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Me, Myself and Hide por ArthaielEng

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Notas del fanfic:

Los personajes usados pertenecen a Fujimaki Tadatoshi, obra bajo el nombre de Kuroko no Basket. Portada a su respectivo autores, solo la tome y edite. El titulo pertenece a una canción del mismo nombre, concerniente a Ice Nine Kills. 

Inspirado en las sig. Películas: Never Back Down & Warrior (Esto más mi experiencia propia en este deporte) 

Aclaratoria: Este fic tratara ampliamente en la vida personal y anécdotas de los personajes (Slice of Life), el deporte a tratar no será el baloncesto sino el MMA (Artes Marciales Mixtas), todo es un borrón y cuenta nueva donde todos nuestros personajes se van a conocer por este deporte, el plus es el yaoi.

Pareja Principal: Akakuro 

Pareja Secundaria: AoKaga 

Procurare no usar otra pareja pero aparecerán la mayoría de personajes de KuroBasu, esto para evitar molestias al lector referente a las ship.

Video introductorio para quien desconozca el deporte: https://www.youtube.com/watch?v=SQtyE5Czbp4

Esto es un reto para mi como escritora, describir escenas de pelea con tanta especificación y que ustedes entiendan *suspira* espero hacerlo realidad. 

Pequeñito spoiler: ¿Se imaginan a Aomine y Kagami teniendo sexo dentro de una jaula de combate?

Recuerden antes que nada que todo esto es ficción y no debe tomarse con toda seriedad.

 

 

Se trataba de un día normal, el sol se había hecho lugar del cielo a tempranas horas de un nuevo día donde la frescura abrumaba por completo a aquellas personas quienes bajo sus propios motivos abandonan la comodidad de su alcoba para llevar a cabo actividades que proveen en ellos beneficios. Una de tantas apagaba su respectiva alarma emitiendo un quejido que recuperó la calma al sentir sus fosas nasales impregnadas del olor del desayuno del día, como siempre delicioso, que degustará antes de salir.

 

Se levantó frotando sus ojos posicionándose al filo de la cama observando perdido a una esquina de la habitación para después espabilar y levantarse con la pesadez característica de quien no quiere abandonar el calor de la cama. Encendió la luz de la habitación y busco entre sus cajones la ropa que llevaría además del uniforme que colgaba en el closet de colores negro con lineas azules. Salió de ahí para dirigirse al baño sin encontrarse a nadie en su camino tomó una ducha rápida en donde el agua se llevaba su casi tangible pereza y salía como un hombre nuevo.  

 

Tras arreglarse en su totalidad y un poco más energético camino hacia la cocina donde su madre le esperaba con el desayuno servido.

 

—Buenos días. — saludo mientras tomaba asiento.

 

—Buenos días hermano. — contesto su hermana Satsuki, con una sonrisa enorme que le caracterizaba y era llamativa para cualquiera.

 

Su madre asintió dejandole en desayuno, se trataba de panqueques de avena acompañados de varios frutos y el respectivo licuado de cereales. No había queja alguna, empezar el día con algo dulce le anima a quien sea que adore este tipo de detalles. Su hermana se le había adelantado  y estaba a punto de terminar pero cuando lo vio llegar a la mesa disminuyó su velocidad para terminar al mismo tiempo que el. Lo hacía a menudo, debido al gran cariño que le tiene y  gustaba de acompañarlo cada que podía.

 

—¿Y como ha ido la escuela Satsuki? Escuche que se pudo solucionar tu posición como presidente de grupo. — comenzó la plática la madre quien llevaba minutos en silencio.

 

Tetsuya rodó los ojos y no emitió sonido alguno, se dedicó a seguir llevando el alimento a su boca, pero al escuchar lo último no pudo evitar encajar el tenedor con fuerza sobre el plato, soltó una disculpa más por obligación y bajo la mirada para empezar a jugar con una mora que saltó con el movimiento brusco, la batía sobre la miel como excusa para escuchar a su hermana.

 

—¿Eh? — Satsuki se mostró impresionada. — Todo va en orden, nada a cambiado.

