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Edge por Lilith Lawless

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Notas del fanfic:

SUP!

 

Llevo menos de dos meses en el fandom pero heme aquí :v

 

Vivo eternamente enamorada de Severus, lo shippeo con varios personajes -EJÉM JamesHarryRemusLuciusSiriusLily- pero quise iniciar a escribir con el retrasado de Sirius :')

 

No tengo planeado que sea un fic tan largo... a no seeeer -WhenYouKnowYourself- :v

 

Les aventaré toda la saga en un par de párrafos (añadiendo algo propio), así que cuidado xD bajo advertencia no hay engaño.

 

Éste fanfic se encuentra únicamente en ésta plataforma. Si lo ven en otro lado y no aviso aquí que lo subí, es plagio.

 

Nos vemos abajo ♥

Rodó los ojos con fastidio, se había peleado nuevamente con Quejicus a la mitad del pasillo, el Slytherin venía junto a Lucius y él, inseparable, con Cornamenta. Dumbledore les había visto justo cuando enviaban hechizos "inofensivos" hacia las serpientes, dejándoles completamente empapados. El director había decidido que desde ese momento y hasta nuevo aviso, en todas y cada una de las clases compartidas tendrían que ponerse en parejas; James con Malfoy y él con Snape. Ahora, a la mitad de la clase de adivinación, el Black cabeceaba mientras escuchaba parcialmente la gangosa voz de su profesora hablarles en tono dramático sobre la lectura en la bola de cristal, tema que estarían trabajando durante esa semana y la próxima. Dirigió una rápida mirada a Quejicus, el chico se notaba incluso más aburrido que él; sus orbes grisáceas se pasearon por toda el aula, James intentaba apreciar algo en la bola, Malfoy, frente al de gafas, se limitaba a destrozarlo con los ojos producto de sentir Potter era muy poco, Remus y Peter cuchicheaban al fondo... nada interesante. Fijó la vista en el objeto al medio de la mesita, no lo iba a matar el intentar ver algo. Entrecerró los ojos, puso su mente en blanco y se concentró en el tono magenta que se difuminaba en el centro del cristal. De pronto sintió un mareo, como si le hubiesen golpeado en la cabeza, y todo se volvió confuso, cambiando en una escala de colores grises con tonos negruzcos.

Lo primero que notó al espabilar fue que él y James se encontraban a lo lejos frente al sauce boxeador, era de noche y la luna llena radiaba imponente a la mitad del cielo. Conversaban sobre Peter y una indigestión que le había dado, burlándose de ello; en pocos minutos un jadeante Snape se acercaba varita en mano. Sirius había sonreído y tras susurrarle algo a su hermano del alma le había hecho retirarse. Severus, contrariado, le observaba sin decir nada. Él se acercó «¿No quieres saber lo que escondemos, Quejicus? Si tu odio es demasiado grande y no eres cobarde, entra» susurró cuan demonio en tono persuasivo al oído del más bajo y tras detener al sauce el Slytherin se adentró. Tras un par de minutos esperando James aparecía, él reía y le contaba entre carcajadas lo que había hecho, pero contrario a lo que esperaba el Gryffindor en vez de reír le soltó un puñetazo en la cara «¡Eres un imbécil!» le gritó antes de entrar al pasadizo. Él observaba el túnel, cuando de repente y sin previo aviso para la bilis que se estaba reuniendo en su garganta un herido James salió, cargaba a Snape con dificultad; Sirius enmudeció, el chico entre brazos de su amigo estaba más pálido de lo normal, cosa que hacía resaltar el hecho de estar bañado en sangre y tener el uniforme rasgado, dejando entrever múltiples heridas tanto profundas como frescas. James le ignoraba mientras corría con el muchacho dentro del castillo.

