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Kyoya-Neko [Ryuga x Kyoya] por Midori-Hikari1312

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-¡...No! ¡No, no, no, no!-

Gritaba Kyoya completamente histérico jalando sin cuidado sus nuevas compañeras que estaban sobre su cabeza, lastimandose en el proceso, dándose cuenta que efectivamente eran reales.

Elegantes y perfectas orejas de gato se alzaban sin pena alguna por sobre su cabeza, de un color casi igual al de su cabello, sin embargo eran un poco más oscuras. Al despertarse de una pequeña siesta y verse frente al espejo del baño lo primero que pensó fue que eso era una clase de broma que alguien le había hecho y que sólo era una típica diadema en su cabeza, pero al ver que inconscientemente las había movido tal cual lo hacia un gato se puso a gritar como loco.

-¡¿Cómo es posible que pase esto?!- continuó quejándose en peliverde viéndose al espejo con cara de angustia, no eran muchas las cosas que lograban hacerlo perder así la calma, pero eso realmente ameritaba su total pánico.

Tal vez esa habría sido la razón del terrible dolor de cabeza que había tenido todo el día, y la razón por la cual se fue a dormir esa tarde.

Después de haber caminado y recorrido toda su casa más de tres veces preguntándose una y otra vez cómo era posible que eso sucediera, se calmó respirando hondo un par de veces.

-Calmate... Respira- se decía cerrando sus ojos y pasándose las manos por la cabeza, acariando sus nuevas compañeras en el proceso, lo cual, extrañamente lo calmo más de lo que pensó...Ya se estaba volviendo loco y su cuerpo pensaba que era un gato- Voy...A tomar una ducha, y después voy a...- dejó de hablar moviendo su cabeza en una dirección fija repentinamente, vio la puerta de su habitación fijamente, su oreja izquierda ejecutaba la misma acción y se quedando completamente pasmado...

¡Estaba escuchando el maldito goteo del grifo del baño que estaba en la otra habitación! ¡¿Cómo mierdas podía hacer eso y escucharlo con tanta claridad!?

Se revolvió el cabello aún más confundido, realmente se estaba convirtiendo en un gato y estaba asustado y en pánico.

¿Qué se supone que le estaba pasando?

-...Bueno, Tal vez...-un poco más tranquilo, decidió que lo mejor sería quedarse en su casa encerrado hasta que hayara la manera de poder solucionar el problema, fue una buena idea durante los primeros 5 segundos pero... No podía. Hacía días que no habia hecho compras y no había nada de nada en toda la casa a excepción de pasta de dientes -Y si...-llevó una mano a su barbilla en una pose pensativa. Si le pedía a alguno de sus amigos, como Gingka o Benkei, que les llevara comida para poder encerrarse y comenzar a vivir como un ermitaño fenómeno, todo estaría bien...Pero cualquier de ellos era muy entrometido y seguro le obligarían a decirles la verdad a como diera lugar, y eso era lo que menos quería ahora, o más bien nunca. Se pasó las manos por la cara quejándose de forma infantil, miró el reloj a un lado de la cama, marcaba las 5:38 PM, el sol estaba comenzando a esconderse y la habitación se veía un poco naranja por la luz natural del sol. La única opción que le quedaba era tomar su bolsa e irse de la ciudad a ver en donde podía ocuparse de ese extraño asunto, ya estaba acostumbrado a salir a donde se le diera la gana, así qué, una vez más no le haría mal a nadie.

