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La Baignoire. por NeferetteRoju

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Notas del fanfic:

Los personajes le pertenecen a Shiori Teshirogui y Masami Kurumada.

Un oneshot de esta interesante crack, Manigoldo y Degel. 

Una mañana en el santuario, cuando recién pegaba el alba, el guerrero de escorpio se encontraba de manera optimista, alistándose para salir a arreglar algunos asuntos en la villa.
Así mismo, el santo de cáncer, Manigoldo, había salido temprano para acarrear agua para su baño como acostumbraba cuando se daba dicho evento. Sin embargo, esta vez se dirigía al templo del tonto Kardia, ya que desde hace varias semanas su tina de baño se estropeó y no había hecho por componerla. Durante estos días había estado deseando tomar un relajante baño en ella, por lo que le pediría al griego que le dejase usar la suya.

Kardia salió de su templo y se topo al italiano.

- ¿Hum? ¿Qué diablos haces?

-Mi tina se estropeó y quería pedirte que me dejaras ducharme en la tuya.

-¿ah? ¿Es necesario que tomes el baño en la tina?

- Por favor bicho, llevo días deseando relajarme así y no he podido.

-Ahhh, bueno. Regresaré hasta tarde no hagas desastres.

Se marchó.

***

En poco Manigoldo se encontraba disfrutando de su agua espumosa sin mas contratiempos.

***

Templo de Acuario.

El joven Degel quien recién se levantaba, se alistaba para comenzar su día, entre esto pudo divisar en su mesa la correspondencia que se supone, Kardia debió llevarse hoy al pueblo, pues ayer justamente le pidió este favor al saber que el escorpio iría para allá.

"Este tonto olvidó lo que le pedí que llevara, bueno, puede que aun lo alcance en su templo, espero no haya decidido ser puntual el día de hoy" Se dijo mientras bajaba rápidamente a escorpio aun con ropa de dormir.

***

Templo de Escorpio

Cuando Degel llegó no dudó en entrar. Aparentemente no había nadie, pero de repente escuchó algunos ruidos que provenían de los aposentos.

-fiuuu. Dijo aliviado, así que se adentró a donde provenían los sonidos. "Oh está tomando un baño" pensó.

Entró para decirle que no olvidara llevar su correspondencia, sin embargo, vio que este estaba sumergido en el agua como si no tuviera prisa, así que se aseguraría de saber si aun tenía planes de ir a la villa.

-Olvidaste traerte mi correspondencia. ¿Aun estás pensando ir allá o no? Dijo mientras se sentaba en el filo de la tina y por simple afán de molestar tocaba el agua enfriándola completamente.

Cuando ésta perdió su tibieza, el susodicho salió del agua precipitadamente.

El peli verde se asombró de su pequeña confusión pues pudo ver bien que se trataba de Manigoldo y no de Kardia.

- ¡¿Pero qué demonios crees que haces Degel?! ¡¿Acaso estás loco?! Exclamó el italiano temblando por la de repente sensación.

Degel estaba un poco atónito, será posible que se haya equivocado de templo. Por supuesto que no, cáncer estaba muy lejos aún.

- ¡¿Manigoldo?! ¿Pero que haces tú aquí, en el baño de Kardia?

- ¿Qué te supones? Tomando un baño señor genio, ¡pero lo has arruinado! Dijo mientras salía completamente del agua e ir a coger su toalla.

-En verdad lo siento, yo solo esperaba encontrar a Kardia aún, ya que olvidó llevarse un encargo mio y como escuché ruidos no tuve duda en que era él. Jamás imaginé encontrarte aquí.

-Pues ya viste que era yo, ni modo tendré que largarme. Espero no me de una pulmonía por tu culpa.

-No digas eso, tendrás que abrigarte.

- No traje nada para abrigarme. Adiós. Decía disponiéndose a salir del la habitación ni bien vestido.

- ¡Espera! Tan siquiera aguarda hasta secarte bien, puedes envolverte en las sábanas de Kardia y recuperar algo de calor ¿qué te parece?

Manigoldo decidió hacer caso como no queriendo pero al final escuchó aquellas recomendaciones.

Se dirigió al lecho del escorpio he hizo lo que le aconsejaron.

-Lamento haber arruinado tu baño Manigoldo, me retiro a mi templo.

