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LuminoSOO (KAISOO) por AnnaKIM

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Notas del fanfic:

Este es un pequeño One-Shot que nació de una madrugada de canciones corta-venas XD

Es algo corto y apresurado, pero es mi bebé <3

Espero les guste y le den mucho amor :3

 

Notas del capitulo:

¡Feliz cumpleaños, Maknae Nalgón! <3 <3

KyungSoo gemía suavemente mientras se sostenía el abultado vientre con suavidad y trataba de calmar un poco los agrios dolores que se extendían por todo su frágil y pequeño cuerpo.

 

Intentó levantarse del frío suelo, pero fue en vano, los dolores eran demasiado fuertes para que pudiese soportarlos, de modo que sus débiles piernas no pudieron más que mandarlo de vuelta al piso.

 

Recargó la espalda contra la pared y la trató de calmarse por todos los medios.

 

Tenía que reponer sus fuerzas de algún modo.

 

-Kai...- susurró el pequeño hombre con la poca fuerza que le quedaba, suponiendo que su moreno esposo estaría ya en casa para esas horas de la madrugada.- JongIn...- dijo esta vez más fuerte, pero no sirvió de nada, puesto que su esposo no se hallaba allí.

 

Pasaron valiosos minutos en los cuales el pequeño hombre por fin comprendió que su esposo no aparecería para ayudarle. No había ningún "JongIn" que respondiera a sus desesperados ruegos.

 

Sabía hace algunos meses que JongIn tenía una amante, pero quiso convencerse, por un momento, de que con la llegada de su pequeño niño lo cambiaría todo, deseó creer que él y su esposo volverían a ser aquellos jóvenes universitarios que se amaban con locura, tal y como KyungSoo aún amaba a su esposo.

 

De verdad anhelaba que así fuera.

 

Por un tiempo, su amorosa y confusa mente creyó ver renacer la vieja llama del amor en su matrimonio, puesto que su moreno había dejado de llegar hasta altas horas de la madrugada, buscaba pasar algo más de tiempo con él e incluso le mensajeaba o llamaba desde el trabajo para preguntarle cómo la llevaban él y su bebé, hablándole con tal dulzura que KyungSoo podía prácticamente sentir las caricias de su voz a través del auricular.

 

De algún modo parecía que todo había vuelto a su lugar.

 

Y vaya que forma tan cruel de darse cuenta que no era, para nada, lo que pensó.

 

De alguna forma debió darse cuenta de que el corazón de su moreno ya no le pertenecía, debió aceptar que el amor que sentían se había convertido rápidamente en el amor que él sentía por JongIn, pero que este ya no sentía por él.

 

En ese momento realmente deseó más que nada en el mundo haber entendido que su matrimonio estaba muerto antes de haber, prácticamente, obligado a JongIn a tener intimidad y haber engendrado a su pequeño milagro como último recurso para retener a su precioso moreno a su lado.

 

Y con que egoísmo había, deliberadamente, prestado su vientre para albergar una vida preciosa, como lo era su pequeño y dulce bebé, sólo para traerlo al mundo dentro de aquel hogar roto, condenando a aquel inocente y pequeño ser a ser criado por padres que no se amaban e incluso, en el peor de los casos, parecía ser incapaz de siquiera otorgarle la oportunidad de ver el mundo con sus propios ojos.

 

Y ahora, gracias a ello, lo más probable era perderlo antes de haberlo tenido, dejarlo ir de aquella manera tan horrible y cruel por el simple hecho de que, lastimosamente, ellos no eran la prioridad para el padre de su angelical criatura.

 

No le quedaba nada más que pudiera hacer.

 

-¡Ahhh!- gritó el pequeño chico mientras sentía un líquido correr entre sus piernas y un intenso dolor perforar sus entrañas.

 

Sus latidos empezaron a realentizar y el pequeño búho se preguntó si realmente tenía la disposición de vivir...

 

¿Tenía o no algún caso seguir luchando si el amor de su vida no estaría con él?

 

¿Valdría verdaderamente la pena sufrir tanto cuando sabía perfectamente que no amaría a nadie más como amaba a JongIn?

 

¿Qué sería de él sin su moreno?

 

Su teléfono móvil sonó por algún lugar del pequeño apartamento interrumpiendo el hilo de sus pensamientos.

 

Sus brazos cayeron como peso muerto junto a sus piernas sin ninguna intención de moverse y, por ende, ninguna intención de atender la llamada.

 

¿Qué más da de cualquier modo?

 

Cerró momentáneamente sus enormes y dulces ojos, sintiendo el doloroso entumecimiento picar en algún lugar detrás de sus párpados. El intenso picor instándolo a abandonarse a las alas del ángel obscuro.

 

Tuvo la repentina sensación de su cuerpo desprendiéndose y elevándose a algún extraño lugar, cuando repentinamente una patada dentro de su redondo vientre le devolvió la consciencia.

 

El pequeño pelinegro, volvió a mirar su vientre de ocho meses y acarició la superficie con suavidad, sintiendo sus ojos picar, pero esta vez por las lágrimas de culpabilidad por lo que había estado a punto de hacer.

