D.K. rugió golpeando con su puño el muro de concreto, la indignación hacía su sangre hervir. Había estado tan cerca de capturar a Jung Mo, el sádico Anciano sobre el que ahora pendía un precio por su cabeza.
El mismo Anciano que había permitido y había participado en la tortura de su pareja.
D.K. había descubierto que los ghouls habían mordido a Dino hasta que la carne de su pareja parecía carne masticada. Eso había sido suficientemente horrible, pero había sido Jung Mo el que había flagelado cada centímetro del cuerpo de Dino por puro sádico placer. Quería a ese bastardo muerto ayer.
—¿Cómo infiernos logra alejarse? —Hong Bin, el segundo del Príncipe, preguntó con frustración.
Girando el cuchillo aserrado en la mano, D.K. lo enfundó y se giró hacia Hong Bin. —Llévame con mi pareja —dijo mientras miraba alrededor de la sala cavernosa—. A la mierda con Jung Mo. Va a caer, y cuando lo haga, voy a estar ahí para cortar su jodida cabeza.
Hong Bin tenía una seria expresión mientras se difuminaban de nuevo al club, directamente a la oficina de Jaehyo. A D.K., no le importaban lo gráfico que sus palabras fueran. El bastardo estaría muerto cuando lo encontrara. Él cruzó rápidamente la habitación, tomando asiento en el suelo junto al sofá donde dormía Dino. Su pareja había dormido mucho desde que lo encontraron en la casa de Jung Mo, quebrado y casi muerto.
Jaehyo le dijo que Dino había sufrido mucho, y aunque la sangre vampírica en él estaba sanando a la pareja de D.K., Dino necesitaba tiempo. D.K. le daría eso y más.
Su pareja parecía muy tranquilo acostado con los ojos cerrados y sus labios ligeramente entreabiertos. D.K. había tenido miedo de moverlo a la mansión. Sentía que era mejor tener a Jaehyun, el mejor amigo de Dino, ahí cuando Dino despertara porque D.K. no tenía ni idea lo que podría hacer cuando despertara. Además, Dino parecía demasiado a gusto ahí acostado y D.K. no quería molestarlo.
—Voy a dejarlos solos —dijo Hong Bin cerrando la puerta de la oficina detrás de él.
D.K. pasó las manos por el suave cabello castaño de Dino, deseando que su compañero estuviera despierto y hablando. Había escuchado atentamente cuando Dino habló durante algunos minutos que estuvo despierto, poco después de su conversión, pero su voz había sido áspera y rugosa.
Su corazón empezó a latir más fuerte detrás de sus costillas cuando los ojos de Dino se agitaron y luego giró la cabeza. Dino estaba viendo directamente a los ojos a D.K..
D.K. no podía respirar.
Los ojos de su pareja se veían impactantes mientras yacía ahí viendo a D.K.. El color verde avellana recorría el cuerpo de D.K. y después se fijaron en los ojos de D.K..
—Hola —dijo sin convicción mientras luchaba por encontrar algo inteligente que decir. Dino en cambio no dijo nada, mientras sus ojos empezaron a ver la habitación. Parecía perdido y confundido cuando sus ojos finalmente se detuvieron en D.K., una vez más. Lamiéndose los labios, las cejas de Dino se unieron en un gesto de duda.
—¿Quién eres? —murmuró, su voz todavía no estaba bien.
El pulgar de D.K. trazó la concha de la oreja de Dino mientras le ofrecía a Dino una amable sonrisa. —D.K.. —Dios, su compañero era increíblemente hermoso, incluso en su estado actual—. Sólo descansa —lo acostó.
Dino tragó un par de veces, las lágrimas brillando en sus ojos. — Esos hombres...
D.K. tuvo que morder de nuevo el gruñido que amenazaba con desgarrar su pecho. No serviría de nada asustar a su pareja en este momento, pero la idea de que alguien dañara a su pareja lo hacía sentirse violento. —Esos hombres no pueden hacerte daño nunca más, Dino. —Él malditamente se aseguraría de que Jung Mo nunca se acercara a Dino de nuevo.
Nadie se acercaría a Dino. Su hermano, Tae Ho, había estado revisando a Dino en un par de ocasiones al igual que Jaehyun y Taeyong, pero D.K. no permitió que nadie más viera a su pareja.
Bueno, excepto por el Príncipe y sus parejas, pero eso no contaba.
