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Brother Complex [GTOP] 2S por Puddin

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Notas del capitulo:

Espero sea de su agrado

Ella sabía que era hermosa por donde se la viera, superficialmente, y no necesitaba que ningún idiota se lo dijera mediante miradas indecentes o discretas, con comentarios sutiles o directos en la calle, no necesitaba a un baboso confesándose al menos una vez a la semana, y por sobre todo, Kwon MinAh no necesitaba ser protegida por nadie, porque ella sabía qué hacer exactamente cuando algún sabiondo intentaba propasarse con ella justo como en ésta ocasión.

- Te estoy diciendo que me gustas - tomó su mano y ella se alejó.

- Te lo advierto por última vez. Me vuelves a poner una mano encima, maldito...

Ignorante a las palabras de la más baja, el moreno sujetó su brazo con algo más de fuerza, atrayendo a la Kwon menor hacia sí, recibiendo el filo de la rodilla de la castaña justo donde nadie debe ser pateado.

Encogiéndose con un dolor abominable arrasando con todo su sistema nervioso, ella se aprovechó de eso, tomando el cabello del tipo para que la mirase, justo antes de levantar de nuevo su rodilla y enterrarla en su mejilla derecha. Justo como YoungDeuk se lo había enseñado cuando más niños.

- Zorra...

- No vuelvas a hacercarte me, pendejo.

El aspecto de niña buena e inocente no era más que eso, una imagen que todos se pintaban de la bajita y adorable Kwon MinAh. Ya que ella era todo menos inocente o tierna.

Si la buscaban, ella podía ser devastadora con sus palabras, fría, indiferente, agresiva cuando el día no era bueno para ella y pobre del infeliz que quisiera forzarla a nada. Lo único que tenía de bonita era su capa externa, su cabello arreglado y sedoso, su rostro lleno de aegyo, sus conductas aniñadas cuando sus amigas ChoAh y JiMin estaban cerca, su sonrisa fácil y sus ojos ojos rasgados pero relativamente enormes, tomando en cuenta las estadísticas de los ojos coreanos, luminosos como brillantes perdidos en un océano color café.

MinAh era hermosa, y estaba completamente consciente de ello. Y por lo visto, no era la única que lo sabía ya que ahí estaba de nuevo, dos días después de amedrentar al tarado de Lee Jonghyun por querer tomar ventaja de su complexión.

Y ella ahí en el gimnasio una vez más esa misma semana, con un rubio sonrojado hasta las orejas, la mirada gacha, relamiéndose los labios a punto de llorar, aparentemente. Era una ternurita.

A ella no le gustaban los chicos así, carentes de presencia y seguramente de personalidad.

- M-me G-gustas Kwon - era de su mismo curso, si no mal recuerda el menor de todo el salón, aunque no el más bajo.

Ese día la habían reprobado en aritmética por tontear con el idiota de DongHyun, dejando el margen al profesor para que pensara que ella estaba pasando respuestas con el jodido cretino que estaba invitándola a salir en la tarde luego de reprobar esto. Y la peor parte es que tuvo toda la razón.

Ella sabía que JiYong iba a regañarla como la mierda cuando llegara a casa, pero no podía hacer más nada, la nota estaba en la boleta que los estúpidos docentes le enviaban cada que ella tenía una conducta inapropiada.

- A-así que yo quería s-saber si... - jugaba con sus manos sin encontrar las palabras para invitarle aunque sea un helado, y ella ya se había cansado después de cuatro tartamudeos contados y un rostro vuelto una bola de fuego - S-sí...

- No - sentenció - No quiero salir contigo Lee JeongMin.

- ¿Por qué?

<< Ah, para esto no demoraba en hablar >>

Pensó, rodando los ojos.

- No eres un chico desagradable a la vista - comenzó - En realidad eres muy lindo, y ese es el problema. No puedes ni mirarme a la cara para confesarte, eso ya está mal, se supone que te gusta mi cara - reprochó - Estas sonrojado como si estuviésemos hablando guarradas o me estuvieras por proponer una noche alocada, y ambos sabemos que no es así, pero cualquiera que te vea diría que estoy acosándote, porque encima tienes las manos amarradas como si te abstuvieras de... ¿Qué? ¿Abrazarme? Ni se te ocurra. Todo esto - elevó el índice, señalando todo el chico - Me dice que careces de personalidad, no eres capaz de invitarme a salir hilando dos palabras juntas a la vez sin interrupciones, ¿De qué esperas hablar conmigo en la calle? Porque si me hablas del colegio, te juro que te pateo. Claro, esto en una situación hipotética en la que yo sí te acepté, lo cual no es el caso. Podrías al menos defenderte a ti mismo en una discusión con otro chico del curso, porque eres tan callado y tímido cuando estoy cerca... Eso me enoja, no me gustan los hombres inseguros y delicados, los niños sonrientes súper flor. Para linda estoy yo, tu tienes que ser rudo y exigente pero sin querer reprimirme por medio de la fuerza porque eso sería lo último que harías en tu patética vida de intento de macho.

- Jamás haría eso, MinAh. Tu me gustas - dijo rápidamente - Y aunque no me gustaras, no se lo haría a ninguna chica...

- Eso suena perfecto, lástima que mi decisión ya está tomada. Ahora, si me disculpas - acomodó su mochila al hombro, lista para irse - Tengo un regaño que recibir en casa. Ya sabes, no ere feo, pero no eres mi tipo para nada, y no lo intentes Jeong... No lo serás nunca. Vete a gustar de otra ¿Sí?

El chico se quedó estático con el corazón latiendo a mil por hora. Había pasado un año desde que se fijó en Kwon MinAh, y ella venía y le decía todo esto y que jamás estaría interesada en él por ser "tierno". Ni siquiera le dio la oportunidad de pedirle una futura oportunidad para cambiar por ella, para mejorarse para ser lo que la castaña quisiera que fuera. No dolía ser lindo ante los ojos de su crush por más de un año y medio, sino el hecho de que nunca le miraría más allá de un compañero... Ni siquiera como un amigo.

Los ojos de JeongMin se cristalizaron sintiéndose patético por tener la vaga idea de que esa chica podría corresponder a sus sentimientos, impulsado por KwangMin que supuesta mente la había atrapado mirando a JeongMin en más de una situación. Fue culpa del castaño que él haya pasado la peor vergüenza de su vida, arriesgando todo por esa lela y embarazosa confesión que al final de cuentas no lo llevó a ninguna parte.

Tuvo que verlo venir, después de todo, MinAh había sido mucho más cruel con otros estudiantes que la abordaban en los pasillos en su mismo curso, él admiraba a esos valientes por la osadía de encarar a Kwon frente a todos y marchándose, en su mente, como héroes al recibir el no rotundo y asesino que ella les apuñalaba con la mirada más distante y altanera que jamás pudiese haber conocido de un ser tan adorable.

Si no fuese por Dean, SeHun, MinHo, DongWoo y no quiere recordar cuantos más, se diría que ella es lesviana, ya que solo está detrás de ChoAh, opinando de su relación con YoungBae, o de JiMin, recordándole lo bonita y pequeña que era, cuando ella era casi tan baja como JiMin.

No lo entendía... El tipo de MinAh, nadie lo entendía... DongWoo fue un desequilibrio a la racionalidad, ya que el hombre parecía sonreír cada que la veía, pero aparte, él no parecía ser el más animado, Choi Minho era igual... Y Oh Sehun, ese mocoso de segundo año parecía darle igual si estaba con MinAh o si estaba dando clases de historia.

¿Qué estaba buscando Kwon MinAh?

***

- Esto no me resulta gracioso, señorita.

Un bufido por parte del gemelo rubio y su hermano le codeaba las costillas borrando su expresión, justo cuando JiYong le envió una mirada de advertencia.

- Oppa, no fue mi culpa - se excusó ella, ignorando a Don - Yo te juro que estudie.

- Pues no es eso lo que dice aquí, MinAh-ssi - reprendió - Estoy haciendo todo lo que puedo con la ayuda de tus hermanos para que puedas tener una educación junto a Deuk, y tu te la pasas jugando y tomando en broma todo lo que te digo.

- Eso cuando no está con algún idiota - burlaron de fondo.

- YoungDon, estoy hablando con tu hermana, así que cierra la boca.

- Sí, Cállate Don - secundó su hermano.

- Tu también YoungDeuk, que tus notas del cuatrimestre anterior fueron una verguenza a la inteligencia humana. ¿Qué rayos les está sucediendo?

- La pubertad, hermanito.

- Tienes la misma edad que Deuk, Don - el rubio se encogió de hombros - No estás en posición de hablar, porque tu...

- Estoy pasando con las justas, pero trabajo como tu, JiYong-hyung. Soy quien menos debes regañar - se excusó, alejándose.

El castaño negó, tocando la bolsa de sus pantalones con apuro, sintiéndose que todo lo estaba sobrepasando.

- Dijiste que dejarías de fumar - acusó MinAh.

- Y tu prometiste traer una buena calificación en ésta asignatura. Tendrás que sacar el porcentaje máximo para no re-probarla, porque sé desde ya que no irás a clases de apoyo en verano. MinAh, soy tu hermano y tu padre cuando la situación me obliga, porque sabes que no me gusta meterme contigo, no eres una niña...

- Desde los decidís ya no lo es.

- ¡Don!

- Me voy al trabajo - gritó divertido, saliendo con una mochila al hombro.

- Si tu no mejoras, no ingresarás con Don. Te lo prohíbo desde ahora Deuk.

- ¿Por qué no puedes tenerme un poco de fe?

- Porque sé que estás más capacitado que Don, y aun así pierdes el tiempo no sé en qué... No sé qué hacer contigo.

- Poner un voto de confianza sería bueno - masculló, subiendo las escaleras para dirigirse a su habitación.

- Lo siento.

- Como sea...

- Y tu - quedó la castaña, que estaba escurriéndose hacia la cocina - Si esto no mejora, te vas a quedar sin celular Kwon MinAh, y esto no es una broma. Te vi estudiando, pero el mensaje del profesor no dice eso ¿Cómo se te ocurre ponerte a responder "papelitos" cuando estás haciendo un maldito examen? Estas en tu último año y pronto comenzaran las clases de orientación para la universidad a la que quieres aplicar y aun así... A veces pienso que no tienes cerebro realmente, es tan poco digno de ti que me decepcionas - suspiró, esquivando los ojos de la menor.

Ahí estaban, las palabras que ella no quería oír acompañadas de la mirada afligida de su hermano, esa que le decía cuán arrepentido estaba de haberse hecho cargo de tres mocosos irresponsables cuando sus padres murieron y él tuvo la oportunidad de ir a una universidad con una beca completa pero con algunos sacrificios de por medio como trabajar, o eso creía ella.

MinAh era la niña de JiYong, y no quería ver esos ojos en su hermano porque la herían, la hacían sentir que no valía la pena cuando sus padres tuvieron un accidente hace más de cinco años atrás. No los habían dejado en la calle porque ambos hacían aportes en una cuenta bancaria para ellos a modo de seguro y de forma independiente.