Volvió a marearse, y se vio sentado en una sala, James y Lily acaramelados en el sofá del frente, ambos, e incluso él mismo, lucían más maduros. Sonrió al pensar que finalmente Evans le daría el sí a Cornamenta. Un llanto dejó escucharse, era un bebé. «Harry se ha levantado» dijo Lily y se levantó apresurada, saliendo por la puerta, pasando a un lado de él. Los matices se revolvieron, colocando otra escena; eran Quejicus y Dumbledore, el Slytherin vestía por completo de negro, su expresión era una que nunca había visto: desprendía dolor. «La profesía no trataba sobre una mujer, hablaba sobre un bebé nacido a finales de julio» dijo el anciano «¡Sí! ¡Pero él piensa que es el hijo de ella! Planea encontrarlos y asesinarlos. Te lo suplico, escóndelos, escóndelos a todos» había rogado «¿Y qué me darás a cambio?» preguntó el director con suma arrogancia «Lo que sea» respondió el otro en un hilo de voz. La imagen se distorsionó en nueva cuenta, no pudo caber en sí cuando pudo apreciar a un mago cuya cara no logró distinguir debido a la túnica que llevaba puesta, asesinar vilmente a James, a Lily e intentarlo con un bebé. Cuando los tonos cambiaron y con ellos la escena se vio a sí mismo en Azkaban, culpado de traición a los Potter y el asesinato de catorce personas, incluido su amigo Peter Pettigrew. Su desesperación duró poco, cuando se percató, frente a sí pudo visualizar a Snape, quien se quejaba con Dumbledore «¡Dijiste que los protegerías!» reclamó siseante «Ellos confiaron en la gente equivocada, Severus» respondió el mago, la expresión en cara del pelinegro era incluso peor que la anterior «El bebé sobrevivió» volvió a hablar el anciano «¡No necesita protección! ¡El señor oscuro murió!» gritó Snape alterado «El señor oscuro volverá, y cuando eso suceda el niño correrá un grave peligro» tras un corto mutismo añadió: «Tiene sus ojos» los orbes ónix de Severus se iluminaron pobremente, haciendo que Sirius se replantease lamentable un par de cosas. Albus tomó la palabra «Si de verdad la amabas-» «Que nadie... se entere» le interrumpió «No desvelaré tu lado bueno, Severus, incluso si día a día arriesgas tu vida tu vida por él».

En lo que duró su parpadeo se vio entremedio de otra situación: una celda en lo más alto del edificio de Azkaban, rodeado de tres dementores que le torturaban sin descanso; sucio, delgado, descuidado y al borde de la muerte se aferraba a la cordura con un fino recuerdo, ver a un niño entre brazos de Lily y James, el chico estaba solo y era su deber rescatarlo, sintió.

Cerró los ojos y colocó sus manos en su cabeza, intentando deshacerse de las asquerosas imágenes, más una voz demandante le hizo espabilar de inmediato «¿Algo nuevo, Severus? » Había preguntado un hombre de repugnante y desdeñosa apariencia jodidamente similar a la de una serpiente «Nada, mi señor» dijo Snape arrodillado en el suelo, sin verle a la cara. El sujeto se levantó del trono de plata en el que estaba sentado y, con los pies descalzos, caminó altivo hacia el pelinegro «Tom, Severus, ya te lo he dicho antes» habló con un extraño tono de voz que el Black no supo identificar y se colocó en cuclillas, tomándole el rostro con las sucias manos para obligarle a verle de frente «Tú eres el único que sabe de mi ascendencia, Severus, somos iguales en términos generales. Puedes tratarme mejor» vio a Snape tragar con dificultad y desviar la mirada de los rojizos orbes penetrantes, «¿Qué pensarán los demás? Le perderán el respeto, mi señor» respondió frívolo. El sonido de una bofetada hizo eco en el enorme salón «Nunca te dije que me ignoraras, Severus; me molesta no tener atención, debes de haberlo deducido ya» soltó incorporándose «A veces eres muy complicado, pero podemos arreglar eso» el tipo metió la mano en la manga de su túnica y sacó su varita «¡Cruciatus! ». Su instinto le gritó que hiciera algo, iba a acercarse al ahora adulto Snape para protegerlo, pero antes de siquiera dar un paso la imagen cambió. Y lo entendió, Severus era doble espía, tanto del bando bueno como del malo, y sufría en ambos. Dumbledore no le daba mucha importancia y el tal Tom le torturaba horriblemente con maldiciones. Se sintió a morir, pero el disgusto por las crueles escenas le duró poco para llegar al borde de la desesperación. Bellatrix, su prima Bella, le asesinaba a sangre fría frente a un muchacho idéntico a James.