 

Tetsuya se giró a verla frunciendo levemente el ceño, no con hostilidad, sino en señal de su confusión. Su madre volteo a verlos, a ambos dejando más frutillas en el plato de la de cabellos rosas y volteando a ver de reojo al que tiene cabellos celestes y sonrío, aunque él sabía que eso no era dirigido a su persona correspondió el gesto  mientras masticaba el pan con sus molares conteniendo la molestia.

 

—¿Es así? Felicidades hija, sabía que podías.

 

Ahora la joven fue quien la miró un tanto más seria a su madre quien le dio la espalda para seguir en sus andanzas en la cocina, no dejó ver su enojo repentino pero fue tranquilizado casi al instante por Tetsuya quien tomó de su mano para que lo viera directamente al rostro y le dedicó una sonrisa que, para ella, valía mil soles y cientos de universos, sintiéndose más tranquila le murmuro un gracias y se dispuso a comer las frutillas, porque no negaría que aún conservaba hambre y las comería con gusto.

 

—Y Tetsuya… — dijo su madre en voz alta haciendo que el llamado pusiera su espalda recta y pusiera más atención de la necesaria. — Espero cumplas con lo que prometiste.

 

La pelirosa estaba a punto de emitir una queja al aire pero fue interrumpida por el celeste, que encontró su mirada con la de su hermana, su contestación iba más dirigida a ella que a su madre.

 

—No te preocupes, lo haré sin duda. — dijo firme.

 

Satsuki no pudo evitar entristecerse y bajar la mirada. Su madre orgullosa le contesto, pero la respuesta no fue de importancia para aquellos dos que sentían la tensión de todo eso. Al terminar ambos se levantaron y fueron a sus cuartos a lavarse los dientes e ir por sus mochilas para poder partir de su hogar rumbo a la escuela.

 

El camino se mantuvo en silencio para ambos, Satsuki no dijo nada a pesar de que era ella quien establece una plática porque sabía que estaban lejos de su madre pero esta vez sabía que tenía que dejar a su hermana concentrarse en lo que vendría después del colegio. Lo conocía y sabía que era la peor idea que había tenido y se sentía culpable. De las cosas que menos deseaba era ver su hermano sufrir y presentía que estaba a punto de verlo pero no se sentía con el suficiente valor de evitarlo, sobre todo porque esa era la expectativa que se habían creado aquel día.

 

Las horas transcurrieron normales, ambos acudieron a sus clases con toda normalidad, ella era un año más grande que él así que se despedían en la entrada y si ninguno tenía planes a la hora de finalizar -casi siempre- regresaban juntos a casa por la tarde que terminaran su vida estudiantil. Eran los momentos que compartían, en el receso cada quien estaba con sus amistades y cuando se encontraban por los pasillos por mera casualidad solo se sonreían y seguían su camino, sabían guardarse su espacio incluso en la escuela. No se hostigaban pero se apoyaban mutuamente donde pudieran.

 

El timbre de salida no se hizo esperar y los alumnos abandonaron las aulas directo a sus hogares pero aquel día la rutina, inclusive la vida de aquellos dos hermanos cambiaria. Satsuki corrió de forma enervante al casillero de Tetsuya esperando que aún no hubiera estado ahí y llegó justo al mismo tiempo que el. Cuando Tetsuya la vio no pudo evitar salir un suspiro grande y caminó hacía ella. Sabía con exactitud sus próximas palabras.

 

—Tetsu, dime ¿Estás seguro? — preguntó ella en cuanto lo vio con una preocupación que hacía caer en tristeza en quien viera su mirada.  

 

—No me voy a retractar, lo haré. — dijo seguro de sí mismo el celeste abriendo su casillero y depositando ahí sus materiales.

 

—No tienes por que hacerlo, si quieres ¡Vamonos! — todo esto lo decía la pelirosa moviendo sus manos sin rumbo — perdamos el tiempo en otro lugar y diremos que fuiste. —  suplico.