Todos ellos eran de una clase extraña en sí mismos. D.K. se acercó más, revisando cuidadosamente las heridas de Dino, viendo que lentamente estaban sanando. No eran las heridas externas lo que más preocupaba a D.K., sino el daño mental que Jung Mo y esos ghouls pudieron causarle a Dino. Esas eran cicatrices que tardaban más en sanar.
—Te estás recuperando —dijo D.K., tratando de conversar mientras bajaba la camisa de Dino a su lugar. Se sentía un poco extraño hablar de algo tan personal como sus heridas con alguien que nunca había visto antes.
Dino asintió, viendo sobre D.K.. Había duda en sus ojos, como si quisiera preguntarle algo a D.K., pero tenía miedo de hacerlo. D.K. lo captó rápidamente. Sólo había una cosa que Dino pudiera desear en estos momentos. —¿Tienes sed?
D.K. vio cómo la lengua de Dino salía. El apéndice de color rosa recorrió su labio inferior mientras asentía. Poniéndose de pie, D.K. levantó con suavidad a su pareja, acomodando a Dino en su regazo cuando se sentó en el sofá e inclinó la cabeza hacia un lado, dejando al descubierto su cuello. —Muérdeme.
Los ojos de Dino se abrieron como platos cuando se echó hacia atrás en los brazos de D.K., sacudiendo la cabeza rápidamente de un lado al otro. D.K. rodó los ojos, tamborileando los dedos por encima de su vena yugular. —Justo aquí, vamos, que no me harás daño.
—N… no puedo morderte.
D.K. bufó cuando su sonrisa caía de sus labios. —No tuviste problemas cuando te convertimos. —Dino había bebido hasta casi secar a D.K. la primera vez que se despertó después de su conversión. Fue el mejor momento de su vida. Ser capaz de alimentar a tu pareja para un vampiro era algo que lo enorgullecía en sí mismo. Era un honor entre los de su raza. Sabía que su pareja no recordaba haberse alimentado de él. Dino había pasado por demasiado al mismo tiempo.
Las cejas de Dino se unieron, frunciendo el ceño mientras veía confundido a D.K.. Podía entender que Dino no supiera nada sobre el mundo de los vampiros, y D.K. se sentía honrado de enseñarle a su pareja todo lo que necesitaba saber. —¿Conversión?
«¡Oh, mierda!» Quería enseñarle a Dino, pero ahora no era el momento. Necesitaba alimentar a su pareja primero antes de asustarlo. D.K. tenía la esperanza de demorar el desastre hasta que su pareja estuviera bien alimentado. De esa forma, si Dino se asustaba, al menos estaría lleno.
No había nada peor que asustarse con el estómago vacío.
D.K. ignoró la única pregunta de su pareja mientras tamborileaba sobre su vena de nuevo, tentando a Dino a alimentarse. Entre más a menudo su pareja se alimentara, más rápido sanarían las heridas. A D.K., honestamente, no le importaba que a Dino le quedaran marcas del ataque, pero a su pareja le importaría lo que los demás pensaran de él.
Las marcas eran visibles, recorriendo su cuerpo, incluyendo los brazos, el cuello y la cara. D.K. no quería que nadie viera a su pareja como si fuera un monstruo. —Muérdeme.
—No estoy seguro si debo morderte o si me estás insultando — declaró Dino como si fuera un hecho, que solo hacía la resistencia de su pareja tan cómica que D.K. se carcajeó. Esperaba que la verdadera personalidad de Dino saliera porque el chico era gracioso.
—Créeme, no te estoy insultando. —Supuso que él también dudaría si después de haber sido torturado se despertara en un lugar extraño con un desconocido que le decía muérdeme. D.K. buscó su teléfono celular en su bolsillo, lo sacó y lo abrió, marcándole a Taeyong.
—Necesito a tu pareja aquí —dijo y luego colgó. Quizás Jaehyun, el mejor amigo de Dino, podría ayudar a su pareja a sentirse un poco más cómodo con su nuevo entorno y con la alimentación. A pesar de que a D.K. no les gustaba el hecho de necesitar ayuda con su pareja.
—Llegué —gritó Jaehyun desde el otro lado de la puerta, pero no intento abrir. D.K. rodó los ojos. Como si fuera a joder a Dino tan pronto como se despertara…
Ni siquiera él sería tan burdo, a pesar de que su pene tenía otras ideas acerca de lo que debería estar haciendo ahora mismo con Dino sentado en su regazo y su apretado culo moviéndose. Trató de no pensar en eso, realmente lo hacía, pero Dino se lo hacía difícil.
