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Actuar por Midori Uchiha Phantomhive

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Notas del fanfic:

Capítulos: 3

Notas del capitulo:

Capítulos: 1/3

Ante la Luna

La noche se convirtió en calma, mientras que una respiración ajena endulzaba el ambiente. Albus suspiró sobre la cama de dos plazas en la que descansaba y clavando la mirada hacia adelante, se ahincó un poquito más a su lado; donde yacía placida y cómodamente dormido Scorpius. Observó con detenimiento las facciones de su mejor amigo, como memorizando cada detalle de su tez, desde el mentón a las doradas pestañas. Y pensando en cuanto disfrutaba estar así, levantó una mano para posarla directamente sobre la piel, sin embargo se detuvo centímetros de hacer contacto. Acarició el aire y dejó las huellas allí, arrastradas hacía la nada. El chico Potter retomó la pose inicial, de costado y apoyando un brazo bajo la almohada mientras sostenía su propio abdomen con el sobrante.

Un viento frio entró por el ventanal, que en algún momento de la tarde olvidó cerrar. Las cortinas se movieron a su paso, invitando a algunas estrellas a acompañarlo. La luna, en cambio, yacía brillando a través de las telas antes de que estas siquiera se lo permitieran. La noche era oscura pero también brillante y hermosa. Albus se vio pequeño ante tanto encanto, de manera que cerró sus ojos negándose a seguir sintiéndose así; como la pieza que no encajaba en el rompecabezas. Deseó a pesar de aquello, que Scorpius estuviera despierto para notar la belleza del afuera, incluso aunque él estuviera de espaldas al paisaje.

Sus orbes verdes volvieron a abrirse, nuevamente, atraído por la figura del otro joven. Apenas había tenido la oportunidad de decirle que descansara cuando el rubio ya había caído en las redes de los sueños, cuando se acostaron hacía dos horas atrás. Él también intentó descansar obteniendo a cambia vagos resultados de lo que podría ser un sueño, puesto que jamás logró dormirse por completo, sintiendo que hasta el lejano murmullo de lo pavorreales del abuelo de Scorpius podrían despertarlo. Entonces se frustró, negándose a dormir si no fuese porque su cuerpo se lo exigiese. Y esta vez no lo hacía.

Con sumo cuidado se levantó de la cama evitando despertar a su amigo. Sintiendo un peso menos liberó un suspiro una vez salió al balcón de la habitación de Scorpius. Se acercó a la baranda y descansó contra ella. Miró la profundidad de la noche perdiéndose en la lejanía, viendo todo y nada a la vez.

Estaban a mitad de las vacaciones, pronto comenzarían su último año en Hogwarts. Albus pasaba unos días en la mansión de su amigo mientras sus padres y sus hermanos disfrutaban estar en la madriguera. Albus quería estar con su familia pero no pudo negarle el capricho al rubio. Scorpius y Albus se volvieron amigos desde el mismo instante que se conocieron en el expreso que los llevaría a Hogwarts en su primer años, desde entonces era inseparables.

Los días con el rubio pasaban demasiado rápido para malestar del joven Potter. El chico era feliz pasando las tardes con su mejor amigo, reír junto a él, molestarlo, dejar que lo molestara, estudiar, todo era divertido junto a Scorpius. Pero una vez terminaran las vacaciones y comenzasen su ultimo año comenzaría la cuenta regresiva para despedirse. Ya no podría tener sus escapadas a la mansión Malfoy, ni mucho menos podría arrastrar de vez en cuando a Scorpius a la madriguera. En cuanto salieran de Hogwarts paro no volver más, por lo menos como estudiante, su amistad acabaría. Y eso a Albus lo aterraba, estar sin Scorpius sería como estar sin aire, o peor, sin corazón.

El chico enterró las manos en sus cabellos mientras libera un pequeño quejido si seguía ese hilo de pensamientos se perdería por horas. No quería ser pesimista pero sabía que faltaba poco para que perdiera a Scorpius, después de todo el rubio iría a estudiar pociones a Francia. Él se quedaría como buen Potter y se convertiría en auror, no le disgustaba la idea pero ¿qué sería ser auror sin su mejor amigo para felicitarlo?

-¿Por qué me siento así? -preguntó al aire esperando una respuesta que no llegaría.

Sus pensamientos en ocasiones lo confundían, por qué lamentar tanto la partida de Scorpius si realmente lo quisiera podría mantener el contacto con él, pero una parte dentro de Albus le gritaba que eso no sería suficiente; quería más, mucho más. Deseaba monopolizar la atención del rubio, hacerlo suyo, que solo dependiese de él, viviese para él, que solo lo quisiese a él. Pero era imposible, Scorpius tenía, sueños, metas y planes; no era quien para interponerse.

-Lo quiero para mí, solo para mi -susurró esta vez mirando directamente a la luna.

La luna se apiadó de aquella alma confusa y con su luz radiante brindó entendimiento a aquel joven que dudaba de sus sentimientos.

“Lo quiero para mí” repitió en su mente.

“Lo deseo” expresó su lujuria.

-Lo amo -susurró desde lo más profundo de su corazón sintiendo como poco a poco su mirada comenzaba a empañarse por las lagrimas-. ¿Por qué no me di cuenta antes? Amo a Scorpius, lo amo y no quiero perderlo, no quiero que se vaya.

Ante la luna desahogo el dolor que sentía en su corazón por ser idiota y no haber comprendido sus sentimientos antes. Ante ella dejó salir su dolor por no poder hacer nada. Ante su hermosura se odio por ser un cobarde y no atreverse a decirle lo que realmente sentía.


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