Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Así el amor se acaba... YuuYu Yuri on Ice por konohanauzumaki

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Entre los pedazos del pasado que se hacen difíciles de recordar, no por aquellos casos donde olvidas cosas sin querer, sino por simplemente no poderles siquiera olvidar, encuentro aquellos días cuando recién te conocí.
Ese ayer que no podría ser mañana, aunque se le deseara.

La primera vez que te vi, estaba tendido en llanto tras haber decepcionado y decepcionarme con mi derrota. Te veías tan molesto por verme en ese estado... Fue raro, fue casual o cosa del destino, que terminamos siendo amigos.

A pesar de que éramos rivales en la búsqueda de ganar el favor de Viktor y su entrenamiento personalizado, no parecías disconforme con mi cercanía. Eso era bueno. Te fui conociendo y me di cuenta de que eras un joven con variadas emociones y sentires. Ahí, entre los días de entrenamiento en Hasetsu, gané en ti un amigo...

Al tiempo, empecé a vivir con Viktor un sueño que me parecía imposible. Quería tanto estar con él desde hacía tanto tiempo, que descubrir que él quería estar conmigo me hacía doblar las rodillas.

¿A dónde fue a parar todo aquello que creía aquellos días?

Se me olvidó en el transcurso del tiempo, donde se me iba la vida, al ver que no eran las cosas como siempre había creído contigo serían. Se asomaban los días sin ilusión, mientras la señal clara no la veía. Pero, aun así, con él seguía, en la rareza de mis pensamientos constantes que por ti tenía... Tú, quien eras mi amigo, y que, por ser justamente tú, en mí, jamás te fijaras... Eso ya lo sabía.

Así, las noches donde dormía con Viktor, en mis sueños, me visitabas, con el eco de tu risa y tu alegría que solo a mí me mostrabas, no sé por qué... ahí, entre mis sábanas, fugitivo, estabas en mi vigilia.

Mientras te aconsejaba sobre J.J. y te veía más distante a la vez, el tiempo se pasaba. Tú, parecías disfrutar tanto de la vida, y no rendirte a buscar el amor mientras, en el fondo, te dolía, y yo, no podía aceptar que el mío iba deteriorándose y fragmentándose, sin que la persona a la que amaba hiciera algo por unir los pedazos, y cambiar el rumbo de algo que parecía ya predestinado.

Sin embargo, fui terco y decidí no rendirme por Viktor, con el consiguiente sufrimiento que traía consigo aguantar un amor que no estaba hecho para mí, pero que me lo pedía mi corazón como una droga, como la parte de vida en la que me había apoyado y detenido tiempo atrás para ser quien era y que en el presente me hacía perder quién quería ser... Todo lo opuesto a ti.

Contigo, era libre y podía ser yo. Podía expresar mi más profundo ser estando a tu lado, y eso me gustaba. No tenía que apaciguar mis sentires o emociones, solo, mostrarme como te había conocido y entregar esa sencillez a nuestra amistad, a la que correspondías con total sinceridad.

Eso debió haberme abierto los ojos, pero, el corazón seguía ciego, pero adherido a ti.

Las cosas contigo y J.J. no funcionaron y tu seguiste avante, al unísono de yo aferrarme más a Viktor. Pasaba el tiempo, sufría más y a la vez, me preguntaba por qué no podía dejar todo y simplemente, volver a comenzar, sin él, pero sabiendo que estabas tú ahí. No sé si era mi miedo a dejar mis apegos, y que decirte lo que me pasaba te alejara de mí, en el justo momento en que más te necesitaba, o simplemente, había añorado tanto estar con Viktor, que me parecía equivoco el querer dejarlo, osar siquiera pensarlo, cuando justamente "él" se había fijado en mí, y yo solo iba a tirar todo aquello a la basura, sin tener que importarme que me sintiera justamente, como basura... y que solo te mirara perderte, sin permitirme pensar que pudieras ser para mí.

Y entonces, en el punto más álgido de la disputa entre mi amor fallido, mis sueños depositados en él y mi libertad añorada, tú, apareciste como un torbellino en mi corazón la tarde en que, de repente, se fundió por vez primera nuestro interior... aún no sé ni acepto el que pasó, porque no sé ni como fue, y mucho menos, lo que debí hacer y no sucedió.

Solo sé que estábamos tan cerca, como muchas veces lo había imaginado que, en ese entonces me di cuenta que en tus pupilas había vida, y no dolor como en las mías, pero, sobre todo, me recordaste que muy en el interior de mi corazón, tan híbrido, seguía intacto lo que me hacía no dejarte de pensar... Lo que, aún también sintiéndolo en su punto final por Viktor, estaba renaciendo y floreciendo nuevamente en mí... era amor.

Era amor...

Pero, entre la confusión, la interrupción y el tiempo, te dejé ir, y ahora solo sé que eso duele. No pude juntar el valor que requería y dejar de una vez por todas a Viktor. Sin tocar el tema y sin saber que hacer, nos distanciamos, y, cuando te reencontré, tú ya eras novio de Otabek. 

Así, caí al vacío donde había, no solamente perdido, sino dejado pasar el suficiente tiempo para terminar mi vida anclada a solo mal vivir, y para comenzar mi vida atada a solo poderte ver ser feliz.

Y entonces, comencé a necesitar verte más y más, pero quemaba saber que tu sonrisa y tus labios le pertenecían a alguien más, que lo presumías con dicha y que, en esta carrera, el lugar del que no participa, me tocaba y con creces. 