Comenzó a guardar algunas cosas en su bolso de viaje, que lo que menos hacía era ocupar espacio. Lo tiró sobre la cama para poder tener las manos libres y buscar lo que necesitara; dinero, identificación, cepillo de dientes, ropa interior...¿Qué? No por ser el rey de las bestias tenía que comportarse como una. Al tenerlo todo lo que podría necesitar, caminó hacia la cama de nuevo para guardar las cosas, sin embargo, un extraño desliz lo hizo caer a la cama abruptamente, se sostuvo a las sábanas con fuerza respirando de forma agitada con medio cuerpo fuera de la cama, más cosas estaban regadas por el suelo y la misma cama mientras el sentía una molestia en su espalda que descendía hasta su cócsis, se quedó quieto por un par de minutos asustado quejándose de forma silenciosa, hasta que todo el dolor y la incomodidad se fueron reduciendo y pudo respirar tranquilo. Se levantó de la cama completamente confundido por lo anteriormente vivido y tratando de ignorarlo continuó guardando sus cosas en la bolso.

Ahora tenía que ver cómo cubría sus orejas. Las tocó inconscientemente ante el pensamiento y miró hacia su guardarropa, estuvo a punto de caminar hacia el cuando sintió un ligero toque en la espalda, se volteó y miró hacia atrás, no vio nada, luego sintió otro del lado contrario pero no vio nada raro, miró su espalda confundido y ahí la vió, era delgada, peluda y llegaba casi hasta su nuca.

-¿¡Una cola!?- gritó aún más estresada abriendo sus ojos tan grandes como pudo al mismo tiempo que trataba de girar más su cuerpo para verla mejor, extrañamente tal como un perro tratando de atrapar su cola. La tomó entre sus manos con desespero y la miró asustado-¿Cómo se supone que aculte esto? Ay Dios, estoy perdido- se lamento el chico preocupado golpeándose varias veces la frente con la palma de su mano derecha, apretó sin querer su propia cola con su mano libre y esto hizo que un cosquilleo recorriera todo su cuerpo hasta su vientre y se expandiera rápidamente por su cuerpo, Kyoya gimió tímidamente por ésto. Avergonzado por el extrañamente agudo sonido que salió de su boca involuntariamente, soltó bruscamente su ahora nueva extremidad, haciéndose una nota menta de nunca más volver a tocar esa cosa.

Le costó un par de minutos poder encontrar la forma de controlar los a veces erráticos movimiento de su ahora cola, pudiendo enrollarlas alrededor de torso y ocultarla al colocarse un suéter más amplio y menos pegada al cuerpos para que no se notará, la misma capucha la usó para ocultar sus orejas, que con lo alborotado que siempre era su cabello se camuflaban perfectamente.

Tomó su bolsa y salió de la cama con cautela, aún había unos pocos rayos de luz que se iban mezclando con la oscuridad de la noche que se aproximaba. Miró a ambos lados aún frente a la puerta un poco desconfiado. Suspiró y cerró sus ojos unos segundos antes de salir por completo y adentrarse en las calles casi desoladas.

Miraba constantemente hacia ambos lados sintiéndose extrañamente observando como nunca antes, se sentia incómodo, su cola se enroscaba contra su cuerpo con más fuerza y encogía sus orejas de forma preocupada y jalaba su capucha más hacia sus cara para asegurarse de que nadie viera nada.

—¡Kyoya!—

Caminó al menos un cuarto de hora antes de sentirse un poco más tranquilo, pero esa tranquilidad no puro mucho, pues sin querer se había cruzado con su grupo de amigos. Maldijo como un loco entre dientes cuando vio a Gingka correr hacia él con una gran sonrisa, cuando Kenta gritó su nombre, Madoka le sonrió y Benkei tal cual Gingka quiso echarsele encima evitandolo por muy poco.

—¿Qué haces aquí? ¿No dijiste que te quedarías en casa?— preguntó el pelirrojo a su lado, Kyoya se encogía sobre si mismo aún sosteniendo su capucha lo más dicimuladamente posible.

—Nada interesante la verdad, y pues, quise salir a caminar un rato...— respondió el peliverde tratando de sonar calmado.

-
—¿Kyoya?— llamó esta vez Benkei extrañado—¿Te vas?-—
preguntó el chico con cara entristecida y confundida, todos miraron al peliverde buscando una respuesta y éste tragó duro dando un paso atrás.