Más aun así, JiYong tenía diecinueve, su misma edad cuando todo sucedió y él tuvo la oportunidad de ser egoísta y largarse para aquella universidad al otro lado de Seúl, pero no, él eligió quedarse con el dolor de cabeza que eran sus hermanos gemelos YoungDon y YoungDeuk, y con ella, que ahora estaba menospreciando los sacrificios de JiYong.

Actualmente, junto a Don, trabajaban en una agencia de modelaje, Ji en cosméticos masculinos, prendas elegantes, y alguna que otra marca de renombre en perfumes; y su hermano Don en prendas masculinas exhibiendo más piel que ropa. 

Pero antes de esto, Jiyong aun con el dinero de la aseguradora de sus padres, se buscó un trabajo de medio tiempo en una cafetería y una tienda de indumentaria, ambos empleos con horarios paralelos dando la posibilidad de mantener ambos porque el dinero de sus padres no sería eterno y él siempre fue muy centrado y precavido...

 Más ahora ya no hacía ninguno, si era camarero en el retaurant del centro, era para cubrir a su amigo DaeSung, un año menor, que sí estaba haciendo la universidad a punto de terminar su carrera de arquitectura, pero necesitando de ese ingreso menor para sí mismo, porque como ellos, no tenía padres.

La castaña se sintió una perra por dibujar la nostalgia de lo que pudo ser en el rostro de su mayor, si tan sólo hubiese pensado en él y tomar la beca para la ingeniería electrónica.

- Te prometo que sacaré ese diez, Oppa. No influirá en mi analítico y..

- Me prometiste aprobar ésta con la máxima calificación - recordó, y ella sintió el peso de la culpa sobre sus hombros - No hay manera de que no influya, MinAh.

- Pediré trabajos extra curriculares, iré a exposiciones y sumaré puntos. Te lo juro... No influirá.

- Diré que lo espero, sólo porque quieres oírlo - sentenció, alejándose de ella porque no se sentía capaz de mirarla en ese momento.

Y claramente, esto rompió el corazón de su hermana.

*

- La hiciste grande, ni siquiera se quedó a cenar - comentó Deuk, sentándose en la orilla de su cama.

- Cierra la boca. Pequeño chismoso, se fue a cumplir con un turno de DaeSung-oppa.

- Si sabes que los turnos de Dae-Hyung comienzan hasta después de las siete los viernes ¿Verdad? - ella mordió su labio - Lo sabes, eres una zorra. Seguro te quedaste jugando a la diosa del verano con algún idiota musculoso y ni prestaste atención a la clase. Eres una tonta y una promiscua.

- ¿Qué rayos quieres en mi cuarto?

- Torturarte, claro está. Todos caímos con tu boleta, alimaña; no te condenaste a sola, nos arrastraste a mí y a Don contigo. Zorra egoísta.

- Corta con eso de zorra, o le diré a Oppa que..

- ¿Qué le diras? Que tienes más pretendientes que neuronas, o que vas continuar decepcionándolo, porque seguramente piensas tirarte al viejo profesor de Aritmética.

- Diablos, que asco, yo no pensaba en eso, prefiero reprobar.

- Sabes que eso es mentira. Ya rompista una promesa "MinAh-ssi" - le picó, y ella bajó la mirada, haciendo que el pelinegro se sintiera mal - De acuerdo, ¿Qué sucedió?

- DongHyun me estaba invitando a salir como un niño de kinder por mensajitos de papel y el señor Kim nos encontró pasándolo.

- Eres una idiota.

- YoungDeuk!

- Jamás dije que quería saber para consolarte - ella le dio con su almohada en la cara - Argg.. Mocosa traicionera.

- Eres sólo tres años mayor, no te creas un Sunbae - reprochó - Y en cuanto a DonHyun... No sé qué hacer, sigue molestándome y es torpe como el infierno, siempre me trae problemas y le gusta a JiMin.

- Ji-JiMin gusta de él? - se incorporó - Puedo golpearlo para que deje de molestarte si quieres.

Ella rodó los ojos y de una patada lo tiró de la cama, consiguiendo que se golpeara la cabeza duro en el suelo de ella, terminando en una posición incómoda con toda la espalda arqueada.

- ¡Le diré a Hyung que follaste con SooHyuk en su cumpleaños!

- Y yo que te masturbaste con mi ex-novio en un mismo cuarto la misma noche. hombre heterosexual. En SU cuarto.

- Yo lo hice en la cama, y DongWoo lo hizo en el baño con ese tal Howon, no sabía que ellos estaban ahí.

- Aun así fue gay... Mejor se lo digo a ChoAh, porque la inocente de JiMin no me lo creerá a mí. Pero a ella...

Los colores se subieron a su rostro, y YoungDeuk no sabe si era la sangre subiendo a su cabeza porque aun no se incorporaba o si era la vergüenza de que la amiga linda y tímida de su hermana lo terminara de rechazar, no sólo por ser hermano de su mejor amiga, sino porque se metía en rollos bisexuales.

Por el momento, JiMin estaba teniendo algo con un tal MinSeok, pero aparentemente las cosas no estaban saliendo como quería, y ya estaba este DongHyun conquistando el corazón que él quería.. No podía ser.

- De acuerdo, púdrete, no diré nada. Maldita zorra, cuando Don llegue vas a ver lo que te pasa...

- Él ya me las debe por decir delante de Oppa que soy una cualquiera. Te juro que lo odio - apretó la almohada entre sus manos, gruñendo.

- Pues él también te detesta.

***

Se encontraba deprimido por la noticia mala de las calificaciones de su hermana y como la mierda, por haber quitado un grano de confianza en Deuk cuando él sabía que el pelinegro realmente lo estaba intentando, a pesar de estar tonteando con cuanta chica se le cruzara, había una, la cual JiYong desconocía por ahora, que lo tenía colgando de una nube, y por la actitud de su hermano, esta relación no estaba siendo consumada muy bien. No por nada Don sacó ventajas en los estudios cuando era tan flojo y rendido a diferencia de Deuk, que siempre se preocupó por salir primero en su carrera. 

Ambos asistían a la universidad, y Jiyong no podía estar más orgulloso de ellos por eso.

- Podrías hacerme un Manhatan? - el sonrió a la pelirroja y sacó lo necesario para ello.

Los viernes no eran su día favorito para ayudar a DaeSung, pero no podía abandonarlo en esto, era la penúltima asignatura de su moreno amigo y él no truncaría esa meta. JiYong ayudaría a su dongsaen, aunque tuviese que trabajar al otro día a las diez de la mañana y saliera de éste trabajo a las tres sin cobrar un sólo centavo...

Fueron múltiples las ocasiones en las que se ofreció a ayudar económicamente a DaeSung, pero el chico siempre se negó porque Kwon ya tenía demasiada responsabilidad con sus hermanos como para mantenerlo a él también.

 Agradecía estos favores, pero siempre terminaba haciendo un pequeño presente al mayor porque no era justo que le ayudase y no saliera beneficiado de esto, a sabiendas de que el castaño siempre tenía algo que hacer para su agencia y estas deshoras de sueño no influían de manera positiva a su apariencia, y JiYong vivía de ésta, sin mentir.

- Bajito, un Tom Collins.

- En seguida señor.

- Un Cosmopolitan por aquí - él asintió al otro muchacho - Y un destornillador.

Sus manos eran ágiles, porque también tuvo sus días en clubes nocturnos, por eso el dueño del restaurant le comentó el reemplazar días de descanso sin compromisos, pero él se negó con amabilidad y agradeciendo la oportunidad; ya tenía suficiente con los horarios rotativos de su agencia que de vez en cuando lo enviaban a otra ciudad o provincia... Incluso a otro país por un período no tan largo porque su contrato sólo lo alejaba cuatro días de sus hermanos, por eso nunca podía avanzar más allá de japón, donde se había hecho amigo cercano de la reconocida Kiko Mizuhara con la cual tuvo una pequeña pero breve aventura; pero ella quería que se quedara con allí en Japón, que abandonara su familia porque ya estaba armada, ya había cumplido y era un excelente hermano mayor. Claro que se molestó y terminó todo lazo romántico con ella, ya que él no tenía el tiempo de pensar en ser amante.

Sus hermanos eran grandes, sí, pero él jamás podría dejarlos, no lo hizo cuando tuvo la oportunidad de su vida para prosperar cuando los gemelos tenían dieciséis y Minah catorce; y no lo haría ahora que estaban bien acomodados cada uno en su vida, pero necesitando de JiYong para ser su guía porque Don todavía era infantil y Deuk todavía necesitaba que le recordaran que podía ser un niño, aunque últimamente las cosas estaban siendo invertidas. Y MinAh... 

Dios, no sabía qué hacer con ella todavía.

- Un Ruso blanco, precioso - una voz terciopelada y profunda cosquilleó en sus oídos cuando hundió su rostro entre sus manos, cansado de todo - Si no estás muy cansado.

- No, en seguida lo hago, señor - comentó, tomando todo lo necesario sin mirar al sujeto.

- Si no es muy atrevido, me encantaría decirte que eres la cosa más perfecta que jamás he tenido el placer de ver en mi puta vida.

Genial, un idiota ebrio con ganas de jugar al homosexual con él. Estaba harto de estos sujetos, tratando de ligarlo sólo porque era bajito y de aspecto frágil o aniñado, aparentando muchos años menos de los que en realidad tenía.

La peor parte de estos sujetos, es que nunca se rendían y querían abordarlo a como de lugar, quedándose en la barra toda la noche y dejando buena propina, pero insistentes como la mierda, creyéndose seductores cuando estaban haciendo un papelón para Kwon. Uno que otro temerario se animó a esperar a que saliera, pero siempre terminaban socorriendo al castaño los guardas del pub exclusivo, recordando el lugar de cliente-empleado que los chicos de "Bae" estaban obligados a tener.

Como si JiYong necesitara de un saco de músculos para defenderse de un patán ebrio.

- Si, sería atrevido que lo dijera - respondió cortante, entregando el coctel, dando la espalda al sujeto para alejarse al otro extremo.

- Tienes el culo más pomposo que... No, sería mentira decir "que el que haya visto", pero si parece el más apretado.

- Mira hombre, ya te di tu bebida, así que lárgate, por favor - añadió con cautela, recordando que estaba cubriendo a DaeSung.

- ¿No te gustaría largarte conmigo?

Cuando Kwon se dispuso enfrentar al sujeto pedante y soberbio, por no decir baboso que tenía en frente, el aire no alcanzó a llenar la mitad de sus pulmones para enviarlo a la mierda con la menor delicadeza posible.

Ji no era homosexual, pero sabía reconocer cuando un hombre era atractivo, y cuando era un puto Dios de la sensualidad... Y éste sujeto tratando de ligarlo de la manera más vulgar que jamás haya tenido el desagrado de conocer, sobrepasaba esa barda de Dios, para crear un nuevo récord en su imaginación de sexy y masculino que jamás soñaría con ser.