Estaba dándole un duro momento.
D.K. esperó. Cuando Jaehyun no entró, gritó: —Trae tu culo aquí.
Jaehyun abrió la puerta, asomando la cabeza y mirando por encima al sofá. Cuando vio que D.K. y Dino estaban aún vestidos, entró con una gran sonrisa en su rostro. —¿Me llamaste?
—¿Jaehyun? —Dino dijo en shock y luego se movió un poco más. D.K. iba a correrse en sus pantalones si su pareja no se quedaba con una jodida quieto—. ¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó rápidamente saltando del regazo de D.K. y sentándose a su lado.
«Maldición». Su pene estaba muy feliz de que Dino estuviera sentado en donde estaba aunque el movimiento lo estuviera volviendo loco.
—Estás despierto —dijo Jaehyun sonriendo y deteniéndose frente al sofá—. Hombre, me tenías preocupado.
Dino veía de Jaehyun a D.K., deslizándose rápidamente unos cuantos centímetros más lejos de D.K. mientras veía nervioso a Jaehyun. —¿Dónde estoy?
—Bueno, ahora, eso es una historia muy larga —dijo Jaehyun, mientras señalaba con sus dos dedos índices a Dino y luego veía a D.K.—. Uno, creo que alguien más debería de explicártelo.
D.K. le dio un gruñido, señalando con la cabeza hacia Dino. Jaehyun levantó las manos, moviendo la cabeza. —¡De ninguna manera! Puede que sea mi mejor amigo, pero es tu pareja. Lo he visto enojado. Dejaré que patee tu culo.
D.K. inclinó la cabeza hacia atrás, pasándose la mano por su rostro mientras dejaba escapar un suspiro. Él sabía que Jaehyun estaba en lo cierto, pero aun así quería patear su flaco culo para ponerlo en su lugar.
Quería ser él quien se lo dijera a Dino pero, ante los ojos de su pareja, él era un extraño.
D.K. no estaba muy seguro de lo bien que le caería cuando le dijera a Dino que era un vampiro. Sabía que el hombre no recordaba mucho de la primera vez que estuvo despierto. La alimentación había tomado asiento delantero y conducido sobre cualquier otra pregunta que Dino tuviera en la cabeza. Pero ahora su pareja tenía la mente clara.
Lo suficientemente clara como para hacer preguntas antes de alimentarse.
—Él es cool, Dino. D.K. puede explicarte todo. Y si me necesitas, estoy justo al final del pasillo —dijo Jaehyun, dándole un guiñó a D.K. y saliendo casi corriendo de la habitación, cerrando la puerta detrás de él.
D.K. miró a su pareja, viendo que Dino lo miraba con suspicacia. Sentía como si su pareja pensara que estaba a punto de decirle que sería sacrificado en la cueva de los leones. Lo cual era extraño, ya que D.K. amaba ser un vampiro, a pesar de que sólo era un medio-vampiro.
—Eres un vampiro —le soltó y luego se tocó el cuello—. Ahora, muérdeme.
Dino saltó del sofá y se apartó mientras su cabeza giraba bruscamente y sus ojos parecían que iban a saltar de su cabeza. — ¿Soy qué?
—Drenador de venas, ahora muérdeme. —Jesús, ¿era tan difícil que comenzara a alimentarse? No necesitaba entrar en una conversación a profundidad hasta que Dino se alimentara y D.K. lo jodiera hasta que su nombre estuviera permanentemente pegado a los labios de Dino.
¿Qué había de complicado en eso?
Dino salió corriendo hacia la puerta, la abrió tan fuerte que la puerta golpeó contra la pared y rebotó, golpeando a Dino en el trasero. Eso no causo que su pareja se detuviera mientras salía corriendo de la oficina.
—¡Joder! —D.K. gritó, saltó del sofá y comenzó a perseguirlo.
No quería que nadie se acercara a Dino hasta que él lo reclamara y ni siquiera después de eso. Bueno, D.K. era un poco posesivo, entonces, maldición, ¿y qué? Nunca dijo que tenía bien la cabeza.
D.K. gruñó cuando perdió de vista a su pareja ante la multitud de cuerpos retorciéndose en la pista de baile. Con las luces láser rebotando por todas partes y la baja iluminación, D.K. tuvo que concentrarse para encontrar a Dino.