 

—Se daría cuenta. — respondió Tetsuya con una sonrisa — Déjame hacerlo ¿Si?

 

La de orbes igual rosas como su cabello lo miró conteniendo sus lágrimas, a pesar de ser la mayor no podía anteponer sus órdenes y palabras por el simple hecho de ser de géneros distintos, sabía que su responsabilidad era llenar de orgullo a su madre respecto al estudio, ser la mejor en ello y destacar, porque esa es la añoranza de los padres de cualquiera, que su hijo aproveche las oportunidades que ellos nunca tuvieron o que no supieron aprovechar. En el caso de Tetsuya aquello dio un giro de 360 grados y su responsabilidad cambió de forma abrupta en donde ella quisiera tomar su lugar y cederle el suyo, porque si de algo estaba en ese momento segura era que la injusticia de sus géneros se hizo presente ahogandolos en desesperanza.

 

—Solo quiero que me prometas algo Tetsu. — pidió — Que si esto no entra en  tus posibilidades lo abandones.

No te preocupes, dijo el celeste mientras cerraba su casillero sacando una mochila distinta y se la cargaba. Dio una de sus muestras de cariño hacía ella acariciando su cabello mientras le sonreía como en la mañana y sin despedirse le dio la espalda caminando a solas, dirigido a su nuevo destino. Satsuki no pudo evitar sentir sus ojos llenarse de lágrimas y alzar su brazo en señal de despedida consciente de que no la vería pero sabía muy bien que él sentiría su apoyo y estaría ahí en cuanto quisiera rendirse de aquello que consideraba atroz para su hermana, un hombre sencillo, amable, dedicado y… delicado.

 

Tetsuya dirigió su camino a una estación de tren y ensimismado en su idea recorrió las estaciones y camino las cuadras suficientes para llegar a su destino, en primera le dio un poco de temor debido a su personalidad, se adentro dentro del edificio subiendo los escalones para llegar al lugar donde le indicaba el folleto que lleva en mano y dio con el sitio, escuchaba las indicaciones del entrenador desde fuera y tragó saliva quedándose parado escuchando además de aquello, las consistentes pisadas de los asistentes al lugar.

 

Se dio un girón en sus cabellos y se adentro hasta dar con un espacio amplio de entrenamiento donde varias personas daban vueltas de cardio en el sitio, todas con determinación en sus miradas. Tomó con fuerza las correas al verlos terminar y formarse delante del profesor y hacer el saludo correspondiente que ignoraba totalmente, escuchaba la voz fuerte del guía y ellos contestaban haciendo movimientos para él extraños y comenzaba la clase.

 

El profesor era una persona alta, de mediana edad, con cabellos marrones y ojos oscuros, voz determinante y por lo visto una personalidad, con superioridad y sin entablar conversación con el, muy pesada. Los jóvenes, tanto hombres como mujeres acataban sus órdenes con seriedad y comenzaban el entrenamiento conforme el les iba indicando. No fue hasta cuando, para beber un sorbo de agua. se acercó hacia el celeste que noto su presencia ahí que fijó su atención en él y se acercó para entablar conversación.

 

—Hola ¿Qué te trae por aquí? — pregunto de forma amable el entrenador.

 

—Oh, nada importante, solo vine como observador. — contestó Tetsuya intimidado.

 

—Qué bien, estás de suerte muchacho, hoy tengo ganas de dar una clase gratis.

 

Y dicho esto lo arrastró hacia la área de entrenamiento no sin antes pedirle que retirara su calzado y llevarlo a una zona alejada de los demás. Comenzó con el de forma sencilla, quizás con intención de subestimar le enseño a caer. .

 

En primero era caer sobre las rodillas y dejar caer el resto apoyando las palmas, desde esa altura de la cintura hacia arriba y al sentir casi tu cara contra el suelo e impulsarse con las palmas para no hacer tan dolorosa la caída. Tetsuya acato las órdenes debido a que ya estaba ahí y lo prometió, no había vuelta atrás, tenía que hacerlo. No iba a mentir diciendo que aquello que le estaba imponiendo a hacer no le daba temor. Era de lo más sencillo, caer de rodillas y dejarse caer al suelo, lo hizo repetir esto sin llevar una cuenta específica. Lo peor vino cuando le pidió caer de la misma manera -cuando lo vio dominar la primera indicación de rodillas- pero ahora sin apoyar las rodillas, sino de cuerpo entero caer.