El maldito tenía la piel naturalmente besada por el sol, labios finos con una sonrisa ladina de infarto que haría mojar hasta a la madre Teresa de Calcuta, ojos profundos como el océano, llamativos por la ausencia de brillo en ellos, atrevidos como todo el tipo; su nuez de Adám bajaba exquisita por su cuello a la medida casi tocando la camisa color vino suave a rayas negras, prendida hasta el último botón cuando tragó el ruso; sus hombros amplios y rectos, brazos bien abrazados a ese maravilloso saco negro, el cabello aun lado colo azabache como sus orbes y JiYong se sentía tan fuera de sí, que ni siquiera se sintió en condiciones de mirar qué demonios traía en la parte inferior de toda esa arrebatadora belleza que era de la cintura para arriba, lo que la barra separaba y dejaba ver.

- No me mires así, precioso - se inclinó, tratando de llegar a Kwon que por instinto retrocedió un paso, sintiéndose acorralado y protegido por la barra - Se me pone dura de sólo imaginar qué demonios pasa por tu cabecita, deseando que me estés teniendo sin ropa en ella. Porque en la mía, ten por seguro que lo estás.

Un sonrojo se apoderó de todo su cuerpo, no sólo de sus mejillas, al ser descubierto mirando indecorosamente a un completo desconocido, y no sólo a eso, un cliente que quizás no vería la semana entrante o hasta el próximo mes o tal vez nunca más; Cielos, cuanta vergüenza tenía de ser tan obvio para las personas, descubierto mirando con hambre a un hombre... ¿Qué pensarían sus hermanos de él?

Una bofetada de razón le alcanzó, y tomando aire, miró serio con una seguridad fingida al sujeto, para desviar sus ojos a la muchacha pelinegra y llena de curvas que pedía su atención para encargar un Blue Lagoon.

- No disimules que no te importa - habló por encima de la música pero sin ser oído por la muchacha a su lado - No sólo se ve, se huele tu nerviosismo.

- Si ya tiene su cóctel, señor, le pido encarecidamente que se aleje de la barra y ceda en lugar para que otras personas puedan pedir su bebida - de un solo trago, el moreno se terminó más de la mitad del ruso blanco, sorprendiendo a Kwon por la acción..

- Dame un ruso blanco, belleza. Y tu dirección para secuestrarte mañana en la noche - sonrió triunfal - O tu número de teléfono también es aceptable. Si quieres ambos.

- Aquí está su trago, señor - dejó la bebida y sintió una caricia en la punta de sus dedos antes de dejarlo, quitando la mano del susto. Sonrojándose

- De nuevo esa expresión - bajó la cabeza respirando profundamente - Esta será una noche larga.

JiYong se abstuvo de responder que para él sería exactamente igual con ese sujeto tocando sus pelotas, picando su lado tímido y avergonzado.

Cuando la jornada terminó, gracias al cielo, el pelinegro se marchó tras una llamada y un gruñido molesto, media hora antes de que todo tuviera su fin. Kwon jamás estuvo más agradecido de que un borracho lo dejase tranquilo al menos veinte minutos, siendo que lidiaba con ellos de vez en cuando gracias a DaeSung, aunque el moreno aquel se veía todo, menos ebrio. 

Aquel detalle le puso la piel de gallina porque implicaba que el más alto estaba completamente consciente de todo lo dicho y hecho, poniendo a JiYong en una situación mucho más que incómoda.

Jodido DaeSung que ojalá no faltara más los viernes a su trabajo por un examen al otro día en la mañana. 

El profesor que impuso ese día para la prueba era un condenado demonio, y a Jiyong no le constaba.

- Nos vemos, JiYong-ah - saludó uno de los guardas, dejando a JiYong en la esquina que pasaba su bus, con ropa de calle.

- Adiós, SiWon-hyung

No quería conducir, por eso no se compraba vehículo, y mañana YoungDon tendría clases a primera hora, lo cual lo descartaba como posibilidad para que viniese a buscarlo, aunque conociéndolo, se molestaría al otro día por llamarlo para mayor seguridad del mayor, porque a él no le molestaba en lo más mínimo ir a recogerlo.

Quizás sea un irresponsable y mal hablado, pero el gemelo rubio era muy sobreprotector con él, confundiendo a los de afuera a la hora de decidir quién era el mayor y quién el dongsaeng.

Él de verdad estaba orgulloso de sus hermanos.

- Una preciosura como tu no debería andar solo en las calles a ésta hora - La piel se le erizó a pesar de que no corrió nada de viento - ¿Quieres aventón, belleza?

Ignorándolo, JiYong agradeció a todos los ángeles porque su bus se posó frente a él justo cuando el moreno terminó de decir esas palabras, subiendo a toda velocidad, dejando al moreno en el recuerdo de una noche que ya no regresaría a conversar con ese hombre... Pero eso Jiyong no lo sabía.

***

El lunes llegó más pronto de lo que hubiese esperado, pero su sonrisa estaba más grande que nunca, había contactado con un tutor por medio de su caprichoso ex novio, bueno uno de ellos. Eso no es lo importante, aquí la parte relevante, es que podría regularizarse con avances en esa maldita materia que el profesor le dijo que si quería aprobar como dios manda sin influenciar de forma negativa en su analítico, tendría que hacer un trabajo escrito en teoría y ejercicios sobre temas que ella aun no había tenido el tiempo de leer, y que el mismo docente no se molestó en enseñar todavía. 

Quiso quejarse de lo injusto que eso era, pero no podía hacer nada, ya había aceptado el trato para que JiYong quitara esa expresión decepcionada que todavía perduraba en su semblante cada vez que ella trataba de dirigirse con naturalidad a él.

No la ignoraba, pero no necesitaba ser científica para notar los hombros caídos o el malestar en sus bellos ojos color anís. Por supuesto que el hecho de que hablase naturalmente con YoungDeuk la ponía más inquieta, ya que a penas tomaron el desayuno, Ji encontró el momento para pedir disculpas a su hermano, comentando que ciertamente estaba mosqueado por la boleta anterior y la de MinAh ahora, y las había pagado con él también, cuando él sabía perfectamente que estaba tratando de ponerse al corriente de la manera más eficiente posible para un muchacho que estaba tratando de ingresar a la misma empresa que sus hermanos para ayudar con los gastos.

Sólo ella era una incompetente, y encima de vivir su vida de la manera que le viniera en gana, traía malestares a JiYong... Y eso no podía permitírselo más.

Cuando las dos en punto de esa calurosa tarde, tocaron en su reloj de muñeca, ella corrió a la cafetería en la cual su estricto y muy puntual tutor de un año más que su hermano, le estaría esperando. MinHo le rogó que sea atenta con ese detalle, porque su primo era alguien serio y sobre todo ocupado, que había hecho maromas para que accediera a impartirle clases a ella, sólo porque todavía tenía aprecio por la castaña.

Mentiras, MinAh sabía que él esperaba volver con ella, pero poco le importó utilizar a Choi para alcanzar sus objetivos. Tarde se dio cuenta que estaba interesado en ella realmente, luego de hablar por toda la escuela que estaba tirando con la chica más caliente e inalcanzable. No importaba cuantos méritos hiciera para alcanzarla, ella no regresaría con él, pero MinHo no tenía por qué saber esto, era irrelevante.

La campanilla que anunciaba aun nuevo cliente sonó, ella checó su reloj y eran cuatro minutos pasados de la hora acordada ¡Justo a tiempo! se felicitó así misma, buscando con la mirada aun tipo "bronceado y elegante", fue la única descripción del imbécil de Choi para que ella reconociera a su pariente.

"Sabrás quién es a penas lo veas, descuida."

- Descuida tus pelotas, que de ésto vale mi analítico, imbécil - refunfuñaba por lo bajo, buscando con la mirada sin encontrar a nadie en particular.

El sitio no estaba tan ocupado, derrochaba la tranquilidad por doquier, en una esquina estaba una madre con su hija, más allá una aparente cita de dos, un grupo de estudiantes en el otro extremo y una maleta sobre una mesa, digna de un empresario, por lo cual quedaba absolutamente descartado para ella, ya que tenía una taza de café sin ningún aperitivo o plato vacío que anunciara que comió allí...

Infiernos, o la dejó plantada o era una jodida broma de muy mal gusto del imbécil de MinHo... Que se considere despelotado desde ya, porque con éste acto infantil, efectivamente las había descuidado...

De pronto el sonido de unos zapatos con zuela, pisando el cerámico bien lustrado que recubría todo el suelo del local se hizo presente, consiguiendo que ella se volteara para encontrarse con la viva imagen de todo lo que jamás esperó de un hombre, porque no sabría como pedir tanta testosterona y hombría junta. Su corazón inició una carrera de inmediato a la vez que su garganta se secaba y las palabras bailaban una conga entretenida en su mente, sin permitirle idear nada para si quiera dirigirse al moreno aquel.

Efectivamente, parada en medio del local, interviniendo entre el paso de los sanitarios y la mesa de semejante monumento a la virilidad, el mayor la miró desde arriba, enarcando una ceja para pedir con la voz más condenada mente pesada que MinAh haya escuchado, incluso en el tarado de Park ChanYeol, pedirle permiso para avanzar.

- L-lo siento..

¡Santa mierda! ¿Había tartamudeado?

Esto no era normal, algo estaba verdaderamente mal con ella, pero sus piernas no se movieron ni un milímetro y su rostro se embargó de sangre agolpándose en sus mejillas, rogando a sus pies por moverse de allí y dejar de pasar vergüenza.

- Disculpa - la llamó aquella voz barítono - ¿Me dejarás pasar, linda? - mencionó desinteresado, cortes como siempre era, pero el pecho de la muchacha dolió - Oh... ¿Puede ser que seas Kwon MinAh?

- ¿M-me conoce?

Listo, podían venir a buscarla una secta de demonios, que ella se aferraría a ésta jodida vida porque el hombre más ardiente que jamás conoció le conocía.. A pesar de la soberbia y petulancia que siempre la caracterizó, rogó internamente que ese adonis fuese alguno de esos tantos muchachos que la veían en la vía pública y quedaban impresionados por su belleza siguiéndola hasta el colegio, rogaba que el moreno elegante vestido de traje frente a ella, gustara de.. ¡Un momento!

La palabra elegante resonó en un eco eterno dentro de su cabeza espontáneamente hueca, y con la mirada perdida, las mejillas aun sonrojadas le miró.

- ¿El primo de MinHo? - se las ingenió para decir confiada.

- Sabía que eras tu, ese idiota suplicó que te enseñara y aun así llegas tarde - le reprochó, y ella desearía molestarse como suele hacer, en vez de sentirse excitada - No soy yo quién se beneficia con esto, niña.

- ¿Y p-por qué aceptó? - quiso saber, en un vano intento por mantener una conversación con el mayor.

- Porque aprecio a ese cabeza hueca, y porque tiene asuntos pendientes conmigo.

- ¿Qué clase de asuntos?

- Eres una preguntona innecesaria - sentenció - Deberías cuestionar sobre esos ejercicios avanzados y no de la relación que llevo con mi familia. Vamos - señaló con la cabeza hacia la mesa.