Él podía ver bien en la oscuridad pero con tanta gente, le tomó un tiempo extra.
«Joder con eso».
D.K. comenzó a empujar a las personas fuera de su camino, empujando a algunos de más, mientras buscaba a su pareja. Vio a Dino corriendo hacia la puerta principal, empujando su paso entre la multitud de humanos. D.K. rugió mientras empujaba a todos alejándolos de su camino. Levantó la mano, señalando a Dino y luego moviendo la cabeza hacia Rome.
El limpiador de mentes y guardia de la puerta lo vio y asintió justo antes de que Dino saliera, colocó una mano en el hombro de Dino y sacudió la cabeza.
Está bien, a pesar de que le dijo a Rome que evitara que Dino saliera, iba a patear el culo del tipo por tocar a Dino. Los humanos se apartaban de D.K. mientras caminaba hacia la puerta principal, la determinación lo llenaba al ver a Dino mirando alrededor con una expresión de terror en su rostro. Incluso Rome se alejó de D.K., pero no lo suficiente como para permitir que Dino se fuera.
—¡Mío! —D.K. rugió tan fuerte que su voz ahogó el sonido de la música del club. La gente dejó de bailar para ver al gran vampiro ir tras su pareja como si fuera una especie de danza hipnótica de la que no podían quitar los ojos. D.K. se acercó a Dino, suavemente agarró a su pareja por la cintura, levantándolo.
—Wow —dijo Jaehyun mientras corría hacia la puerta—. Cálmate, chico grande.
—¡Mío! —D.K. volvió a rugir mientras veía alrededor para ver quién sería tan estúpido como para desafiar su reclamo. Su pecho subía y bajaba mientras sentía que sus ojos se volvían de un profundo carmesí.
Su pareja trató de correr, y eso sólo hizo que los instintos protectores de D.K. aumentaran. Nadie, ni siquiera Dino mismo, iba a alejar a su pareja de él.
—¿Qué debo hacer? —Dino le preguntó a Jaehyun, mientras D.K. lo sostenía con fuerza del brazo. D.K., sabía que estaba sobre reaccionando, pero no podía lograr calmarse en este mismo momento—. ¿Qué infiernos va a hacerme?
—No hagas movimientos repentinos —advirtió Jaehyun mientras se rascaba la cabeza y se encogía de hombros—. Sólo tienes que relajarte en sus brazos o algo así. Acurrúcate en posición fetal si puedes. No te hará daño.
—¿Cómo infiernos dices eso? —Dino le gritó al tiempo que señalaba a D.K.—. ¿Lo ves?
D.K. dio un gruñido en dirección a Jaehyun, que hizo que Taeyong, la pareja del chico, siseara, le enseñó los colmillos listos para actuar mientras empujaba a Jaehyun detrás de él. —Cálmate o te juro que te voy a joder y no de la manera que crees—Taeyong amenazó.
D.K. comenzó a calmarse cuando sintió que Dino se calmó. Sabía que era la presencia de Taeyong la que estaba haciendo que Dino se relajara y a él no le gustaba eso. Los dos tenían algún vínculo extraño por el simple hecho de que fue Taeyong quien había convertido a Dino, pero aun así no tenía que gustarle. D.K. quería enlazarse con su pareja. Quizás era celoso, pero no le importaba en este momento.
Jalando a su pareja más cerca a su pecho, D.K. miró alrededor del club. Él vio a Jaehyo de pie en el balcón del segundo piso, viendo la escena con una leve sonrisa en su cara. D.K. parpadeó un par de veces, haciendo todo lo posible para frenar su ira.
Lo último que necesitaba era ser expulsado del Aquelarre por actuar como un total cavernícola y dejar de tener protección para su pareja.
No estaba seguro si en su ira y desesperación hubiera lastimado a humanos, pero sabía que Jaehyo no iba a permitir que nadie saliera lastimado mientras se encontraban de fiesta en su club.
—Yo me encargo —dijo Tae Ho, el hermano de D.K., empujando a la multitud—. Vamos, hermanito. Llevemos a tu pareja a la oficina y lejos de todos.
D.K. gruñó. Odiaba cuando Tae Ho le hablaba como si fuera un niño pequeño. Él era un vampiro enojado, no un niño de cinco años con una rabieta. D.K. miró a su alrededor por última vez antes de seguir a su hermano, sosteniendo fuerte a Dino mientras recorrían el pasillo.