-Ah...Si, es decir, escuché que en una cuidad cerca de aquí había una competencia donde habrían personas que valían la pena enfrentar, así que quiero ir de inmediato- se excusó rogando por que le creyeran y no hicieran más preguntas, de nueva cuenta su cola se enroscó aún más en su cuerpo, como si tratara de decirle que se calmara.

—¿Competencia?— preguntó la castaña sacando su laptop y reclamando algunas cosas, Kyoya se tensó.

—*Mierda...*— gruñó el peliverde para sus adentros, se mordió el labio inferior nervioso dando otro paso más atrás.

—Que raro, no tengo ningún registro de alguna competencia por aquí cerca— hablaba la única chica del grupo aún con la cara pegada a la pantalla, todos los demás miraban la pantalla como si fuera lo más interesante del mundo, hasta que todos de nuevo voltearon a ver a Kyoya que ya tenía como 4 pasos más lejos de ellos.

—Bueno, es algo secreto, además será de noche en un lugar casi oculto, por lo que tengo que ser precavido, ni siquiera debí decirles pero ustedes son excepción...— explicó aun algo nervioso pero su rostro mostraba completa seguridad. No era que a Kyoya le gustara mentir, mucho menos a los que consideraba que era sus amigos o personas cercanas a él, pero situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas—... Así que si me disculpan, si no salgo ahora no llegaré a tiempo— caminó con seguridad conteniendo su respiración por en medio de los chicos de sus amigos y pasando los de largo, estos sólo lo veían extrañados, ya cuando Kyoya pensó que ya no tendría obstáculos en salir ileso de esa situación, de nuevo tuvo otro problema.

—¿Estás bien, Kyoya?— la voz de Benkei volvió a ser escuchada, sumamente preocupada y Kyoya arrugó la cara con arrepentimiento ¿por qué ese chico tenía que conocerlo tan bien?

Sin voltear, simplemente respondió.

—¿Qué quieres decir?—

¿¡Para qué mierdasr03; preguntaba!? ¡Sólo debía irse y ya!

—No lo sé, pareces... Preocupado— esta vez fue Gingka quien habló, ni siquiera se había dado cuenta de cuándo ese chico se había vuelto tan observador como el de cabello púrpura. Kyoya jaló un poco más hacia sí la capucha y hacia abajo la orilla del suéter, pensado que vería el nacimiento de su cola en cualquier momento.

—Eso es ridículo— espetó comenzando a caminar como si nada le importara lo que ellos estuvieran diciendo— Nos vemos— de despidió vagamente con la mano.

—Espera, Kyoya...—

—¡He dicho que ya me voy!— acemeró el paso ya teniendo lo peor, pero estos chicos eran demasiado persistentes, ambos fueron tras de él mientras les huia corriendo tan rápido como podía.

—¡Kyoya, por favor detente!— Pidió el pelirrojo casi pisandote los talones.

—¡Sólo déjenme en paz, les digo estoy bien!— volvió a decir el peliverde. Miró hacia el frente esquivando a un par de personas mientras continuaba corriendo como si la vida le dependiera de ello, aunque si lo pensaba bien, su vida estaba en riesgo. No quería enseñarles, no quería decirles nada, no quería ni siquiera estar allí, sólo quería estar solo —¡Ya dejen de seguirme!— volvió a gritar cerrando sus ojos con fuerza casi concentrándose en correr más rápido, ya estaba casi fuera, ya estaba cerca de un lugar donde nadie podría molestarlos y podría cargar con todo el solo, sólo unos cuantos metros más... Sin embargo, la emoción de llegar lo atrapó, y sin darse cuenta, la capucha que cubría sus orejas fue deslizándose por el viento fuerte en contra, y antes de que Kyoya desapareciera, el pelirrojo, que era el que estaba mucho más cerca de Kyoya, pudo notar como esas "cosas puntiagudas" sobresalian de su cabeza quedandose completamente pasmado y deteniéndose al instante tratando de adivinar di lo que vio fue real o no.