 

¡Por supuesto que valía la pena lo que sea que tuviese que pasar!

 

Valdría la pena todo el dolor y angustia que pintaban en su horizonte, si con tal de aquello podía estar con su pequeño amor... tan parte de JongIn como suya.

 

Daría lo que fuera por su pequeña luciérnaga.

 

Podría no ser nada sin JongIn... ¿Pero qué sería de su frágil lucecita sin él?

 

No podía rendirse.

 

No sería tan egoísta... Al menos no de nuevo.

 

Haciendo uso de su escasa fuerza, se arrastró con dificultad hasta el pequeño buró junto al sillón del living donde había caído rendido esperando por su marido, dejando un débil rastro de sangre a su paso, mientras se arrastraba a través de la blanca y mullida alfombra.

 

Ejecutando un monumental esfuerzo sujetó con sus frágiles dedos el aparato y, con la visión borrosa, pulsó contestar.

 

 

◆◆◆

 

 

Kim JongIn yacía tumbado sobre un sucio colchón en un cuarto de hotel, aún bajando de la quinta nube con su brazo en torno a la cintura de SooJung y la cabeza de las castaña recargada sobre su pecho.

 

Su morena mirada perdida el algún punto lejano de aquella realidad.

 

Imaginando por un momento que su vida no era para nada esa monumental catástrofe. Fingiendo que no estaba con su amante (la mujer que ama) a escondidas de su inocente y tierno esposo (A quien había dejado de amar hacía demasiado tiempo) en un cuarto de un hotel de paso, ocultándose como un par de delincuentes que el único crimen que podrían haber cometido sería el de amarse.

 

Porque sí, el definitivamente amaba a SooJung. La amaba como nunca había amado a nadie, ni siquiera a su dulce esposo quien lo había apoyado en todo y había cuidado de él con infinito amor (Que, por Dios, no se merecía) a pesar de las dificultades.

 

Infiernos, se sentía una mierda.

 

¿Cómo decirle a ese dulce ser que era perfecto, pero no para él?

 

¿Cómo explicarle que amaba a su hijo, pero no a él porque se había enamorado de alguien más?

 

¿Cómo quitarle a ese pequeño ángel sus alas?

 

<<KyungSoo... las cosas han cambiado y... yo... nosotros, simplemente ya no es igual; lo que siento por ti ha cambiado y ya no puedo seguir más.

 

Cuidaré de nuestro hijo y me haré responsable, pero ya no puedo verte como una pareja ¿Podemos ser sólo amigos?>>

 

Sí claro y una mierda que se lo diría.

 

Esa era la única razón por la cual se abstenía de hacer público su amor por SooJung.

 

Por la vida que no estaba listo para herir de ese modo a su pequeño Pororo. No estaba preparado para ver aquellos enormes y dulces ojos llenarse de lágrimas y perder el brillo de su inocente felicidad.

 

¡Con una mierda que no!

 

Pero tenía que hacerlo, puesto que ver lágrimas de humillación corriendo por las mejillas de su amada cada que se despedían en la entrada de un hotelucho cualquiera, después de entregarse amorosamente el uno al otro, también dolía.

 

Estaba decido.

 

Dejaría de causarles tanto dolor a todos, incluyéndose él mismo y hablaría claro con KyungSoo de una vez y por todas.

 

Naturalmente esperaría hasta que el pequeño pingüino diese a luz a su dulce luciérnaga, porque él definitivamente no quería poner en riesgo la salud de su pequeña luz. No, él no lo quería.

 

Miró de soslayo a SooJung que dormía plácidamente en su pecho y después observó el reloj sobre la mesilla junto a la cama.

 

4:30 am decía.

 

Era hora de volver junto a su aùn esposo y comprobar si todo estaba en orden con su pequeño retoño.

 

Salió de debajo del cuerpo de la castaña, sin despertarla, se vistió con el mayor sigilo que pudo y salió de la habitación, no sin antes dejar un beso en la frente de la mujer y una nota sobre la almohada dictando lo mucho que la amaba.

 

Llegando al lobby del hotel, ordenó al ballet-parking le trajera su auto. El frío muchacho sin expresión alguna hizo una reverencia y acató la orden con rapidez.

 

La punta del zapato del hombre moreno repiqueteó sobre el adoquín del paso peatonal frente al hotel, cuando una corriente fría corrió verticalmente sobre su espalda, haciéndole retorcerse con incomodidad.

 

-Sus llaves.- habló el muchacho, apareciendo repentinamente y mirándole sin mucho interés. Extendió una blanquecina y delgada mano, entregándole las llaves y con ello el vehículo, para posteriormente recibir (a expensas de la buena voluntad de Kim) un generoso par de billetes como propina.

 

El muchacho reverenció y desapareció, internándose en el desierto lobby, sin mediar palabra.

 

Kim JongIn subió al asiento del conductor, colocó las llaves en el contacto y momentáneamente se perdió en el ronroneo que el motor dio en respuesta.

 

Unos segundos tuvieron que transcurrir antes de que razonara que lo adecuado ahora sería avanzar el auto. Puso el pie sobre el acelerador y arrancó.