Por un segundo MinAh agradeció a MinHo por haberla encontrado con el amor de su vida.

Una hora después y con los números intercambiados, ella se fue con la sonrisa más grande que podía expresar al exterior, no había entendido una mierda de todo lo que el moreno hablaba, estadísticas y números, gramatica, grados, cosenos y mucha porquería a la cual sólo asentía como una tonta encandilada por esos faroles negros que el mayor tenía por ojos. Quiso saltar y cantar de la emoción cuando aceptó cambiar correos por cuestiones de organización y sintió deseos de besarle cuando le advirtió que nunca más le esperaría un segundo más sólo porque se quedó haciendo no-le-importa-qué.

Como nunca le sucedió desde sus dieciséis y había tirado con Dean sólo para prepararse mental y físicamente para SooHyuk, unas semanas después. El mayor pidió disculpas por haberla confundido en un momento carente de lucidez para él e indefectiblemente rompió su corazón cuando se metió con una Unnie de su misma universidad, pero ella se había quedado con el recuerdo y no se arrepentía de nada porque sabía que estaba enamorada de ese Oppa con poca tolerancia al alcohol.

Después de aquello, ella no quiso meterse con nadie porque escocía pensar que cualquiera podría tomarla en broma o con poca importancia como MinHo, quién se metió con ella sólo para presumir, o SeHun, que poca atención le prestaba pero que la hacía pasar las mejores noches que nunca se imaginaría de un chico un año menor. Hasta se metió con DongWoo, que se confesó y ella lo tomó para salir de la rutina "serious" porque estaba cansada de intentar y errar con el tipo de personas que le gustaban, además ese Oppa era un año mayor y tenía relativa experiencia, no la haría sufrir, no jugaría con ella, no la usaría para nada...

 Pero cuando estuvo lista para enamorarse por los actos dulces y atentos que Woo sólo tenía con ella, sólo para apuñalar su confianza enrollándose con el primo de SungYeol.

No lo odiaba, pero se enfadó muchísimo y hasta rompió la boca de Dongwoo por no decirle con anticipación que estaba enamorándose de un hombre. No le importó lo que se dijera cuando él saliera tomando la mano de Howon, ya que para su suerte era correspondido, sino lo cerca que ella estuvo de meterse con él.

Después de eso, se dio cuenta que no necesitaba buscar, porque bien decía el dicho "Persigue al amor y huirá de ti", y por eso aceptaba rara vez una cita que no se repetía, o compartía coqueteos con uno que otro pelmazo, pero nada serio. Cuando se sentía realmente sola, llegaba hasta a tirar con uno que otro perdedor que se le confesaba luego o en pleno acto sexual, pero siempre se las arreglaba para salirse con la suya e ignorar los sentimientos ajenos.

Se había vuelto una perra con todas las letras de la palabra bien ganadas, pero poco le interesaba con el paso del tiempo; los muchachos dejaron de ser prescindibles o si quiera necesarios, ya no quería cosas como novio o ligue oficial, rollos que durasen más que la calentura.

Y aquí estaba suspirando por un hombre más grande que JiYong-oppa, con su vida resuelta sin necesidad de una mocosa hormonal a su alrededor, jodiendo sus planes y robando su tiempo a pedido de su primo que para el colmo de la situación, robaba puntos para ella con el moreno mayor, porque él supo decirle en un fallido intento de plática que ella quiso hacer con él, que sabía lo que MinHo sentía por ella y que esto motivó un poco su aceptación a estas clases particulares.

Le debía la vida, y le deseaba la muerte al mismo tiempo.

***

- ¿Te vas de nuevo a tus clases con el hombre de hielo negro, zuripanta? - Ella lo ignoró - No vayas a llegar tarde.

- ¿A dónde más iría con "la vida es bella" regado en su cuerpo? Si sólo lo usa en ocasiones especiales.

- Cállate Deuk - intentó moverlos, mirando el reloj sobre la puerta - Vamos, no sean idiotas.

- Te vas con el vejete - se rió Don - Sabes que no se le parará, aunque se la chupes ¿Verdad? - ella se sonrojó.

- Apuesto a que se está imaginando el pene muerto del tipo - se burló YoungDeuk.

- Basta - agachó la cabeza, escondiendo sus labios.

- No... Se está imaginando chupándosela ¿Verdad, hermanita? - MinAh apretó los ojos y los mellizos rieron escandalosamente - Eres tan predecible como JiYong-Hyung.

- ¿Que yo qué? - la voz suave y apacible del mayor se hizo presente, alertando a los gemelos - ¿Qué hacen obstruyendo la entrada?

- Oppa, me están molestando y mi tutor odia que llegue tarde. Es horriblemente puntual.

- Será lo único que imaginas horrible de ese sujeto - comentó Don, no sabiendo callarse nunca cuando JiYong estaba presente.

- YoungDon!

Y como ya era costumbre, Deuk tiró un codazo a sus costillas, pero Don movió su brazo para esquivarlo.

- Demasiado lento.

- Ya quítense de la puerta y deje que MinAh vaya a donde su tutor. Bastante hace el hombre enseñándole gratis.

- Si... ¿Por qué lo haría?

- Don... - masculló ella, y JiYong la miró - Un amigo le pidió que lo hiciera, él es primo de ese amigo, Oppa.

- Yo confío en ti, cariño - aseguró, fulminando a los gemelos para que se quitaran, quienes obedecieron - Agradécele de mi parte el enseñarte, y por favor aprovecha todo lo que te explique, pon atención y sé agradecía de esa manera al menos.

- Le llevaré un pie de frambuesas el sábado que viene. Le agradeceré de esa manera también, Oppa - bajó la mirada sonrojada, felicitándose por no titubear.

- Pero si tu no sabes hacer ni hielo - se rió el rubio, y aparte de su gemelo que reía, JiYong y MinAh fruncieron el ceño.

- Por eso iba a pedirle ayuda a JiYong-oppa.

- Mal gastando el tiempo de los demás, como siempre - bufó YoungDon - JiYong-hyung no sabe cocinar tampoco.

- Por eso tu la ayudarás.

- Ni de coña...

Extrañamente, el rubio mal hablado y prepotente tenía un inusual talento para la repostería aunque no estuviese dedicado a eso su carrera, solía darse un tiempo para relajarse y cocinar; por otro lado, YoungDeuk muy contrario a su hermano, estaba metido en la ingeniería mecánica, a pesar de ser dulce y bien portado; aunque esto sólo se diera delante de JiYong, cosa que Don no sabía disimular.

- No... Si JiYong no puede... - dudó ella - Don me hará maldades y no quiero intoxicar al Sunbae.

- Él lo hará - Ji le miró dulcemente, para dirigir la mirada más amenazante que tuviese en el repertorio a su rebelde hermano- Y lo harás bien. Porque si algo sale mal, te quitaré las llaves del carro.

- Hombre, no es justo.

- Esto es abuso de poder, tiranía! - reclamó Deuk en defensa de su hermano, pero JiYong extendió su mano - ¿Qué?

- ¿Dónde está tu libreta de calificaciones? y también quiero ver la de inasistencias - exigió.

Estaría encantado de enseñar la primera, pero al segunda... Que el cielo lo ampare.

- Debo irme, TaeHyun está esperándome en la otra esquina.

- Traidor...

- Ya lo sabes Don..

- Sí... Sí, un pie de frambuesas... Maldita niña condenada, ni siquiera me dará el crédito de esto - refunfuñó, dirigiéndose a su alcoba para tomar un rápido baño y encaminarse a su agencia para tratar algunos temas de otro contrato.

- Ya me voy oppa - canturreó emocionada la menor, y Ji simplemente le sonrió, inclinando la cabeza y dejándola partir.

No sabía de qué manera expresarlo, pero un sentimiento de malestar estaba trepando sus entrañas, no sentía nauseas pero estaba mareado o una sensación parecida. Se fue a recostar porque gracias al cielo ese día lo tenía libre, sin agenda de por medio, no había nada que se interpusiera entre él y su tan extrañada cama; ya luego limpiaría el desorden de sus hermanos con más tiempo y ánimos.

***

Había pasado un mes exacto desde que MinAh llevó el dichoso postre para su tutor y con una mueca desanimada, llena de tristeza, regresó con el mismo pie en las manos, alegando que el Sunbae no comía dulces porque no eran necesariamente de su agrado y que si se lo dejaba, incluso por cortesía, ese bonito y bien decorado regalo terminaría en menos de una semana más tarde en su bote de basura, ya que él no lo probaría.

MinAh estaba tan decaída luego de eso que ni siquiera salió de su cuarto, y aunque JiYong intuyó que algo andaba mal en todo eso, se dijo que era porque su linda hermana jamás se había esforzado por preparar nada a nadie, ni siquiera a él para su cumpleaños porque temía arruinar todo ayudando a YoungDon que terminaba echándola de la cocina. Y ni con ese detalle supo esclarecer la clase de sentimientos que su hermana más pequeña estaba sintiendo por el tutor.

Obviamente el pastel duró menos que un suspiro en su refrigerador con lo glotón que era YoungDeuk, era por eso mismo que se entrenaba un poco más que Don, porque se tragaba todo lo que veía, tal cual JiYong lo hacía, pero él tenía la suerte de no engordar un gramo aunque se atoraba con chatarra cada fin de semana por medio que tenía su día libre. Justo como ese en el que se encontraba tirado con DaeSung en los sillones mirando películas, comiendo pollo frito pedido de KFC, con la cara llena de aceite y unos vasos grandes de coca-cola para cada uno, ensuciándose como puercos porque ambos se lo merecían y porque era una especie de consuelo para el menor, ya que había salido desafortunado en el último examen y ahora tendría que esperar cuatro meses más sólo para rendir el cochino final.

El estruendo que la puerta hizo al ser azotada con fuerzas, sobresaltó a los mayores que mirándose entre sí no supieron reaccionar de inmediato. Obligando a DaeSung a mover a JiYong del brazo para que reaccionara e hiciera algo porque era su casa y esas eran las reglas.

- ¿Quién llegó? - indagó sin moverse.

El sonido de unas zapatillas corriendo escaleras arriba de manera poco pesada y escandalosa, le advirtieron al mayor que era MinAh, dirigiéndose como nunca apresurada a su cuarto.

- Es mi hermana.

- Y ve a ver qué sucedió. Eres el mayor ¿No? - le tiró fuera del sillón, y gruñendo se encaminó a la segunda planta.

- Te odio.

- Es tu casa, hombre.

A medida que avanzaba con todo el pesar de su cuerpo, fue oyendo con más intensidad cómo algunas cosas caían dentro del cuarto de MinAh, corroborando que era ella, ya que los gemelos se las buscaban, pero no estaban tan locos como para romper nada dentro de esa habitación. Apresurando el paso consiguió llegarse hasta el cuarto de la menor de los Kwon, y antes de que su mano llegase a golpear la madera anunciando su presencia desde fuera, el sollozo de su hermana despertó una protección y angustia que hace bastante tiempo no sentía.