—E-Esas...Eran...—

**

A pesar de ya estar totalmente inmerso en el bosque que estaba a las afueras de la cuidad, Kyoya seguía corriente, no quería parar, pensaba que en cualquier momento alguien podría aparecer y verlo. Finalmente después de algunos minutos y ya demasiado lejos, terminó por detenerse frente a un lago. Totalmente exhausto se arrodilló en la orilla mientras trataba de regular su respiración, tosió un poco al sentir la garganta seca y se acercó más al agua para beber de ella metiendo por completo la cabeza, salió dando un fuerte respiro. Se quedó quieto por unos segundos dejando que el agua de despejara, dejando así que viera su propio reflejo. Se quedó quieto admirandose a si mismo con la poca iluminación que aún quedaba, miró su expresión preocupada y sin saber que hacer, tocó sus orejas con cuidado sabiendo ya que eran delicadas y suspiró resignado saliendo del agua para no ver más, se colocó la capucha de nuevo y comenzó a caminar de nuevo sin un rumbo fijo.

Caminó y caminó por esa clase de laberinto de árboles que ya conocía, no sabía que hora era pero por la posición de la luna debían ser cerca de la media noche, no sabía cuánto tiempo tenía caminando, sólo sabía que debía seguir alejandose. Realmente no tenía hambre, estaba acostumbrado a pasar tiempo su comer, el mismo se había acostumbrado a decir verdad, pero ya comenzaba a cansarse y realmente no veía ninguna clase de cueva o algo donde pueda refugiarse, por lo que esa noche decidió dormir en el suelo, pegado a un árbol y acurrucándose sobre si mismo, tal como un animal. Tomó la capucha y la atrajó un poco más hacia su cara, su cola se enredó más contra su pecho y tal cual un niño, se quitó las mangas del suéter para tener los brazos pegados a su pecho y calentarse el mismo, luego simplemente cerró los ojos y pocos minutos después cayó completamente dormido.

Cerca de ahí, demasiado cerca la verdad, unos ojos color ámbar observaban el cuerpo dormido del peliverde. Iluminado por la luz de la luna, el rostro de Ryuga hizo una morisqueta con perfecto fastidio, con cuidado y en silencio se arrodilló frente a Kyoya, quien no sabía lo pasa a su alrededor. Mentalmente Ryuga se preguntaba qué hacía ese chico a mitad del bosque y solo, mucho más en una zona en la que él consideraba peligrosa, pues seguramente el peliverde no sabía que estaba cerca de una zona de caza de un pueblo pequeño al norte. El albino acercó su mano derecha al cuerpo del chico, estuvo a punto de tocarlo cuando éste se removió un poco y pudo ver cómo su rostro se voltea en si dirección. Se quedó un rato observándolo, se veía tranquilo, demasiado sabiendo lo molestó y hasta malhumorado que podría llegar a ser el chico. La luz de la luna ahora iluminaba su rostro con gracia y belleza, algo que el había notado mucho tiempo atrás; su boca entre abierta dejaba escapar el aire con suavidad, algo completamente tentador. Su mano seguía extendida en el aire sin saber realmente si tocarlo o no, pero algo llamó su atención, al moverse Kyoya sin querer se había removido parte de la capucha, logrando que parte de su oreja derecha se asomada. Confundido y asombrado Ryuga jaló con cuidado la capucha descubriendo así que no era una clase de broma y que esas orejas eran demasiado reales para ser una diadema. Su mano viajo a la puntiaguda oreja y con cuidado la rozo con sus dedos, está se movió de forma graciasa tal como un gato lo haría.

Aún con su cara inexpresiva volvió a colocar la capucha en su cabeza y sin levantó sin interés alguno de continuar en el lugar o saber cómo demonios ese chico había conseguido esas orejas, no quería meterse en un problema cuando despertara y se diera cuenta de que él estaba cerca después de meses desaparecido.

