Nathaniel había despertado con un humor pésimo.
No soportaba sentirse de esa forma, hacía días que le dolía el estómago y no podía considerarlo un dolor ordinario. Le estaba ocurriendo algo.
Primero creía que había comido demasiado, luego que se estaba muriendo de hambre.
Al final decidió que lo mejor sería ir al hospital para comprobar que nada malo le pasaba.
Estaba por salir cuando escuchó que alguien tocaba la puerta.
Su celular sonó un segundo después.
Sabía que debía ser aquel estúpido pelirrojo que tanto deseaba.
Sonrió, pero no podía dejarlo entrar. Se estaba yendo y la casa estaba hecha un asco.
Abrió la puerta dejando ver a Castiel, tan atractivo como siempre, apoyado en el marco.
El pelirrojo hizo esa sonrisa maliciosa al verle, y enseguida se acercó a besarle.
Rodeó el cuerpo de Nathaniel con un brazo y puso una mano en la nuca del rubio para profundizar el beso.
Nathaniel le correspondió con gusto al instante.
El ex delegado se estaba dejando llevar, pero no podía perder su turno y se separó.
" Ahora no es el mejor momento, Castiel."
El chico cambió a una expresión algo preocupada.
"¿Estás bien?" Preguntó.
" No es nada. Debo ir al hospital un rato, me duele el estómago."
La noticia no pareció preocuparle, al rubio tampoco le hubiese preocupado un simple dolor de estómago. Castiel asintió y acercó a Nathaniel otra vez a su cuerpo.
"¿Te llevo o algo?"
El rubio asintió y ambos salieron del departamento.
Ellos no eran novios, claro que no.
Al fin se habían arreglado, pero lo que había comenzado como una amistad, se convirtió en sexo.
Pero últimamente Nathaniel estaba sintiendo que algo nuevo pasaba. O tal vez eran sus malditos sentimientos, pero juraba que Castiel se estaba sintiendo de la misma forma.
El pelirrojo lo dejó pero no quiso esperar por él, de cualquier forma solo era un dolor estomacal.
Seguramente se verían en la noche.
Había llegado a tiempo para su turno, por lo que fue directamente a ver a su médico.
Al principio todo parecía normal, hasta que el médico descubrió algo raro y decidió hacer otros procedimientos. Nathaniel ya estaba temiendo lo peor.
Le hizo unas preguntas de rutina hasta que le dijo que debería sacarle sangre.
Al rubio le recorrió una horrible sensación, pero no iba a negarle al médico aquello. Todo fuese por su salud.
Se dejó sacar sangre y el médico dijo que al día siguiente tendría los resultados.
Le parecía algo exagerado para un dolor de estómago, por lo que comenzó a pensar que tal vez era una enfermedad un poco más seria.
Nathaniel agradeció y se fue del hospital. Como Castiel se había ido ahora debería caminar. No estaba lejos, pero se sentía débil y cansado.
Llegó luego de unos minutos, mientras intentaba reflexionar sobre todo. Sobre su pequeño turno en el hospital y también sobre el pelirrojo.
Se acostó en su cama y miró hacia arriba. El techo ahora era interesante.
Sus pensamientos seguían siendo sobre Castiel, pero ahora estaba rememorando cosas.
Como al inicio eran amigos, luego enemigos, amigos otra vez y ahora...
Sonrió al pensar en que todo había comenzado en su graduación.