Dio una arcada, era demasiado, tenía que parar, debía parar, pero no lo hizo. Ahora estaba Severus, el hombre hablaba con Albus, cuya mano derecha estaba gravemente herida y era sostenida por las dos delicadas del Slytherin «Toma esto, confinará la maldición a tu mano» le dijo entregándole un grial de oro con lo que supuso era una poción «¿Por cuánto tiempo? » Preguntó Dumbledore, derrotado «Tal  vez un año» respondió el hombre y se levantó rápidamente, dispuesto a irse «No me ignores, Severus» le detuvo Albus «Ambos sabemos que Voldemort le ordenó al joven Malfoy que me matara. Si él falla cualquiera pensará que el señor oscuro recurrirá a ti... Tú tienes que ser quien me mate, Severus» se cubrió los oídos, dejándose caer de rodillas al suelo, quería gritar hasta desgarrarse la garganta; les vio mover la boca unos momentos hasta que Snape invocaba un patronus, una hermosa cierva, como el ciervo macho que James invocaba de igual modo. Era preciosa, tanto que le hizo recobrar la compostura. Los tres observaron impresionados como ésta salía por una ventana «¡Lily! » Exclamaba el anciano, fascinado, pero segundos más tarde sus ojos azules observaban al pelinegro con lástima «¿Después de tanto  tiempo? » Y el hombre le sonreía débilmente «Siempre». Sirius frunció el ceño, ¿Qué tenía que ver Lily? ¿Acaso estaba enamorado de ella? Observó los colores revolverse hasta formar una tinta negruzca Y lo último que pudo ver fue la dolorosa imagen de su odiado compañero ser asesinado por una enorme serpiente y se dejarse llevar por la muerte en brazos del mismo muchacho que lo vio morir a él.

Soltó un jadeo, el grito murió en su garganta antes de siquiera poder sacarlo. Estaba de vuelta en el aula, de pie, con toda la clase viéndole atónitos. Sintió tibias gotas bajar por sus mejillas, más el susto le impidió preocuparse en manchar su ruda imagen.

— ¿Joven Black?— preguntó la mujer, acercándose curiosa para analizar su rostro más pálido que el papel— Por Merlín... Usted... ¿Qué fue lo que vio?

Sirius negó con la cabeza—, ¿Puedo irme?— preguntó en un hilo de voz.

— Yo... Claro— ella tomó a Severus por el hombro—. Joven Snape, lleve a Black con la señorita Pomfrey, por favor

El Slytherin obedeció de mala gana. Tomó sus cosas, guardándolas en su mochila y al ver cómo Sirius temblaba decidió cargar también con los útiles del otro. Ambos bajaron del aula en silencio, el Griffyndor iba enfrente con las manos en las bolsas y la cabeza gacha. Contrario a lo que pensó, Severus no sintió tanto gusto al verlo así, era más grande la curiosidad por lo que había dejado tan sumiso al rebelde de los Black que su odio por él en sí. Quiso preguntarle qué demonios es lo que había visto, pero no sabía cómo entablar una conversación con el que ya era su enemigo declarado. Prefirió seguirle en silencio por los pasillos. Incluso le sorprendió que el león pasara de largo ignorando a Peeves, quien se burlaba cantando porque el mayor buscapleitos del colegio lagrimeaba en silencio. No quiso admitirlo, pero le preocupó que siendo quien era, dejara se burlasen de él. Cuando llegaron a la enfermería la tonada de "Black lagrimitas~ Black lagrimitas~" dejó de escucharse. Pomfrey no estaba, por lo que tras colocar la mochila del Gryffindor en los pies de una cama cercana dio media vuelta y se dispuso a salir.

— No te vayas, por favor— le habló Sirius por primera vez desde que salieron del aula. Severus vio su muñeca ser apresada por la fría mano del adolescente, quien pese a estar tan demacrado anímicamente le observaba determinado— Severus...— el aludido pudo notar como el rostro ajeno se deformaba en una mueca dolorosa. Y le abrazó.

El de mirada azabache no supo qué hacer; si bien no había opuesto resistencia, tampoco correspondió al gesto. Únicamente dejó que el más alto se desahogara entre sollozos, podía soportarlo. Sí, lo odiaba, pero no estaba en posición de juzgar, pues todo mundo se rompía en determinado momento; con la frase en mente repitiéndose cuan mantra cerró los ojos para que todo pasase rápidamente, pero no estaba listo para lo que prosiguió a eso:

— Lo siento... lo siento tanto, Severus— habló entre hipidos infantiles—, Jamás creí que fueses capaz de llegar a tanto por Lily— le apretujó— Perdóname, por favor... por esto, por todo, yo no... quiero decir... soy un imbécil

La cara de Snape era un completo poema; si alguien esa mañana le hubiese dicho que Sirius Black se quebraría frente a él, lo abrazaría y le pediría disculpas, él le habría mandado un crucio por graciosito. Pero no, ahí estaba, con Black desbordado en emociones aferrándose a él como si fuese lo único a su alcance, y tal vez lo era. El pecho se le oprimió; ésta vez no se trataba de una broma muy bien elaborada, ahora todo era real. Subió tímidamente los brazos e intentó colocarlos en la amplia espalda del contrario, más se vio arrepintiéndose a medio camino, regresando sus extremidades a los costados.