Se dió media vuelta dispuesto a irse e ignorar el hecho de que se había encontrado con Kyoya. Ya unos cuantos pasos de él se detuvo en seco al escuchar el retumbar de los truenos a la distancia, respiró profundo apartando las ganas que tenía de tomar a Kyoya y llevárselo de ahí para que no pasara un mal rato, y comenzó a caminar de nuevo, pero otro trueno interrumpió su duro pensar y suspiró nuevamente resignado y enojado consigo mismo y con el clima, que parecía hacerlo aproposito para que se lo llevara. Dió media vuelta y caminó nuevamente hasta que quedó frente a Kyoya, se agachó hasta quedar a su altura y con la mayor delicadeza que su cuerpo le proporcionaba le alzó cargandolo contra su cuerpo, extrañamente era mucho más liviano de lo que se imaginó. Cuando se estuvo ya alzado con Kyoya entre sus brazos milagrosamente dormido, lo miró aún más cerca, más de lo que alguna vez había estado y casi rió cuando éste se acomodó mejor contra su pecho entre sueños. Lentamente y sin apartar la vista de su rostro dormido comenzó a alejarse en una dirección fija, en la dirección contraria hacia la tormenta en una clase de refugió que había encontrado horas atrás antes de salir a buscar algo para comer.

Cuando llegó a su destino con cuidado dejo a Kyoya en el suelo cerca de una fogata que ya tenía encendida y lo vió encogerse de nuevo en sí mismo en el suelo, esta vez no pudo evitar que una mueca muy parecida a una sonrisa se formará en su rostro antes de alejarse y salir de nuevo de la cueva.

Tan sólo una media hora después Kyoya fue despertado por el ruido ensordecedor de un rayo chocando contra el suelo junto con la fuerte lluvia, sus nuevas orejas eran demasiado sensible para cualquier cosa por lo que despertó casi dándole un infarto. Miraba a todos lados confundido, no sabía dónde estaba, se suponía que estaba a mitad del bosque. Observó la fogata a su costado, alguien lo había traído pero ¿Por qué? O ¿Quién?

Volvió a analizar la cueva en busca de ese "alguien" que lo había llevado ahí, pero no encontró a nadie. Sin ganas de seguir quedandose se levantó dispuesto a irse, pero se puso alerta cuando escucho pasos, se alejó hasta lo más profundo de la cueva y se quedó ahí esperando, desgraciadamente la luz de la fogata lo iluminaba, haciendolo aún visible.

Un figura alta apareció de repente corriéndo y se quedó dentro de la cueva cerca de la entrada, ligeramente sacudió su cabeza cual perro al estar completamente empapado y luego suspiró cansado dejando una clase de bara con un montón de pescados atados recostado sobre otra de las paredes de la cueva. Kyoya aún no podía reconocer a la figura poe lo que poco a poco se fue acercando con la esperanza de adivinarlo, grande fue su sorpresa cuando esos ojos ámbar lo miraron fijamente, estos parecían tener luz propio en la inerte oscuridad. Conocía esa mirada, la reconocida en cualquier momento en cualquier lugar, lo que más le sorprendió fue...Volver a la ver otra vez.

—E...Estás vivo...— Contuvo la respiración luego de esto al ver cómo se iba a acercando a él, trató de pegarse más a la pared a medida que el chico albino de iba acercando. Estuvieron frente a frente tan sólo a unos dos pasos de separación y cerró sus ojos con fuerza cuando Ryuga alzó su mano. No sabía que esperar de esa acción; un golpe, un movimiento errático, no lo sabía.