- ¡MinAh! - llamó, tratando de entrar, descubriendo la puerta cerrada desde dentro - MinAh ¿Estás bien? ¡MinAh!

- Hyung ¿Qué sucede? - indagó Don, saliendo de su cuarto alertado por los gritos de su hermano - ¿Por qué tanto escándalo?

- MinAh acaba de llegar de la calle, y se encerró.

- ¿Y?

- Y escuché ruido de cosas siendo destruidas desde dentro.

- No se rompió nada, Oppa - se oía la voz acongojada de la chica, estrujando el corazón de JiYong - Patee el mueble sin querer y las cosas que estaban ahí se cayeron.

- ¿Te hiciste daño? - se preocupó Ji.

- Engendro ¿Por qué lloras?

- Sí linda ¿por qué lloras?

- ¿No tenía hoy la calificación de ese proyecto? - Recordó YoungDon, mirando al mayor, negando con pesar.

- Ay no... MinAh - elevó la voz para ser oído - ¿Te fue mal en la calificación? Cariño, mira... No te preocupes, haré lo posible yo... Yo trabajaré un poco más duro para pagar cualquier universidad que quieras, no necesitas la beca. Yo... Ay cielo, por favor no llores - suplicó.

- N-no hace falta.

- No tienes que renunciar a la universidad que apuntaste por esto, yo haré lo que sea necesario para..

- Oppa, no es eso.. Y-yo.. Entré, Oh voy a calificar... M-me saqué una muy buena calificación para ese trabajo - informó y el desconcierto mezclado con emoción se revolvió en JiYong - Sólo debo estudiar para el examen que se hará en unas dos o tres semanas y estaré b-bien.

- ¿Y por qué lloras? - demandó Don.

Silencio...

- ¡MinAh! Déjame entrar - exigió el gemelo.

- ¡P-porque estoy feliz! - exclamó - No hace falta que me vean, estoy horrible... Yo... simplemente no soporté la noticia. C-creí que n-no lo lograría, pero Sunbae me ens-señó bien - un hipido profundo y aunque estaba preocupado, JiYong se dijo que era una adolescente y que ella estaba un poco ciclotímica nada más. Él había puesto mucha presión en esto y el que pensara que no podría conseguirlo y conseguirlo, debía ser un shock para ella - Déjenme dormir... Oppa.

- De acuerdo, MinAh - aceptó, mirando a Don que afilando su mirada suspiró derrotado y se dirigió a su cuarto - Descansa amor.

Sin recibir respuesta por parte de su hermana, JiYong bajó con buenas noticias para su amigo, DaeSung siempre solía festejar estas cosas con él ya que apoyaba demasiado la educación, ambos compartían la ideología de que era la única salida para todos los problemas de la vida. Dae supo decir en más de una ocasión que lo que JiYong hacía también podría ser una salida, pero él siempre lo negaba diciendo que no siempre se valdría de su juventud, ya que estos años se escapaban de sus dedos como el agua.

 JiYong aun aparentaba menos de los que en realidad tenía, pero estaba consciente de que no sería así siempre.

Como sea, ese día pasó y Ji dejó de ver a su hermana con la misma frecuencia, como si no estuviesen compartiendo el mismo techo; en principio se lo adjudicó a la temporada de otoño que se estaba acercando y los colores oscuros u ocres mitigaban la vida que la primavera y el verano dieron a las revistas para las cuales solía modelar a veces, por ende estaba pasando menos tiempo con su familia, pero no como para no ver a MinAh en casi una semana completa. Incluso pensó en la ridícula idea de preguntar a Deuk que estaba teniendo un pequeño descanso de sus exámenes, pero era estúpido ya que él podía subir esos veinti tanto escalones y golpear la puerta color pastel para tratar directamente con MinAh.

Pero lo que oyó desde dentro, con la puerta entre abierta, no le gustó en lo absoluto, tampoco cómo su dulce hermana estaba de asfixiada entre lágrimas y congojas sin hallar la manera de expresarse con YoungDeuk, que casualmente estaba ahí, con ella...

Algo raro sucedía, algo muy malo si uno de los gemelos estaba allí...

- Esto te pasa por caprichosa, debiste imaginártelo venir - Bueno, eso no sonaba a consuelo - Nadie te dijo que...

- ¡Él lo hizo! - aseguró, descubriendo su rostro, sorprendiendo con lamentos el corazón de JiYong.

- ¿Qué diablos sucede aquí?

- Hyung - se puso de pie YoungDeuk - Yo ya me iba.

- Deuk...

- Hyung es más grande y sabio, sabrá consolarte como esperas, porque no vqas a contar conmigo.

Aquellas palabras llenas de frialdad empujaron a JiYong a empujar el brazo de su hermano menor cuando pasó junto a él, y sin querer mirarlo, el pelinegro agachó la cabeza y no se quejó en lo absoluto por el roce molesto que le dio su Hyung. Él no diría mentiras para cubrir a MinAh, no a JiYong... Tampoco apañaría el dramatismo de una chica que tenía por pasatiempo burlarse de pobres diablos que cometían el error de fijarse en la cubierta de ella, cuando con un poco de atención te dabas cuenta que era una animal.

- ¿Qué sucede? Y quiero la verdad.

- Me rechazaron, Oppa - lloró, tirándose a los brazos de su hermano que se había acercado lo suficiente para que esto sucediera - Yo... Yo me enamoré de un chico que. No sé si estoy equivocada o no, ahora. Lo siento Oppa - escondió su pequeño y suave rostro en el pecho de JiYong.

- Cariño, lo que sea, puedes decírmelo a mí. Soy tu hermano ¿Recuerdas? Siempre podrás contar conmigo.

- E-es Sunbae - acusó - Y-yo creí que le gustaba; él me hizo sentir que así era.

Y no era mentira en lo absoluto, porque independiente de los sentimientos del mayor, MinAh sentía con emoción cada sonrisa correspondida cuando ella hacía algún chiste embarazoso para salvarse de sus estados espontáneos de hipnotismo por el moreno; cada caricia a su cabello a modo de felicitación o despedida; cada alago y cumplido sobre lo loco que seguramente vuelve a los chicos en su colegio porque ella era tan tierna y bonita; lo bello que alguna prenda le quedaba cuando ella realmente se esmeraba en irse adecuadamente sexy para el mayor; lo lindo que tenía el cabello cuando cambiaba de Shampoo o se hacía algún tratamiento; lo bien que olía ese perfume que lograba detectar de ella cuando se acercaba a explicar algún ejercicio; la recomendación de no usar tanto maquillaje porque su piel era hermosa como todo ella sin pintura, que a veces ni siquiera el delineado sobre los parpados hacía falta.

Todos los cambios que ella se hacía y que el mayor notaba eran un dulce a su niña interior, que alimentaba encarecida y quisquillosa mente sus ilusiones y esperanzas para con el Sunbae que le enseñaba aritmética.

Siempre siguiendo a rajatabla todos los consejos que el pelinegro le daba para verse madura y no como una niña linda, porque ella tenía carácter a veces junto a su Oppa, y a él le resultaba inusual mente interesante ese lado altanero o despectivo de ella, porque era sensual y porque iba completamente en desacuerdo con su apariencia adorable.

Ella no había nutrido ese amor del aire, él tuvo su parte de culpa en ello y le pareció completamente destructivo y una burla a sus sentimientos que el moreno riera descaradamente cuando ella confesó sonrojada pero llena de expectativas, que había aprobado el examen gracias a él, que haría realidad lo que sea que él pidiese y que aunque no estuviese planeado, desde el primer momento en que lo vio sintió que algo dentro suyo se removía con inquietud. 

Ella le dijo que sentía algo mucho más que un simple "gustar" por él, y el moreno se carcajeó sin cohibirse de nada en su cara, para rebelar que le encantaría decir que no se lo veía venir, pero que ella era demasiado obvia con eso.

La felicitó por sus resultados y luego se marchó, teniendo únicamente la cortesía de pagar por el café que no tocó y el pastel que ella todavía no había probado.

Lo sabe, se reprochó un montón de veces que cuando el moreno rechazó tajante el dulce que ella llevó para él sin siquiera contemplar el esfuerzo que aplicó en hacer algo bien, y que supiera relativamente comestible, supo que no podía dejarse guiar de forma ciega hacia el cendero que el moreno transitaba, se dijo que cuando menos podría ser una satisfacción de una noche de la cual no se arrepentiría, pero que dolería con el paso del tiempo tal cual SooHyuk-oppa. Se dijo que podría intentar hacer algo para contentar con salados al mayor, pero jamás se preparó para un rechazo inminente.

Jamás se esperó que alguien le dijese que no gustaba de cómo era ella.

"Eres muy bonita MinAh-ssi. Pero no podrías gustarme nunca."

Y sólo con esas palabras, semanas de cariño que iba incrementándose a la velocidad de un huracán, arrasando con toda la amargura que una vez supo demostrar a todos los muchachos que venían y se le declaraban, se cayeron con la fuerza y brutalidad de un volcán inactivo, haciendo erupción sin abreviaciones de por medio.

Ni siquiera las cenizas estaban ahí, para que ella pudiese sembrar algo nuevo, aunque una semana era demasiado pronto... Ella lo sabía.

- Y-yo me fijé en él y él se burló de mí - aquellas palabras consiguieron que JiYong tomase una bocanada de aire para no romper nada - Me dijo que jamás podría gustarle y se rió de mí. Luego de eso... Luego de eso él ya no me contestó más.

- ¿Tienes su número, cariño?

- Lo tenía, porque no sé si lo cambió de tantos mensajes y llamadas que dejó en buzón, o si me bloqueó - se alejó de su hermano para refugiarse en sus mantas una vez más - Me siento una tonta por pensar que alguien como él podría fijarse en mí. ¿Qué tengo de especial, después de todo? No sé cocinar, me distraigo fácilmente y...

- No, no permitiré que te creas menos porque un idiota no sabe apreciarte - se puso de pie, tomando inesperadamente el teléfono de su hermana - Porque un patán demasiado "adulto" quiso jugar al adolescente y se vino a reír de ti. Se aprovechó de que necesitabas ayuda y jugó con tus sentimientos. Es prácticamente un pedófilo. Yo.. Yo debería denunciarlo.

- ¡No! - chilló MinAh, tomando del brazo a Kwon - Yo no quiero que Sunbae esté detenido por mi culpa. Él no hizo nada de lo que se le pudiese acusar... Yo me enamoré porque soy una niña caprichosa. Porque lo quiero a él, en vez de buscar a alguien más.

- No es tu culpa haberte enamorado de un hombre mayor, tesoro. Son cosas que suceden - consoló, acariciando su espalda a través de las mantas - Pero sí es su culpa confundirte y tomar por chiste tu confesión. Esas son cosas que no se le hacen a una niña... A ninguna mujer ¿Qué clase de soquete es el que te gusta, Min? - ella se aferró a las cobijas sin responder nada - No te preocupes. esto ya pasará ¿Bien? Soy apestoso para esta clase de cosas, pero puedo asegurarte que mañana vas a estar bien. Tu... sólo intenta regresar a tu antigua vida y todo saldrá a pedir de boca.