Permanecieron así hasta que Pomfrey arribó. Al ver el deplorable estado del sangre pura votó por darle una poción para dormir, bajo la atenta y aún sorprendida mirada del joven descendiente de los Prince, quien no se fue hasta que Sirius cayó rendido por el efecto del líquido administrado, a petición del mismo Gryffindor.

Cuando salió se encontró al resto de los merodeadores dando vuelta por el pasillo. Potter y Pettigrew le observaron desconfiados, pero antes de cualquiera decir nada Lupin tomó la palabra—. ¿Sigue adentro?— el serpiente asintió con la cabeza. Remus soltó un suspiro—, Gracias por traerlo, Severus

— Por nada— respondió extrañamente amable y continuó su camino hacia la clase de transformaciones.

—... ¿Ese era Quejicus?— preguntó Peter siguiéndole con la mirada. James se encogió de hombros ante la pregunta y Remus continuaba con los ojos abiertos de par en par—. ¿Habrá matado a Sirius? Se veía en paz

Lupin dejó florecer una sonrisa—, se lo merecería, Colagusano, pero lo dudo— dijo, caminando en nueva cuenta hacia la enfermería, con Potter y Pettigrew siguiéndole un par de pasos atrás, quienes aún daban fugaces miradas hacia el pasillo por el que se había ido el Slytherin. Remus tocó un par de veces la puerta antes de permitirse el abrirla; la señorita Pomfrey les echó una mala mirada desde el fondo de la habitación.

— ¿Qué están haciendo aquí?— preguntó enfadada, dejó de lado el recipiente qué traía entre manos sobre una mesita y se acercó a ellos, dispuesta a sacarlos—. Él está dormido y las visitas no se permiten

—¡E-espere un momento por favor!— le pidió Remus en un susurro apresurado—, Al menos deje qué uno de nosotros se quede, por si despierta, él se puso muy alterado hace un rato y tememos que se repita si se levanta y se encuentra sin alguno de los tres

La mujer pareció meditarlo poco, pues de inmediato se hizo a un lado para dejarlos pasar—, Sólo porque es un caso especial, ya que de verdad me costó calmarlo hace unos minutos— suspiró—, pobre chico, jamás había visto que un Slytherin se llevase tan bien con un Gryffindor... incluso se quedó esperando a que la poción para dormir hiciera efecto—, los tres leones se observaron entre sí, incrédulos, ¿Severus Snape comportándose de esa forma con Sirius Black? ¿Quejicus? ¿Con uno de los merodeadores? y no sólo eso, sino que era su primer pesadilla, pues Potter hacía bromas pequeñas pero continuas, sin embargo, Sirius era mucho más salvaje, pues la mayoría de las veces que el chico había ido a parar a la enfermería eran resultado de la sádica marca Black que el Gryffindor traía en la sangre—. Se los encargo, muchachos, saldré por un momento— sentenció antes de guardar el frasco de cristal en un cajón y conjurarlo para que nadie fuese capaz de abrirlo. Se despidió de los alumnos con un "hasta luego" y salió del lugar.

— Ese imbécil de Sirius nos debe muchas explicaciones— recalcó James cuando la mujer se hubo ido.

Los tres tomaron asiento en la cama contigua a donde su amigo reposaba con las mejillas humedecidas; esperaron por tres horas entre conversaciones triviales hasta que el sonido de sábanas moverse les hizo voltear.