Abrió sus ojos rápidamente cuando la mano de Ryuga quiso retirar su capucha de su cabeza, y se apartó de inmediato rodeándolo y se acomodó la tela más cerca de su rostro mirando a otro lado. Ryuga pareció no interesarle en lo absoluto y simplemente lo dejo estar yendo de nuevo hacia los pescados, fue hacía la fogata y sentándose frente a ella, puso los pecados al fuego.

Otro fuerte trueno hizo respingada a Kyoya además de abrazarse a si mismo por la fuerte viento helado, la mirada curiosa de Ryuga lo miró por unos segundos y luego volvió a lo suyo, Kyoya puso los ojos en blanco por esa acción y con cautela se acercó a la fogata y se sentó frente a Ryuga del otro lado del fuego. Estiró los brazos dejando que el calor los llenara y así suspirando con alivió. Ryuga vió atento cada una de sus actividades, sin embargo cuando la mirada de Kyoya buscaba la suya la llevo de nuevo al fuego como si no lo hubiera observado.

—Ah... — Kyoya rascó su nuca aún sobre la tela tratando de buscar las palabras correctas para hablar con el albino— Supongo que...Gracias por traerme y no dejar que me alcanzara de lluvia, realmente hubiera sido molesto despertar completamente empapado— habló aún con su vista en él, pero Ryuga se rehusaba a apartar la mirada de las brasas— Entonces...Estás vivo, todos pensamos que te habías desaparecido tal como lo hizo tu Bey o algo por el estilo...— a pesar de seguir hablando, Ryuga parecía seguir ignorand—-¿Simplemente me vas a dejar hablando sólo?— le lanzó una mirada enojado al mismo tiempo que se cruzaba de brazos, haciendo lo imposible por que su cola continuara aferrada a su cuerpo y no se moviera de un lado a otro por su cambio de ánimo. En el poco tiempo que llevaba hablando esa fue la primera vez en la que Ryuga le había correspondió la mirada, helandole la sangre de con una sola mirada, era tan penetrante y fina, daba escalofríos.

—...¿Qué hay debajo de tu capucha?— preguntó con voz grave y mirada tranquila mirando fijamente el objeto, como no supiera ya lo que había debajo. Kyoya se movió incómodo y se mordió el labio inferior mientras se sonaba los brazos buscando una excusa.

—¿En serio es todo lo que tienes que decir...?— lo miró por un segundo volviendo do a apartar la vista— No hay nada debajo, sólo que está haciendo frío últimamente, así que decidí usarla cuando salí de viaje— invento, aunque realmente ni él se lo creía, otro trueno demasiado fuerte chocó contra el suelo e hizo de nuevo hacer estremecer a Kyoya, tomó la capucha con ambas manos y la jaló para así tratar de hacer que el sonido no llegue tan fuerte a sus nuevas y sensible orejas.

—¿Estás bien?— preguntó Ryuga alzando una ceja.

—Perfectamente...—murmuró.

—...Deberias dormír, no hace mucho pasó de la media noche, aún es bastante tarde— opinó Ryuga revisando los pescados con cautela, notando que ya algunos estaban listos, por lo que tomó uno y comenzó a comerlo con tranquilidad.

—Realmente ya no sé si puedo volver a dormir— Kyoya lo vió comer y luego apartó la vista hacia dentro de la cueva, verlo comer extrañamente le hizo tener hambre, por lo que no mirarlo seguía lo mejor.

—...Ok— fue lo único que dijo el mayor mientras continuaba degustando el pescado. Luego de un rato el hambre se había vuelto insoportable por el constante olor a pescado que llegaba a su nariz, por lo que Kyoya se levantó y se fue a la entrada a sentarse lo más cerca que pudo para no mojarse con la lluvia. Ryuga lo observo intranquilo, sabiendo que el chico no estaba del todo bien.

Kyoya veía las gotas caer fuertemente sobre el suelo, sus orejas estaban bajas y se cola con fuerza aferrada a su cuerpo tratando de darle calor. Estaba abrazado a sus piernas y respiraba lentamente, aún no sabía que era eso que le estaba pasando, como quitarselo, qué haría o a dónde iría, no sabía nada y estaba asustado, muy en el fondo, pero lo estaba.