- Oppa... ¿Tu ya te enamoraste? - sintió vergüenza por la verdad, ya que no estaba hablando con experiencia, pero él estaba haciendo lo que creía mejor para su hermana.

- Sí cariño - mintió descaradamente, reprochándose en su mente - Y no fue fácil, pero lo superé cuando me dije a mí mismo que todo estaría mejor, que yo no terminaba donde comenzaba ella, ni viceversa... Y que tirado en mi cama, revolcándome en mi miseria, no conseguiría que ella venga a mí, cambiando de parecer.

- Siento odio de sólo imaginar a una mujer capaz de hacerte esto - dijo MinAh, volteándose para dar la espalda a JiYong - ¿Volviste a querer a alguien más luego de ella?

- Sí, efectivamente lo hice - se agachó para besar la cabellera que no cubrían las mantas.

- Nosotros no contamos, somos tu familia. Alguien que te haga sentir que tu corazón está corriendo sin sentido, que el pecho duele o que... Que te avergüenzas por lo que sea que dice.

Las palabras fuera de lugar de aquel extraño en el pub, al cual gracias a Dios o el diablo porque no recuerda a quién rezó ya para no volver a ese lugar; le llegaron como una oleada de calor sofocante, consiguiendo lo dicho por su hermana, que sus mejillas se pusieran rosas y que el bochorno era palpable en el aire, como si todos pudiesen leer sus pensamientos, recordando la voz profunda y áspera del moreno "mucho hombre" que le dijo en más de una oportunidad esa misma noche, cómo la curva de la espalda de JiYong, la forma de su trasero, los muslos definidos o la manera en la que lo miraba "le llenaban la polla".

Diablos! Cuánta vergüenza.

- Oppa?

- S-sí? - titubeó, llamando la atención de su hermana que al detapar su cabeza, alcanzó a ver un vestigio de verguenza en su hermano, antes de que éste se girase.

- debe ser muy hermosa para que te haga poner esa cara - se burló MinAh - Está bien, JiYong-oppa merece a la mismísima Miss Universo con lo guapo que es.

- S-se terinó la conversación - sentenció, poniéndose de pie.

- Y hasta se pone nervioso - le picó, con toda su voz acongojada y la burla bailando en sus palabras; notando las orejas rojas del castaño, incluso desde espaldas - Qué lindo, Oppa.

*

JiYong marcaba una y otra vez desde su propio teléfono el número que rezaba en el teléfono de su hermana como últimos contactos, descartando "JiMin cute" y "Hotty ChoAh", y algunos hombres con el idiota o perdedor adosados a sus nombres para centrarse en "SH-Sunbae"... Tan típico de su hermana, él era "JY-Oppa" entre esa extensa lista de contactos, y sus hermanos eran "molestia uno y dos", pero eso no era lo importante; lo relevante era que estaban sus siglas y no su nombre con el honorífico y eso era preocupante para él.

Ella era tan obvia en algunos aspectos de su vida cotidiana a la hora en que demostraba su aprecio por los demás. Y él como un mal hermano ignoró todos los cambios en la imagen de su hermana menor, descuidándola porque estuvo haciendo pequeños viajes espontáneos a Japón por una nueva línea de ropa para que quería imponer tendencia con colores no tan apagados para éste otoño 20**.

- ¿A quién llamas, Hyung? - sobresaltó - Tranquilo, soy Don..

- N-nada - escondió tras sus espaldas el teléfono de MinAh, y él bufó.

- Ya vi el celular de la petulante, por eso pregunté a quién llamaba.

Avergonzado, él sacó el aparato queriendo explicar todo lo que pasó con su hermana, y que no estaba seguro de lo que estaba haciendo, pero que sólo quería tener una conversación con el cabeza hueca que se atrevió a borrar la sonrisa de MinAh de su bello rostro.

Por su lado, YoungDon frunció el ceño a cada palabra dicha por el mayor, queriendo convencer a Ji de que eso era absurdo e innecesario, que no estaba en condiciones de reclamar nada al extraño porque no sabe realmente como fueron las cosas.

MinAh a veces sobre actuaba.

- Es nuestra hermana menor - le reprochó JiYong, a falta de sentimientos por la castaña.

Una cosa es que jugaran a llevarse mal con MinAh, otra muy diferente es que quisiera detenerlo porque él quería hacer algo por ella.

- Antes de proteger a MinAh, debería encerrar al mundo entero en una cajita de cristal, Hyung. No debería entrometerse en estas cosas. Ella misma debe encontrar la solución, porque así no la deja crecer apropiadamente.

- No dejaré que cualquier imbécil se sienta capacitado para avanzar a MI hermanita, y le hiera a placer. No puedo quedarme de brazos cruzados sin hacer nada, porque no está bien, soy su hermano, su guardián, soy quien los debe cuidar a pesar de que a estas alturas saben hacerlo por sí mismos, los tres - reconoció, mordiendo su labio inferior porque parecía que fue sólo ayer que eran adolescentes llorando la perdida de sus padres - Sé muy bien que esto es una experiencia por la cual debe pasar para formar un carácter y saber cómo plantearse de otra manera frente a una situación similar. Pero no puedo verla tirada en la cama llorando sin consuelo, como si el mundo se cayera a pedazos por un hombre despreciable, cercano a mi edad aprovechándose de ella.

- ¿Ella dijo que tenía la edad de Hyung? - interrogó, disimulando su interés. ¿Esa mocosa no aprendería jamás con los mayores?

- No, pero ella no es educada con cualquiera no mayor a ella por algunos años. Ni siquiera los respeta a ustedes y son casi tres años más grandes - reveló su lógica - Como sea, ¿puedes devolverle esto sin que se de cuenta?

- ¿Y por qué yo?

- Porque sé que le quitan las cosas sin que se de cuenta para molestarla, y no soportaría que me mirase con desconfianza por mi preocupación. Lo defiende a pesar de todo.

- Ese no soy yo, es Deuk. No tengo tanto tiempo libre - ignoró lo referido al sujeto; JiYong enarcó una ceja, cuestionando lo dicho, pero el menor se encogió de hombros - Hay cosas que no ves, porque no quieres, Hyung. No te fies del "tierno YoungDeuk", la mayoría de nuestras travesuras de niños fueron ideadas por su mente maestra. Yo sólo soy un servidor directo que se abstiene a las consecuencias.

- Lleva esto y deja de tomarme el pelo.

- Sigues sin creerme nada y te equivocas - reprochó - Pero ya lo verás por ti mismo, no somos tus lindos angelitos. Y si MinAh-ssi le defiende, es por una justa causa ya que ella es completamente egoísta - sentenció, alejándose de él.

- Sí. Está enamorada, es su única causa.

Los pasos de YoungDon en ascenso por las escaleras le dieron la confianza de marcar una vez más el número, comiéndose las uñas para que el imbécil atendiera y no fuera como MinAh dijo, y cambió su número sólo porque ella continuó enviándoles mensajes y llamándolo.

Fue hasta entrada la noche que su celular vibró y sin mirar el remitente contestó. Mataría a DaeSung por esto si era él pidiendo que lo cubra.

- Hola - gruñó con la voz completamente tomada por el sueño.

- ¿Quién demonios eres y por qué estuviste llamándome toda la jodida tarde?

Algo en la voz del interlocutor erizó la piel de JiYong, consiguiendo que se incorpore en la cama, mirando la nada ya que estaba todo oscuro en su cuarto. Miró la pantalla de su teléfono y puso de nuevo el aparato en su oído, inflando su pecho con seguridad, dejándose abrazar por la ira de sólo recordar a su hermana hipando bajo las mantas en su alcoba.

Ella estaba desganada y se había abandonado a la pena como la niña que jamás dejó que JiYong conociera, y eso le partía el alma.

¿Cómo consolabas a quien jamás se mostró débil?

¿Cómo soportar sus lágrimas cuando la última vez que la viste llorando fue porque el perro que sus padres le habían comprado, murió hace más de dos años?

MinAh no era de piedra, pero se las arregló para que así lo pensara el mayor, y verla derrumbada por un simple e insignificante rechazo, por un idiota, por un jodido pedófilo, le ahogaba de muchos sentimientos que no quería dejar salir ya que no eran nada positivos... Y él se caracterizaba por ser un hombre que miraba al frente y avanzaba sin pestañear, con una sonrisa y buenos presentimientos, siempre en positivo.

- Imbécil...

- Escúchame idiota - comenzó, dejándose guiar por la impotencia de no tener la palabras para aliviar a su menor - Eres un apestoso saco de mierda, aprovechado. Pero no por eso te estuve llamando, yo no sé qué clase de promiscua y liberal vida has estado llevando, pero voy a aclararte una única cosa. La chica que heriste el otro día no está sola en lo absoluto, ignorante pedófilo. Así que más te vale arreglar lo que hiciste y alejarte de ella porque voy a patearte el culo tan duro, que no podrás sentarte y rogarás que me haya lubricado el pie porque sentirás como si te hubiese jodido un caballo.

- ¿Podríamos encontrarnos? - preguntó apresuradamente la voz, y JiYong entrecerró los ojos, sin comprender.

- ¿Me quieres golpear, cretino? ¿o simplemente eres un enfermo pervertido, mal de la cabeza? - cuestionó.

- Ahora... Ahora estoy cansado y sólo escucho mierda saliendo de tu boca y sinceramente quiero colgar - admitió - Si buscabas que me sienta mal, culpable o atemorizado por esto, no lo estás consiguiendo, sólo despiertas mi sueño y simplemente quiero irme a la cama...

La voz profunda sonaba condenada mente familiar para JiYong, y la piel enchinada de sus brazos se los recordaban, como si sus recuerdos bloqueados por la furia se transmitieran en su cuerpo. Él sabía que debía mandarlo al diablo y ya, pero si el idiota no entendía qué estaba buscando, tal vez tendría que ir y romperle la cara en donde sea que puedan consumar el encuentro.

- De acuerdo gilipollas. En Yeouido park, a las seis pm, mañana. No llegues tarde porque odio esperar - sentenció.

- No cuelgues - advirtió - Mañana no puedo, y a esa hora estoy trabajando y salgo siete treinta. El lugar también está muy contra mano.. ¿Qué te parece en el Tapgol park?

El corazón de JiYong se sacudió con nostalgia al escuchar el sitio donde aquel templo se encontraba, el último lugar al cual habían ido con sus padres antes del accidente para que MinAh se llenase de la costumbre de pedir un deseo para el año nuevo lunar.

 Él ya no pisó ese sitio porque se compungía demasiado y su estado caía por los suelos, una vez le llevaron cerca para una sesión que terminó cambiando de lugar improvisadamente al parque turístico aquel, y no recuerda mucho de lo acontecido porque sólo sabe que estuvo volando entre recuerdos y poco después de un ataque de pánico, el único que sufrió en su vida, se desmayó. 