— ¡Canuto!— saludó James contento

— ¿Cómo te encuentras? Quisimos ir contigo en cuanto saliste con Severus, pero tuvimos que esperar a que terminara la clase...—habló Remus

—¡Mierda! ¡La clase con Slughorn!— gritó Colagusano— dijo que no podríamos faltar otra vez

—No se preocupen por mí— habló Sirius por primera vez, su voz rasposa le impidió conversar con un tono alto, por lo que el resto de merodeadores decidieron callar para poder escucharle mejor—. Puedo quedarme solo— admitió cabizbajo

Remus frunció el ceño, inconforme y nada convencido con la propuesta del otro—, Ni lo pienses, ¿y si nos turnamos?, primero James, luego yo y al final Peter. Al fin y al cabo, únicamente nos quedan tres horas de clase—Observó a Potter—, Cornamenta, diremos que estás cuidando a Sirius, total, la noticia se regó muy rápido

El Black, sin prestar atención a lo último, iba a negar rápidamente y pedirles que se fueran, más su revoltoso compañero de travesuras se apresuró a asentir entusiasmado. Tras chocar puños entre los que se iban y los que se quedaban, la mitad de ellos procedió a retirarse. Estando ya a solas con James, Sirius tomó un poco de aire de manera nerviosa; Potter le veía con los brazos cruzados y una ceja alzada, interrogante, como cada vez que quería saber algo y sabía ya de antemano que se lo dirían. Canuto exhaló, se aclaró un poco la desgastada garganta y comenzó a hablar; contó todo a absurdo detalle bajo la atenta y sorprendida mirada del cazador de Gryffindor, comenzando desde la escena en la sala.

Al finalizar James le miró contrariado—, no es que no te crea, hermano, pero ¿cómo sabes que en realidad fue una visión del futuro?

— Porque yo vi algo más— Sirius permaneció en silencio un par de segundos bajo los penetrantes ojos miel de su amigo—. En luna llena Quejicus nos seguía, Remus ya estaba en la casa de los gritos y Peter había enfermado, así que sólo estábamos tú y yo. Quise hacerle una jugarreta a Snape para quitarle lo entrometido y te pedí que te fueras— carraspeó nervioso—. Le dije que... ¡Que se adentrara a la casa de los gritos si quería descubrir nuestros planes! ¡Después todo fue muy rápido! —subió el tono de voz comenzado a alterarse—, ¡Remus aulló y se escucharon los gritos de Snape! ¡Yo estaba cegado y cuando regresaste te conté entre risas lo que había hecho! ¡Me golpeaste por imbécil y entraste a rescatarlo y luego saliste herido con el cuerpo de Snape entre los brazos— gritó— Dioses... ni siquiera sé si estaba muerto

James le colocó ambas manos en los hombros intentando calmarle— ¡Tranquilo! Fue sólo una ilusión

Sirius negó con la cabeza— No es así, Cornamenta. Quejicus sospecha, yo tenía planeado hacerlo la semana que viene, darle pistas para que nos siguiera

— ¿Qué?— le soltó— ¿¡Estás lo-

— ¡Por eso te digo que vi el futuro!— lo interrumpió— ¿Recuerdas al tal Voldemort? ¿Ese que anda en boca de todos? ¡Estoy seguro de que es él quien lo hará todo! ¡Escuché su nombre!

James se mordió los labios en ademán nervioso—. ¡Está bien maldita sea! ¡Te creo!— anunció exasperado— Te ayudaré, oráculo viviente, a evitar lo que viste... pero por favor prométeme que no le harás esa estúpida broma a Quejicus

Black asintió, aliviado de sentirse comprendido—, Promesa de hermanos

El de gafas de dio un par de palmaditas en la espalda—. Y hablando de Quejicus... ¿Por qué casi todo tuvo que ver con él? Hasta me hiciste sentir mal... No sabía que por mi culpa podría a quitarle un gran amigo a Lily— suspiró—, Snape ha demostrado ser alguien respetable y creo que... ¡Agh! creo que le debemos una disculpa

Sirius le miró como si estuviese loco—. ¿Eres idiota? ¡No pienso disculparme con Quejicus!— gritó desviando la mirada. Esa disculpa vergonzosa entre el llanto de momentos atrás debía mantenerse oculta por el bien a su reputación para con sus amigos—. Simplemente dejemos de molestarlo

Bajo el asentimiento de James, Sirius Black se propuso hacer algo al respecto, pues no quería que en verdad sucediese lo que la bola de cristal le permitió ver. ¿Y qué mejor manera de iniciar que con la misma bola? 

Notas finales:

Seeeeh

Pueh aquí está el primer capítulo. Den sus opiniones al respecto, me gustaría leerlos de igual modo y saber si puedo mejorar en algo. 

Ésta Slytherin se despide por el momento. Au revoir! ♥ 

QueNerviosConMiPrimerFanficDeHarryPotter :'v


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