—Siéntate. Al parecer tu pareja necesita que le expliquen las cosas —dijo Tae Ho tan pronto como abrió la puerta de la oficina.
D.K. se sentó en el sofá, sintiendo que su sentido común regresaba lentamente. Tae Ho entró al cuarto junto con Taeyong, Jaehyun y finalmente Jaehyo con sus parejas, cerrando la puerta detrás de ellos.
El encargado de D.K., Min Hyuk, llevaba a su hijo y se sentó tras el escritorio. Yu Kwon tomó su posición detrás de él mientras que Jaehyo se apoyó en el escritorio, colocándose entre el cuarto y sus parejas.
—Confíen en mí, no es necesario la intervención —dijo D.K. a todos en la habitación mientras acercaba a Dino—. Estoy bien. Acabo de enloquecer un poco, pero ya estoy mucho mejor ahora.
Tae Ho bufó mientras señalaba hacia Dino. —Entonces, ¿por qué tu pareja se está poniendo rojo?
D.K. rápidamente lo soltó, maldiciéndose a sí mismo y a su fuerza. Dino luchó por liberarse, pero D.K. sólo aflojó un poco el control. Su pareja no tendría ninguna oportunidad para correr a ningún lado.
—Fuiste secuestrado y torturado, Dino —comenzó Jaehyo. D.K. quería cubrirle las orejas a su pareja y evitarle a Dino los sórdidos detalles, pero sabía que para que el interior de su pareja sanara, necesitaba hacer frente a todo lo que le había sucedido. Por mucho que quisiera proteger a su pareja de los detalles del evento, necesitaba revivirlos—. Estabas cerca de morir por lo que se tomó la decisión de convertirte.
—¿Quién? —Dino preguntó con ira mientras empujaba los brazos de D.K.—. Yo no pedí esto.
—Yo decidí —Jaehyun respondió mientras daba un paso hacia adelante, una gran determinación en sus ojos—. Eres mi mejor amigo, y no iba a perderte.
—¿Eres uno de ellos? —Dino preguntó con incredulidad dejando de luchar por liberarse y quedándose en los brazos de D.K..
Jaehyun asintió. —Sí, y tú también. Siento haber tomado la decisión por ti, pero no iba a perder a mi mejor amigo.
—¡No tenías ningún derecho! —Dino le gritó a Jaehyun—. Esto no es normal. ¡Deberías haberme dejado morir!
—¿Me habrías dejado morir? —Jaehyun gritó golpeándose el pecho y luego señalando a Dino—. No, habrías hecho lo que fuera para salvarme. Te conozco, Dino, así que no me mientas.
Dino se quedó en silencio, poniendo mala cara en el regazo de D.K.. D.K. pasó su mano hacia la parte de atrás de la cabeza de Dino acunando el cuello mientras luchaba contra un gruñido. No le gustaba que nadie le hablara a su pareja de esa manera, aunque sea su mejor amigo.
—Eres una parte de nuestro Aquelarre ahora, estás bajo nuestra protección —dijo Jaehyo—. Bienvenido, Dino.
—Gracias —respondió Dino de mala gana.
D.K. estaba aliviado de que su pareja no maldijera al Príncipe. Podría no tener bien la cabeza, pero aun así D.K. no era tan valiente ni tan loco para faltarle al respeto al Príncipe. Le dio al cuello de su pareja un ligero apretón, haciendo todo lo posible para asegurarle de que todo iba a estar bien.
—No entiendo nada de esto —confesó Dino.
—Lo harás. Deja que D.K. te muestre las costumbres de nuestra gente —dijo Jaehyo, poniéndose de pie, sus parejas hicieron lo mismo. Min Hyuk le dijo adiós a D.K., con un movimiento de la mano y salió con su hijo, Hong Seok, en los brazos y sus parejas a su lado.
Taeyong y Jaehyun iban detrás, Jaehyun vio con tristeza a Dino. —Siento que me odies por esto, pero era mi decisión y elegí mantenerte en mi vida por un poco más de tiempo.
Dino suspiró viendo a Jaehyun. —No te odio. Estoy confundido.
—Si me necesitas, soy barman.
Esto hizo sonreír a Dino. —Simplemente no puedes mantenerte alejado de esa profesión, ¿verdad?