-¡Espera un momento Degel! Hay algo que me lo llevo preguntando desde que regresamos de Francia.

Acuario pausó y se puso un tanto nervioso.

-¿Si? Dijo con un rostro sorprendido.

Manigoldo solo hizo una seña para que se acercara.

Degel no tuvo mas que acceder.
-Ahhh. Suspiró. -¿Qué es lo que quieres saber? Dijo al sentarse justo a su lado.

Cáncer solo lo veía minuciosamente.
-Dime Degel, qué pasó aquella noche en Francia.

El joven peli verde solo se acomodó sus anteojos y con algo de dificultad dijo:

- ¿Qué se supone que tendría que pasar? Solo hicimos lo que tuvimos que hacer, descansar y asegurarnos de que ustedes no interrumpieran nuestro descanso, por eso nos quedamos en la misma habitación ¿algún problema?

- ¡Hum! respingó el italiano. -Bueno ya que no quieres decirme la verdad, que tal si mejor me ayudas a recuperar calor. Dijo con mueca cínica.

Degel rió en sus adentros y contestó:

-Lo siento, mi habilidad es para congelar, no para revertir los efectos.

-Ah si, pues deberías buscar una forma de hacerlo, uno puede morir por tus estúpidas bromas a pesar de que no es algo común en ti.

-Lo sé, juro que creí que eras Kardia, nunca molesto a nadie más.

-Y por eso mismo deberías tener un plan B en estos casos de emergencia.

-Pufff, ¿cuál emergencia? No es para tanto Manigoldo. Reía.

- ¡Ah! Te parece poco el haberme casi congelado en una tina de baño. Toca mi piel ¡está helada!

Degel pasó su mano por el brazo del italiano.

- No está tan fría.

- Ja, claro, tú estás acostumbrado, pero, espera, tú no estás tan frío como se creería.

- ¿Qué con eso?

- Bueno... es una forma de trasmitir calor. Abrázame. Concluyó al atrapar firmemente el torso del acuariano.

Degel se sintió un tanto incómodo y quiso forcejear para zafarse.

- Esto no es necesario Manigoldo, vamos suéltame de una vez.

- Es lo menos que puedes hacer por tu pequeño error.

- Ja, si como no. Te contaré lo de Francia si me sueltas ahora.

Manigoldo lo volvió a ver a la cara y con la misma cínica mueca respondió:

- Demasiado tarde francesito, ya no me apetece saber nada, sin embargo, me urge sacarme este frío, vamos coopera un poco. Concluyó cuando se echaba trayéndose consigo al acuariano quedando acostados en forma de cucharas.

El peli verde ya no se resistió más, pero esperaba que fuera suficiente con un par de minutos más.

*instantes después.

Prácticamente el italiano ya estaba acurrucado en la espalda del francés, pero, antes de quedarse dormido le dio curiosidad saber porqué Degel ya no rengaba, así que echó un ojo a lo que este hacía dándose cuenta de leía un pequeño libro que de quien sabe dónde diablos lo había sacado.

- ¿Traías eso contigo?

Degel solo lo miró de reojo. -Si. No crees que ya es suficiente.

- Oh vamos, pero si apenas estoy tibio mira. Metió su mano bajo la camisa del acuariano causando un ligero temblor en él.

- Porqué demonios tienen que comportarse así.

- ¿Quienes? ¿Kardia y yo? Bueno, entonces ¿no te molestaría si fuera Albafica, eh?

- Qué tiene que ver Albafica, por Athena, acaba o déjame ir.

Manigoldo sonrió maliciosamente y de pronto se colocó encima del francés.

-Descuida Degel, solo estamos enmendando la situación, a que así acabaremos más rápido, ¿no crees?

Acuario solo torció los ojos por tanta habladuría del cáncer, por lo tanto este último ya no demoró más en comenzar a besarle y acariciar su torso.

El acuariano aun resistiéndose, intentó seguir leyendo su libro subestimando la situación en la que se encontraba.

-Ja ja ja ja ja. Carcajeó Manigoldo al verlo. -Intenta ignorar esto. Advirtió.

El peli verde quiso renegar de aquello pero en eso, sintió una piel fresca irrumpir en su zona íntima, luego se agregaría a la sensación una más tersa que palpita al roce con la suya.
Esto fue imposible de ignorar, obligando a Degel a soltar su libro y mantener su atención en el italiano.