Fin del trabajo y adiós a la marca para cremas hidratantes masculinas.

- No es una cita, hijo de perra. En Yeouido a las ocho treinta en punto, el miércoles. Colgó la llamada.

***

El día había llegado más temprano que tarde, y le gustaría sentirse menos ansioso por ello, porque no sabía cómo reaccionar, no sabía cómo era el sujeto y no sabía en qué punto del maldito parque encontrarlo, ni siquiera sabría si iría o le dejaría plantado por ser un idiota que lo llenó de insultos en plena madrugada y que la propuesta haya sido un mero escarmiento por molestar a un desconocido por cosas, que para el imbécil, serían triviales...

Esa era otra preocupación, no sabía si extender su mano y saludar al sujeto educada mente antes de estampar su puño en el rostro del extraño, o golpearlo directamente sin cordialidades de por medio, dando lo que se merecía desde el primer día que MinAh llegó a casa apresurada para encerrarse en su cuarto y dedicarse únicamente a revolcarse en su miseria, ya que no había tocado un libro, no estaba comiendo bien, no salia con sus amigas, no chillaba cuando en los tres intentos de Ji por regalarle ropa que saldría en campaña el mes entrante, no sonrió con el bolso y la frustración de Kwon subió hasta las nubes cuando le dijo que no quería salir a comprar zapatos, ni con él, ni con sus amigas, ni con Don y Deuk obligados.

Ella no quería torturar a sus hermanos y eso le dejó en claro a JiYong que probablemente no estaba prestando atención en el colegio.

Y ya faltaba semana y poco para el examen aquel.

Salió de la agencia a las ocho, dirigiéndose a coger un taxi porque no podría, de nuevo, pedir a Don que lo lleve a darse de ostias con el patán que su hermano pidió no molestar porque "es culpa de ella, por tonta"... Y un infierno se desató en Ji cuando YoungDon dijo aquello, secundado por YoungDeuk,, ¿Qué rayos les pasaba? ¡¡ERAN SUS HERMANOS!!

El tráfico estaba horrible, por lo cual no supo cómo hacerse llegar hasta el parque turístico con tanto tránsito, sinceramente no había pensado bien en sus posibilidades, el enojo no le permitió pensar adecuadamente en un punto que le dejase en condiciones a ambos, él sólo quiso mosquear al "señor idiota", si es que se presentaba a la no cita; pero jamás pensó que él también estaba lejísimos del punto de encuentro o que llegaría tarde a pesar de exigir puntualidad. Sólo quería no matar al bastardo y que la naturaleza le brindase consuelo a sus oscuros pensamientos de asesinato.

Como sea, el sujeto se lo merecía con creces, la verdad es que JiYong solía ir a Yeouido cuando las cosas lo estaban orillando a la desesperación y el futuro no se veía para nada prometedor. Hablemos de esto a sus veinte para veintitrés, luego consiguió lo del modelaje y aunque se vio en la obligación de arreglarse un poco, fue fortuito para la familia, más tarde YoungDon consiguió hacerse trainee y de inmediato consiguió algo también allí. 

Ahora ambos eran modelos y eso estaba bien, YoungDeuk se enfocaba más en sus estudios como MinAh, no quiso ingresar a la empresa hasta pasado los veintiuno, o sea desde hace poco, y su hermana que ni soñara, ella sería la juez penal que buscaba ser a como de lugar, no iría ganando dinero por su belleza, a él no le gustaban esas cosas.

No tenía nada en contra de las modelos, pero recordaba a su amiga Kiko y la fama te daban más posibilidades de ser un completo desastre que una persona respetable y centrada. Los escándalos y rumores de relaciones te impulsaban hacia arriba más de lo que esperó, y eso no era algo apto para su linda e inocente MinAh...

Cuando el taxi frenó en la dirección previamente ordenada, eran cerca de las nueve quince y JiYong rogó porque el mal nacido estuviese ahí, listo para su paliza con molestias renovadas para el castaño; él intentaba a capa y espada que su hermana esté bien, y éste don nadie venía de la nada a romper la imagen fuerte que él tenía de ella, así como si nada, y luego largarse e ignorarla.. Jamás en su cochina vida.

Caminó un poco, adentrándose en Yeouido mirando los desiertos alrededores buscando algún tipo con el "soy un cretino" en la frente, pero el sitio se veía tan desolado como en invierno a las once de la noche. Aun así, continuó pasando árboles, arbustos, pavimento, flores, continuó avanzando para encontrarse con el patán, maravillándose con la calma que la naturaleza le brindaba y saciándose con ésta misma, tal y como lo hacía cuando era más joven. El color rosado comenzaba a asomarse en las flores de cerezo, pero no en todos los árboles, y aun así, con ese desparejo de verdes, castaños y rosas (porque no todos los árboles eran de cerezos), el lugar se veía sumamente hermoso.

Continuó avanzando, perdido entre sus recuerdos pasados y lo bien que había caminado su trayecto hacia el futuro, prendado de la naturaleza avasallante que siempre lo enamoró en cualquier estación del año, olvidando por un segundo el motivo de su regreso a éste majestuoso monumento a la reserva natural.

- No quise creerlo, pero imaginé que eras tu, precioso - los pasos del castaño se detuvieron - Te encontré de nuevo.

- ¿Qué.. Qué rayos... - Observó hacia la banca en la cual una figura cubierta por las sombras se erguía majestuosa y abanzaba hacia la luz.

JiYong no sabía qué hacer ni decir, ahí estaba de nuevo, con su traje pulcra mente alisado y bien vestido a la medida, su cabello negro aun lado, su sonrisa petulante y sus orbes negros como la noche brillantes mirando únicamente a JiYong. Un escalofrío le recorrió el cuerpo entero y de repente se sintió pequeño cuando el moreno se acercaba a paso firme hasta él, sonriendo cada vez más amplio, asustándole, no porque pudiese hacerle algo, sino porque le hacía temblar las piernas y algo dentro de su pecho se derretía con esa mirada profunda y fija, exclusiva para él como si el mundo no existiera, y eso a JiYong le encantó, porque a pesar de ser modelo, a pesar de aparentar muchos menos de los que tenía, a pesar de ser adulado y correteado tanto por hombres como por mujeres, a pesar de que ha tenido uno que otro rollo casual dentro y fuera de su ámbito laboral...

 Él puede asegurar que jamás en su vida, nadie nunca le miró de esa manera, devorándolo con los ojos y des-vistiéndolo con su voz.

Temía porque no se sentía él mismo con ese sujeto cerca, y era insólito, peligrosamente atractivo, porque ésta era la segunda vez que le veía en un periodo de mes y medio, y el hombre ya o tenía de gelatina, tal y como la primera vez que se lo topó. Respirando profundamente porque sentía que se ahogaba de sólo mirarlo.

- No puede ser.

- ¿Por qué no volviste a trabajar allí? - preguntó de repente, frente a él - No te imaginas la cantidad de veces que he ido, sólo para verte de nuevo. Si sabía que aquella vez en la parada del bus sería la última vez, habría insistido más en llevarte. Diablos, creo que te habría llevado a rastras para saber dónde era tu casa.

- No te acerques más - sentenció, cuando el más alto irrumpió en su espacio, obligándolo a retroceder, aturdido - ¿Qué mierda haces aquí? Yo estoy esperando a alguien. Lárgate maldito extraño.

- Me citaste a mí, precioso - dio otro paso, notando cómo huía de él, quedándose en su sitio - Fue a mí a quién gritaste mierda por teléfono.

- Tu...

Los ojos de JiYong se ensancharon y dio una fuerte bocanada de aire antes de estampar improvisada pero duramente su palma en la mejilla del moreno. Preso de la ira, dio un puñetazo en el pecho del alto porque inconscientemente no deseaba tocar su rostro con tanta violencia de nuevo, él era modelo y lo sentía una ofensa ya que el sujeto era horrorosamente bello; más aun así no se abstuvo de golpear sus brazos y pecho, aprovechándose del estado de estupor del desconocido.

- Porquería de animal, perro sarnoso, rata insensible y apestosa mal llevada, hijo de mil puta! - sentenció, y la mano fuerte del alto detuvo su izquierda - ¡Suéltame! jodido imbécil, aprovechado, mal nacido.

- Tanta mierda saliendo de tu linda boquita - puso toda su otra palma en la boca de JiYong, silenciándolo completamente, tapando parte de su nariz. Asustando a Kwon por la fuerza - ¿Qué diablos te sucede?

Estático por la rudeza en las palabras y la voz profunda del otro, apartó su rostro con indiferencia porque lo estaba dejando sin aire, y por eso el más alto aflojó el agarre.

- No me toques, escoria - dijo mirando su muñeca, el moreno entendió y con incertidumbre le liberó - No te vuelvas a acercar a mí o a mi hermana.

Y después dicho eso, JiYong le dio la espalda, regresando sus pasos por el parque, sintiéndose decepcionado de él mismo por no ser capaz de amedrentar y pagar con sus puños las lágrimas de MinAh, por no poder gritarle aun más mierda porque se sentía pequeño e inseguro y desprotegido, se sentía en peligro junto a ese sujeto, justo como cuando lo encaró en el pub de la manera más indiferente y descarada posible, y a él dentro de toda la extraña atmósfera y el público escuchando las guarradas que de vez en vez soltó el idiota ese, a él le había gustado.

Jamás practico del sexo gay, y aunque le atemorizaba de cierta manera, no negará que tuvo uno que otro beso compartido con hombres, no dirá que no consideró mucho más que "atractivo" algún compañero de campaña o trainee de otra empresa, no diría que estaba renuente a la idea de tener una cita con otro tipo... Pero éste sujeto, la manera en la que le observaba, porque el patán no sólo miraba sino que desvirgaba con los ojos, no buscaba sólo besos y una cena romántica con él. Daba esa impresión de querer follarlo y de la manera más dura y bruta posible.

- Precioso...

Y él se sentía intimidado porque no le desagraba la idea, a pesar de no haber compartido cama con un hombre nunca.

- No me sigas, imbécil.

- Dime qué te he hecho para que me esquives así. Lo arreglaré...

- ¿A penas nos conocemos y hablas de arreglar? - enarcó una ceja, bufando con gracia - No seas ridículo y aléjate de mí.

- Por favor - tomó su mano, deteniéndolo - Me costó mucho encontrarte y ni siquiera fue por mérito mío.

- Yo preferiría no haberte visto nunca, y que mi hermana no lo hubiese hecho tampoco - de nuevo la furia trepaba sus entrañas - ¿Cómo puedes burlarte del cariño sincero de una niña de diecinueve años?

- Con diecinueve las personas dejan de ser "niños"

- Cierra tu puta boca, ella lo es. Y tu, bestia descorazonada, te burlaste de eso. ¿Por qué la heriste?

- A quién? - preguntó hastiado de la situación.

- A MinAh... Kwon MinAh, mi hermana menor, maldito pedófilo - acusó - La ilusionaste, se te confesó y luego te reíste de sus sentimientos como si no valiesen nada. Ella es mucho más de lo que se muestra y definitivamente mucho mejor que cualquier mujer que se te haya cruzado con sus diecinueve. Es bonita e inteligente, recatada y amable... ¿Qué rayos te sucede? - preguntó exaltado.