 

Llevaba avanzadas a penas un par de calles cuando su móvil empezó a vibrar urgentemente dentro de su bolsillo. Dejó salir un breve resoplido, deteniéndose en un semáforo en rojo, lo extrajo de sus pantalones y pulsó contestar.

 

-Anyeonghaseyo.- una voz masculina saludó formal al otro lado de la línea.- ¿Es este el teléfono de Kim JongIn?

 

-Sí, Kim JongIn al habla.- respondió de igual manera.

 

-Buenas noches Sr Kim, habla Kim JongDae, médico cirujano del hospital Han de Seúl.- habló el hombre sin perder la frivolidad en su tono de voz.- ¿Qué parentesco guarda usted con Do KyungSoo?

 

Kim JongIn tragó duro.

 

-Soy su esposo.- formuló ahogadamente.

 

Un cansino suspiro se dejó escuchar por parte del otro hombre, erizando inmediatamente la piel del moreno.

 

-Lamento informarle, Sr Kim, que su joven esposo Do KyungSoo, fue internado de emergencia a las 2:39 am en su octavo mes de gestación debido a un aborto espontáneo.- soltó sin tacto el tal Kim JongDae. JongIn se sintió morir.- El feto y el gestante fallecieron, ambos, en la mesa de operaciones a las 4:45 am, Xi LuHan fue registrado como su tutor legal...

 

Kim estuvo seguro de que aquel hombre siguió hablando, pero el ya no podía escuchar.

 

<<El feto y el gestante fallecieron...">>

 

Esas palabras golpetearon incasable y dolorosamente en el interior de su cráneo.

 

¿Fallecieron?

 

No entendía una mierda de lo que le estaba pasando. No podía hacerlo, dolía y lo asustaba demasiado el siquiera pensar en intentarlo.

 

¡Joder no quería entenderlo!

 

Fue como si el destino se burlara de él en sus pensamientos hace unas horas.

 

No hace mucho se había debatido la mejor forma para despojar de sus alas a aquel precioso ángel "sin lastimarlo". Estúpido e ignorante, sin tener una idea de que en unos instantes la vida lo despojaría a él de su ángel sin que tuviera que hacer demasiado, más que dejarlo solo por unas cuantas horas.

 

Por un momento fue casi capaz de escuchar en su cabeza una voz susurrando:

 

"Cuidado con lo que deseas"

 

¿Dónde había estado mientras su pelinegro le necesitaba?

 

No podía creerlo, verdaderamente había estado disfrutando del sexo con su amante en un cuarto de hotel, mientras su adorable búho y su luciérnaga luchaban por seguir viviendo.

 

Y ahora entendía todo...

 

KyungSoo, su Pororo, su hyung, su vida, su amor, su todo... Se había ido.

 

Había desaparecido de su vida llevándose a su pequeña luciérnaga con él. Llevándose su felicidad y todo lo que representaba, para él, algo en el mundo.

 

Su ángel de labios cordiformes le había dejado solo sin siquiera despedirse, lo había abandonado allí, solo, sin la protección de sus divinas alas. Se había ido dejándole vacío, sin sentimientos, con el pecho lleno de todo aquello que no fue capaz de entregarle. Solo, ahogándose en esos "Te amo" que jamás le dijo, atragantándose en aquellos abrazos, besos y caricias que nunca le dio, arrepintiéndose y anhelando tener de vuelta cada segundo que estuvo apartado de él, deseando que su esposo fuese alguien más; pudriéndose en ese amor que sentía, pero que nunca pudo ni supo demostrarle.

 

<<Vuelve mi Soo, prometo que voy a amarte cada día. Cuidaré de ti como solo tú lo mereces, dedicaré todo mi tiempo a ti y a nuestra luciérnaga como siempre debió ser. Estaré allí para ti siempre que lo necesites justo como te prometí en el altar...>>

 

-Sólo, por favor, no me dejes.- lloró en desesperación, apretándose con algo de fuerza el área del pecho.

 

Pero por mucho que deseó haber llegado a casa esa noche, por mucho que anheló jamás haber ido a aquel hotel y haberle sido infiel a su ángel por primera vez, por mucho que quiso haber evitado a toda costa el distanciamiento con su pequeño búho...

 

Nada pasó.

 

El tiempo no retrocedió, el pasado no cambió, el destino no se modificó... Y la muerte no le devolvió a su Soo.

 

Kim JongIn sintió dejar de latir su corazón aquella mañana de invierno donde lo perdió todo.

 

Infame obscuridad

No habrás de triunfar

No me importa implorar

Si me has de escuchar

 

Infame dolor

Cargaré con mi cruz

Mas te imploro con fervor

Me devuelvas mi luz

 

Notas finales:

¿Que tal? ¿Muy mal? ¿Les gustó?

Estaba pensando en escribir más sobre esto, digamos volverlo una serie con algunas parejas más, no cambiaría el final de la historia, simplemente relataría las historias de las otra parejas que van ligadas a esta... ¿Les gusta la idea?

Dejen sus bellas respuestas

PD: Dejen reviews, son gratis ⊂(a07;(工)a07;)⊃


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