales:

¿Les gustó? ¿No les gusto? Cualquier cosa haganmelo saber dejando un review, me harían muy feliz ╰(*´a078;`*)╯

Cuidense mucho<3

Cya!


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