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Mix love. One-shot. por Tenshi Sora16

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Notas del fanfic:

Los personajes no me pertenecen. Solo la historia.

Había tenido la sensación de que todo se repetía ¿Deja vu?. 

Mantenía la cabeza ladeada mirando hacia la entrada, te tardas media hora en llegar, y mi compañera se exasperaba por el comportamiento tan ausente que mantenía en éstos momentos.

  -Naruto, si sigues así no te cubriré la próxima vez que me lo pidas.- La voz de la pelirosa sonaba algo irritada.

No me di cuenta cuando dejé de prestarle atención al momento que la campanilla que anunciaba la entrada de alguien al café, pegué un salto en mi lugar y me dirigí a pasos ligeros hasta el cliente. Escuchando a lo lejos los reproches de Sakura mientras me alejaba. 

-¿Lo mismo de siempre?- Este era mi momento favorito, cuando tú me miras directamente a los ojos, y asentía con la cabeza, tu típica seriedad, yo feliz, eres mi cliente favorito aunque no supieras.

  Lleve tu café con pastel de chocolate, hasta la mesa donde te sentaste, esperando chocar otra vez con tu mirada oscura, perderme unos momentos en ellos. Dándome el placer de observarte, me recosté sobre la barra, mirando de soslayo a tu mesa, viendo como tus finos, carnosos y bien definidos labios tocar con la cerámica de la taza, observando con detalles tus movimientos, como te acomodabas la camisa, como dejabas el tenedor a un lado, o como la punta de la lengua quitaba los residuos de pastel de tus labios. Admiraba momentos como estos, desde lejos.   

Voy sin que me digas nada hasta tu mesa, llenando de nuevo la taza, quitando el pequeño plato donde ante estaba el pastel, viendo como acomodabas carpetas sobre la mesa. Vuelvo a mi lugar, a mi rincón, a mirarte, como cada día hace dos años, desde que entré en este lugar. Te veo frustrarte por algo, fruncir el ceño, tanto que las cejas casi se tocan, realizar alguna mueca con los labios, o dejar escapar algún suspiro, mueves tu muñeca con profesionalidad, tomas el bolígrafo con delicadeza, y escribes tan sutilmente como si el papel se rompería si aprietas de más. Esta era mi rutina favorita. Por ahora con esto era feliz. 

Me conformaba con tan poco y nada, mirarte, simplemente mirar. Dejaste el pago de lo que consumiste, rápidamente me dirijo a tu mesa, chocando con tu mirada oscura, viendo como te ponías una bufanda y te acomodabas los palatinados cabellos, te echaste a tu ancha y fornida espalda un gran pilotín marrón, afuera llovía, tomaste el portafolio, me dedicas la última mirada furtiva y lo que puedo deducir una sonrisa debajo de la tela. Suspiro cuando cierras la puerta, saliendo y perdiéndote entre la muchedumbre de personas. Respiro tu colonia que dejaste suspendida en el aire, olor a madera, tierra mojada y una tarde de café que me encantaba.

Terminé normal la rutina de cada día, dirigiéndome a mi pequeño, sencillo departamento, miraba desde el balcón a la gente pasar debajo mío, involuntariamente buscando esos cabellos blancos. La primera vez que los vi, creía que te teñías, con el pasar del tiempo era obvio que no lo hacías. 

Aún recuerdo la primera vez que vi tu rostro, el aire se me escapó de mis pulmones, mis músculos se tensaron y mis pies no se movían. Cuando me sonreiste tan sinceramente, mi corazón salió disparado, sin importar como, sin importar qué, traté de vivir una vida normal, en que me ayudara a olvidar algo tan patético y estúpido. De algo unilateral, ficticio, de mi mente y nada más...aun así nada funcionó, nada pudo opacarte, sin darme cuenta me había enamorado de un desconocido, de un cliente, de alguien que le gustaba el café y el pastel de chocolate, era todo lo que conocía de ti.