Cáncer apretujaba los miembros de ambos mientras sus bocas se conocían.

Luego, Manigoldo sacó la ropa del francés para mejor acceso a su intimidad. Decidió brindarle placer oral obteniendo los primeros sollozos de su acompañante.

"Un sabor digno de alguien tan elegante" creía.

-Oh Manigoldo como puedes hacerlo así. Murmuraba un tanto delirante.

Al escuchar esto interrumpió el trabajo y se acercó a su rostro.

- ¿Puedo proceder Degel? Preguntó.

El peli verdad solo calló, cerrando los ojos y desviando su rostro sonrojado.

Entonces Manigoldo depositó un beso en su frente, haciendo a acuario sonrojar más. Luego siguió brindando pequeños besos a lo largo de sus espalda. Al topar con las caderas, las tocó sutilmente para alzarlas.

Con cautela, el italiano se fue colocando dentro de Degel. Este soltó un  gemido al sentir la intrusión.

Manigoldo procuró hacerlo suave para no incomodar en demasía a su compañero. Después de unos momentos, se dispusieron a comenzar a in ritmo lento pero bastante placentero.

***
El aliento de cáncer empapaba la oreja del francés quien poco a poco se rebozaba ante las sensaciones que le invadían. Su mejillas seguían ruborizadas mientras su boca entreabierta emitía cada vez, más sollozos. Esto dio pie a que Manigoldo decidiera aumentar el ritmo del vaivén y rebozarse plenamente entre las carnes del acuariano.

-Por los dioses del Olimpo Degel, eres fascinante. Alcanzaba a decir entrecortado.

El acuariano se limitó a gemir lo mas discreto que pudiera, pues probablemente ya no podría más en unos instantes.

-¿Es que te estás conteniendo? Vamos, entonces date la vuelta. Le pidió.

Degel no tuvo mayor objeción más que su pudor al mostrar su rostro sonrojado y gozoso.

Esto se enfatizó más cuando el italiano entró de nuevo en él. No pido evitar arquear la espalda y soltar otro gran quejido.

-Creí que querías ser discreto.

El peli verde hizo caso omiso y solo aferró sus brazos al cuello del siciliano, abrió sus piernas tan cómodamente como pudo para que este lo volviera a estocar como le viniera en gana.

Manigoldo no titubeó en recuperar el ritmo de su vaivén provocando sonidos estridentes provenientes del acuariano.

-AH AH AH. Soltaba.

Cáncer se posesionó de los labios del francés nuevamente, pues con la pronta agitación y el acercamiento del clímax, ambos se despojaban de todo pensamiento, fluyendo así, en base a la pasión del momento.

El italiano saboreaba desde el cuello hasta el pecho del peli verde, no dejaba de sobar sus muslos, cada roce lo hacía estremecer al mismo tiempo que sentía el golpeteo en su interior.

Ambos comenzaban a jadear más fuertemente, ya no aguantarían más en esa circunstancia provocada por una simple broma mal lograda.

-AHHHHHH. Gritó Degel cuando una sensación electrizante recorrió todo su cuerpo.

Manigoldo gruñó satisfecho igualmente al terminar dentro del francés, sus cuerpos aún temblaban mientras recuperaban el aliento.

El acuariano lo miraba fijamente y en un reflejo lo tocó de los brazos.

-Muy bien Manigoldo, parece que ya has recuperado la temperatura normal ¿no? Dijo con un tono serio e incluso un tanto indignado.

Cáncer solo se echó a un lado de Degel quien en cuanto pudo serenarse, se incorporó para irse.

El peli verde se veía serio mientras buscaba su pijama.

- ¿Ah? De plano te vas así, ¿sin más?

Degel solo volteó a verlo filosamente, se acomodó la ropa, recogió su libro y dijo: - ¡Ni una sola palabra de esto Manigoldo! ¡Y cambia estas sábanas por las tuyas!

De esa manera Degel se fue de forma apresurada, intrigado y discreto sobre todo.

-Arrivederci. Alcanzó a decirle

A Manigoldo no le quedó más que recoger el "desastre" e irse a su respectivo templo.

"Vaya que chiquillo tan orgulloso, hum, como sea no me arrepiento de nada" Se decía con una sonrisa fanfarrona mientra regresaba a su templo.


Notas finales:

Gracias por leerlo, no olviden dejar review :v 


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