Cuando me presentaste a Otabek, sentía hervir la sangre, y que debía decirte que sentía por ti, pero, al verte tan feliz, supe que mi egoísmo no haría más que dañarte, y, solo callé; hasta que pude encontrar un espacio donde interpelarte lo sucedido, solo a ti.

Era una tarde donde, terminando un evento, nos fuimos Phichit, Otabek, tú y yo a comer. A mitad de la comida, le llamaron a Otabek para ir con su concentración, por lo que te dejó solo con nosotros dos, algo a regañadientes, porque se notaba que yo no era muy de su agrado, y, ciertamente el sentimiento era recíproco. 

Seguimos comiendo, y, en un momento determinado, a Phichit, quien es la única persona que sabe lo que siento por ti, y lo que ha pasado, dijo algo que rompió el momento, y llevó a la comida a un punto de verdades... esas que ya de por sí venían matándome.

—Yurio, ¿puedo preguntarte el por qué empezaste a andar con Otabek así, sin casi conocerlo? Lo digo porque, para ser tu primer novio, no sé, yo esperaba que fuera alguien a ti más, cercano, ¿no?

Tú quedaste helado, esquivando la mirada inquisitiva de Phichit, sorbiendo tu malteada. Yo solo pude voltear a verte y luego a mi mejor amigo, presa del pánico de que pudiera hablar de más.

—Pues, creo que de nada sirve andar con una persona que conozcas de años, si no le interesas como a alguien que, a pesar de acabarte de conocer, se preocupa y ocupa de ti —respondiste, dejando impactado a mi amigo, para, poniéndote de pie, agregar, dejando a la mitad tu batido—. Si elegí a Otabek mi novio es porque él me dio algo que nunca antes nadie me dio: su corazón, sin esperar si yo le iba a corresponder. Gracias por la comida.

Mientras te alejabas, solo pude seguirte, anonadado por lo escuchado, como si, y sin ser egocéntrico, me lo dijeras indirectamente. 

Corrí entonces, rumbo a alcanzarte, únicamente para que, me dijeras lo que tanto parecía molestarte, y lo que, desvanecía cualquier intento de unión.
—Estoy muy feliz ahora al lado de Otabek. No quiero que tú y yo dejemos de ser amigos, pero, tampoco voy a dejar que Phichit se refiera a él de esa forma. Si mis amigos no pueden aceptar que sea su novio, entonces, el problema no va a ser para mí. 

Tu tono era severo, aunque no impulsivo en su carácter. Pero era claro y el mensaje lo había entendido muy bien.

—No tienes que preocuparte por eso Yurio, sabes que aceptamos a Otabek y, en mi caso, me da gusto que estés bien con él y...

—Y espero puedas siempre pensar eso. Soy feliz ahora, y, no quiero que esa felicidad se empañe por alguien. Ojalá tú pronto puedas ser feliz, Yuri... 

Y mientras te veía alejarte, supe desde ese instante que no sería ya nada posible. Y me juré que mantendría por ti, y por lo que te hice de daño, callados para siempre mis sentimientos y desistir de mi intento de hacerte dejar tu nueva felicidad y tratar de tornar a mí; la puerta que le tendí a mi corazón esa tarde, la cerré sin más opción...

Así han pasado días, semanas y meses; años... Viktor me buscó, pero no podía aceptar regresar a esa sensación de asfixio y a lo que me arrebató la felicidad. Intenté salir de esto saliendo con otros chicos, y negarme tales sentimientos, pero, es tan absurdo como mis decisiones al pasado expuestas en la retrospectiva del futuro, ahora muerto. 

Al final, terminé volviéndome pareja de un hombre que conocí por poco y del cual no me pareció mala idea aceptar. Lo malo es que, siempre intento encontrar en su ser algún color que pueda igualarse al tuyo, aunque, eso solo es en vano, porque nadie es como tú. Lo intentó y voy por ahí como si quien hubiera encontrado la felicidad; lo que no sabe nadie, ni tú que pareces a ello impasible, es que aún te busco en mis recuerdos, donde solo puedo encontrar restos que ahora son inverosímiles, de las sensaciones que el aire se llevó. 

Así supongo es esto, seguir en línea recta un camino donde no se puede encontrar el final a esto que no pudo siquiera empezar.

Como quisiera poder, contigo, empezar otra vez... Cuando todo, quizás, hubiera sido posible. Pero, en la actualidad, eso es lo menos posible. Casi no nos vemos, acaso un par de veces en el año. Tu relación va viento en popa y yo solo voy sobreviviendo, pero así es mejor. No olvido ese dejo de palabras, donde no pude encontrar una apertura para confesarme, pero que, avivan a veces mis esperanzas falsas de poder verme tan cerca, en tus ojos, otra vez, aunque...

Solo seremos amigos. Aunque ya no te vea. Porque la culpa fue mía.

Preferí atarme al pasado que soltarme y vivir el futuro. Tu sonrisa dulce y tu mirada única se apartó de mí y fue a parar a alguien más. Y aunque no pueda olvidarte jamás, no dejaré de soñar que algún día nos volveremos, siquiera, a besar.

Así el amor se muere... Recuerda, corre, sufre y se nubla. Desaparece, renace, arde y se agrieta. Escapa, ensombrece, resplandece y se destruye... El amor que no pudo en los dos ser, que entre sueños solo puedo vivir; que guardaré y al que renunciaré por ti a quien amo, y que no me ama; que no podré nunca revivir...

Así el amor se muere... Sin ti, por ti; en mí, por mí... Sin título...

Continuará...


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).