—Hey...— se estremeció cuando la voz de Ryuga lo sacó de sus pensamientos, alzó la vista encontrandolo parado a su lado con un pescado en mano, ambas miradas se encontraron y Kyoya no supo realmente como interpretar la suya— Come algo...Estás pálido y estar aquí no te ayuda— dijo mientras le extendía la comida, parecía más una orden que una sugerencia, pero Kyoya realmente no tenía ganas de discutir.

—Claro...— respondió vagamente tomando el pescado y comiendolo de la forma menos desesperada posible, olía tan delicioso, tenía un olor fuerte y exquisito, más asentuado de lo que alguna vez lo había olido. Sintió como Ryuga se sentaba a su lado y se dedicaba a también a ver el caer de la lluvia. Tan sólo unos pocos minutos después el peliverde dió un suspiró de satisfacción al terminar de comer, era agradable dejar de sentir ese vacío en su estómago de una vez por todas.

—Es gracioso... Acabo de tener una clase de Déjá vu— comentó Ryuga aún viendo a la lluvia, Kyoya lo volteó a ver curioso.

—¿Ah si?—

—...Cuando pasaba todo lo de Némesis y lo de la destrucción del mundo, Kenta fue a buscarme pidiendo que los ayudará a derrotarlo por no-sé-qué-cosa, como ya debes de saber— Kyoya asintió con la cabeza—Pero, me negué y el decidió seguirme, un "no" no pareció ser suficiente para él, era como una garrapata además de ser completamente inútil— soltó algo así como una risa corta— Una vez trató de pescar por su cuenta, aparte de casi ser comido, terminó con resfriado. Sentí lástima y le di fuego para calentarse al igual que algo de comer... Tal cual lo acabo de hacer contigo— finalizó el albino viendo al peliverde.

—¿Tu siendo amable? No me lo creo— rió burlón el ojiazul.

—Creelo, Tategami, tienes el privilegio de estarlo viviendo— rió ligeramente el de ojos ámbar.

Después de eso ambos sólo se quedaron viendo la lluvia, el peliverde se abrazaba a si mismo tratando de soportar el frío, no quería levantarse es ir al fuego ahora mismo además de que el sonido de la lluvia era relajante, y verla caer siempre le gusto, aunque ahora era un poco diferente por alguna razón que no sabía identificar bien. Vió de reojo que Ryuga hacia lo mismo que él, observar la lluvia en completo silencio. Quería sabes que era lo que pensaba, era una clase de necesidad que había crecido en él en sólo unos segundos y realmente pensabas que tenías la suficiente confianza para preguntarselo, pero algo lo frenó: Ryuga volteó a verte haciendo que Kyoya desbiara su mirada de él antes de que se cruzaran una con la otra, ahora tenía una necesidad más grande de saber que pensaba, bajó un poco la cabeza abrazándose a sus piernas y mirando a otro lado, evitando así aún más la mirada del albino y suspiró con pesadez, de nuevo estaba cansado y quería dormir. Sintió la mano de Ryuga rozar su hombro y volteó a verlo rápidamente, éste lo miraba ansioso mientras acariciaba entre sus dedos la pela de su suéter, sin haber dicho una sola palabra Kyoya sabía que quería ver debajo, tanta insistencia le aseguraba que él ya había visto lo que ocultaba, y aunque él no lo supiera, tarde o temprano iba a averiguar, así que simplemente se dejó hacer,  pues ahora que se daba cuenta, no tenía planes de apartarse muy pronto del albino.