Jaehyun se echó a reír sacudiendo la cabeza. —Supongo que no. —Jaehyun y su pareja salieron de la oficina junto con Tae Ho, dejando ahora solo a D.K. para hablar con Dino. Se sentía un poco incómodo después de su arrebato y la forma en que había manejado la situación cuando Dino huyó de él. D.K. no estaba seguro qué decir, pero sabía que Dino necesitaba respuestas.
Mirando fijamente a la puerta por la que su mejor amigo acababa de salir, Dino se sentía nervioso como el infierno por haberse quedado a solas con el enorme vampiro. Se sentía un poco intimidado de estar sentado en el regazo de un vampiro, pero lo que lo ponía muy nervioso era el hecho de que el hombre estaba haciendo que cada oscuro deseo subiera a su repugnante cabeza.
Había mantenido los deseos ocultos de la mirada pública, pero D.K. estaba haciendo que Dino deseara cosas que sabía que nunca podría tener.
Cosas malas, cosas perversas.
Cosas por las que su padre mataría a Dino si alguna vez las descubría.
Echó un vistazo alrededor de la lujosa oficina, haciendo todo lo posible por mantener su acelerado corazón bajo control. No se suponía que deseara estar sentado en el regazo del hombre, en el regazo de ningún hombre. Dino lo sabía, pero su pene tenía mente propia, ya que se levantó y tomó nota.
Trató de aclararse la garganta, pero tenía una sensación de tensión oprimiendo el camino hacia arriba desde su esófago, lo que le dificultaba respirar. Tenía una sed infernal, pero no estaba seguro de qué tipo de sed tenía. Bueno, dado que era un vampiro, tenía que ser de sangre, y eso lo asqueaba completamente.
—¿Tienes sed? —D.K. le robó la idea a Dino mientras la gran mano seguía fija en el cuello de Dino. ¿Temía Dino que la quitara? Cruzó por su mente el pensamiento de huir de esa locura, pero ¿hacia dónde? No era como si pudiera volver a casa. ¿Y qué con el lio en su cabeza?
—Mis padres —dijo Dino en voz alta. ¿Cómo iba a explicar todo esto a su madre y su padre? ¿Se le permitiría volver a verlos?—. ¿Se me prohíbe verlos ahora?
—No —respondió D.K., mientras sus dedos jugaban perezosamente en el cuello de Dino, por lo que su pene crecía a pasos agigantados—. Pero sólo puedes visitarlos cuando afuera esté oscuro, y no se permite que muestres tus colmillos.
Dino asintió. Por lo menos aún se le permitía visitarlos. Tristeza se apoderó de él mientras seguía sentado ahí. Su vida había dado un bizarro giro, y no estaba seguro ahora dónde encajaría. Había tenido una vida, un trabajo, y una familia. Ahora tenía... nada.
—¿Te importa si me acuesto? —le preguntó a D.K.. Ni siquiera estaba seguro de dónde viviría ahora. Estaba seguro de que no se le permitiría regresar a su departamento.
D.K. levantó a Dino de su regazo y lo acostó en el sofá, acomodando la cabeza de Dino en el regazo del vampiro. No discutió. Dino no tenía energía para sostener una discusión en estos momentos. Estaba tan malditamente cansado. Incluso su erección empezó a disminuir.
—Descansa. No te dejaré.
Y eso era lo que Dino temía. Estaba en el armario, temeroso de salir y anunciar su preferencia por los hombres. Tenía la sensación de que D.K. iba a arrancar la puerta justo de las bisagras, arrojando a la luz sus depravaciones. Su padre había golpeado hombres gay, hablando de ellos como si todos fueran putos pervertidos, creaciones del diablo.
Dino cerró los ojos. Se preocuparía mañana. Ahora se dejaría arrastrar por el sueño. Bostezó y giró su cuerpo, acurrucándose mientras descansaba los ojos. Quería que D.K. pensara que estaba dormido así tendría tiempo para tratar de arreglar todo en su cabeza, pero cuanto más tiempo se quedaba ahí, más confusa parecía su vida.
¿Cómo iba a encontrar un trabajo ahora? No podía salir a la luz del día. ¿Podría? Dino se dio cuenta de que no sabía nada acerca de su nueva vida. ¿Podría comer ajo? ¿El agua bendita podría quemarlo? ¿Podría el sol hacerlo estallar en llamas? ¿Podría convertir a la gente mordiéndolos?
Ni siquiera quería pensar en morder a alguien.
A Dino le dolía la cabeza de tanto pensar en su nueva vida, así que sólo apagó su cerebro mientras lentamente se fue quedando dormido.
continuara..