  Otro día pasaba, eran dos semanas que no te veía, cada vez que sonaba la campanilla de la entrada giraba mi cabeza a ver, prestaba atención, mi corazón se aceleraba tan fuerte y rápido que dolía, pero aún así no entrabas por aquella puerta, eran desconocidos y conocidos, clientes nuevos y viejos, no eras tú, no tenia sentido. 

Luego de tanto hacerte rogar, la costumbre volvió, mi rutina esperada, mi favorita, lo que más anhelaba estaba ahí. Te sentaste en tu mesa de siempre, junto a la ventana que daba a la calle, te serví café y una rebanada de pastel, me sonreíste, y por primera vez me hablabas, tu voz ronca, por muy loco que sonora, por muy ordinario y bizarro que pareciera me excitaba. 

Así comenzamos, tu me esperabas al terminar mi turno nocturno, y caminábamos hasta mi casa, no quedaba lejos, pero por estos momentos como estos deseaba que si. 

-¿Tienes el día libre mañana Naruto?- Hay estaba esa pregunta, que lograba sonrojarme con cualquier cosa que digieras. Más de esa manera como si saborearas cada palabra. Poniendo énfasis en mi nombre. 

-Si, y ¿Tú Kakashi?- Kakashi, me encantaba tu nombre, un significado raro como el mío, único, como tú.  -Salgamos, al parque, o comer algo- Tu forma directa, sin rodeos, tu carácter, y hasta tu perversidad todo eso me hacia atractivo. 

-Claro, ¿A qué hora pasas por mí?- Visualizaba la fachada de mi departamento.

  -A ninguna- me giré a verte desconcertado, pare en seco mi caminata, mi corazón se detuvo y comenzaba a asustarme por algo tan sencillo y estúpido. 

-Me quedaré a dormir en tu departamento- Me alivié, pero al momento comencé a ponerme nervioso, no importaba cuanta veces estuviéramos juntos, siempre parecía la primera vez. 

Un año de salir, ya había pasado, tres años que te observaba desde lejos, un mes de que me pediste estar contigo por el resto de la vida. Una pocas horas que te arrebataron de mi lado. Impredecibles, es lo único predecible de la vida, de que te da y te quita, te lleva a lo más alto, y te deja caer al vacío, la caída más dura. 

El sentimientos no se compara con nada, el dolor es lo más desagradable, el sufrimiento la peor pena, sentía la herida cada día más abierta. Llegue a maldecir la vez que me enamoré de ti. Llegue a odiar el seguir con vida. 

Aún así llorar en tu tumba no volvías, aún así si cayera en la peor depresión no aparecías, no querías llevarme contigo, me desesperaba, no encargaba salida.

Y me trajiste un ángel para que me devolviera la vida, él no se compara contigo, pero el cariño, la paciencia, que tuvo conmigo, me ayudó a levantarme de pie una vez más, algo que nadie haría por otra persona a cambio de nada, pero él se quedo a mi lado contra todo pronóstico, sin esperar nada. 

Cinco años de que partiste Kakashi, nueves años que te veía desde lejos,. Mi vida a cambiado, no estas a mi lado, pero te siento aun presente, en una taza de café con pastel, en el olor a tierra mojada, en la madera recién cortada, en la colonia de lluvia con menta, en alguna campanilla de algún negocio, en la mesa de algún café que de hacia la calle, en esos momentos acudes a mi mente, dejando surcar una sonrisa en mis labios.  Hoy eres recuerdos Kakashi, los más bellos y dolorosos. Los más preciados, y sutiles, hoy eres un bálsamo a mis heridas, una lección a mis tropiezos. No me arrepiento, de haberte amado, hasta que doliera. Lo volvería hacer. Para vez tus ojos negros y cabellos platinados , tus sonrisas furtivas.   

 

Notas finales:

Bien esto esta dedicado a Mei-chan, feliz cumple espero que guste. 
Y los próximos también.
 
Pd:Si le gusto la historia agradezcalo a ella, ya que le gusta Naruto y sus personajes y me pidió esto.
Pd2: Se que tengo que actualizar la otra historia pero recién voy editando el tercer capítulo, cuando termine el cuarto, y estén editados los reesubire todos juntos. 
Pd3: Me disculpo si hay errores ortográficos. 


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