- ¿Estamos hablando de la misma niña que presumió que yo le correspondía sólo por ser gentil con ella? - JiYong le miró - Sólo he amado a una sola mujer en mi vida, y te aseguro que no es mejor que mi madre ni en un millón de años luz. Estoy persiguiéndote sin saber tu jodido nombre ¿cómo podría interesarme en una mocosa pretenciosa y caprichosa?

- No hables así de ella - le empujó - Ni siquiera hables de ella, tu no la conoces.

- Aparentemente alguien tiene una venda en sus ojos para su familia.

- No eres nadie para critar nada, idiota - amagó a irse, pero la mano del mayor lo detuvo del hombro - ¡Joder, déjame en paz!

- Sólo quiero conocerte.

- Si.. Tu y tu mini tu ¿Verdad? - cuestionó altanero y prepotente - Amigo, no soy tonto, veo cómo me miras.

- Aprecio que te des cuenta - sonrió, y el se sonrojó frunciendo el ceño - Pide y haré lo que pueda, voy a remendar lo que sea que rompí, y sin dudarlo te aseguro que fue su ego, pero haré lo que esté a mi alcance para tener una cita contigo y me des una oportunidad para conocerte.

Sinceramente se sentía alagado, y un poco confundido porque estaban esas voces dentro de su cabeza que te decían lo que estaba mal y bien, teniendo una reunión estilo congreso, deliberando las posibilidades, los por qué, y los puntos contra esa decisión; aparte estaban los sentimientos que le animaban a aceptar,acompañados de los malos presentimientos. Era un mar de aflicción de sus parpados para adentro.

De pronto, una idea le resultó clara y bastante razonable para su situación y la tristeza ínfima que sentía MinAh, y el ánimo renovado que necesitaba para comenzar sus estudios para ése último examen. Era algo cruel, pero con ese moreno tuvo la calificación soñada que ni en las pesadillas del tutor podría haberle dado a una alumna que supuesta mente se copió en su clase; si ella estudiaba con él, sin dudas pasaría con mucho más que las justas y como plus tendría un tiempo con él para que las cosas se hicieran bien...

- Sal con ella.

- Nunca - sentenció de inmediato, cortando a Ji en plena petición - ¿No me estás escuchando? Estoy interesado en ti.

- Sal con ella - reitero - Para pedirle apropiadamente unas disculpas, y espera a que ella te diga como quiere ser compensada por tu despectivo y amargo rechazo.

- No estoy seguro..

- Yo tampoco lo estoy, pero no se me ocurre más nada. Tengo a la niña que he criado desde los catorce años, tirada en su cuarto llorando por un idiota que en principio no le dijo que era gay.

- ¿Por qué la criaste tu?

- Eso no te importa. S-sólo quiero que vuelva a ser la misma chica viva y sonriente que siempre fue - declaró, mirando sus pies - Si quieres una oportunidad conmigo, sal con ella primero.

El moreno relamió sus labios, inhalando profundamente, negando en silencio y soltando el aire retenido sin poder creérselo. Miró hacia otro sitio y se pateó mentalmente por las desabridas palabras que picaban en la punta de su lengua, reprochándose el gustar tanto de un completo extraño como ese castaño.

- ¿Me dejarías pensarlo? - Y si Ji dejaba que lo hiciera, él se las ingeniaría para no aceptar, se veía inteligente.

- Piénsalo si quieres y haz lo que te plazca luego, pero la cita no estará ahí en tu puerta, esperando a que la recibas.

- ¿Qué quieres decir?

- Que aceptas ahora u olvídalo, amigo. No estaré a disposición tuya para que quieras o no lo que propongo. Así son las cosas, tómalas o déjalas, no hay puntos intermedios.

- Debo estar realmente loco - negó - ¿Puedo enviarte mensajes durante la cita con ella?

- Eso es de muy mal gusto. No quiero que mi hermana se sienta ignorada y mucho menos por mi, es horrible!

- Ella no lo notará, además lo acepta, lo he hecho mientras le enseño - él enarcó una ceja - Soy un hombre ocupado y eso no es mentira. Además necesito que me digas qué puedo o no aceptar, qué tanto puedo avanzar y hasta qué punto se sentirá herida porque no voy a ser el novio perfecto que ella quiere.

- No lo hagas muy obvio

Y tras esas palabras, se alejó porque tenía que ver si Deuk preparó la cena o si él tendría que hacerlo... Pero al mirar la pantalla de su móvil se detuvo.

- ¿Cómo te llamas? - habló en voz alta.

- Tan irracional y disparejo - mencionó, haciendo referencia a las presentaciones - Choi SeunHyung.

- Kwon JiYong - respondió, y se marchó.

***

El chillido emocionado que hizo estruendo en toda la casa al otro día, dejó sordos a los gemelos y dibujó una sonrisa en el rostro de JiYong, sin importarle que había sido levantado con ese agudo grito lleno de alegría. La puerta del cuarto de su hermana fue abierta y unos pasos corriendo hacia su propia habitación le tentaron a fingir que aun seguía dormido, pero en vez de ello mejor decidió incorporarse para lo que se avecinaba.

Su recamara fue iluminada por la luz del pasillo que conectaba las cuatro habitaciones de la segunda planta, dejando ver únicamente la delgada pero curvada silueta de su hermana, con todo el cabello enmarañado, un short corto y una sudadera amplia.

- Oppa - llamó, antes de arrojarse como si su vida dependiera de ello sobre JiYong, volviendo a recostarlo con fuerza sobre la colcha con todo el peso de la menor sobre sí mismo - Oppa, él me dejó un mensaje, me invitó a salir! - se emocionó.

- ¿Quién? - fingió no saber, y ella saltó sobre él animada.

- Seung-Sunbaenim, él me citó en el café donde nos conocimos la primera vez. Dios, estoy tan incontrolable por dentro que no pude evitar venir a decirte. Él me llamó, me volvió a buscar, no ignoraba mis mensajes, Oppa. Puedo morir ahora y todo estaría bien..

- No sería mejor ir a verle primero? - recomendó y ella asintió frenética.

- Sí.. Sí, si Es verdad. Podría morir en sus brazos, eso sería muchísimo mejor - miró su teléfono sin haberlo soltado desde que leyó el mensaje cuando abrió los ojos sin poder creérselo, ignorando la culpa en el semblante de su hermano - ¿Por qué me habrá ignorado hasta ahora? - se interrogó.

- Quizás estaba ocupado.

- Tienes razón, él es un hombre muy ocupado y responsable. Cielos, voy a escoger mi ropa para no hacerlo a último momento y llegar tarde o él se enfadará. Odia la impuntualidad, Oppa ¿Sabías que la primera vez que lo vi me regañó porque llegué tres o cuatro minutos tarde? Súper serio - comentó, poniéndose de pie.

Una latido inesperado sacudió el pecho del Kwon mayor, mirando la nada ante lo dicho. A él no le dijo nada por haber llegado media hora después el día anterior..

- No... No me lo habías mencionado.

- Pues sí, es muy..

- ¿Qué es todo éste escándalo? Cierra un momento la boca, MinAh, es muy temprano para oírte cacarear.

- Ni siquiera tu cara de perro va a desanimarme, YoungDeuk, así que puedes irte al infierno ¡Estoy feliz! - chilló de nuevo, dirigiéndose a su cuarto.

- Si estás tan animada, podrías utilizar algo de esa energía para hacerme el desayuno - la siguió, dejando paso a que Don entre en el cuarto de JiYong.

- ¿Qué no me oíste? Vete al infierno...

Suspirando con una sonrisa tatuada en sus finos labios, dejó que el rubio se acercara y tomara asiento en su cama, como cuando hacía cosas malas de más joven y se acercaba a él con esa expresión fruncida como si estuviese molesto por haber cometido una travesura, cuando era Ji quién debía estarlo ya que pagaba las consecuencias, más nunca lo regañó por nada que realmente no lo a meritara. Él excusaba mucho a sus hermanos...

Ji se movió para que YoungDon se recostara a su lado, pero el menor negó, mirándole con duda y el escrutinio en sus ojos color chocolate, incomodando a JiYong por ello, ya que Don tenía la mirada pesada como su padre, los gemelos siempre fueron más similares al señor Kwon que a su madre; menos "lindos" que él y MinAh, pero mucho más atractivos...

- ¿Qué sucede?

- Eso pregunto yo - habló el rubio seguro - ¿Qué hiciste, Hyung?

- ¿Disculpa? - cuestionó incrédulo.

- Ella estuvo llorando desde hace rato que la rechazó y el tipo no la contactó en todo ese tiempo... Y ahora esto de un día para el otro.

- Seguro recapacitó, Don. MinAh es una chica muy hermosa, y a lo mejor reconsideró cómo la trató.

- ¿De eso hablaste con el hombre por teléfono?

- No sé de qué hablas.

Molesto pateó las mantas, quitándose las para incorporarse y levantarse de una vez por todas, acercándose a su closet para rebuscar ropas para ducharse rápido y cocinar el desayuno, quizás hasta podría hacer algunas compras más tarde...

- No sé qué hizo, pero esto no la ayudará, Hyung. Si el sujeto la rechazó, no dudará en volver a hacerlo, no importa cuanto le pague o amenace para que "reconsidere" una oportunidad de estar con nuestra hermana. Ella lo sentirá tarde o temprano.

La seriedad en las palabras del menor le dejaban un sinsabor espantoso en la boca, ya que él sabía que tenía razón, pero sinceramente, a pesar de la clase de "trato" que había pactado con el tal SeungHyun para tener ese encuentro con MinAh, inútilmente él esperaba que el tipo se fijara en su hermana como ella quería, y si no, que eligiera mejor sus palabras para decir que no estaba interesado, y no decirle que no la miraría nunca como una mujer... Porque eso era realmente cruel para una persona que se creía sentir enamorada o que lo estaba en realidad.

Pero él no sabía que ella era igual de ácida y cruda, incluso mucho más déspota con los muchachos que trataban de avanzarla en el colegio.

- Si estás tan depsierto ¿Podrías ir al mercado a comprar pan lactal y frutas? Creo que estoy de humor para un desayuno yankee.

Completamente ignorado, el rubio negó alejándose del mayor.

- Le diré a Deuk, yo tomaré desayuno cerca de la facultad con éste chico Bobby, estamos arreglando una presentación.

- De acuerdo.

- ¿Hyung? - le llamó antes de salir, Ji le miró por sobre su hombro - No empeore las cosas con ella si tanto quiere protegerla, déjela crecer con los dolores, rechazos y sufrimientos que la vida encomienda para cada uno.

Dicho esto, el menor se regresó a su cuarto para alistarse, dejando a su hermano con las palabras en la boca sobre que ellos ya había sufrido demasiado con la muerte de sus padres en una etapa tan ciclotímica como lo fue su adolescencia.

 


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