 

Obedeció, le costó trabajo y su cara se encontró contra el suelo amortiguado en  goma varias veces. pero no cedió a terminar o rendirse, continuaba levantándose a pesar de que le costará a veces trabajo ponerse de nueva cuenta en pie, seguía en aquella labor motivado con el motivo de estar ahí en sus espaldas, porque no permitiría que se repitiera otra vez. Por qué… ¿Él era un hombre, no es así?  

 

Después de aquello le indico posicionarse de rodillas y se puso frente a él, puso sus manos en sus hombros y le pidió repetir la acción y sencillamente comenzaron a forcejear, el ejercicio era conseguir que el otro a base de fuerza consiguiera que el otro dejara su posición en los hombros del contrario y dejarlas caer los brazos al suelo, obviamente con su poca fuerza y falta de experiencia Tetsuya perdió en la mayoría de rondas pero lejos de desalentarse lo estaba comenzando a disfrutar, siquiera en las clases de deportes sudaba como lo estaba haciendo y se sentía bien, como si la presión de estar en el lugar se fuera. Pasados minutos el entrenador se levantó viendo con satisfacción al celeste que no perdía la determinación en su mirada, fue cuando pasó frente a ellos otro chico de similar edad a Tetsuya, un poco más alto de cabellos pelirrojos, se dirigía a beber agua de su cilindro que se encontraba en el lugar indicado para ello.

 

—¡Oye Seijuro! — grito el entrenador. — ¿Has terminado ya?

 

El pelirrojo volteo pero no respondió hasta cesar su sed acabandose todo el líquido del recipiente observandolo de reojo, cuando terminó se pasó una toalla por la nuca y asintió confirmando la duda del de cabellos marrones.

 

—Tengo que poner a esos flojos a trabajar, ¿Qué te parece si le muestras a este chico a combatir en el suelo? Nada de golpes, lo sabes.  

 

Tetsuya sintió la mirada del pelirrojo, sintiendo como un escalofrio recorria su espalda mientras el chico que al parecer tenía heterocromía, lo escudriñaba de arriba hacia abajo y volvía este proceso sintiendo la dureza de su mandíbula tensarse cada vez más, se estaba irritando con solo mirarlo y el celeste no daba con el porque.

 

—No quiero Kagetora, dile a otro. — respondió al fin el chico quien les dio la espalda.

 

—¡Vamos Seijuro! No te llevará tanto, le muestras esto y listo, se van a casa. — dijo el entrenador, al parecer de nombre Kagetora.

 

El chico volteo a verlos, primero al mayor y después dirigió su mirada al celeste que no había abandonado su postura en el suelo, sentado y esperando. El pelirrojo tras unos segundos sonrió de medio lado y dejando nuevamente la prenda en su sitio camino hacia ellos y tomando del hombro a Kagetora le indicó que aceptaba, el mayor suspiró aliviado y se dirigió a seguir dando el restante de clase a los demás más avanzados.

 

—Hola, mucho gusto mi nombre es…

 

—No me interesa. — le interrumpió el de cabellos rojos posicionándose de frente a el en el suelo indicandole que se pusiera como anteriormente estaba con el entrenador.

 

—¡Si! — acató su orden y sintió las manos del chico sobre sus hombros y en aquel momento sintió como si  estuviera dentro de una jaula contra un león.

 

Bastaron 3 segundos para ver sus palmas en el suelo, volvió a incorporarse viendo la sonrisa un tanto sádica del chico que lo veía un tanto despectivo. Volvió a poner sus manos sobre los hombros del pelirrojo y esta vez si forcejeo para no ceder tan fácil, la actividad era sencilla, ambos con las manos sobre los hombros y con solo los brazos intentar que el contrario dejará de tocar el hombro haciendo que sus manos chocasen con el suelo, era cuando se declaraba un ganador.