Lentamente y como si tuviera miedo de lastimarlo, Ryuga retiró su capucha, Kyoya escondió aún más su cara entre sus piernas avergonzado y asustado de como Ryuga iba a reaccionar, movió sus orejas un poco al sentir el viento fuerte y frío contra ella, no se sentía del todo bien. De forma curiosa Ryuga se acercó un poco más a Kyoya y miró más de cerca sus peludas orejas y con una mano acarició la oreja derecha, lo hacía más bien por saber si se sentía igual a la de un gato común y corriente, efectivamente era igual, solo que más grande. Al sentí la suave caricia Kyoya cerró sus ojos y se relajó, se setian bien los dedos de Ryuga sobar con cuidado esa zona sensible. Ladeó un poco la cabeza en dirección a Ryuga, pidiendo de forma inconsciente que continuara, el albino captó el mensaje y ésta vez acaricia ambas orejas. En algún punto Kyoya comenzó a hacer un sonido muy parecido al ronronear de un gato, algo que le pareció fascinante al albino. La cola del peliverde se relajó de igual forma y casi de forma tímida salio del suéter, se movía de un lado a otro de forma lenta, demostrando de una forma más clara que al chico le gustaba lo que hacia, sorprendiendo mucho a Ryuga pues él no sabía de ese otro detalle que Kyoya tenía.

Ryuga se dejó llevar un poco en sus caricias al recibir una grata aprobación inconsciente del ojiazul, una de sus mano descendió hacia la barbilla del chico rascando un poco en ese lugar, el ronroneó se hizo más fuerte e incluso Kyoya alzó un poco la cabeza buscando más contacto. Sus ojos permacian cerrados y con una expresión regalada, algo que hasta ahora había podido ver en él, seguro todo ese asunto de las orejas y la cola lo tenían bastante angustiado.

Ryuga seguía analizando todo de Kyoya, deleitándose y relajándose el mismo al acaricialo sin recibir ese trató arizco que el chico siempre tenía con todos, y perdido en sus sentimientos, el albino terminó por presionar sus labios con los de Kyoya detenido sus caricias. Era un beso casi inexistente, tal vez ni siquiera podía llamarse un rose de labios y definitivamente no fue algo que el albino había planeado. Kyoya entre abrió sus ojos al sentir los fríos labios de Ryuga contra los suyos, sin saber realmente que hacer y aún atontado por las caricias sólo se quedó quieto y dejó que Ryuga se separara por su cuenta, éste ni siquiera lo miró al separarse, seguía con los ojos cerrados se levantó de inmediato.

—Deberiasmos dormir...— sugirió este caminando de nuevo hacia la fogata, Kyoya lo observó irse y acostarse frente al fuego pero dándole la espalda. Volteó al frente nuevamente y su cara se encendió de inmediato en un fuerte color rojo ya no tan atontado y concientes de lo que hizo al dejarse acariciar tanto por Ryuga, era se sentía ridículo pues literalmente lo había tratado como una mascota, además...El beso. Eso lo tomó por sorpresa, no sabía que pensar ¿Ryuga se había aprovechado de él porque lo vió indefenso? ¿Volvería a hacerlo aún cuando él éste más consciente? ¿A dónde era que quería llegar con ese beso? ¿Por qué lo hizo?

Con cuidado Kyoya acarició sus labios con sus dedos, el tacto frío le recordó mucho a los labios de Ryuga y por esto los apartó de nuevo avergonzado, se levantó y volvió a acomodarse la ropa para esconder sus "atributos" y tal cual hizo Ryuga se acostó frente al fuego dándole la espalda, del otro lado de donde Ryuga estaba, no sabía si quería estará cerca de él aún, ese beso lo tomó demasiado desprevenido y tan vez piense mucho en ese antes de quedarse dormido por fin.

.

.

.

 

 

Notas finales:


Bueno 6w6..

Un pequeño y extraño nuevo trabajo que se me vino a la cabeza

No será muy largo, pero no estoy segura de cuantos capitulos serán ._.

Espero les guste :'3

Comenten, amenme...Y nos vemos cuando tenga como 3 comentarios el cap 💗

Nos vemos >wo

Besos <3

 


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