 

Volvió a perder, en todas las ocasiones el, por centímetros, más alto no le daba oportunidad alguna y se mantenía en silencio a comparación de Kagetora que le daba consejos de como poder realizar su cometido, pero a pesar de que lo intentaba terminaba siendo detenido por el, al parecer, mejor habilidoso de la clase

 

—Hey, te mostraré otra cosa mucho más interesante. Es básicamente lo mismo.

 

Escuchó decir al pelirrojo quien le volvió a sonreír, cada que hacía aquello sabía que lejos de tranquilizarlo debería tensarse porque al parecer no tenía nada de amigable sus intenciones. Le pidió volver a la posición inicial y sin aviso enredó su brazo en la nuca del celeste y lo hizo caer de cuerpo completo dando su cara contra el suelo de goma. Se escuchó su risa de suficiencia.

 

—Vamos, vamos, levántate. Ahora en vez de hacernos perder la postura vamos a derribarnos. ¿No suena más divertido?

 

—Pudiste haberme avisado. — respondió Tetsuya volviendo a incorporarse.

 

—¿No lo hice? — contestó con la voz cargada de burla Seijuro.

 

Lejos de rendirse, Tetsuya lo tomo personal y frunciendo el ceño dejó más que en claro que le seguiría el juego al pelirrojo quien parecía regocijarse de hacer perder a un novato. El resultado de eso estaba siendo obvio, Tetsuya estaba siendo derribado de todas las formas posibles, de su lado izquierdo, del derecho, de frente, incluso de espaldas donde empezó a notar la mirada cansina de Seijuro, él no estaba sudando ni poniendo esfuerzo así que le molestaba más esa actitud y le motivaba a seguir levantándose y hacerle frente.

 

—Deberías rendirte ya. — aconsejo el pelirrojo.

 

—Nunca, tengo razones para estar aqu…

 

Fue interrumpido cuando Seijuro volvió a derribarlo esta vez de frente, puso amortiguar el golpe con sus palmas y levantarse como resorte.

 

—Todos tenemos motivos para estar aquí, no te hagas una víctima. — respondió el  de ojos heterocromaticos haciéndolo caer nuevamente.

 

—Me gustaría pensar que tu caso es más fuerte que el mio. — contestó ya molesto el celeste.

 

Sin razonar muy bien lo que haría en vez de lanzar solo su parte superior del cuerpo se lanzó completamente sobre Seijuro dejándolo debajo suyo. El pelirrojo por mero reflejo giro sosteniéndolo ahora cambiando las posiciones y dirigiendo una llave a su cuello, hecha con ambos brazos, sosteniendo el codo con la palma imposibilitandolo de respirar por unos segundos.

 

—Sometete. — exige Seijuro al ver cómo el cuerpo del más bajo estaba perdiendo fuerzas.

 

Se dejaron escuchar tres golpes al suelo, hechos por el puño de Tetsuya quien cedió a la orden de Seijuro quien se sentó ahora de una forma más casual sobre el suelo, tomó de sus cabello y los hizo hacia atrás conteniendo la ira que se estaba presentando en el. Se levantó dejando la duda en el celeste, ya más calmado.

 

—Ríndete, esto no es lo tuyo. — le dijo Seijuro antes de abandonar la zona de entrenamiento para irse de ahí.


Se quedó observandolo hasta perderlo de vista, anonadado y quizás hasta con ganas de seguirle. Aquello resolvió sus dudas que aún se mantenían y cuando las clases terminaron se inscribió al programa de Artes Marciales Mixtas, no iba a dejar que un arrogante le dijera que hacer ni que pusiera en tela de juicio sus habilidades, no lo permitirá y le enseñaría lo que era capaz de hacer.

Notas finales:

Akashi es un engreído y hasta hdp pero al final lo amaran, solo esperen.  

 

Fanfic iniciado para la #SemanaAkakuro2017


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